Decía Víctor Hugo que “la música expresa aquello que no puede decirse con palabras pero no puede permanecer en silencio”. He cogido esta frase del poeta y escritor francés del siglo XIX porque me viene de lujo para explicaros que han conseguido Annapurna Interactive y Simogo con Sayonara Wild Hearts, un título disponible en iOS, PS4, Switch y desde el pasado 25 de febrero en Xbox One
Sayonara Wild Hearts es una de las experiencias jugables que más me han emocionado en el tiempo que llevo dedicándome al análisis de videojuegos, citaba la frase de Víctor Hugo porque este juego nos habla de una historia de desamor, quién más y quién menos habrá sufrido o sufrirá este sentimiento en sus propias carnes.
Precisamente, como lector te pido que hagas un ejercicio de empatía para entender mis palabras ahora, si has experimentado estas sensaciones sabrás lo difícil, incluso frustrante que es expresarse en ese momento, cualquier cosa que le cuentes a tus familiares o amigos sobre el desamor es siempre insuficiente para despojarte de los sentimientos de rabia, frustración, desesperación, ira y finalmente, aceptación por los que se puede pasar en esos momentos.
El gran acierto de este título es que consigue expresar con la música lo que no se puede hacer con palabras y, además, lo hace de una manera elegante, evocadora, y tremendamente divertida en una jugabilidad exquisita apoyada inseparablemente de un apartado musical excelente.
Resulta muy complicado enmarcar Sayonara Wild Hearts en un género concreto, limita entre la conducción más arcade y la experiencia narrativa como nunca antes otro juego que yo hubiera probado lo había hecho, en este título nuestra protagonista emprende un viaje astral que la va a llevar moverse a gran velocidad por distintas pistas donde alternaremos la conducción, quick time events, algo parecido al hack and slash o momentos de disparos, todo mientras vamos recogiendo el mayor número de corazones a nuestro veloz paso que nos den una mayor puntuación.
En función de nuestro éxito en esta materia conseguiremos distintos rangos que irán desde el bronce al oro. Estructurado en algo más de 20 pantallas de no más de 3 o 4 minutos de duración en el caso de las más largas, vamos a ir variando constantemente de mecánicas y de vistas, pasando de la cámara trasera en tercera persona a vista cenital o a convertirnos en una antigua máquina arcade fusionada en unas gafas VR con una fluidez asombrosas.
El juego cuenta con una dificultad ascendente, de hecho en algunos momentos, si no conseguimos progresar se nos preguntará si queremos saltar esa parte, algo que en este título resulta imperdonable, y me refiero a que sus creadores hayan dado siquiera esa opción al jugador, así que, si te salta este texto, elige “no volver a preguntar” y sigue disfrutando de esta aventura porque no tardarás mucho en conseguir avanzar y perderse un solo momento de ella es un auténtico crimen.
Pero todo esto es, como he mencionado, indivisible de su apartado musical, para el título Jonathan Eng y Daniel Olsen han creado un total de 26 pistas distintas inspiradas en la música electrónica ligera que resulta fundamental para la experiencia, para los temas vocales han contado con la dulce voz de Linnea Olsson.
No quiero que mi análisis te lleve a confusión y pienses que este juego se basa en seguir el ritmo de la música como pudieran hacer juegos como Taiko no Tatsujin o Crypt of the Necrodancer, de hecho podrías jugar al juego sin escuchar la música, pero no te habría valido para nada, como digo las composiciones que se han realizado para el título son la base de la experiencia, una unión desde su concepción para crear una experiencia jugable a partir de la música y no al contrario, cada nota, cada acorde, cada palabra entra cuando debe, acompañando a la jugabilidad y conformando, en conjunto, una experiencia única.
Sayonara Wild Hearts es un juego que te atrapa desde el primer momento, y esto lo consigue no solamente por su música, para marcar un hilo narrativo el juego cuenta con la voz de Queen Latifah para ponernos en contexto entre pantallas, esta es la única voz con la que cuenta el título y por supuesto, en inglés, aunque perfectamente traducido al castellano en sus textos.
Su apartado visual rebosa vitalidad, plagado de colores vivos, llamativos que se mueven entre los negros y los magentas con tonos fluorescentes. La variedad escenarios con los que contamos que mezclan los mundos oníricos, ciudades, entornos naturales e incluso mundos digitales están enlazados con una tremenda fluidez que nos embarca en un viaje que, como única pega, se puede antojar algo corto en su primera pasada.
Como digo es un juego algo corto en su primera pasada, completarlo no va a llevar más de una hora, pero la posibilidad de desbloquear nuevos modos de juego, secretos, mejorar nuestras puntuaciones y, sobre todo, la posibilidad de disfrutar otra vez de su maravillosa banda sonora son excusas más que suficientes para convertirlo en una experiencia de lo más rejugable.
Sayonara Wild Hearts es uno de los juegos más frescos de este año 2019, con una narrativa críptica a la que cada jugador dará su enfoque personal por el tema que trata, estamos ante un juego que maneja la música como pocos lo han conseguido en la presente generación y que te deja ensimismado desde el primer momento en el que empiezas a jugarlo, adictivo y seductor a partes iguales es un título que invita al esparcimiento, a relajarse, en definitiva, a vivirlo.
Con referencias a la cultura pop y a los videojuegos a lo largo de sus escenarios, es una experiencia que recomiendo a todo el mundo, si este análisis no es suficiente su precio de 12,99 € debería de ser el último argumento que me falta para animarte a jugarlo.