Tercer día de repaso de la historia de la Xbox original y de estos 15 exclusivos de Xbox. Y tercer día consecutivo que os hablamos sobre uno de esos juegos que marca un antes y un después. Halo: Combat Evolved rompía moldes en el género, en consolas, y servía a Microsoft para introducirse de pleno en el mundillo con un título excelso. The Elder Scrolls III: Morrowind ampliaba las fronteras del género del rol de forma desmesurada, y traía a los jugadores de consola una fórmula que hasta ahora era prácticamente exclusiva del PC. Y Shenmue II, del que os hablaremos hoy, supone un antes y un después por su inventiva, por su capacidad para trasponer todo lo que hasta ahora conocíamos y las mecánicas que dábamos por hecho, con un juego que nos introducía de lleno en un mundo apasionante, complejo y proponiéndonos una innovadora jugabilidad.
Con la primera entrega de Shenmue, Yu Suzuki y SEGA se cargaron todos los patrones preconcebidos que en la mayoría de ocasiones parecen tener onmipresentes los desarrolladores a la hora de llevar a cabo sus producciones. A día de hoy tenemos un catálogo repleto de títulos sandbox, con mundos abiertos tan enormes como, en ocasiones, irrelevantes son sus rincones. Llenos de tareas que realizar y vida propia. Shenmue no es el primer juego en introducir estas ideas, pero sí en llevarlas a un nuevo nivel, en el que cada pedacito, cada rincón de su mundo, cobraba importancia. Claro que esto tampoco habría sido posible sin su avanzado apartado técnico, que nos permitía también recrearnos en los pequeños detalles que al final terminaban por marcar la diferencia.
Shenmue II no es del todo un exclusivo en consola de Xbox, ya que inicialmente se lanzó en la malograda Dreamcast. Y de hecho la primera entrega ni siquiera llegó a estrenarse en la primera consola de Microsoft. Pero es otra buena muestra de lo que representó la aparición de Xbox en la industria. Otro momento significativo en la historia de dos de las compañías más relevantes del momento: una Microsoft que quería competir con gigantes como Nintendo y Sony a través de una propuesta diferente; y una SEGA a la que la vida no había tratado muy bien, y a la que trágicamente habían terminado por perjudicar determinadas decisiones, castigando seguramente en exceso a una compañía que había hecho mucho por los videojuegos, pero que ya había iniciado su caída en picado.
Microsoft y SEGA mantuvieron así un vínculo que, si bien no llegó a la exclusividad, sí que fue una muestra de los intereses y direcciones que ambas querían tomar entonces. Y para Xbox suponía también un acercamiento muy especial al mercado japonés. Ya que Shenmue II no llegó a estrenarse para Dreamcast en USA, sino que allí llegó directamente la versión para Xbox. Shenmue II se convirtió en un juego de culto, un presente que SEGA llevaba de buen corazón, o así nos gusta recordarlo hoy en día, a los jugadores de Xbox, una consola claramente orientada al mercado occidental.
Un referente que demostraba lo que los videojuegos podían llegar a dar de sí, que podían ser más que mata marcianos. Que había algo allí a nivel narrativo que nos podían contar, y que además se podía hacer con algo más que un vaivén, que podía convertirse aquello en una auténtica experiencia interactiva. Porque su mundo, aunque como hemos dicho no llegaba a introducir algo nuevo de forma radical, sí que supo aunar muchos de los elementos y mecánicas jugables que más habían llamado la atención de otras obras importantes (The Legend of Zelda: Ocarina of Time, por ejemplo). Era algo creíble, por sus dimensiones y por sus detalles. La forma en la que todo eso se implementaba en Shenmue II continúa siendo única incluso a día de hoy. Un ejemplo más de que Xbox quería ser una consola orientada a un público maduro y exigente. Y de que allí también había espacio para las propuestas japonesas, aunque esa, quizás, es otra historia que contar…