Unos cuantos meses después de su lanzamiento y tras un primer DLC que nos gustó bastante, toca visitar París con una aventura que nos lleva a uno de esos lugares fetiche para el universo vikingo como es Francia y la mágica ciudad de París. Una ciudad en la que el mítico Ragnar Lodbrok dejó su huella y que propició que años después más vikingos intentasen repetir su gesta. Coged vuestras mejores armas, preparad el drakkar y acompañadnos a nuestra aventura en el análisis de Assassin’s Creed Valhalla: El asedio de París para Xbox Series X.
Una vez más, los quehaceres de Eivor en Inglaterra se ven alterados por la visita de un inesperado personaje en nuestra morada. Las noticias son algo funestas, ya que un mal se cierne sobre Francia donde el Rey Carlos está recurriendo a todo tipo de artimañas y aliados para repeler una nueva invasión Vikinga. Los resultados de sus batallas hacen que la tranquilidad de Eivor en Inglaterra se vea alterada, ya que si Carlos sigue teniendo éxito en Francia y se anima a cruzar el mar, el resultado podría ser horrible para el clan del Cuervo.
De viaje a Francia
Así pues, la meta de Eivor no es la de asediar y conquistar Francia, sino intentar contener a los franceses en su país y que no vengan a molestar a sus tierras. A lo largo de nuestra aventura conoceremos, como es habitual, a figuras clave de la historia, como a Siegfried y Carlos III El Gordo, quien tiene uno de mis apodos reales favoritos.
En El asedio de París nos toparemos con un mapa mucho más comedido que en el juego original, incluso diría que algo más pequeño que el de Irlanda, aunque por otro lado encontraremos en París la ciudad más grande que se ha recreado en el juego.
El hecho de que el mapa sea tan reducido ayuda a que las misiones vayan más al grano, con casi cada una de ellas suponiendo un objetivo de asesinato, haciendo que vuelva una de las mejores mecánicas de la saga, introducida en Assassin’s Creed Unity y que se olvidó al poco tiempo: los asesinatos «black box», también conocidas como ‘misiones de infiltración’.
Las misiones de asesinato reclaman protagonismo
Estas misiones consisten en fijarnos un objetivo de asesinato, pero dejarnos a nuestra elección la forma en la que queremos llevarlo a cabo. La premisa se puede comparar a lo que hemos visto en la nueva trilogía de Hitman (2016-2021), aunque debemos recordar que este estilo de misiones lo estrenó Assassin’s Creed Unity en 2014. Por lo tanto, una vez conocemos nuestro objetivo y entramos en una de estas misiones, lo que debemos hacer es escuchar conversaciones, hablar con personajes y conocer información vital: dónde se encuentra el objetivo, cómo podemos acceder a él…
La recompensa por ejecutar bien una de estas misiones es, además de una experiencia bastante elaborada, un asesinato más cinemático. Por ejemplo, podemos hacernos pasar por uno de los ayudantes en una ejecución, quedarnos a solas con el verdugo (nuestro objetivo) y su pobre víctima, para que en el momento justo podamos ejecutar nuestro asesinato, escapando sin dejar rastro y con una muerte espectacular a nuestras espaldas.
Estas misiones black box eran de lo mejor de Assassin’s Creed Unity y por desgracia se perdieron tras el salto de la saga al RPG de mundo abierto. Que El asedio de París las recupere en Assassin’s Creed Valhalla es una genial señal y ojalá signifique su regreso en el futuro de la saga.
Más allá de estas misiones que forman parte del arco principal, nos toparemos también con secundarias habituales del juego, así como 3 zonas de exploración dedicadas al credo de los Asesinos que nos recordarán a las míticas catacumbas que exploraba Ezio, aunque mucho más comedidas. Las recompensas resultarán interesantes, claro, nuevas armas, armaduras, habilidades y aptitudes, siendo algunas de ellas de las mejores de todo el juego.
En cuanto al apartado técnico, el resultado sigue la línea del juego principal, aunque esta vez en un entorno más grisáceo y menos colorido que muchos parajes de Inglaterra y a años luz de Irlanda. Eso sí, el hecho de tener una ciudad grande como París podría traernos problemas en el rendimiento como pasaba con York en el juego principal, algo que no hemos experimentado durante nuestro tiempo de juego en Xbox Series X.
Conclusiones: Análisis de Assassin’s Creed Valhalla: El asedio de París
Assassin’s Creed Valhalla: El asedio de París cumple con lo que se espera de una expansión: que sea duradera, que expanda la experiencia de juego y que se atreva con nuevas mecánicas. La historia no es que sea apasionante, pero el gameplay y las misiones de asesinato hacen que sigamos teniendo ganas de jugar más y más a la trama. Se echan de menos personajes carismáticos como los de la historia principal o la expansión de Irlanda (un besito a Ciara).
Ubisoft tiene claro el camino a seguir con Assassin’s Creed Valhalla y ya tenemos claro que este no será el último DLC que reciba el juego, de hecho lo suyo es que el año que viene sigamos teniendo (como mínimo) un par de expansiones más que más allá de añadir a la historia de Eivor también lo hagan a la de cierto personaje de la trama del presente.