En el género de la conducción desde hace muchos años ha existido una atracción por la disciplina del motor basada en los rallies, si bien en los últimos años las diferentes aportaciones de esta competición estaba ligadas a la explotación de la licencia oficial de la competición más conocida, la WRC. Pero en los últimos meses se han prodigado varios títulos que intentan trasladar al jugador a la más extrema de las competiciones del motor, en la que los coches atraviesan entornos rurales a 200km/h.
Esta aparente saturación de juegos de rally no ha sido impedimento para que Codemasters retome una de las licencias que pudo ser el origen del interés por esta disciplina deportiva en su adaptación al videojuego, DIRT. Con un origen que muchos usuarios recordarán, con aquellos juegos protagonizados por el malogrado piloto escocés, Colin McRae, la licencia evolucionó a Colin McRae DIRT. La muerte de McRae condicionó seguir empleando su nombre, algo que se pudo observar en DIRT 3, último título de la saga numerada, que avalado por la velocidad arcade, había cambiado su propósito de reproducir la competición real.
De este modo, Codemasters muestra una nueva iniciativa, una nueva línea que abandona la despreocupada conducción repleta de acción y derrapes para ahondar en una experiencia más realista, en todos los aspectos. DIRT Rally es un juego que no parece dirigirse al mismo público que sus antecesores, sino recuperar la esencia del origen, en el que la competición se centraba en la capacidad que tenía cada piloto de pelear en la clasificación por el mejor crono. Claro que, Codemasters ha intentado implementar algunas novedades a esta licencia, acercándose mucho a otras propuestas procedentes de sus estudios, ofreciendo así, una propuesta en firme que pude recuperar el trono de esta disciplina deportiva, y quien sabe si del género.
Retorno a las raíces
DIRT Rally es un clara alusión al pasado, sobre todo, porque el planteamiento ofrecido recuerda mucho más a lo que los primeros juegos de la saga traídos por Codemasters suponían para el jugador. En esta ocasión, dejamos a un lado las propuestas alternativas que parecían centrarse más en esas iniciativas como son las Gymkhanas y los Rally Cross repletos de acción y derrapes temerarios, si bien, estos últimos se mantienen dada la vinculación con la competición de la FIA.
En gran medida, cualquier juego de rally puede ser equivalente en este ámbito, pues la disciplina deportiva apuesta por una prueba de destreza para ver que piloto supera un tramo en el menor tiempo posible, pero los cambios en DIRT Rally son notables a la hora de hacer frente a esta treta. En los anteriores títulos, las anchas pistas y el control del vehículo eran lo suficientemente permisivos para abordar cada tramo con más valor que habilidad, superando con bastante facilidad cualquier trazado a base de sobrevirajes extremos que apenas suponían esfuerzo realizar y mantener. El planteamiento, arcade a todas luces, resultaba muy atractivo, más con la gran cantidad de modos de juego basado en pruebas de habilidad y competiciones alternativas.
Lejos de Gymkhanas y derrapes, DIRT Rally expone algo más realista
En esta ocasión, entre los modos de juego disponibles, existe un modo destacado, el modo carrera, donde nuestro objetivo es gestionar, de una manera muy simple, un equipo para esta competición, teniendo que hacer frente, tanto a la compra de vehículos, como a la contratación de personal. En este aspecto, DIRT Rally parece ahondar en un concepto que Codemasters empleó para otra de sus licencias, GRID, cuyo origen se remonta a los TOCA Race Driver. Aunque en este caso, en vez de afectar a la publicidad y, con ello, a ganar dinero con ella, hace alusión a la contratación de mecánicos, que aportan ventajas vía perks. Con estas, podemos establecer un mejor rendimiento u optimizar el tiempo que requieren para arreglar los desperfectos ocasionados en el transcurso de las pruebas.
Claro que hay diferentes modos de juego, aunque el más atractivo y desafiante sea el modo carrera, se puede hacer frente a otros modos de juego más casuales, que pueden servir de entrenamiento para conocer bien todos los coches y todos los tramos. Es así como podemos encarar el modo carrera con los conocimientos necesarios, ya que acceder a los rallies por separado, pruebas cronometradas y retos multijugador, siempre, vinculados a la lucha contra el crono. En todo caso, la propuesta se engalana con algunas opciones adicionales, como son las pruebas de ascenso, los Rally Cross y los eventos online que se actualizarán periódicamente.
Poniendo a prueba la destreza…
Hemos descrito DIRT Rally como un juego en el que la velocidad y la adrenalina nos mantienen en tensión en todo momento. Y es que DIRT Rally goza de un motor de físicas y una gestión del comportamiento del vehículo que resulta diferente, en gran medida, a las propuestas que han abordado esta competición anteriormente. Dentro de las diferentes disciplinas del motor que pueden abordarse, los rallies son una de las más extremas y peligrosas, requiriendo del piloto una concentración máxima y una precisión en la conducción ágil y dinámica. La adaptación al medio es el principal factor a tener en cuenta, y es que nos expondremos a torturas continuadas en diferentes superficies.
Los rallies son una de las competiciones más extremas dentro de las competiciones del motor y puede que DIRT Rally se presente como un producto que puede hacernos ver el mérito que estos pilotos tienen. Lo normal, es que afrontemos curvas con una trazada limpia en un asfalto plano y que ofrece una adherencia concreta, cuando conducimos un bólido técnicamente preparado para estas situaciones, pero los rallies no son así. Carreteras que atraviesan bosques, superficies deslizantes e irregulares, cambios de rasante, obstáculos por doquier, en donde un vehículo a 200km/h es un ataúd de metal en potencia, propulsado por muchos caballos de potencia en busca de batir un cronómetro.
Dar cuenta de las sensaciones que transmite DIRT Rally es acercarse a lo que los grandes pilotos de esta disciplina han tenido que abordar para llegar a ser leyenda. No obstante, no reconoceremos el gran mérito de estos pilotos, sino el de cualquiera que se enfunde el casco y se atreva a abordar cada sector de cada tramo de cada rally. Tomamos el control de un vehículo preparado para abordar carreteras estrechas, en superficies que no ofrecen un agarre constante, ni siquiera una superficie plana, que recorren un determinado escenario como el rastro de una serpiente. Un error puede ser fatal, pero nos debemos de preparar para hacerlo lo más rápidamente posible y para ello, caminaremos sobre un hilo muy fino en un precipicio muy elevado.
DIRT Rally se acerca a la simulación, los errores son fatales
Es así como debemos considerar hacer frente a cada tramo, es más, a cada curva que lo compone. Y es que cada rally nos lleva por diferentes países que se definen por explotar diferentes superficies, tierra, barro, hielo, nieve, gravilla, hormigón o asfalto, pero esto solo hace referencia al grado de agarre que los neumáticos ofrecen en contacto con el firme. Pero ese suelo no es regular, no es una superficie plana donde las cuatro ruedas se apoyan empujadas por las suspensiones de forma uniforme. De este modo, incluso el hecho de ir en línea recta con el pedal a fondo es un reto que, dadas las circunstancias, no será fácil de mantener.
Los circuitos se caracterizan por ofrecer un sinfín de curvas y saltos, las rectas no son del todo rectas, y en muchas ocasiones estaremos muy pendientes de como se combinan, pues cuando el coche pierde agarre, o cuando despega del suelo, girar o frenar son aspectos básicos que pierden todo su efecto. Es así como las físicas de DIRT Rally exponen a los peligros de esta competición a aquellos que se atrevan a competir, haciendo ver, en todo momento, que la idea de acelerar y derrapar es cosa del pasado, es cosa de los juegos arcade. Las físicas son muy exigentes, el hecho de exponerse a continuos saltos, o una superficie irregular, implica tener conocimiento de que no en todo momento la rueda se apoya sobre el suelo con la fuerza necesaria para traccionar regularmente. De este modo, los apoyos son irregulares y como el vehículo se comporta es igualmente irregular, incitando al uso de un elemento muy peligroso, el instinto, que debe reaccionar de forma inmediata ante cada circunstancia. Del mismo modo, debemos considerar que no todos los vehículos ofrecidos en DIRT Rally ofrecen una tracción integral, o 4×4, habiendo vehículos que solo ofrecen un eje motriz.
La capacidad de transmitir esta información es muy buena, hace sentir en todo momento como el coche se conecta con el firme, aunque en ocasiones, la sensación de que la presión sobre las ruedas es insuficiente para traccionar, nos llevará al caos más absoluto. Es importante tener un control absoluto sobre el coche para hacer frente cada etapa, y la recreación del comportamiento del vehículo en cada superficie, en cada momento, es realmente asombrosa. Han sabido transmitir bien los parámetros que determinan cada condición para cada momento, exponiendo un producto que ofrece una experiencia muy diferente a los juegos basados en circuito. Es más, debemos considerar el desgaste que este tipo de trazados supone para el coche, sometido a fuerzas que sobrepasan los límites de las piezas del coche, implicando con ello posibles averías que condicionarán todavía más nuestra conducción y posibilidades de éxito.
En todo momento seremos testigos del peligro, presión constante por no cometer errores
Claro que esto podría determinarse como algo común, aunque elevado a una máxima expresión, con el resto de juegos de conducción. No es igual, considerando que debemos ver la pista por la que circulamos, como un estrecho y sinuoso camino bordeado por grandes acantilados donde lo que nos vamos a encontrar es un abismo de descontrol que nos llevará al fracaso más absoluto, ya sea por la existencia de obstáculos varios, así como otros elementos que puedan desestabilizar el coche. Codemasters ha hecho un gran trabajo en este ámbito, donde podemos encontrarnos con un juego que transmite sensaciones de forma muy correcta, porque hablamos de un juego donde hay muchas variables y sobre todo, aquellas que exponen al vehículo a momentos diferentes en los que el vehículo, literalmente, despega del suelo.
Puede que en este apartado, los puristas de los juegos arcade vean un problema, el grado de exigencia, más cuando configuramos el juego para ser un desafío y no un pasatiempo. Puede llegar a ser frustrante, pero ahí está el producto, expuesto para que sea un reto en el mero hecho de llevar el vehículo hasta el último punto de control.
…y los sentidos
Siendo un juego de rallies, uno de los elementos que se alia con las sensaciones que transmite el mando, es el sonido. Al rugir de los motores se deben añadir muchos otros elementos que sirven, más que nunca, para ayudarnos a tener éxito. El apartado sonoro es algo que en DIRT Rally se ha tenido que cuidar mucho, llegando doblado al castellano, pues debemos escuchar las voz de nuestro copiloto, en las disciplinas que lo tenemos, para poder afrontar a ciegas cualquier tramo.
Para ello, una serie de códigos, comunes en los juegos de rallies, sirven como apoyo para que nuestra habilidad haga su trabajo. Claro que no siempre obtendremos un éxito de la comprensión de este lenguaje adaptado a las circunstancias, pues son muchos los matices que se han de tener en cuenta y no resultará nada fácil, retener en plena acción, una larga lista de indicaciones. Ahí está el mérito de un juego que además se apoya en el sonido para darnos más información que la que el copiloto nos hace llegar.
Doblado al castellano, adaptarse a las instrucciones es vital
Si bien el sonido del motor puede ser relevante, para ubicarnos en cada momento, lo que resulta realmente interesante es como se ha considerado todo el trasiego que se genera al estar rodando sobre superficies muy variadas. Si estamos acostumbrados a el rugir de motores V8 sobrealimentados, al alarido de los neumáticos cuando no pueden soportar más agarre, en esta ocasión hacemos frente a un sonido de deslizamiento sobre una superficie moldeable al paso de nuestro vehículo, con el lanzamiento de pequeños proyectiles de piedra que golpean sobre el metal bajo nuestro vehículo, incluso, al golpe sobre los cojines de la suspensión cuando caemos de un salto. Son datos que llegarán a nuestros oídos y que pueden ser muy interesantes tener en cuenta, porque aportan un soporte a la información que palpamos con el vibrar del mando, que percibimos por las reacciones que el coche lleva a cabo en pantalla.
En este aspecto, podemos asegurar que DIRT Rally aporta una perspectiva más inmersiva que otros títulos, si bien hay algunos elementos que podrían haber sido mejorados significativamente. Y es que a la hora de abordar cada tramo, podemos observar la presencia de lugares despoblados de aficionados, así como otros donde se congregan sin hacer mucho ruido. Hubiese sido interesante poder escuchar las ovaciones o los aplausos de forma más contundente, aunque dentro de nuestra cabina, estos aspectos pueden verse tapados por el caos generado por las diferentes fuentes de ruidos ensordecedores. No es que sea un detalle demasiado descuidado, no al menos cuando visualizamos una repetición y se puede constatar estos detalles que pasan desapercibidos cuando nos lanzamos a gran velocidad por las pistas dentro de un casco sentados sobre un duro asiento.
Fuera de estos aspectos, el trabajo sobre este apartado es ajustado, con una banda sonora escasa, que tampoco es que se eche en falta demasiado, el trabajo de Codemasters se ha centrado en llevar a cabo una experiencia inmersiva, para lo que el trabajo realizado en el apartado sonoro es simplemente sobresaliente. Lo que debían hacer, lo han hecho correctamente.
Viajando por el mundo
Claro que en estos tiempos antes que fallar por el apartado sonoro, los conflictos suelen derivar del apartado gráfico. Un apartado gráfico que en este tipo de juegos ha enfrentado aquellos juegos que buscaban una espectacularidad visual con los que han buscado una recreación más realista, aunque menos efectista. En cierto modo, los títulos que han abordado los rallies han sido relativamente correctos, teniendo en común que ninguno ha buscado potenciar de más el efectismo, ofreciendo productos más eficaces.
DIRT Rally se abstrae de licencias y logotipos, sin embargo, no ha descuidado el aspecto lo más mínimo. Goza de un apartado visual espectacular, si bien, no abusa de efectos visuales para trasladarnos a lo largo del globo por las ubicaciones más emblemáticas del mundo de los rallies. Finlandia, Suecia, Montecarlo, Francia, Gales, Alemania, Argentina, Grecia, son ubicaciones que parecen proceder del campeonato oficial, recreados de forma que podamos entrever las diferentes geografías del globo.
Viajaremos por todo el mundo y correremos sobre diferentes superficies
Como suele ser habitual, Codemasters ha creado su propio motor de juego, manteniendo el Ego Engine, en una versión adaptada a los nuevos hardwares. Este motor gráfico se ha caracterizado por generar un ambiente único para todos los juegos de este estudio británico y no es diferente en esta ocasión, si bien, parece adaptarse mejor a las nuevas tendencias, abandonando ese filtro monocromático que lo bañaba todo anteriormente. La recreación de escenarios es simplemente brillante, si bien los juegos de rally cuentan con elementos diferentes, exponiendo cada país como un entorno único en el que se configuran diferentes trazados dentro de una red de carreteras y caminos. De este modo, coincidiremos una y otra vez en una misma trazada que puede verse alterada por la combinación de curvas resultantes en algunos cruces.
Resulta realmente atractivo observar como el mapa es más extenso de lo que vemos en un primer plano, aunque no se pueda circular libremente, podemos incluso observar tramos pasados o que están por llegar en la lejanía. En ocasiones, podemos intuir que llegaremos a una zona que se vislumbra en el horizonte, pues en ella se encuentran aficionados que suelen congregarse en cruces y puntos de interés. No se puede decir que la recreación de los aficionados sea extremadamente detallada, pero si que es algo más realista de lo que otros juegos aportan. Siguen siendo piezas estáticas, en su mayoría, pero se ha trabajado para dar cierta vida a esta afición, incluyendo banderas, algunas hogueras, y múltiples vehículos que en algunos tramos serán un obstáculo más a tener en cuenta.
Pero los rallies nos trasladan a lugares inhóspitos, sobre todo para competir a toda velocidad con vehículos, expuestos a todo tipo de entornos, como son las pedregosas colinas griegas, o los bosques del centro y norte de europa, o la serpenteante carretera helada de Montecarlo. Claro que esto expone otro aspecto que no se ha descuidado, pues DIRT Rally incluye metereología y tramos nocturnos. No son aspectos trabajados de forma dinámica, o están activados o se desactivan, pues las pruebas suelen ser relativamente cortas. Es así como observamos, por un lado, que la metereología implica, no solo un cambio en el comportamiento del coche, que no es tan grave como lo es para la visibilidad. Una fuerte nevada puede ser un problema muy grave para poder ver donde está la carretera, así como puede serlo la noche cuando golpeamos los faros y nos quedamos sin luz. Pero maticemos un aspecto que, sobre todo por las repeticiones, resulta realmente espectacular, la luz del vehículo durante la noche no es, como suele ser en otros, un cono en el que los objetos se pueden ver como si fuese de día. DIRT Rally expone, realmente, lo que supone un haz de luz desde un punto concreto, permitiendo generar sombras de forma dinámica y limitando en parte la visibilidad que tenemos frente a nosotros. Nadie puede negar que conducir de noche no es seguir una estrella que nos sobrevuela, la visibilidad es reducida y se proyecta a partir de un objeto móvil, y eso, está representado de una forma realmente brillante, aunque para verlo, debemos haber superado la prueba y nos recreemos con la repetición.
Una recreación que sirve, además, para dar cuenta de otro aspecto, la ambientación. Realmente las repeticiones sirven para dar cuenta del trabajo de Codemasters, aportando una representación muy realista de lo que son los rallies. En cierto modo, hay ocasiones en las que nos parecerá estar viendo un resumen de un rally real, y eso en parte puede estar relacionado con el comportamiento del vehículo, como hemos comentado, gracias a unas físicas muy ajustadas que nos trasladan a una experiencia muy realista y exigente. Dada la dificultad que esto supone, cuando un tramo nos salga bien, no podremos evitar visualizar una repetición donde DIRT Rally muestra un potencial y realismo sobresalientes, además, de centrarse en el protagonista de este título, vehículos de leyenda expuestos al peligro constante.
Pero el centro de la acción son los vehículos y el entorno por el que corren. Centrándonos en los protagonistas, los vehículos se presentan de forma imponente, aunque no resulta extraño pues el número de vehículos disponible no es demasiado elevado. Alrededor de 40 vehículos conforman un catálogo que nos traslada hasta los orígenes de esta disciplina deportiva, con vehículos icónicos de cada década hasta la actualidad. Desde un pequeño y carismático Mini Cooper del 67, pasando por el Lancia Stratos, el Audi Quattro, el Peugeot 405 de Pikes Peak, la era de los de Mitsubishi Lancer y Subaru Impreza, así como los últimos modelos de estos fabricantes, incluso, un Seat Ibiza. Estos coches son piezas de museo, en algunas ocasiones, pero en DIRT Rally se exponen a su destrucción absoluta. Serán sometidos a todo tipo de golpes, arañazos, pinchazos y torturas, recreadas de forma bastante realista, observando que cada pieza se ha añadido por separado y puede desprenderse, aunque no de forma tan espectacular como en los arcade. Si llegamos al punto de un vehículo se desmonte, es que estamos perdidos, pero si un golpe daña una aleta, puede deparar problemas graves en la conducción, incluso, pinchar un neumático.
El rendimiento era prioritario, bajar la calidad inevitable
En todo caso, DIRT Rally muestra una calidad sobresaliente en este ámbito, aunque esto haya requerido de algunos cambios en aspectos técnicos, lo importante es mantener la tasa de frames constante, en 60fps para lo que se han comprometido una serie de aspectos que han comprometido algunos elementos como efectos varios, reduciendo el acabado de forma notable, y la resolución. Esta es dinámica y según en que tramo nos encontremos variará, algo que no debe ser considerado como un problema pues se ha conseguido mantener sin variaciones otro aspecto que, para este juego, resulta vital, el framerate. Puede parecer mala publicidad, pero lo aportado por Codemasters es una decisión que, de tener que tomarse, se hace de forma adecuada, y si bien la resolución puede cambiar sin suponer un cambio brusco en la calidad final de producto, no se puede asumir que lo que varía sean los frames que pueden dar al traste con la experiencia propuesta, que es de por sí, extremadamente exigente para andar con problemas de tasas de frames.
Igualmente, el juego luce de forma espectacular y hace de su propuesta central, el modo carrera, un placer para los amantes de los juegos de conducción, mucho más, para los amantes de los rallies.
Gestión y diversión
Y es que en este aspecto, hay que considerar que el planteamiento de Codemasters para DIRT Rally no es exponer una serie de tramos para correr de forma despreocupada. Desde un principio los que se expongan al reto de enfrentarse a los demás pilotos en estas pruebas cronometradas, serán testigos de que el juego ofrece una propuesta que hay que tomarse con mucha paciencia, pues a la hora de enfrentarse a cada tramo, resultará muy fácil acabar en la cuneta en vez de en la meta. Claro que para evitar frustraciones siempre se puede recurrir a unos rivales fáciles y una serie de ayudas a la conducción, incluso la función feedback, sin embargo, para darse cuenta de la profundidad de DIRT Rally vamos a ponernos en una situación intermedia, con unos rivales profesionales y sin ayudas.
Medir ambición y habilidad para evitar el desastre
Y es que esta situación nos conferirá una mayor recompensa, exponiendo una gesta tras otra cuando nos ponemos al volante de nuestro vehículo. Pero en este aspecto, hemos de reconocer que las premisas de salir a ganar cada tramo y cada rally son equivocadas, teniendo que plantearse concienzudamente que lo que hay que priorizar es llegar al final, pese a perder tiempo. Tras analizar cómo el juego nos expone a riesgos constantes, asumir un exceso de ambición puede dar al traste con nuestras aspiraciones a ganar un rally, es más, a ganar el campeonato que nos toca abordar. Considerar los riesgos que tiene cada tramo, en cada salto y curva, puede atenazar considerando que un error puede acabar con nuestras aspiraciones, bien por la destrucción total del vehículo, bien porque los daños acaban con el rendimiento óptimo del vehículo y lastran el resto de la etapa, o etapas. Y es que, como suele ser habitual, en el planteamiento de cada rally se exponen varios tramos, donde podremos reparar el coche tras superar dos de ellos, con lo que, dañar el coche gravemente en el primero, es devastador.
De este modo, tomando en cuenta los reglajes y el tipo de etapa a la que nos enfrentamos, debemos gestionar bien nuestras posibilidades y obtener así garantías de llegar al final lo mejor posible. Además, contamos con ciertas ventajas, y es que cualquiera de los pilotos está expuesto a los mismos riesgos, encontrando en ocasiones que otros pilotos sufren daños y se caen de la clasificación. Ser constantes y obtener ingresos, es prioritario, dadas las circunstancias, nuestro objetivo es mantenernos vivos y progresar año tras año, comprando nuevos vehículos, contratando mecánicos y apoyándonos en ciertas virtudes que permiten optimizar las reparaciones y rendimientos. Los vehículos, nada más ser adquiridos, son standar, pero tras conseguir avanzar en las etapas irán sumando ciertas aptitudes, además de hacernos nosotros a su comportamiento.
De este modo podemos hacer frente a las diferentes opciones de juego que se nos presentan, divididas en rallys clásicos, rallycross, eventos online y la fase especial patrocinada por la bebida Monster, como el sumun de las competiciones presentadas. En un principio, debemos afrontar la modalidad de rally, donde podremos participar partiendo de la gama de vehículos más baja, la que incluye el Mini Cooper clásico o el Lancia Fulvia. A partir de ahí, en base a nuestras ganancias, gestionaremos qué camino seguir desbloqueando vehículos mediante su adquisición. Haremos frente a nuevos campeonatos, cada vez más completos y exigentes, con más etapas y más complicadas. La experiencia propuesta en el modo carrera se irá haciendo más compleja cada paso que damos, pero no parece estar vinculada a un fin, si bien, obtener la victoria en todos los rallies, siendo exigentes en el planteamiento de la IA y las ayudas, no será coser y cantar.
Claro que también tenemos que tener en cuenta el planteamiento fuera de este modo carrera, aunque los eventos multijugador pueden formar parte de ella. Codemasters se ha comprometido en compartir de forma dinámica eventos que se actualizarán. Estos eventos, dentro del modo carrera, nos reportarán beneficios, si bien son eventos cronometrados, no se da cobertura a partidas rallycross con nuestros amigos. Para ello, tenemos a nuestra disposición numerosas opciones para jugar y compartir nuestros propios retos fuera del modo carrera. Todo esto, constituye una plataforma amplia y diversa, con gran cantidad de vehículos y circuitos, que hará las delicias de los amantes de los rallies.
Exigencia al máximo
Cuando parecía que apenas se daba cobertura a juegos de conducción fuera de circuito y propuestas repletas de acción y derrapes, en pocos meses se nos han acercado tres propuestas vinculadas a los rallies, donde DIRT Rally destaca por su ejecución. Lejos de centrarse en la licencia oficial y los rallies modernos, nos invita a formar parte de una experiencia profunda y muy atractiva, que abarca periodos importantes y establece fundamentos para ser parte de algo comunitario.
Dada la dificultad, no siempre conseguiremos el primer puesto, pero sabrá a victoria
Cierto es que lo más importante en estos juegos es sumirse en la experiencia de conducir estos bólidos por senderos sinuosos repletos de peligros. DIRT Rally es un título exigente, por sus físicas, que ha cuidado su aspecto creando una ambientación muy peculiar y personalizada. Tomar ejemplo de otras propuestas de la empresa, como es gestionar un equipo y hacer valer nuestro talento para progresar en un modo carrera interesante, lo que más hará disfrutar a los usuarios es cómo se siente al conducir por los entornos presentados, entornos de gran belleza e innumerables peligros. Es precisamente este aspecto, la jugabilidad, lo que implica un desafío para el jugador, pero un desafío que roza lo frustrante en muchas ocasiones. El afán de ser preciso, habilidoso y llegar a meta en el menor tiempo posible, es algo que atraerá a los más exigentes, pues verán DIRT Rally como un reto al que se le coge gusto. Un deseo de superación, un reto que puede convertir un 2º puesto en una victoria.
Pero DIRT Rally también se vincula con las nuevas tendencias, ofreciendo dinamismo en una propuesta que puede actualizarse vía online. De este modo, la longevidad del título se incrementa, aportando jugosos beneficios a una experiencia que, por sí sola, es magnífica. Bien en solitario, bien en compañía o a través de los retos comunitarios, la acción de DIRT Rally supone un reto delicioso, un ejemplo de cómo un género puede expandirse, dando cuenta de las hazañas que los pilotos de rallies realizan cada vez que se exponen a un tramo. Ahora toca convertirse en un héroe al volante, DIRT Rally es una gran propuesta para hacerlo.