Ayer mismo os empezamos a hablar de la relación surgida entre Microsoft y SEGA a raíz, sobre todo, de los problemas que la segunda comenzó a tener a partir del lanzamiento de Dreamcast. Ambas compañías acercaron bastante sus posturas, y SEGA por entonces veía en la máquina de Microsoft una opción de dar una salida a los juegos de la compañía. Llegando incluso a darse la posibilidad, que finalmente sería descartada, de que los títulos de la casi extinta Dreamcast se convirtiesen en compatibles con Xbox. Aquello no fue posible, pero lo que quedó fue una buena lista de juegos de SEGA que terminaron por desembarcar en Xbox mediante nuevas entregas o versiones.
Aunque los problemas de SEGA venían de antes de Dreamcast. Uno de ellos precisamente consistía en las dificultades que la compañía tenía para llevar y dar visibilidad a sus juegos con mayor calidad en Occidente. Un buen ejemplo es el propio Shenmue II, del que os hablábamos ayer. Pero algo parecido ocurría también con otra de sus sagas más aclamadas: Panzer Dragoon, que ni siquiera tuvo la posibilidad de aparecer en Dreamcast.
Tras la última entrega para SEGA Saturn, Panzer Dragoon Saga, desapareció el Team Andromeda, el estudio responsable de la franquicia. Sin embargo, todavía quedaba una esperanza para los fans de la saga. Una esperanza que terminó por convertirse en una realidad en Xbox allá por el año 2003. El estudio Smilebit, que recogía en sus filas parte del talento original del propio Team Andromeda, se encargó de llevar a la consola de Microsoft una nueva entrega: Panzer Dragoon Orta; que finalmente terminó siendo uno de los mejores juegos del catálogo de Xbox. Y el siguiente en recordar dentro de los 15 exclusivos de Xbox que hemos seleccionado.
Panzer Dragoon Orta era un shooter en el controlábamos a una chica a lomos de un dragón que iba acabando con sus enemigos mientras atravesaba unos entornos en 3D realmente ricos en detalles y gráficos que, por entonces, dejaron a todos impresionados. Y dicho así, puede dar la impresión de que aquello se trataba de una cosa simplona, realizada con la intención de crear algo vistoso que demostrase el poderío técnico de la máquina. Pero nada más lejos de la realidad, porque Panzer Dragoon Orta era uno de esos títulos que tiene cuidados prácticamente todos sus apartados, como una elaborada trama que mantenía al jugador atento con la conciencia de que peleaba por algo más que por superarse a sí mismo. Una jugabilidad cuya profundidad iba en aumento conforme íbamos comprendiendo mejor sus propias mecánicas y posibilidades. O una sublime banda sonora. Y a pesar de ser algo corto, guardaba en sí un montón de alicientes y secretos para ser rejugado.
Aunque quizás su mayor virtud se encontraba en traer de forma brillante al presente una franquicia muy querida, de culto, y cuya posibilidad de ver una nueva entrega parecía haberse desvanecido tras la disolución de Team Andromeda y la posterior pérdida de Dreamcast. Para que os hagáis una idea, y salvando las obvias distancias entre dos juegos, y momentos en la industria muy diferentes entre sí, la llegada de Panzer Dragoon Orta a Xbox podría compararse al lanzamiento de DOOM el pasado 2016. Es decir, la adaptación de una jugabilidad clásica al presente a la perfección, a la vez que se aprovechaban todas las posibilidades técnicas del momento.
Y además Panzer Dragoon Orta llegaba a Xbox de forma exclusiva. Convirtiéndose en un nuevo ejemplo de lo que hemos venido machacando estos días anteriores sobre el tipo de consola que Microsoft había querido llevar a cabo con Xbox. La potencia y demás características de la máquina no solo estaban pensadas para llevar experiencias de PC a los jugadores de consola, sino también para que los títulos más habituales en estas pudiesen brillar más, y los jugadores disfrutar de ellos en las mejores condiciones.