La saga Dark Souls ha influenciado tanto a los desarrolladores de todo el mundo que muchos estudios han querido replicar su éxito, motivo por el cual consideramos que existe el soulslike, un género en sí mismo. Ese fue el caso de la compañía alemana Deck 13, que construyó su cartera de obras partiendo de las premisas de From Software. El Lords of the Fallen original y la saga The Surge son buenos ejemplos.
Sin embargo, en esta ocasión Deck 13 ha querido probar algo un poco distinto y de ahí es de donde sale Atlas Fallen, un esperado videojuego de acción y aventuras ambientado en un mundo desértico pero precioso y que sacrifica muchos de los elementos del soulslike para buscar su propia identidad. Te hablamos en profundidad del juego en nuestro análisis de Atlas Fallen, que ya hemos podido jugar y terminar en su versión de Xbox Series X.
Libra a Atlas del tirano
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Eres un sin nombre, una persona más del tiránico mundo de Atlas que ha sido despojado de su nombre, como tantos otros a los que solo se les conoce por su profesión o por alguna característica particular de su persona. Sin embargo, cuando la caravana en la que viajas se ve atrapada en una tormenta de arena, encontrarás el Guantelete, un artefacto mágico que te confiere increíbles capacidades, incluso la de enfrentarte a los peligrosos espectros que habitan en la arena y que han convertido en un infierno la vida en Atlas.
Sabes que hay un responsable para toda esta miseria y es el venerado dios sol Thelos y la reina, su representante terrenal. Esta es la premisa de un Atlas Fallen que construye su lore a fuego lento pero con mucho tino. Sin duda la coyuntura social y política del juego nos ha parecido uno de sus puntos fuertes, aunque lamentablemente Deck 13 no ha sido capaz de mantener el nivel en lo que a la narrativa y la historia respecta. Una historia que se sigue con cierto interés, pero cuyas misiones principales no generan el enganche necesario que sí logra su gameplay, mucho menos las secundarias, que muy pronto se hacen repetitivas por apostar por una fórmula demasiado simple, sin la intención de desarrollar a personajes secundarios que pudieran aportar más profundidad a la propuesta.
Vales tanto como tu armadura
Comentábamos que el gameplay es el gran valor de Atlas Fallen y es por ello que no dilataremos más el comenzar a hablar de él. En lo nuevo de Deck 13 hay muchos tipos de enemigos, algunos de ellos pequeñitos y que no requieren demasiado esfuerzo por nuestra parte, pero muy pronto nos daremos cuenta de que el juego prefiere que nos peguemos con gigantescas bestias que sí supondrán un desafío. En casi todas las misiones tendremos que acabar enfrentándonos a poderosos espectros, pero estos también estarán libres por el mundo abierto y en actividades opcionales.
Cada uno de estos grandes espectros tienen varios puntos débiles que debemos destruir para poder acabar con ellos. Si a un espectro le queda una de las patas intactas, de nada servirá que sigamos golpeando a su cabeza, lo que nos obliga a estar en constante movimiento y hace que los combates sean increíblemente dinámicos. Especialmente si tenemos en consideración que Atlas Fallen nos invita a no solo movernos por el suelo, sino a saltar y realizar combos en el aire. El resultado es espectacular.
Pero para poder enfrentarnos a estos espectros de nivel creciente debemos estar preparados y para ello tenemos que tener siempre lista nuestra armadura, nuestra build de piedras de esencia y nuestro ídolo. Vayamos por partes. A lo largo del juego podremos comprar, encontrar e incluso craftear diferentes armaduras, cada una de ellas con sus propias características. En las forjas (que funcionan, salvando las distancias, como las hogueras de un Dark Souls) podremos mejorarlas con el polvo de esencia que conseguimos al derrotar a enemigos. El nivel de la armadura marca también el nivel de nuestro personaje y cada vez que la mejoremos también se desbloqueará la posibilidad de obtener una ventaja adicional para nuestro sin nombre. La armadura lo es todo en Atlas Fallen.
Puede que muchas de estas mecánicas te recuerden al ya mencionado Dark Souls, pero lo cierto es que Atlas Fallen tiene un enfoque completamente distinto. Los enemigos no reaparecen tras descansar en una forja y el propio juego te invita a que explores diferentes builds y habilidades, pues no hay ninguna penalización por morir. De hecho, la obra cuenta con tres niveles de dificultad, por lo que ni siquiera tiene que ser complicado si no quieres que lo sea. También puedes jugarlo en cooperativo con un amigo, lo que a buen seguro incrementará las dosis de diversión.
Las piedras de esencia constituyen la otra gran clave de Atlas Fallen. Se trata de habilidades pasivas y activas que podemos utilizar o dejar de hacerlo a nuestro antojo. Hay doce huecos en total, cuatro de bronce, cuatro de plata y cuatro de oro. Uno de ellos se emplea para la habilidad activa, mientras que los otros tres son pasivas. Sin embargo, la particularidad de Atlas Fallen es que estas habilidades y efectos solo estarán disponibles para usar en combate cuando nuestra barra de ímpetu haya alcanzado el nivel necesario. Pero ¿qué es el ímpetu? Te estarás preguntando.
Cuando combatimos acumulamos ímpetu al ir golpeando a los enemigos. Hay habilidades que nos permiten acumularlo más rápido y otras que todavía lo aceleran más, pero a costa de perderlo cuando somos golpeados. Deck 13 ha apostado por un curioso sistema a este respecto: el ímpetu, como decimos, nos permite usar las piedras de esencia que hayamos escogido, pero a medida que acumulamos ímpetu también hacemos más daño y nos hacen más daño. Hay que ir con cuidado siempre y valorar la mejor estrategia en cada momento. Con el ímpetu también podemos hacer una última acción: la fragmentación. Con ella, perdemos todo el ímpetu generado, pero causamos un enorme daño a la parte del enemigo a la que estemos apuntando.
Finalmente, el ídolo es la cuarta pata de esta mesa que es el combate de Atlas Fallen. El ídolo nos permite recuperar vida en combate con pulsar un simple botón, pero tiene cargas limitadas. Para cargarlas necesitamos, nuevamente, ir golpeando a enemigos. Poco a poco se irá recuperando. Hay formas de aumentar las cargas o de hacer que curen más salud, pero por supuesto también cuentan con contraprestaciones. A medida que completamos misiones u objetivos secundarios iremos desbloqueando nuevos ídolos con capacidades distintas que deberemos tratar de compensar con la build de piedras de esencia que hayamos diseñado. Experimenta, prueba diferentes combinaciones y disfruta con el combate. Eso es lo que recomienda Atlas Fallen y lo que te recomendamos nosotros también.
Explorando el mundo de Atlas
No todo es combatir en Atlas Fallen. El título de Deck 13 es uno de mundo abierto dividido por zonas. Algunas son extensas explanadas desérticas, mientras que otras cuentan con acantilados y sistemas montañosos y otros incluso son enormes ciudades. La exploración es un elemento esencial de Atlas Fallen y lo cierto es que resulta extremadamente satisfactoria. Lo que en otros juegos del género es un esprint, en este es un suave y delicado deslizamiento por la arena que cubre el mundo. La sensación de surcar el desierto es increíble, especialmente porque también puedes hacerlo en combate para tratar de flanquear o esquivar golpes enemigos.
La exploración tiene recompensa en Atlas Fallen. Encontraremos dinero para invertir en tiendas y piedras de esencia o polvo de esencia (para mejorar nuestras armaduras, barra de ímpetu y piedras de esencia), pero también notas y documentos de audio que nos darán información adicional sobre el mundo del juego.
En las misiones principales, en las secundarias o simplemente moviéndonos por el mundo para realizar cualquier tarea opcional, muchas veces tendremos que hacer uso de las habilidades de nuestro Guantelete para poder desplazarnos. Nuestro sin nombre puede hacer un doble salto, pero también utilizar un impulso en el aire (a medida que avancemos en el juego habrá más impulsos disponibles) para alcanzar lugares aparentemente inaccesibles. Lo que es divertido en el plataformeo lo es aún más en el combate, y es que usar este doble salto y los impulsos para golpear partes de un espectro que se encuentran muy por encima de nuestra posición es toda una gozada.
Margen de mejora
Ya hemos hablado largo y tendido de lo que es Atlas Fallen como experiencia de juego, pero ahora toca hacerlo de cómo es como producto de nueva generación. Visualmente lo nuevo de Deck 13 luce muy bien. Los modelados de los personajes y sus animaciones faciales se han quedado atrás, pero los entornos rayan a un gran nivel y es muy atractivo moverse por su mundo. El sonido no cuenta con grandes alardes. El título tiene un buen doblaje al inglés con textos en castellano y una música de ambiente agradable y algunos temas muy espectaculares para las batallas más épicas.
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Sin embargo, hay algunos problemas técnicos que sí requieren solución. Nos consta que el parche día uno arreglará muchos de ellos, pero los especialmente molestos han sido las bajadas en la tasa de frames por segundo en ocasiones (sobre todo surcando el desierto más que en la acción más desenfrenada) y, sobre todo, el de los subtítulos. En muchos momentos del juego y casi siempre en las cinemáticas importantes, los textos que aparecen en pantalla no se corresponden con lo que están diciendo los personajes y se trata de diálogos que han sucedido muchas horas antes. No sabemos a qué se debe es error, pero es como poco molesto y, para aquellos que no sepan demasiado inglés, un verdadero problema en estos momentos.
En lo que respecta a la duración, centrándote única y exclusivamente en las misiones principales puedes terminar Atlas Fallen en unas 10 horas, una duración por debajo de otras propuestas del género pero que nosotros particularmente agradecemos ante el auge de juegos interminables. Si decides hacer todas las secundarias y las múltiples actividades repartidas por el mapa, mínimo triplicará ese número de horas, por lo que tienes diversión para un buen rato si es lo que buscas.
Conclusiones
Deck 13 ha dado un giro de tuerca a su fórmula soulslike con Atlas Fallen. Uno muy acertado, a nuestro juicio. Aunque comete errores, el estudio alemán ha buscado un juego con identidad propia y vaya que si lo ha conseguido. En los combates contra grandes enemigos es donde más brilla Atlas Fallen y donde explota sus mayores virtudes. El plataformeo y la exploración también se benefician de sus particulares características. Sin embargo, las mecánicas, aunque divertidas, se vuelven reiterativas con el paso de las horas por la falta de variedad de situaciones. Tampoco ayuda que la historia y sus personajes no generen demasiado interés a pesar de que Deck 13 ha construido un universo con potencial. Atlas Fallen sienta las bases de lo que podría ser una gran saga, pero tiene cosas que mejorar.