7 Days to Die es uno más de la remesa de juegos recientes basados en dos pilares fundamentales y que han ayudado a varios títulos a alcanzar gran éxito entre los jugadores: la supervivencia y el crafteo. La mayoría de estos juegos, que han recogido el testigo de Minecraft para intentar aportar su granito de arena al género, han aparecido sobre todo gracias al programa de acceso anticipado de Steam, y claro, gracias a los comprensibles e impacientes usuarios que han apostado por ellos aún sin estar acabados. Lo que les ha valido la oportunidad de ir creciendo poco a poco. A su vez, ese crecimiento les está permitiendo llegar también a otras plataformas. En el caso de Xbox One ya podemos jugar por ejemplo a Ark Survival Evolved o The Solus Project, otros dos de esa horneada de juegos de supervivencia que se encuentran dentro del programa Game Preview. En el caso de 7 Days to Die, nos encontramos con una experiencia más similar a lo que ya nos es familiar de Minecraft, pero con el añadido de los zombies, y unas posibilidades de juego bastante más profundas de lo que cabría esperar a priori. Vamos, que no es de extrañar que Telltale se haya fijado en él para dar ese salto a la producción, porque 7 Days to Die es un juego que pinta de primeras de lo más interesante. Pero ahora aguardad un momento y acompañadnos en nuestro análisis de 7 Days to Die en su edición para Xbox One, porque aún nos queda explorar esas virtudes, pero también lo que por ahora le impide ser un juego a tener en cuenta.
Auténtica supervivencia…
Una de las mejores cosas de 7 Days to Die es la cantidad de opciones que ofrece a la hora de personalizar nuestra partida. Lo único que se repetirá de manera exacta en cada partida es la necesidad de sobrevivir el máximo tiempo posible. Y aquí no solo entran en juego los zombies, sino también las condiciones climáticas, el hambre, la sed, la radiación o enfermedades que deberemos de curar a tiempo. Con respecto al comportamiento de los zombies, es una de las opciones a personalizar antes de comenzar las partidas. Lo bueno es que podemos optar por una buena variedad de opciones, desde hacer que sean los clásicos y bobos zombies a los que más acostumbrados estamos, del tipo que vemos en la serie The Walking Dead, a convertirlos en auténticas máquinas de matar, capaces de percibirnos fácilmente, rápidos y extremadamente agresivos. También podemos elegir la opción de que el ciclo de día y noche les afecte, para hacer de la noche un momento más peligroso, dotando así al juego de un componente extra de emoción, y dándole mayor sentido a la necesidad de refugiarnos. Aunque también podremos toparnos con algunos animales rabiosos que nos pongan en situaciones delicadas.
Podemos elegir a su vez el terreno en el que aparecemos. Optando bien por uno predeterminado, o por uno generado de forma aleatoria, que podrá ser generoso con nosotros o ponernos las cosas bastante más difíciles. Unas opciones que pueden ser aún mucho más grandes si creamos una partida privada, como por ejemplo decidir también la duración del ciclo día/noche. Aunque en este caso perderemos la posibilidad de conseguir los logros del juego.
Una vez establecidas todas las condiciones, comenzamos a jugar con uno de los supervivientes que el juego ofrece. Apareceremos en mitad de la nada, más o menos como cuando salimos del refugio en Fallout pero sin elementos narrativos, y a partir de aquí nos tocará buscarnos la vida como sea. Únicamente nos ayudará un breve tutorial, que nos guiará para dar los pasos más básicos: crear nuestras primeras prendas de ropa, recolectar algo de material y colocar los primeros bloques de nuestro refugio. Esto último, lo primero que deberemos hacer, ya que necesitaremos por muchos motivos un lugar en el que escondernos al llegar las hordas de zombies, guardar todo lo que vayamos consiguiendo o sencillamente descansar.
Por supuesto también tocará hacer frente a las necesidades fisiológicas de nuestro personaje, que aquí dejan el clásico sistema de hambre de Minecraft a un lado, para dar lugar a un sistema considerablemente más complejo, que incluye una gran cantidad de efectos, enfermedades, sed, cansancio, calor. Y casi todo lo que consumamos, llevemos encima, o nos enfrentemos, nos afectará de algún modo. Algo que aumenta muy bien la sensación de supervivencia, pero de lo que habrá que andarse con mucho ojo durante el juego.
Como hemos dicho, el crafteo es otra de las bases jugables de 7 Days to Die. Siendo además el apartado en el que mayor profundidad encontramos. Podemos crear una enorme variedad de utensilios que nos irán haciendo la vida más fácil poco a poco, desde armas a medicinas varias, pasando por todo tipo de herramientas. Mientras que a la hora de construir estructuras, aunque las bases volverán a ser los clásicos cubos al estilo Minecraft, tenemos todo tipo de sistemas para mejorar visualmente, y también para convertir nuestra base en un sitio más práctico, una auténtica trampa para zombies. Claro que esto nos llevará un gran período de adaptación a las posibilidades que ofrece el juego, y mucho ensayo y error con los zombies, que en muchas ocasiones nos echarán abajo nuestras instalaciones por haber dejado más puntos débiles de los esperados. Por ello, al igual que otros juegos del mismo estilo, no se trata de una propuesta para todos los jugadores, sino que es importante ser muy pacientes para comprender cómo y qué hacer en cada momento. También tener una gran capacidad creativa, cuanta más imaginación le echemos mejores instalaciones lograremos hacer a todos los efectos. Con estos factores a nuestro favor, 7 Days to Die tenía todas las papeletas para convertirse en una experiencia de lo más interesante para nuestra Xbox One. Sin embargo, los problemas de lanzar un juego inacabado son inevitables, y es de lo que toca hablar ahora.
En auténticas condiciones extremas
Partiendo desde su apartado técnico, del que tampoco esperábamos una gran cosa por lo que ya habíamos visto de él en PC, y aún así puede sorprender por su pobreza. No solo me refiero al aspecto gráfico, que al final tampoco está tan mal, con especial mención al diseño de los zombies, que presenta además una buena variedad. Sino sobre todo por su paupérrimo rendimiento. Comenzando por una distancia de dibujado que es irrisoria, que apenas nos permite de ver 20 metros por delante nuestra a pesar de estar en una llanura. Algo que quizás potencie un poco la sensación de inseguridad, de que nos pueda sorprender algún enemigo poderoso, pero que no resulta realista, y parece más bien una obviedad de las carencias del juego. Más molesto aún pueden ser las frecuentes congelaciones debido a la baja tasa de frames, que pueden llegar a durar incluso un par de segundos, y nos pueden pillar en mitad de un combate cuerpo a cuerpo. En los momentos pausados de construcción no veremos demasiadas, pero harán acto de presencia en los momentos de viajar rápido por el mapa o de combates intensos contra varios enemigos.
Por otro lado, y como contraste del diseño de los zombies, nos encontramos con que tras unas partidas los escenarios pueden llegar a resultar muy similares entre sí, porque aunque encontramos zonas diferenciadas, unas desérticas u otras nevadas, de ciudad o afueras, la distribución entre ellas es casi siempre muy similar, con alguna ruina, alguna colina y casi la misma distribución. Tampoco ayudan a dar una mejor sensación los clásicos bugs gráficos de superposiciones, una física un tanto extraña, o unas animaciones de hace dos generaciones. Lo más salvable es la iluminación, bastante correcta en los ciclos y sombras. El apartado sonoro no se encuentra más cuidado. Los efectos son pocos y los mismos en cada golpe, en cada disparo, en cada paso. Y eso cuando no fallan.
En cuanto a su jugabilidad tampoco se ha hecho un buen trabajo. Algo que contrasta mucho con por ejemplo Minecraft para Xbox One. Que sin presentar un control exquisito, y dadas las obvias carencias del mando con respecto al ratón y teclado a la hora de navegar por los menús, queda solventado bastante bien. De hecho, tras varias horas de juego, combatir contra los enemigos puede incluso a tener su punto de diversión y dominio. En 7 Days to Die cabía esperar algo aún mejor, puesto que contamos con todo tipo de armas, tanto para el cuerpo a cuerpo, como para la distancia, con arcos y armas de fuego. Y sin embargo, su manejo no solo resulta impreciso, en parte también por las bajadas de frames, sino que ni siquiera resulta natural en pantalla, y prácticamente nos limitamos a ponernos delante del enemigo y golpearlo casi sin saber en ocasiones si estamos acertando o no. A su vez, la navegación por los menús se ha implementado como si el stick fuese un ratón, algo que acaba siendo engorroso, lento e impreciso.
La supervivencia del grupo
Por último, una vez más tenemos una de cal y otra de arena con su multijugador. 7 Days to Die ofrece muy buenas posibilidades multijugador, con partidas para hasta cuatro jugadores online, o la inclusión de la pantalla partida. Pero por el momento su funcionamiento online no es muy bueno, con caídas frecuentes o un ping demasiado elevado. Tampoco es muy cómodo el modo para encontrar partidas, que ni siquiera nos permite elegir entre un servidor u otro, aunque suponemos de buena fe que siempre se nos introduce en la partida que mejor casa con nuestra conexión. Esto es a mi parecer una de las prioridades a corregir, porque optar por jugar en solitario a 7 Days to Die puede convertirse en una experiencia extremadamente lenta, áspera y abrumadora por momentos. Incluso algo más de lo habitual en este tipo de juegos, dada sus muchas posibilidades. En cambio, si lo hacemos junto a compañeros, a poder ser con los que podamos hablar, claro, todo se vuelve mucho más ameno, y planificar juntos nuestros objetivos una vez dominado lo principal puede resultar muy gratificante.
En cualquier caso contamos con toda una gama de modos de dificultad, con la opción de jugar en solitario, y también con un modo creativo, en el que no tendremos que preocuparnos de sobrevivir o reunir recursos, sino centrarnos únicamente en las posibilidades creativas del juego.
Conclusión
Una vez repasado lo que ofrece actualmente 7 Days to Die, es obvio que estamos ante un juego que ha sido lanzado innecesariamente pronto y que debería de formar parte del programa Game Preview de Xbox One. Con una adaptación a consola que no se encuentra lo cuidada que debería, y en un estado inacabado. Ahora bien, 7 Days to Die no es un juego tan malo como se le está poniendo por ahí. Si tenéis paciencia para lograr a profundizar en su muy interesante sistema de crafteo con enormes posibilidades, imaginación para buscaros la vida en su árido mundo y amigos con los que compartir la experiencia, su propuesta puede ser apasionante y os atrapará durante muchas horas. Claro que también deberéis perdonar su apartado técnico, desfasado y con un rendimiento excesivamente pobre. Si al menos os pica la curiosidad, una buena idea podría ser también esperar un tiempo para ver si sus desarrolladores son capaces de integrar nuevas mejoras tanto a nivel técnico como jugable, cosa muy necesaria.