Bien conocemos cómo Ubisoft plantea sus juegos, siempre buscando abarcar un mundo abierto complejo, diverso y repleto de actividades y cosas que hacer. Pero también, con la capacidad de expandirse con nuevas aventuras. Y es lo que nos encontramos en el análisis de Avatar Frontiers of Pandora – The Sky Breaker. Una expansión de la aventura que nos traslada a los acontecimientos posteriores del juego original.
Y es que, en el ámbito de narrarnos una historia, este tipo de juegos siempre pecan de dejar el final como un mero trámite de una experiencia que, usualmente, nos deja con tareas pendientes de completar. Y una vez terminamos la historia principal de Avatar Frontiers of Pandora, suelen quedar bases y actividades varias, incluso misiones secundarias. Finalmente, sabiendo que se ha resuelto el mayor problema, la aventura puede tener todavía muchas horas de juego.
Celebramos nuestra victoria y enfrentamos un nuevo peligro con el análisis de Avatar Frontiers of Pandora: The Sky Breaker
Y es que siendo un juego que tiene un fuerte componente de recolección para prácticamente todo, es posible que os interese considerar ir bien pertrechados a lo que nos acontece en esta primera expansión del juego. Por que, en cierto modo, los acontecimientos y cambios que incorporan esta expansión de la aventura pueden requerir de un plan de estrategia que sorprende. De hecho, como se podía esperar, los acontecimientos que incluye esta expansión, comienzan con la reunión de los na’vi para celebrar su éxito. Aunque el motivo real de esta reunión, sea uno bien diferente.
Los grandes Juegos de los Na’vi
En la base de la resistencia se nos instará a reunirnos con Nesim fuera de las instalaciones. Ella será la encargada de darnos a conocer un acontecimiento único. Los clanes Na’vi se van a reunir para ser testigos de la migración de los Zakru. Los enormes animales que seguía la tribu de los Zeswa, son la antesala de los Grandes Juegos. Gracias a la espectacularidad del juego, y su vinculación con la saga cinematográfica, este momento es de esos que queda precioso en cualquier experiencia interactiva.
Llegar a la llanura y comenzar a ver el movimiento de esos gigantescos Zakrus acompañados por jinetes e ikranes, con el colorido que caracteriza este universo, es de esos momentos que, aunque tarde, emociona y reconoce todo el trabajo realizado durante la campaña principal. Y es que esta migración que supone el inicio de los Grandes Juegos, sirve para celebrar el éxito en la guerra que han superado y con la que han lugar repeler la invasión de los humanos. La reunión nos permitirá charlar con todos los lideres de todas las tribus, repasando las situaciones vividas y reconociendo los méritos de los guerreros que participaron en el conflicto.
La migración de los Zakrus es el acontecimiento que da inicio a los Grandes Juegos de Pandora para unir a todas las tribus
Pero además, podremos demostrar nuestras habilidades en una serie de eventos que nos retarán a ser rápidos. Pruebas contra el cronómetro afinando puntería sobre un nefastéquido en un recorrido donde hay que ir rápido y dando a las dianas, así como pruebas de agilidad y puntería superando acantilados o atravesando cuevas. Lo cierto es que resulta testimonial, ya que no dejan de ser pruebas puntuales que nos van a otorgar equipamiento que, luego veremos que necesitamos y mucho.
Con esto, comenzamos a ver que hay ciertos aspectos que resultan un poco atropellados en la gestión de las misiones. Apenas superamos ciertas secuencias obligatorias, nos abordan con varias tareas que buscan ahondar en la cultura nativa. Todo esto sirve para seguir ahondando en información cultural derivada de unas películas que tienen un gran lore y muchos recursos para afianzar su ambientación. Murales, conocer mejor a los Zakrus y ser partícipe de la futura herencia cultural, nos hace recordar lo importante que es cuidar el entorno, la naturaleza y todos esos valores que Avatar ha tenido siempre como bandera. Y ante ese recurso, una amenaza que no iba a dejar de tener su protagonismo.
El contraataque de la humanidad no se hace esperar
Al fin y al cabo, todo esto de los Grandes Juegos parece más un añadido que sirve para enlazar argumentalmente el juego base con esta expansión. Una serie de contenidos que bien podían haber llegado como una actualización para celebrar realmente la consecución de la guerra. Pero ya sabemos que lo que tenemos que atender es la amenaza de los humanos que hemos expulsado y que contraatacarán de una forma muy virulenta y visceral. Poco dura la alegría en la casa del na`vi, cuando en plena reunión por los Grandes Juegos, la RDA lanza un ataque suicida contra el campamento donde se encuentran todos los clanes.
Un ataque virulento, visceral y desproporcionado, que vuelve a exponer a los hombres como ese peligro contra el orden natural. Un contraataque que implica una invasión y un despliegue de tropas bajo el mando de Harding. Despliega sus mejores unidades y habrá que evitar que este ataque prospere. Como es obvio, nos requerirán para repeler esta nueva invasión. Una invasión que dista mucho del intento de colonización previo, siendo ahora su prioridad doblegar a los nativos de Pandora. Y como os podéis imaginar, nos encontraremos un poco en la misma situación que estábamos en el juego base.
Un ataque premeditado y realmente duro para los na’vi que les obligará a tomar nuevamente las armas para repeler a la RDA
Ante la situación que parece repetirse, la situación de ser una expansión parece empobrecer el apartado narrativo y contextual, pues ya hemos visto que de un momento a otro nos abordan con muchas tareas. Y ahí encontramos un problema que se agrava cuando la situación se vuelve crítica. Estamos ante un ataque realmente drástico y según se plantea una misión con una cinemática, nos encontramos con audios y comunicaciones que nos invitan a completar otras tareas menos relevantes de forma muy invasiva. Algo que puede resultar improcedente si lo que buscan es que el jugador se implique con una situación muy concreta.
Una extensión de territorio muy grande, con una fórmula que Ubisoft suele explotar, incluyendo muchas actividades, misiones secundarias y exploración requerida para obtener materiales que usaremos para comer, o para mejorar equipamiento, en un momento en el que se nos invita a abordar la acción de forma directa. Otras misiones, incluso, parecen totalmente fuera de lugar por lo intrascendental de la misma. Todo resulta muy atropellado y desconcierta ante la necesidad de contrarrestar un ataque tan importante. Y esto puede condicionar mucho lo que hay que hacer realmente.
Ya no sirven las mismas estrategias
Esta circunstancia y atender que los enemigos son más duros y tienen nuevas estrategias, realmente son aspectos que nos obligarán a explorar y atender otras cuestiones. Si hay algo que también sabe hacer Ubisoft, es crear escenarios demasiado grandes y dispersos que nos obligarán a pasar más tiempo de aquí para allá que cumpliendo tareas o consiguiendo recursos. Y esto decanta esta expansión a una sensación errática y poco balanceada. No obstante, solo para no afrontar demasiado rápido la historia principal o los acontecimientos que deberían ser urgentes, es recomendable explorar y hacer estas misiones secundarias metidas con calzador para que no nos quedemos expuestos a unos enemigos que han venido muy reforzados.
Conocemos bien cómo lidiar con la RDA, pero en esta ubicación, que bien recordamos de algunas misiones del juego base, no tenemos esa ventaja que nos proporcionaba la selva o el bosque. Y la dureza de los enemigos, que requerirá de mejorar mucho todo nuestro equipamiento y eso nos va a sacar, todavía más de las prioridades, con la dificultad que hay en este páramo sin tantos recursos. Y es que, un poco de mala leche han tenido con algunas unidades, que son muy poderosas y algunas muy complicadas de abordar. Como bien sabéis, si habéis jugado al juego base, hay que saber lidiar con el sigilo, siendo un bicho azul de tres metros que, ahora, no se puede esconder entre los árboles.
Y como podéis suponer, la complejidad de la acción, más que antes, más las dificultades que hay para pertrecharse y no tener problemas de munición o suministros, hacen que esta expansión pueda tener una duración bastante grande para lo que, en resumidas cuentas, nos aporta a nivel de narrativa. Pero no es algo que nos sorprende demasiado considerando cómo era el juego original y cómo se las gasta Ubisoft con algunas de estas iniciativas.
No es que haya muchos cambios en equipamiento y enemigos, pero si que notamos que son más numerosos y duros
Preservar una naturaleza espectacular
Por lo demás, el juego sigue siendo igual de espectacular, aunque en esta ocasión parte de esa espectacularidad fluorescente de las selvas y los bosques se pierde. Ahora estamos en una gran llanura, con grandes ríos visibles desde la altura y muchas rocas y peñascos. Un escenario que, básicamente, parece otro planeta muy distinto. Y, en cierto modo, el que se vea más también promueve que seamos testigos de algunos problemas importantes en el apartado técnico.
No es tanto un problema de rendimiento, que obviamente se nota más apurado. Sino conflictos visuales que son demasiado evidentes para un juego que, no es precisamente un juego nuevo. Encontramos objetos que aparecen de golpe, sobre todo al abordar algunas misiones, en las que no se cargan los enemigos hasta que prácticamente estamos junto a la base. Del mismo modo, se pueden reportar algunos problemas visuales, como texturas que desaparecen o los típicos comportamientos erráticos de una IA que, tan pronto se coordina para no dejarte ni respirar, como pasan de la acción que tienen a unos pocos metros para mirar al horizonte.
Pero ya sabemos que este tipo de cuestiones pueden ir corrigiéndose con el tiempo, sin poder señalar que haya conflictos que sean serios o que afecten demasiado a la jugabilidad. Es una expansión y en este ámbito no ha habido cambios frente al juego base.
Un ataque para un caos total
En resumidas cuentas, es una expansión correcta pero a la que se le podía pedir algo más. Siempre es bueno que los estudios nos ofrezcan algo que, dado que es una expansión, de una sensación de que merece la pena. Y se puede notar que se han buscado añadir elementos para hacer de esta expansión, algo que se note diferente. Abarcar una zona que no se explota demasiado, o que se ignora con facilidad, durante el juego base, sirve como escenario para abarcar una nueva aventura.
No se le puede quitar valor a la expansión por su contenido, quizás, por un planteamiento atropellado y caótico que nos puede obligar a ser más pacientes pese a la urgencia de la situación
Ahora bien, ya sea por requerir de una preparación previa, como por lo complicado que se hace en este entorno conseguir recursos, esta expansión parece incluir un importante impulso de la dificultad. Tal como se ha planteado, todo resulta muy atropellado y sin señalar que puede ser un modo de alargar la expansión, hay que pensárselo dos veces y no ir a lo loco, por mucho que la situación nos esté invitando a ser raudos, veloces y contundentes con la venganza mezquina de la RDA. Un aspecto que denotaría cierto desequilibrio en el planteamiento narrativo y que puede resultar frustrante.
Lo que sí parece cada vez más evidente, es que pensando en conjunto, Avatar Frontiers of Pandora sigue dando la sensación de ser un buen juego demasiado lastrado por las similitudes a otras licencias de Ubisoft. No deja de ser un juego que tiene esa oscura sombra de Far Cry que parece desdibujar un esfuerzo interesante por hacer algo que se note diferente. Es posible que, precisamente por eso, los amantes de Far Cry puedan querer Pandora, igual que los amantes de Avatar puedan tener curiosidad por saltar a Far Cry.