Hoy cambiamos un poco de tercio en nuestro repaso a los 15 exclusivos de Xbox y la trayectoria de una consola que tenía todo tipo de propuestas para los jugadores más exigentes. Ninja Gaiden era uno de esos juegos, un auténtico reto a nivel jugable, a la vez de un portento técnico, que se estrenó de forma exclusiva en Xbox. Contando además un año más tarde con Ninja Gaiden Black, una reedición del original que añadía notables mejoras gráficas y de contenido.
No podemos hablar del Ninja Gaiden de Xbox sin mencionar a Tomonobu Itagaki. El japonés es una de esas figuras ilustres dentro de la industria del videojuego por dos motivos: su creación y su personalidad. En lo segundo, Itagaki es todo un personaje, un desarrollador que no se ha mordido la lengua al declarar sus gustos u opiniones respecto a otros juegos o desarrolladores. Y con más o menos acierto, lo que está claro es que su arrollador carácter ha influenciado su obra. El creador y hoy ex-miembro del Team Ninja es también el padre de la saga Dead or Alive. Aunque los jugadores de Xbox lo recordamos por encima de todo por haber llevado a la primera consola de Microsoft el fabuloso Ninja Gaiden.
Tras hacerse un nombre dentro de Tecmo con el éxito de Dead or Alive, Itagaki y su equipo fueron los encargados de llevar a cabo el reboot de Ninja Gaiden. La saga se inició en 1988, siendo uno de los primeros éxitos de Tecmo, estrenada como arcade y en NES. El Team Ninja no solo reinventó la franquicia dotándola de todo su carisma, sino que amplió las fronteras del propio género con una serie de elementos que hicieron de la saga lo que es hoy, y que hacen que muchos jugadores ahora suspiremos por una nueva entrega.
En sus inicios Ninja Gaiden era un beat’em up con una jugabilidad muy similar a la de otros títulos de un género que encontró en las máquinas arcade su época dorada. Por su parte, el reinicio de la licencia por el Team Ninja se encontraba adaptado a las posibilidades de la consola de Microsoft. Y la aventura protagonizada por Ryu se desarrollaba en entornos en 3D que, junto al diseño de personajes y enemigos, suponían un imponente apartado gráfico. Mucha violencia, extrema dificultad, y profunda jugabilidad, que requería de mucha habilidad y horas de dedicación para llegar a dominar por completo cada combo y situación ante las que nos ponían sus intensos combates, componían el resto de aspectos principales de Ninja Gaiden.
Ninja Gaiden se convirtió además en la delgada línea que separa el hack and slash y el action RPG. Por entonces, aunque un poco antes del estreno de este, otros títulos habían iniciado el camino. Quizás Onimusha es el ejemplo más claro y el más similar al juego del Team Ninja, por ambientación y propuesta. Sin embargo, Ninja Gaiden suponía una vuelta de tuerca más a la fórmula, con un sistema de combate más profundo, un reto bastante mayor y un más cuidado apartado técnico. Aunque se trataba de un hack and slash, añadía elementos como el sistema de mejora de habilidades y adquisición de armas, cierto componente de exploración, uso de pociones y objetos durante los combates, o el simple hecho de que estos requerían mucho más que machacar botones, adquiriendo un mayor peso su componente estratégico; que lo acercaban a ese género que tan buenos frutos nos está dando durante los últimos años, y cuyo principal exponente ahora mismo es la saga Dark Souls, que guarda en sí influencias de la creación maestra del Team Ninja.
Más tarde, tras la marcha de Itagaki de Tecmo y del Team Ninja, y la popularización de la franquicia debido a la buena cosecha de críticas por parte de público y prensa, Ninja Gaiden dio el salto a otras plataformas con diferentes versiones. No obstante, durante varios años el juego fue un gran reclamo para que los jugadores más ávidos de retos se hiciesen con una Xbox, y una muestra clara de la orientación que Microsoft estaba dando a su máquina.