¿Tienes una consola de nueva generación y te parece que la diferencia respecto a la anterior no es para echar cohetes? No te preocupes, la mejor receta para paliar este sentimiento es un café al gusto y una dosis de historia; una mirada al pasado.
Para quien no lo sepa, los títulos que salen al mercado al final de la vida de un determinado sistema lucen muchísimo mejor que, por ejemplo, los que llegaron a principios de la misma. Esto se debe principalmente a que los desarrolladores aprenden mejor a optimizar, le pillan el truquillo a hacer juegos para esa consola en específico.
Es por eso que los títulos que tenemos delante de nuestros ojos ahora no son para nada representativos de la verdadera capacidad que alberga nuestra Xbox One. Se trata de una apreciación bien sabida dentro de la industria, pero cuando te ponen cara a cara dos juegos de la misma saga y generación más de uno se queda de piedra.
Es por eso que os voy a dejar con un top de saltos gráficos intra-generacionales para que se os acelere la respiración y pulsaciones imaginando lo que puede estar por llegar.
Halo 3 – Halo 4
La tercera entrega del buque insignia de Microsoft fue todo un fenómeno de masas, vendiendo la escalofriante cifra de más de 11,5 millones de copias. 5 años después, y desarrollado por 343 Industries en vez de Bungie, Halo 4 traía unas mejoras gráficas sorprendentes. La iluminación, texturas y la resolución –720p– superaban con creces a lo visto en ODST y Reach, así como la calidad visual de Halo 3, obviamente.
Assassin’s Creed – Black Flag
La revolucionaria saga que inició Ubisoft con Assassin’s Creed se vio empañada con una primera entrega repetitiva como pocas. A pesar de las novedosas mecánicas -y un argumento que no dejó a nadie indiferente-, sería la siguiente entrega la que deleitaría al gran público con una estructura más trabajada y entretenida. Desde entonces, anualmente hemos tenido nuestra ración de asesinos, culminando la generación pasada con Black Flag -contando Rogue como una entrega menor-.
Las cristalinas aguas del caribe distan mucho de Jerusalén, no hay color. Basta echar un ojo a las imágenes inferiores para apreciar el cambio en modelados, iluminación, distancia de dibujado, texturas y resolución, entre muchas otras.
Call of Duty 2 – Black Ops 2
Lo admito, quizás Call of Duty no es la saga más adecuada a la hora de hablar de gráficos, pero si nos pusiéramos a jugar a la segunda entrega de la saga en Xbox 360 en pleno 2015, los ojos nos empezarían a sangrar. A pesar de que, para la época, Call of Duty 2 tenía un apartado visual aceptable, yo personalmente no lo diferencio de un título de la Xbox original.
Si lo comparamos con ediciones más recientes – a partir de COD 4-, es como ver la noche y el día. Como indicaba antes, sé que ninguna edición de la saga es la panacea gráficamente, pero la diferencia es abismal.
The Elder Scrolls: Oblivion – Skyrim
Debo confesar que me he acordado in extremis de uno de los casos más bestias de saltos intra-generacionales. The Elder Scrolls IV: Oblivion llegó a principios de generación pasada y, como todos los juegos de Bethesda, se trata de una obra maestra. Recuerdo fielmente cómo hace nueve años todo el mundo babeaba con la ingente cantidad de posibilidades que traía un mundo como el de Oblivion.
Sin embargo, mi mandíbula hizo contacto con el suelo al ver Skyrim en movimiento. Me parecía imposible que mi 360 pudiera mover tal barbaridad gráfica, y más después de ver unos Fallout 3 y New Vegas algo chapuceros en ese aspecto. Pero sí, Bethesda cumplió con creces y nos dejó uno de los juegos más impresionantes de la generación pasada.
GTA IV – GTA V
¿Quién no recuerda el ya mítico tatuaje de GTA IV de la conferencia del E3 de MS de hace años? GTA IV llegó con un bombo impresionante, y no era para menos, ya que después de San Andreas sólo queríamos saber qué se traía Rockstar entre manos.
El resultado fue un tanto agridulce. Pese a que la aventura de Niko Bellic no era mediocre en absoluto, Liberty City resultaba un tanto precaria. El hecho de no haber una parte rural, los coches-barca y otros detalles sentaron como un jarro de agua fría a los fans.
Por suerte, estamos hablando de un título de Rockstar, una de las mejores desarrolladoras del panorama videojueguil. Su redención en la saga llegó el año pasado con la quinta iteración, sobresaliente en todos los aspectos habidos y por haber. Gráficamente es el súmmum de la generación, así como en cuanto a las posibilidades que ofrece su mundo, inabarcable si no dispones de tiempo libre en cantidades industriales.
Tanto es así que la versión de Xbox One nos sorprendió recientemente a quienes estábamos acostumbrados ya a títulos como Ryse.