Decir que Assassin’s Creed se ha convertido por méritos propios en una de las sagas más importantes de la actualidad, es quedarse muy corto, son muchos los juegos que nos han ido llegando desde la pasada generación de consolas, contándonos innumerables aventuras a través del tiempo, pasando por épocas tan diversas como la Italia del Renacimiento con el que se considera el “asesino” más famoso de toda la saga, hasta el pleno apogeo pirata del mar caribeño con la cuarta entrega.
Assassin’s Creed se caracteriza por ser una serie de juegos de acción y aventuras en un mundo abierto que basa su propuesta en una gran libertad de movimiento por mapas recreados con la mayor exactitud histórica posible. Aunque no podemos decir que todos y cada uno de ellos hayan marcado ese característico camino que los define, ya que desde el pasado año con el apogeo de los llamados “Arcades” o juegos con un desarrollo más sencillo y por lo tanto menos costoso, Ubisoft decidió sacar con Climax Studio al frente del desarrollo, lo que acabará siendo una nueva trilogía empezando por Assassin’s Creed Chronicles: China, que nos pondría en la piel de la asesina Shao Jun en busca de venganza.
Arbaaz Mir un nuevo asesino entra en escena
Su segunda entrega, que hoy abarcamos en este análisis, nos lleva a la India, un lugar que en un primer momento nos hace recordar por su diseño a las antiguas entregas de Prince of Persia, uno de los antiguos exponentes dentro del género de plataformas. Un diseño artístico que se presenta como uno de los aspectos más destacables a pesar del fuerte granulado que poseen los fondos, sin embargo, no podemos decir lo mismo de su argumento, en el que controlamos a Arbaaz Mir, un asesino de élite en India del siglo XIX dominada por la corona británica. Nuestra misión será recuperar un artefacto llamado Koh-I-Noor que está en poder de los templarios, dando una serie de sucesos que aunque mantienen la tensión durante las seis horas que puede durarnos la campaña, no llega a atraparnos como si lo ha hecho otros títulos de la saga.
Hay que aclarar que al igual que la primera parte de la trilogía, el juego viene solamente con los textos traducidos al castellano, algo que en principio no supone un problema hasta que en ciertos momentos estos subtítulos no aparecen como es debido, algo que hace que nos perdamos algunas conversaciones.
Aunque la historia como os comentamos, no llega a ser algo que nos impresione, podemos profundizar más allá con los pergaminos escondidos dentro de los numerosos cofres repartidos a lo largo de los 10 niveles que nos esperan. También habrá secretos ocultos por el mapa que veremos con más facilidad gracias a la conocida vista de águila que nos permitirá también localizar a los enemigos de una forma mucho más fácil.
Como viene siendo habitual en la saga, habrá momentos que subidos a la atalaya, debemos sincronizar para poder ver lo que nos depara en el nivel, desde objetivos principales hasta tesoros ocultos.
Un mundo de templarios
Nada más comenzar nuestra aventura, tendremos tres modos de dificultad, normal, plus y plus difícil, aunque estos dos últimos los tendremos bloqueados hasta que no completemos la campaña en normal. La rejugabilidad está más que asegurada, ya que en el modo plus conservaremos todas nuestras habilidades y mejoras obtenidas hasta entonces, para poder así seguir mejorando a Arbaaz Mir y llevarlo a su máximo nivel. Dichas habilidades jugarán un papel decisivo en el transcurso de la campaña, como por ejemplo, pudiendo despistar a nuestros enemigos con el silbido o con el señuelo, que podremos recogerlo de los cuerpos que saqueemos, al igual que las granadas de humo y el chakram, siendo este último uno de los objetos más útiles. En los niveles superiores iremos desbloqueando unas habilidades especiales que nos situarán en una clara ventaja con nuestros enemigos, aunque se irán gastando en una barra que debemos rellenar con los puntos hélix repartidos por el mapa.
Por otro lado para añadir aún más variedad a la oferta jugable, tendremos disponibles una serie de desafíos divididos en tres modos; contrato, asesino y recoger. En el primero, nuestra misión será eliminar a un objetivo concreto, en asesino tendremos que eliminar a todos los oponentes de la sala, y en el último debemos recoger el mayor número de fragmentos del Animus en el menor tiempo posible. Y por si fuera poco, cada uno de dichos modos tendrá un total de 24 salas de desafío.
Siempre oculto en las sombras
Assassins Creed Chronicles: India al igual que su predecesor, nos ofrece múltiples formas para acabar con nuestros enemigos, siendo la opción del sigilo la que mejores resultados nos dará, ya que la vida de nuestro personaje se antoja en ocasiones bastante pequeña y un enfrentamiento directo con ellos suele acabar muy mal, en un combate que de nuevo sigue sin resultar satisfactorio, siendo el único aspecto negativo de un título que jugablemente es una auténtica delicia en unos escenarios 2.5D que le sienta bastante bien y donde nos hará disfrutar de lo lindo durante toda la aventura, aunque algunos destacan sobre otros, pero todos rozan un gran nivel, dándonos múltiples opciones para completarlos y acabar con los dichosos templarios.
Dichos enemigos son bastante diversos, con una salud, daño, velocidad y detección completamente distinta entre todos ellos, aunque conviene destacar que su rendimiento tiene sus altibajos, ya que en ocasiones parecen que están completamente ciegos, dando lugar a situaciones realmente inverosímiles.
Es muy importante calcular todos nuestros pasos para poder acabar con ellos sin saltar la alarma; subiéndonos a los techos y atacar desde arriba gracias a nuestro gancho, esperar el momento adecuado agarrado a un saliente o escondernos en las sombras son simples ejemplos de cómo podemos sorprenderlos. Un detalle que nos ha gustado es que el juego valora todo lo que hacemos a lo largo de cada nivel para darnos una puntuación en base a nuestro estilo.
Conclusiones:
La nueva localización de Assassin’s Creed Chronicles le sienta de maravilla al título, dando un imponente apartado artístico, acompañado de una gran jugabilidad que hace de este un juego divertidísimo. Si, repite los fallos de su antecesor, como la pobre inteligencia artificial de los enemigos, pero todo ello unido a un precio más que ajustado, hacen de este un título a tener en cuenta para todas aquellas personas que disfrutaron de la primera entrega.