La lucha contra el cambio climático y la preservación del medio ambiente son dos temas que han cobrado mucha relevancia en los últimos años, por lo que no es de extrañar que algunos desarrolladores piensen en ello como tema principal a la hora de enfocar sus proyectos.
Esto es lo que ocurre con Ustwo Games, el estudio que se encuentra detrás de Alba: A Wildlife Adventure, un videojuego educativo y enfocado a un público familiar que pretende concienciar a los más pequeños —y no tan pequeños— sobre la importancia del reciclaje y el cuidado de la fauna autóctona, así como señalar con cierta valentía el problema de la gentrificación desde un punto de vista medioambiental.
La aventura mediterránea de Alba llegó a los jugadores de PC el 11 de diciembre de 2020, pero desde este 9 de junio ya está disponible en todas las plataformas, ¡así que vamos a viajar a la costa mediterránea española con este análisis de Alba: A Wildlife Adventure de SomosXbox para Xbox One!
Ese nostálgico verano
El juego se ambienta en Secarral, una isla ficticia situada en la zona del levante español y destino de vacaciones de nuestra protagonista, Alba, quién va a visitar a sus abuelos como cada verano. Una premisa que para muchos puede antojarse nostálgica, y que recomiendo fervientemente ahora que llega el verano; con Alba, tendremos libertad para explorar la isla en su totalidad, desde las ruinas de un castillo hasta la playa, pasando por los arrozales, los bosques o el pueblo, en el que en el día final celebraremos la verbena con nuestros abuelos y amigos.
Así que, durante las tres o cuatro horas que dura el juego, disfrutaremos de un viaje a nuestros veranos de infancia en un entorno que tal vez no destaque por unos escenarios detallados y realistas, pero que logra representar con ternura ese ambiente veraniego mediterráneo. El apartado artístico de Alba: A Wildlife Adventure es modesto, pero a su vez colorido y consistente; uniéndolo a su banda sonora, sus efectos de sonido y un notable trabajo de iluminación, nos zambulliremos en una experiencia pausada, agradable y relajante.
Y lo más importante de todo: podremos comernos unas buenas paellas.
Porque si hay otra cosa que apreciar en este juego son sus esfuerzos por mostrar un retrato fidedigno no sólo de la fauna autóctona de un pueblo valenciano, sino también de su gente y costumbres. Más allá del tópico de la paella y si está bien o mal hecha, los habitantes de Secarral me resultaron entrañables y cercanos, cada uno con algo interesante que contar, sus propias muletillas y personalidades sencillas pero bien definidas que se traducen en una compañía divertida que acompaña muy bien la experiencia de Alba.
Y me quedo, sin duda, con nuestra amiga Inés, que es un amor de niña y será nuestra guía en muchos momentos del juego. Ver a Inés es como ver a nuestros primos pequeños, a nuestros hermanos o a nosotros mismos en un vídeo que hayan grabado nuestros padres hace varios años. Se expresa y actúa como una niña y esto, como todo lo demás, es un trabajo del equipo que considero importante alabar; Alba: A Wildlife Adventure tiene una estética low-poly muy sencilla, pero sabe transmitirnos la verosimilitud con todos sus otros recursos.
Y es que después del último día de vacaciones de Alba, cualquiera querría volver al pueblo de sus abuelos a disfrutar de la verbena.
En busca de la fauna mediterránea
El objetivo principal de Alba: A Wildlife Adventure es sencillo: tenemos que recorrer Secarral y observar la fauna autóctona para fotografiarla, y así rellenar nuestro álbum con cada especie distinta que nos encontremos. De una forma similar a Pokemon Snap, exploraremos con Alba cada zona de la isla y nos guiaremos por los sonidos para encontrar al animal que estemos buscando; el libro de la Fauna Mediterránea que nos regalará nuestro abuelo será vital, pues nos indica en qué zona está cada especie y su sonido característico.
Sin embargo, la parte jugable va más allá de hacer fotos a los animales, ya que encontraremos otras muchas actividades que realizar durante nuestra estancia en Secarral. Alba, además de una pequeña aventurera, está hecha toda una activista; junto a su amiga Inés, funda la Liga de Rescate de Fauna de Alba e Inés —o LRFAI para abreviar—, que se encarga de proteger el medio ambiente y rescatar a los animales en apuros. Una misión que se vuelve mucho más relevante cuando el alcalde de Secarral quiere construir ni más ni menos que un enorme hotel sobre los terrenos de la reserva natural de la isla.
Para evitarlo, tendremos que reunir cincuenta firmas para exigir al alcalde que detenga la construcción del hotel, y esto lo lograremos fotografiando animales raros, salvando a otros tantos o reconstruyendo zonas abandonadas de la isla, entre otros. Cada día es diferente e incluye un evento nuevo que nos llevará a aprender nuevas habilidades para facilitar nuestras tareas, así como también tendremos libertad para ir completando nuestros objetivos, así que estaremos siempre ocupados y haciendo cosas nuevas.
Esto favorece mucho al gameplay, ya que no se hace repetitivo y da la sensación de que cada poco tiempo estamos aprendiendo una nueva mecánica. Con su corta duración, fomenta y premia la exploración, convirtiéndola en su pilar más valioso. El cuidado con el que se tratan los escenarios es un elemento que favorece sin duda esta exploración y convierte a Alba: A Wildlife Adventure en un título al que jugar un ratito cada tarde durante este verano.
Si hay un aspecto que tal vez no resulte tan satisfactorio para los jugadores más maduros es la forma en la que se desarrolla su guion en el momento final. Es aquí dónde recordamos que, por supuesto, está enfocado a enviar un mensaje a los más pequeños; la resolución del conflicto central resulta algo naïve, así como un tanto abrupta.
Pero, a pesar de todo, hay que valorar la importancia de su mensaje y su forma de señalar la raíz del problema, bastante valiente para tratarse de un título tan inocente.
Conclusiones
Alba: A Wildlife Adventure es un juego que, conociendo sus propias limitaciones, aprovecha sus puntos fuertes para ofrecer un producto didáctico y reivindicativo sin perder el tono amable que le caracteriza. Es un título que sabe muy bien a quién quiere llegar y lo que quiere conseguir, ofreciendo una experiencia agradable que divertirá a los más pequeños y evocará una dulce nostalgia en los más mayores.
Si hay un juego que regalar a los más pequeños para educarles sobre el reciclaje y la preservación del medio ambiente mientras disfrutan jugando, es éste; una aventura educativa que no por ello deja de ser divertida y que, sobre todo, no sólo disfrutarán los más pequeños. El público más adulto encontrará en Alba: A Wildlife Adventure un breve viaje de nostalgia veraniega.