Hubo una época en la que los amantes de la velocidad experimentaron con un nuevo concepto de juego de conducción. Juegos como Gran Turismo y Forza Motorsport se crearon a partir de un concepto bautizado como Run&Collect, donde los jugadores se exponían a un gran catálogo de vehículos y de carreras en un buen número de circuitos. El afán y la pasión por el motor hacía que los usuarios participasen en todas esas carreras, luchando por la primera posición y obteniendo la máxima recompensa posible para poder adquirir un nuevo vehículo. Milestone creó un concepto similar, pero cambió el elemento protagonista de su propuesta, fijándose en un tipo de vehículo que solo Polyphony había considerado, las motos.
Lejos queda aquel conato de Tourist Trophy, un producto que cogió la base de los Run&Collect e intentó poner a las motocicletas como protagonistas. El resultado no fue del todo bueno, principalmente, porque a la hora de manejar una moto se han de considerar muchas otras cosas. Es precisamente Milestone, quien lleva años lanzando gran diversidad de títulos vinculados a estos vehículos quienes mejor conocen el potencial que tienen las carreras sobre dos ruedas. Desde que lanzaron SBK X, el trabajo progresivo de Milestone ha abarcado muchas competiciones diferentes a bordo de motocicletas, desde las superbikes hasta la MotoGP pasando por las motos de motocross. Hace unos años tuvo creó una nueva licencia, RIDE, con la que se introdujo de pleno en la experiencia que Tourist Trophy no había conseguido el éxito que buscaba. Usando las físicas y los conocimientos adquiridos con todos los juegos de motos lanzados previamente, lograron hacer un producto redondo, pero había opciones de hacerlo mejor.
Y así surge RIDE 2, la secuela que busca redimirse de algunas carencias que lastraron un producto brillante. Los amantes de las motos pocas veces salen de los juegos que les llevan a competiciones oficiales en circuitos cerrados, donde las motos son piezas inertes vinculadas a un equipo. Con RIDE 2 se recupera la capacidad de elegir entre un gran número de motos, que en la versión final será de 240, haciendo un pequeño paseo por la historia de estos vehículos, con modelos de todas las épocas, para que sean parte de nuestro garaje. Claro está, que no puede ser posible que una motocicleta sea nuestra si no tiene nuestro sello personal, de ahí que exista la opción de poder personalizarla, aunque en la mayoría de ocasiones sea para mejorar sus prestaciones.
En esta ocasión, la familia crece, sobre todo por la diversidad. A las motos de carretera, las Naked o las diferentes categorías de motos de Sport, se unen otros modelos como son las Supermoto, las cuales confieren al título una mayor diversidad. Pero no pensemos que estas motos son para ir por tierra o campo a través, aunque lo parezcan, sino que son parte de una experiencia diferente por el uso de unas físicas que determinarán el comportamiento de cada motocicleta, así como un nivel de exigencia mayor o menor para el usuario a la hora de conducirlas. Son muchos aspectos que determinan el carácter de cada una de ellas, algo que se agradece mucho, dado que hará disfrutar mucho más de cada carrera o evento.
Toda la experiencia se recoge en un mismo menú, en el que configuraremos nuestro piloto y haremos frente a una Gira Mundial que nos enfrentará a una larga clasificación. Una clasificación en la que debemos subir peldaños hasta ser el número uno, haciendo gala de factores como la configuración de un club, en el que podremos contratar a pilotos de la IA o a nuestros propios amigos. Incluso, podemos competir conjuntamente para intentar que este club se alce primero en una división de clubes que actualmente no se ha podido testar debidamente, pero que promete más diversión.
No obstante, no podemos pensar tanto en el grupo cuando lo que tenemos aquí es una gran experiencia individual, buscando, en el transcurso del juego, cierto dinamismo. Es así como no siempre tendremos que hacer frente a nuestros rivales en un trazado mediante una carrera, también encontraremos otras propuestas, vinculadas a desafíos de habilidad, como son las pruebas de aceleración, las de manejo con conos o las de adelantar un número de motos en un tiempo determinado. Claro que siempre se puede optar por disfrutar de modos de juego rápidos, en los que nosotros controlamos todos los aspectos de la carrera, incluso, si queremos jugar contra IA o con amigos en partidas mutlijugador.
Del mismo modo, lejos de estar todo recogido en las diferentes categorías y carreras específicas dentro de la Gira Mundial, también hay eventos por invitación con los que podremos obtener, de tener éxito, de un obsequio en forma de moto. Por otro lado, también hay pequeños campeonatos que nos darán más prestigio de lo normal, sujetos a una clasificación por puntos resultante de varias carreras individuales. Todo está preparado para dar cuenta de un concepto que, como su origen se remonta a hace muchos años, resulta familiar y cómodo, pero al incluir motos en vez de coches, puede ser mucho más intenso e interesante.
De este modo, nos enfundaremos el mono, el casco y los guantes, nos montaremos encima de esa moto de ensueño para poder participar en una propuesta que expone al jugador a unas físicas bastante exigentes, siempre y cuando no optemos por usar las ayudas a la conducción. Es precisamente en ese momento cuando nos damos cuenta que dista mucho conducir una moto de un coche, donde hay que considerar que estamos sobre un vehículo muy diferente. Hay menos ruedas, hay menos frenos, pero hay que manejarlos de forma independiente, obteniendo resultados brillantes si se logra controlar también la posición del piloto. En este aspecto, es donde el juego puede demostrar un gran potencial, con una jugabilidad que puede profundizar hasta límites en los que el más mínimo error puede hacernos caer.
Y en parte es la gracia de esta propuesta, dado que con los coches nos hemos acostumbrado a que la tolerancia al error sea demasiado grande, donde salirse, darse un golpe o pasarse de frenada no trasciende más que en el tiempo. Pero con una moto, todo es más apasionante, más arriesgado, más desafiante, más bello. Competir desde la cámara del casco, considerando la posición del piloto cortando el viento, al llegar a una frenada, controlar ambos frenos mientras exponemos el pecho al viento y evitamos hacer un invertido, mientras se acerca el vértice, tirando la moto a un lado y clavando la rodilla, se intenta aguantar la trazada más adecuada sin perder demasiada velocidad y se intenta acelerar cuanto antes. Es ahí donde podremos notar, cuando la moto tiene la potencia suficiente, como excederse puede deparar un movimiento lateral derivado de una derrapada que, bien puede hacernos ganar tiempo, bien puede hacernos perder el control.
Las sensaciones que transmite el juego a través del mando es sublime, pero todo esto es consecuencia de unas físicas que hacen que el comportamiento de la moto sea preciso y exigente, que sea, en la mayoría de ocasiones lógico. Es ahí donde cada uno puede ir exigiéndose más, quitar más y más ayudas, hacer que la experiencia sea más realista y más intensa. Y es que las carreras están bien gestionadas, con una IA igualmente regulable que puede llegar a rozar la agresividad propia de los pilotos de circuito. Será común encontrarse codo con codo con alguno, incluso hay que tener cuidado con que las ruedas no se toquen, dado que lo más probable es que caigamos al suelo, incluso, en una recta, se ha emulado mejor el contacto, donde se puede observar el apoyo que puede suceder entre dos pilotos emparejados o el efecto que tiene cuando rozan el neumático delantero con el trasero de la moto que va delante.
Se nota que Milestone se ha aplicado mucho para hacer que la conducción sea más fiel que nunca a lo que sería llevar una de estas motos, pero del mismo modo, se ha aplicado para que la experiencia entre por los ojos. Es así como podremos disfrutar de los 30 entornos preparados para recoger más de 50 circuitos repartidos por todo el mundo, donde esas más de 200 motos se complementan en un espectáculo visual impactante. Claro que esto es consecuencia del frenetismo de las carreras, apuntando la vista hacia la pista, todo es armónico y bello. Las motos están recreadas con gran precisión y las animaciones de los pilotos durante la carrera está perfectamente adaptada a la situación. Incluso, a esas velocidades, los escenarios son bellos y están detallados con mucho mimo.
Y es que además, la variedad de circuitos es realmente interesante, ya que en ella encontramos circuitos callejeros, circuitos ficticios y circuitos reales. No obstante, la incorporación estrella en esta ocasión es el mítico infierno verde de Nordschleife, en Nurburg, que junto a circuitos como el de Macau, Monza, Vallelunga o Donnington, harán que la experiencia sea realmente apasionante. Pero hemos indicado que hay circuitos callejeros, rutas por carreteras convencionales ambientadas en las montañas norteamericanas, en la Isla de Mann, en Japón o la costa azul, incluso, circuitos urbanos en ciudades como Milan o Miami. El catálogo de circuitos es sobresaliente, por variedad y estilo, donde hay 30 localizaciones para más de 50 trazados diferentes, todos ellos, recreados de forma sobresaliente e incluyendo también opciones de metereología. Para poner las cosas más complicadas.
Realmente resulta brillante la aportación de Milestone a RIDE 2, donde recupera la esencia de aquellos años donde los juegos aportaban un escaparate que se disfrutaba con solo pasearse alrededor de los vehículos del catálogo. Donde además nos dejan un buen número de opciones para personalizar cada una de las motos, y del piloto, que al ser parte protagonista de la acción, también podremos equipar con un buen número de accesorios de equipamiento. Es así como RIDE 2 se constituye como una experiencia muy profunda y apasionante, no solo porque dejamos a un lado el cómodo respaldo de los vehículos a cuatro ruedas, sino porque nos introducimos en una experiencia amplia en opciones y pasiones. RIDE 2 es un producto que resulta familiar en su fórmula, pero que consigue ir más lejos, ofreciendo lo que otras licencias no han sabido conservar, una experiencia exigente, apasionante, diversa y longeva.
RIDE 2 promete, surgiendo como una propuesta imprescindible para los amantes de la velocidad sobre dos ruedas. ¿Estáis preparados?