Tras dos años de descanso llega un nuevo Assassin’s Creed y lo hace acompañado del lanzamiento de la nueva generación de consolas y como llevamos unas cuantas semanas con Xbox Series X y S en nuestro poder os traemos el segundo análisis para Xbox Series X|S de SomosXbox. Assassin’s Creed Valhalla nos trae a casa la oportunidad de sentirnos un vikingo en una época en la que ya se habían extendido por las diferentes regiones del Reino Unido, ¿conseguirá cumplir con su cometido? Aquí tenéis el análisis de Assassin’s Creed Valhalla en Xbox Series X|S.
Assassin’s Creed Valhalla nos lleva al 873 dC, momento en el que Eivor y el Clan del Cuervo abandonan su hogar para empezar de 0 en Inglaterra, un lugar al que los vikingos accedieron hace pocos años y que desde entonces no han parado de saquear y aprovecharse de los remanentes del Imperio Romano para forjar su propia leyenda. Pero esta historia comienza mucho antes de ese éxodo.
Los primeros compases de Assassin’s Creed Valhalla son un homenaje a uno de los juegos que mejor ha sabido representar la mitología nórdica: God of War (2018). Tirando de un espectacular plano secuencia -y que ya sirve para que jugando en Xbox Series X se nos ponga la piel de gallina- comenzamos a conocer a Eivor desde niño, su clan, las tradiciones vikingas… hasta que, como suele ser costumbre en un Assassin’s Creed, un traumático suceso lo pone todo patas arriba.
Eivor se ve envuelto en una feroz lucha contra una manada de lobos e incluso llega a experimentar lo que es la muerte, pero por lo que parece que es la voluntad de los dioses, Eivor vuelve de entre los muertos y acaba con los lobos: así comienza la leyenda de Eivor el Matalobos.
Retomando la saga
Assassin’s Creed Valhalla nos permite escoger entre dos versiones de Eivor: la masculina y la femenina, e incluso nos presenta una opción en la que podemos dejar que el Animus escoja el género de nuestro personaje según la misión o momento de la trama, algo que personalmente me parece bastante cobarde y que quizás saca un poco de la trama el tema de que tu personaje vaya cambiando entre misiones. O dejan la opción al principio o te obligan a jugar con uno, sea femenino o masculino, pero esa decisión no es demasiado acertada.
Volviendo al juego. Años después de esa feroz lucha con los lobos, Eivor debe cerrar de una vez por todas un conflicto en su tierra natal de Noruega. Un conflicto que le lleva quitando el sueño durante décadas. Con la ayuda de su clan y de nuevos aliados, consigue solucionar el conflicto, pero ahora se le presentan dos opciones: rendir pleitesía al nuevo Rey Harald o huir hacia Inglaterra con su clan, su viejo amigo Sigurd y unos nuevos conocidos. Así pues, Sigurd, Eivor y su clan se embarcan en un viaje que los llevará a su nuevo hogar.
Tras este prólogo, que nos puede llevar unas 7 horas tranquilamente llegamos al presente, ese hilo conductor de toda la saga que en los juegos había pasado a un segundo plano desde Assassin’s Creed III y que se recuperó en Assassin’s Creed Origins gracias a Layla Hassan. Después de los traumáticos sucesos de Assassin’s Creed Odyssey, Layla se encuentra en un nuevo refugio al otro lado del mundo investigando el ADN de unos huesos vikingos que inexplicablemente acabaron en un lugar en el que los vikingos no llegaron oficialmente hasta siglos después.
Al igual que en Assassin’s Creed III, el mundo vuelve a estar al borde de un cataclismo. La solución implementada por Juno en 2012 parece que está comenzando a perjudicar al campo magnético de la Tierra y Layla está destinada a seguir el camino del héroe de Desmond. Para descubrir cómo salvar el mundo, revivir los sucesos de la vida de Eivor será clave.
No os voy a contar nada más de la trama, de hecho con ese precepto para entender el por qué Eivor debe abandonar su tierra y cómo se une el juego con las anteriores entregas, poco más os hace falta. De hecho, los primeros compases de Assassin’s Creed Valhalla ya os ponen al corriente del estado actual del mundo gracias a los correos y archivos que guarda Layla, incluso se hace mención a cierta pandemia…
Sé un Vikingo
La vida del vikingo es aquello que disfrutaremos cuando controlamos a Eivor. Nada más llegar a Inglaterra debemos encontrar un lugar donde establecer nuestro campamento y llamarlo «Casa». Acompañados de nuestros miembros más fieles del Clan del Cuervo, debemos saquear templos cercanos y crear nuestros propios edificios, mejorarlos y reclutar a miembros que nos serán de ayuda.
Aunque como buenos vikingos también debemos ser astutos. Invadir y conquistar no será nuestra única tarea, ya que tenemos que hacernos aliados, importantes e influyentes personalidades que gobiernan las diferentes tierras de Inglaterra. Como ya sabréis, en esa época los hijos de Ragnar ya habían marchado sobre Inglaterra, ocupando gran parte de ella. Otros clanes vikingos se habían sumado a la campaña y se mantenían en una constante guerra con los ingleses.
Nuestra tarea se dividirá en 2: hacer crecer nuestro hogar y forjar alianzas para asegurar el dominio vikingo, así como nuestra independencia y poder. Para ello, Eivor contará con un grupo de guerreros que le acompañarán en sus aventuras. Esos guerreros se subirán en nuestro Drakkar y nos servirán de apoyo en los saqueos, pero también en las misiones, eso si decidimos imitar el estilo de los vikingos, ya que os recuerdo que estamos ante un Assassin’s Creed…
Nada es verdad
Cronológicamente Assassin’s Creed Valhalla es el juego más cercano al Assassin’s Creed original, así que no es de extrañar que los primeros representantes de los Assassin’s (todavía llamados Los Ocultos, nombre otorgado por Amunet (Aya) y Bayek en Assassin’s Creed Origins) sean de origen árabe, lugar del mundo en el que gozaban con mayor presencia y cuya base se encontraba en Masyaf.
Basim y su discípulo Hytham conocen a Eivor de la mano de Sigurd, amigo de la infancia de nuestro protagonista. El vikingo, en uno de sus muchos viajes dio con ellos y fueron unos útiles aliados de cara al viaje del clan a Inglaterra. Allí, Los Ocultos también tenían planes, así que ambas facciones se podían ayudar mutuamente. De hecho, uno de los lugares que podemos mejorar en nuestro hogar es la guarida de Los Ocultos, donde Hytham nos dará misiones para acabar con sus milenarios enemigos.
La trama de Assassin’s Creed Valhalla recuerda en cierta manera a lo vivido en Assassin’s Creed IV: Black Flag y Assassin’s Creed Origins, de hecho el motivo es más que obvio: director y escritor principal son los mismos en los tres juegos. Darby McDevitt y Ashraf Ismail nos han traído dos de los mejores Assassin’s Creed (¿Lo será también Valhalla?) y su manera de hacer las cosas es de lo más clara: todo el trasfondo del juego se basa en el viaje personal del protagonista, quien utiliza o es utilizado por el Credo como hilo narrativo que hace avanzar la trama.
Assassin’s Creed Valhalla nos cuenta una historia de vikingos, sí, indudablemente, pero también nos narra las nuevas aventuras de una guerra que se lleva disputando durante siglos y a la que le quedan otros muchos más por delante. Las guerras que luchan vikingos e ingleses están supeditadas a las que Ocultos y La Orden de los Antiguos luchan. Como siempre, una conspiración está detrás de todo.
Y lo mejor reside en el amor que Darby y su equipo han tenido para hilar estos 13 años de saga. Contaremos con multitud de referencias a todos los juegos de la saga, no solo a los más recientes, así como una enorme importancia de los cómics para comprender mejor la trama del presente. Assassin’s Creed Valhalla es la unión definitiva de todo el lore de la saga, unido con una precisión milimétrica y admirable teniendo en cuenta la cantidad de material disponible.
Assassin’s Creed más RPG que nunca
El rumbo que tomó la saga con Origins y que expandió con Odyssey se ha perfeccionado en Assassin’s Creed Valhalla con un componente RPG que nada tiene que envidiar a The Witcher, The Elder Scrolls o Dragon Age. Se han solucionado ciertos problemas en el inventario, que en los anteriores juegos nos hacía tener multitud de objetos de equipo, incluso repetidos, ahora la sensación es que cada pieza de equipo es única y se puede ir mejorando gracias a nuestros propios recursos y el herrero del campamento.
Cada pieza de equipo tiene sus características, que la hacen perfecta para según qué situación o enemigo, así pues, podemos mejorar al máximo cualquier pieza y que sea igual de buena que una que ya de entrada nos encontramos a un elevado nivel. Ahora lo que importa no es la rareza o «nivel» (un valor eliminado en esta entrega) sino sus características en combate.
Como os he dicho, el nivel se elimina en Assassin’s Creed Valhalla y ahora se nos clasificará (solo a nosotros y no a nuestro equipo) con unos puntos que van ligados a las habilidades que desbloqueamos. Y ojo, que esto puede ser confuso, ya que las habilidades tradicionales ahora cuentan con el nombre de «Aptitudes», estas aptitudes son básicamente ataques especiales con armas cuerpo a cuerpo, arcos o mejoras de estado. En cuanto a las habilidades de este juego, su cometido es el de mejorar nuestras características y otorgarnos ciertas habilidades que estarán ahí para siempre, sin necesidad de asignarlas a un botón.
Quizás esta división entre mejoras de características y nivel y las aptitudes es la parte más confusa y que os costará unas cuantas horas entender, de hecho a mí todavía se me escapan algunas cosas, pero no os preocupéis.
¡Pero si es como Dark Souls!
Hablando del combate, contaremos con dos espacios para armas, una de principal y otra de secundaria. Podemos llevar un arma pesada que nos ocupe ambas manos y nos haga más lentos pero más dañinos, podemos equiparnos un hacha y un escudo para lograr un combate equilibrado, dos hachas para ir como locos al ataque a gran velocidad o combinar otras de las muchos tipos de armas.
Mis combinaciones favoritas han sido la de hacha y escudo, excelente para realizar parrys y rematar al enemigo, y las dos hachas, que aunque ofrecen menos protección ante los ataques enemigos y un tiempo de parry menor, nos permite atacar a gran velocidad, antes de agotar nuestro aguante.
Y es que el combate ha sufrido un gran lavado de cara. Si las quejas con el combate de Odyssey era la sensación del peso del protagonista, lo irreal de sus animaciones y la nula sensación de los golpes, en Assassin’s Creed Valhalla se ha traído un combate mucho más pesado, donde tanto nuestro peso como el de nuestros enemigos y los golpes se sienten en todo momento.
Ahora Eivor contará con una barra de aguante , algo que ya hemos visto en Sekiro: Shadows Die Twice y Star Wars Jedi: Fallen Order. A medida que ataquemos a nuestro enemigo su barra irá disminuyendo, permitiendo que realicemos un golpe contundente y le restemos gran parte de salud o directamente lo matemos. También sirve para nosotros, ya que esa barra se agotará si realizamos muchos ataques seguidos o si no paramos de defendernos antes los golpes sin soltar el botón de defensa o esquivar.
Este nuevo sistema hace que los contraataques y los tiempos de golpeo sean más importantes que nunca, aunque la mayor pega (quizás la más grande de todo el juego) es el pésimo nivel de la inteligencia artificial. Estamos ante un juego de Ubisoft con todo lo que ello conlleva, así que no esperéis virguerías de una IA bastante tonta, que en sigilo será de lo más absurda y que en combate sólo nos lo pondrá difícil si se junta un gran grupo de enemigos.
También hay lugar para el sigilo
Assassin’s Creed Valhalla es un juego que parece que en todo momento te invita a ser un vikingo que se lo quiere llevar todo por delante, pero también puedes utilizar el sigilo, de hecho las opciones están ahí. Podemos decidir ponernos la capucha para camuflarnos entre la multitud, agacharnos entre la hierba alta y sorprender a los enemigos con nuestra hoja oculta.
De hecho, en las misiones donde la prioridad es eliminar a un enemigo clave, ir con sigilo es la opción más inteligente, ya que lo que nos supondría 20 minutos de peleas ante hordas de soldados ingleses se puede solucionar rápido gracias a los niveles diseñados de forma astuta, con los que utilizando nuestra Vista de Odín (el sustituto de la vista de águila de la saga tradicional) podemos utilizar pasadizos, evitar a los enemigos o acabar con ellos sigilosamente.
Con esta nueva forma de entender el sigilo, donde vuelven elementos queridos por los fans como el hecho de camuflarse entre la multitud, incluso entre monjes al más puro estilo Altaïr, perdemos algo bastante útil de las anteriores entregas. Senu e Ícaro sustituían la vista de águila tradicional por una vista, literalmente, de águila, con la que podíamos marcar enemigos. Ahora esta faena recae en la Vista de Odín, que los resalta como en los juegos de antaño, mientras que le hecho de utilizar al cuervo de Eivor servirá como una especie de atajo al mapa para encontrar recursos rápidos o marcar puntos de destino.
Un poco de todo y para todos
En cuanto a los objetivos del juego, ya os he comentado más o menos la mecánica principal de la trama, que consiste en forjar alianzas y asegurar que nuestro asentamiento sea próspero, para ello tendremos que completar misiones principales que nos contarán diferentes tramas sobre personajes influyentes de todo tipo y con los que reviviremos momentos históricos. También podemos saquear los santuarios presentes por todo el juego, que actuarán como las fortalezas de las anteriores entregas, habiendo de más fáciles o difíciles según la zona.
Aunque lo más interesante reside en cómo se ha orientado el contenido secundario, que se divide en artefactos, historias de las gentes que habitan las tierras y las riquezas. Los artefactos nos contarán información sobre el lugar, tramas secundarias o principales o simplemente easter eggs de todo tipo.
Por otro lado tenemos las riquezas, que obtenemos saqueando santuarios o cualquier lugar y que nos aportarán o monedas o materiales con los que construir. Y por último tenemos las historias, que son una especie de misiones secundarias que profundizan en la cultura de los lugareños y en sucesos. Pueden ser de lo más extrañas, ya os aviso, pero resultan de lo más originales al más puro estilo Yakuza (por lo de alocadas, divertidas e inesperadas) y se alejan del ya obsoleto modelo de recadero.
Más allá de esta división también tenemos otras tareas. Ligadas a la trama principal tenemos la de acabar con los miembros clave de la Orden de los Antiguos, igual que en las anteriores dos entregas. También tenemos importantes misiones relacionadas con artefactos romanos, antigüedades de los Ocultos, bugs del Animus que nos traen enormes reminiscencias de lo que eran los glifos de la trilogía de Ezio…
De verdad, no os vais a aburrir en Assassin’s Creed Valhalla. Y eso sin contar con muchísimas cosas que no he mencionado y que serán una grata sorpresa para los mayores fans.
Assassin’s Creed Valhalla en Xbox Series X|S: El primer juego Next Gen
Me he deshecho en halagos ante las mejoras gráficas de Gears 5 y Forza Horizon 4, pero Assassin’s Creed Valhalla es el mejor juego con el que estrenar tu Xbox Series X|S. En la grande de la familia moveremos el juego a 4K a 60 fps, mientras que en Xbox Series S el juego irá a 1440p y 30 fps. Más allá de resolución y rendimiento, Assassin’s Creed Valhalla impresiona -y mucho- en el nivel de sus texturas, iluminación e interiores.
A lo largo de mi partida me he topado con entornos que parecían sacados de la vida real, con una luz que recreaba detalles y sombras que jamás había visto en ningún otro juego, y es que pese a no utilizar Ray Tracing, la iluminación de Assassin’s Creed Valhalla es sublime, con unas mejoras brutales y que dan la sensación de que ningún objeto se siente fuera de lugar en un entorno. De hecho, si queréis ver las imágenes de este análisis sin compresión mostrando Assassin’s Creed Valhalla en Xbox Series X en todo su esplendor podéis consultar la galería de abajo o hacer click aquí.
En cuanto a los modelados, una de las asignaturas pendientes de Ubisoft, Assassin’s Creed Valhalla presenta un gran nivel de detalle, tanto en cinemáticas como en escenas más normales y de ir por casa. En cuanto al rendimiento, los 60 fps se mantienen constantes, encontrando el mayor problema en el screen tearing que se produce cuando visitamos ciudades más concurridas. En esos lugares no notaremos que los fps bajan, pero sí que el frame se «parte», como si la pantalla se actualizase en la parte de abajo pero no arriba.
Por otro lado, el juego llega doblado de salida al castellano y como suele ser habitual destaca por el enorme trabajo realizado, destacando la actuación de Eivor en versión masculina, cuya voz no podría ser mejor para representar a un vikingo. La banda sonora conseguirá que se os ponga la piel de gallina, con verdaderas maravillas de diferentes géneros.
Abriendo las puertas del Valhalla
Assassin’s Creed Valhalla me ha maravillado y creo que ha quedado bastante claro en este análisis. El planteamiento de lo nuevo de Ubisoft nos trae un RPG al que no se le puede pedir más, tocando todos los palos posibles del género y haciéndolo con muchísimo acierto. Por otro lado, la ambientación, uno de los puntos fuertes de la saga, sigue siendo excelsa y la trama junto al gameplay nos hará sentir ciertamente como un vikingo.
En cuanto a la herencia de la saga, Assassin’s Creed Valhalla ofrece la experiencia más Assassin’s Creed que hemos vivido en un juego de la saga desde hace muchísimo tiempo, siendo casi una carta de amor a los fans que 13 años después siguen siendo fieles a una saga mítica.
Acompañado por la nueva generación de consolas, Assassin’s Creed Valhalla se convierte en uno de los imprescindibles para jugarlo de salida, siendo uno de los que más partido saca al nuevo hardware y justifica su compra. No sabemos qué le deparará el futuro a Assassin’s Creed, pero Assassin’s Creed Valhalla es el camino a seguir.