Hemos vuelto a pasar por dos de las ciudades más icónicas de los videojuegos para traeros el análisis de Bioshock: The Collection para Xbox One, un recopilatorio único que reúne dos de los videojuegos más influyentes de la industria y una secuela (fuera del »canon») más que digna. Un pack que es una oda de amor a los videojuegos y que ninguno debéis perderos.
Antes de empezar el análisis de Bioshock: The Collection haré un »destripe»: un 9,5 de nota. Sí, muchos podréis pensar que es una nota exagerada para un refrito. Otros tantos pedirán el 10, y deben saber que no se lo damos porque hay que hacer medias y, claramente, en el apartado gráfico arrastra algunas pegas que alejan este recopilatorio de la perfección. Es más, incluso un 10 se me queda corto a la hora de ponderar videojuegos como los que tenemos entre manos y que los usuarios de consola podemos disfrutar como nunca.
También existe la polémica de siempre con las remasterizaciones. ¿Cómo valoramos el producto? ¿Valoramos solo el proceso de remasterización o aplaudimos que hayan devuelto a la vida el producto original con unos gráficos más actuales? Sea como fuere, si valoramos lo original puesto al día o el proceso de remasterización, si hablamos de consolas, que es de lo que hay que hablar, el proceso de remasterización de las tres entregas es soberbio, comenzando por la resolución 1080p y la tasa de 60 frames por segundo y terminando por los pequeños retoques visuales y los extras como los comentarios del director o el museo del primer Bioshock. Además, lo mejor es poder revivir las obras de Ken Levine para volver a darse cuenta de por qué es uno de los guionistas más afamados del momento.
»¿Quieres?»
Conocéis de sobra Bioshock. Si lleváis jugando, al menos, una década, seguro que habéis jugado a Bioshock, cualquiera de sus entregas (si no las tres), leído algo sobre el tema o visto algún vídeo. Hoy en día es imposible que el nombre del juego creado por Irrational Games con Ken Levine a la cabeza del proyecto no resuene en los foros gafapasta junto a otros juegos como Halo, Half Life 2, Ocarina of Time, GTA III, Command&Conquer o Super Mario 64.
Y es que, todo estaba inventado en el mundo de los videojuegos, pero llegó Irrational en 2007 con un juego que recuperaba lo que hizo grande a Half Life 2 y lo llevó al extremo, con una ambientación, una narrativa visual y una jugabilidad que nos conquistó a todos de inmediato, o casi. Y es que, llevando el juego al terreno personal (porque creo que todo aquel que haya jugado a Bioshock lo lleva siempre al ámbito personal, y si no es que está muerto por dentro), Bioshock tardó una semana en calarme tanto como las filtraciones de las ajadas paredes de Rapture dejan entrar al océano en la ciudad.
¿Recordáis el primer tráiler CGI de Bioshock? Yo sí, es uno de esos que se te quedan en la memoria (y que no es baladí, porque es la piedra angular de la saga, curiosamente). Llevaba más de una década jugando y comprando prensa de videojuegos, pero en 2006 es cuando me interesé por compartir en el foro de esta web mi hobby y, claro, en aquel momento los »redactores» nos peleábamos por ver quién ponía antes las noticias de Bioshock. Era el juego mimado de la prensa, tanto profesional como amateur, y todos queríamos ser nosotros quienes diésemos la noticia.
Así, seguí durante meses el desarrollo de Bioshock 1, reservé el videojuego (el primero que reservaba) porque necesitaba llevarme la caja metálica de Xbox 360 y, tras no dormir la noche del 21 de agosto del 2007, corrí al Gamestop a por mi juego. Llegué a casa, me bajé de la bici, lo metí en mi consola (que estaban hechas de tecnología extraterrestre, porque no había ni que instalar ni que actualizar nada, no como ahora) y, curiosamente, no jugué ni 20 minutos. La emoción que tuve siguiendo el videojuego se esfumó de un plumazo al jugar… y aún no sé por qué.
El caso es que, tras tres días me animé a jugarlo, porque me había costado un buen dinero, y no lo solté hasta que lo terminé. Es más, también lo compré en PC para esa basura de Microsoft llamada Games for Windows Live al igual que su secuela, Bioshock 2. Tardé tres días, pero cuando sentí la fiebre de Bioshock no pude curarla. Hay tres entregas del juego, pero tengo siete cajas en mi estantería, pertenecientes a diversas consolas y generaciones, de la obra de Irrational Games y 2K Marin.
Si habéis llegado hasta aquí es porque os gusta leer la vida de los demás, algo que agradezco, porque es hora de contaros las mejoras que tienen cada uno de los juegos incluídos en Bioshock: The Collection. Como habréis visto, no se trata de un análisis normal y corriente, no tiene sentido volver a contaros lo que ya sabéis de sobra. Aquí lo que interesa es conocer qué tiene de nuevo cada juego, qué incluye y cómo ha sido tratado por el tiempo y por el equipo al frente de la remasterización. Os daremos unas pequeñas pinceladas del argumento, pero eso es todo, el resto de líneas versarán sobre las novedades que incluye el pack.
Bioshock 1 – Comienzo
Corre el año 1960 y somos un tal Jack, una persona que ve como su avión se estrella en mitad del Atlántico, curiosamente donde hay un faro, un faro que no avisa a los barcos la llegada a puerto, sino que es la entrada a Rapture, una colosal ciudad submarina, una utopía donde el ser humano más cualificado podría llevar hasta el extremo su talento para convertirse en poco menos que super hombres, un sueño que, como todos, fracasó.
Si contara algo más… podría ser considerado spoiler, y como sé que puede haber gente que no haya disfrutado de la experiencia de Bioshock, no contaré nada más. Hablemos del remaster. Bioshock se lanzó a mediados del 2007 y, aunque Gears of War había dado el primer paso para demostrar el músculo de la generación pasada, Bioshock fue un paso más allá al llevarnos a una ciudad bellísima con un acabado artístico, un diseño visual y una ambientación única. Es más, esos elementos siguen teniendo su calidad intacta a día de hoy y no parece que hayan pasado más de 9 años desde su lanzamiento.
Sin embargo, las texturas eran muy reguleras, la resolución baja y los frames por segundo bailaban, algo que no nos impidió disfrutar de un juego estupendo pero que, de haberse remasterizado para Xbox One con un simple aumento de resolución y 60 frames por segundo (como hacen otros juegos) habría »cantado» demasiado. En esta remasterización, el equipo de 2K ha incluido nuevas texturas para los escenarios, aunque, eso sí, la resolución de las nuevas texturas no es la mejor del mundo, y tanto las sombras como algunos elementos del escenario se notan anticuados. Además, y es incomprensible, continúan los fallos a la hora de cargar las texturas, algo que todos los que hemos convivido con el motor Unreal Engine 3 en la pasada generación conocemos de sobra.

Siempre hay un faro.
También se han incluido algunos efectos lumínicos nuevos y efectos de partículas y humo que contribuyen a crear esa ambientación tan opresora y única. Además, y esto es lo mejor, hay nuevas animaciones para elementos del escenario, como pancartas, plantas y esas cosas, lo que le da un toque genial, ya que todo era demasiado estático y de cartón-piedra en el original.
Por otra parte tenemos los extras. Bioshock 1 no solo es el mejor de los tres juegos del pack, sino que es el más cuidado a nivel de contenido adicional, con coleccionables que desbloquearán comentarios del director (que son una auténtica joya y no debéis ver hasta el final del juego, para evitar posibles spoilers) y un museo que, aunque pequeño, nos permite ver cómo eran los diseños originales e ideas primigenias del juego. Conocéis a las Little Sister, ¿verdad? Pues os asombrará saber cómo eran al principio…
Por último, a nivel de DLC, el primero no era gran cosa, pero sí incluía las salas de desafío, un buen añadido si nos quedamos con ganas de más retos tras completar la aventura en difícil y sin vita-cámaras.
Bioshock Infinite – Nudo
Sí, la segunda parte, si atendemos a la cronología, es Bioshock 2, pero ya que en este recopilatorio tenemos los tres juegos, digo yo que habrá que jugarlos de la forma correcta, tal y como Ken Levine así lo quiere y para lo que diseñó Infinite. En Bioshock Infinite encarnaremos a Booker, un personaje con una misión muy clara: subir a la ciudad de Columbia y »rescatar» a una joven llamada Elizabeth.
Cuando lleguemos a Columbia quedaremos asombrados con la espectacular ciudad, una ciudad que ya vimos en su día en Xbox 360 y PS3, pero que no pudimos disfrutar del todo debido a la potencia de aquellas consolas. Ahora, en Xbox One y PS4 se nos permite jugar a la versión de PC de aquel juego que no fue tan revolucionario como se pretendía (Elizabeth no cumplió lo prometido), pero que sí nos permitía disfrutar de una acción más pulida que la del original (se nota la mano de Rod Fergusson en ese apartado) y una historia que hará que vuestra cabeza explote, sobre todo cuando lo terminéis de verdad, ya que el juego no termina hasta que os pasáis Panteón Marino, los dos DLC que aparecieron en su día para el juego y que ahora están incluídos en este remaster.
Y, hablando de remasters, en infinite no encontramos ningún tipo de extra especial, como comentarios del director, museo o cualquier otra cosa. Se trata de la versión de PC a 1080p y 60 frames, nada más y nada menos.
Panteón Marino – Desenlace
En su día, Panteón Marino pasó desapercibido por mucha gente que se negaba a comprar DLCs. Sí, yo tampoco era mucho de contenidos descargables, pero con esto hice una excepción… y menos mal que la hice. No podemos destriparos nada, pero se trata del cúlmen de Bioshock tal y como Levine lo concibió. No hay nada más posible tras este DLC con el que se cierra el círculo de la historia que comenzó hace 9 años.
Bioshock 2 – Otro faro
Los fans de Bioshock sabrán por qué este Bioshock 2 es otro faro. Se trata de un juego que no llega a los niveles de maestría del videojuego original, pero que sí mejora jugablemente a su antecesor gracias a una acción más ágil y nuevos enemigos. La historia es muy interesante y nos permite disfrutar de esas pequeñas que »recolectamos» en el primer videojuego.
¿Las pegas? A nivel de remasterización no tiene casi nada, ya que se ha renunciado al multijugador (que era muy interesante) y los extras son meros figurantes de una película mala. Además, da la sensación de que no se ha cuidado tanto como el primer Bioshock, una lástima, porque tiene escenarios que son una maravilla.
¿Nos vamos a París?
Donde no pasa el tiempo es en la narrativa. Gráficamente, Bioshock podrá quedar desfasado y dentro de 10 años será un juego »retro» que moverá hasta una calculadora, pero narrativamente sigue sin tener parangón a día de hoy. Y no me refiero a cinemáticas, que también las tiene, sino a la narrativa visual, la que nos »cuenta» el propio escenario, los enemigos con sus frases, las cartas, las absurdas cintas que nos encontramos en cualquier punto del escenario, el diseño de los enemigos, frases que pueden pasar desapercibidas pero que tienen una importancia bestial…
El primer Bioshock era, y es, único en este aspecto, mejorando, en mi opinión, lo que consiguió Half Life 2 debido a esa narrativa visual y su trama inteligente y profunda. Los dos juegos posteriores también mantienen esta narrativa, pero comienzan a abusar de las partes más guiadas y guionizadas, los cambios de cámara obligados y ese tipo de recursos que sí, están muy bien y son perfectamente válidos en el medio, pero que no sorprenden como lo hizo el primero.
Estas diferencias en la narrativa las notaremos al jugar The Collection del tirón y, además, nos permitirán descubrir detalles que solo podemos ver si los jugamos muy seguidos.
Así debe sonar el paraíso
En el plano sonoro no se ha tocado nada, se ha cogido el audio de PC y se ha trasladado a Xbox One y PS4. Sin más. Los tres juegos tienen un doblaje correcto, más Infinite que los otros dos, pero sus actores de doblaje son los mismos que en todos los juegos… y ver a Marcus Fenix pululando por Rapture pues qué queréis que os diga, no pega.
Sí, es un gustazo poder jugarlos en nuestro idioma, pero las voces originales son tan buenas que debemos darle una vuelta, al menos, en el idioma original, sobre todo para disfrutar de Infinite con un Troy Baker sublime y una Courtnee Draper inconmensurable (mención especial a los Lutece). La banda sonora de todos los juegos es sobresaliente, con temas de la época y un regalo en forma de canción a dúo entre Baker y Draper que hará que afloren unos cuantos feels:
Aunque los tres juegos están en castellano, el DLC, Panteón Marino, llegó en perfecto inglés (con subtítulos en nuestro idioma).
»El hombre elige, el esclavo obedece»
¿Habrá más Bioshock? Seguramente, 2K Games no va a dejar escapar tan fácil la obra de Ken Levine, pero éste se encargó con Infinite y sus DLCs de decir »eh, sacaréis más, pero no serán un Bioshock como tal». Levine se encargó de cerrar el círculo de la historia original de Bioshock con los DLCs de Infinite, algo que permite que el jugador que se haya sentido cómodo y satisfecho al 100% con esta saga sienta que puede no jugar a los próximos Bioshock, porque él ya ha disfrutado de Bioshock, y todo lo demás serán productos alternativos que no pueden incluirse dentro del canon, por así decirlo.
Es un juego que debe estar en vuestras estanterías, tanto si lo habéis jugado como si no. Un must have, una obra atemporal que se mantiene hoy tan fresca como cuando se diseñó, algo que habla muy bien del juego de Irrational y muy mal de la industria que, con uno de los mayores síntomas de agotamiento si nos referimos a los estudios grandes, las remasterizaciones, nos permite volver a disfrutar de estas obras maestras.