El género de las plataformas fue uno de los dominadores de la industria de los videojuegos hace ya varios años, especialmente en la quinta y sexta generación de consolas. Sin embargo, con el paso de los años este dominio se ha ido reduciendo en beneficio de otros géneros más “excitantes”, en el que se busca la acción directa.
Balan Wonderworld, desarrollado por Yuji Naka, creador de la franquicia Sonic The Hedgehog, viene precisamente a tratar de devolver a los jugadores a esa época dorada del género de las plataformas. Sin embargo, ¿lo habrá conseguido de manera adecuada? Os lo contamos en nuestro análisis de Balan Wonderworld.
Recupera tu corazón
La historia de Balan Wonderworld no entraña ningún tipo de dificultad en su guion, aunque sí en su estructura. Los hechos giran en torno a dos protagonistas, Leo y Emma, entre los cuales podremos elegir con quien vivir la aventura.
Con una preciosa cinemática inicial, vemos como nuestros protagonistas tienen un objetivo importante. Parece que han perdido la ilusión por todo en este mundo, por lo que tratarán de volver a llenar su corazón, y recuperar así la pasión por todo aquello que una vez les generó una enorme felicidad, y para ello se adentrarán en el mundo mágico de Balan.
Una vez finalizada esta cinemática, nos adentraremos en el mundo de Balan, y es aquí donde comienzan los problemas narrativos del título. Sin contexto alguno, nos encontramos en la isla Tim, un hub que nos servirá para ir moviéndonos por los diferentes mundos que hay en el título.
Divididos en dos actos, estos mundos adolecen del mismo problema que comentábamos ahora mismo. Nos adentraremos en misiones en las que el único atisbo narrativo que encontraremos será una breve cinemática final en la que vemos como purificaremos a otras personas que han caído en el mismo estado que nuestros protagonistas.
Sin duda alguna, se nota que la historia de Balan Woderworld está pensada de tal forma para ser comprendida por los más pequeños de la casa, con una clara idea principal: ayudar a los demás. No obstante, eso no quita que, incluso pensando en el público infantil, la historia se antoje demasiado escueta.
El cambio de piel
Viniendo de las talentosas manos de Yuji Naka, podíamos esperar que Balan Wonderworld fuese un título que nos evocase a ese género de plataformas pasado, el cual consiguió entretener a aquellos que, hace ya varias décadas, éramos niños. Sin embargo, la sensación que deja este título es, una vez más, bastante agridulce.
Con el objetivo de ofrecer una propuesta similar a la vivida hace varias generaciones de consolas, Balan Wonderworld cae en el error de proponer un apartado jugable escueto no solo para los días que corre, sino incluso para esos juegos a los que trata de evocar.
El título cuenta con una sola acción para todos los botones que tenemos en nuestros controladores, por lo que ya usemos A, Y o LT, nuestro personaje solamente podrá realizar una acción. Sin embargo, hay un elemento que nos permitirá cambiar nuestras acciones, y es precisamente la mejor característica del título: el uso de sus disfraces.
Con un total de 80 disfraces que encontraremos a lo largo de la aventura, contaremos con la posibilidad de realizar acciones diferentes según el traje que escojamos, que irán desde trepar por telarañas, volar unos escasos metros e incluso teletransportarnos a lugares a los que no podríamos acceder de otra forma.
En este sentido, el título consigue un elemento de rejugabilidad muy destacable, pues en todos o en la mayoría de mundos encontraremos ciertos objetivos que nos podremos alcanzar sin haber conseguido previamente los disfraces que desbloquearemos en las misiones posteriores.
No obstante, y pese a ser un aspecto interesante, existe dos pegas importantes: primero, que muchos de esos trajes son similares entre sí. Esto provocará que, en casi todo momento, salvo ciertas secciones muy puntuales, haya disfraces que quedarán completamente olvidados por los jugadores. Y aquí es donde viene el segundo problema. Debido a esto, el título da la sensación de que la rejugabilidad que antes comentábamos se note excesivamente forzada en determinados momentos, llevando al jugar a repetir de la misma manera un nivel, con la simple diferencia de alcanzar un elemento que antes no podía.
El mundo de Baland
Siguiendo en la línea de los anteriores puntos, el apartado técnico de Balan Wonderworld se antoja algo escaso en los tiempos que corren. No obstante, el equipo de Balan Company ha sabido crear un título con un apartado artístico fantástico, pensado especialmente para entrar por los ojos de los más pequeños de la casa, aunque también disfrutable por lo más veteranos.
A lo largo de los diferentes mundos en los que se divide el título encontramos diseños de escenarios muy variados y de un gran nivel, que tal vez quedan empañados por no haber sido algo más ambiciosos en el apartado gráfico del título, no solo porque haya un nivel de detalle algo justo, sino porque incluso en Xbox Series X hemos tenido algún pequeño problema de rendimiento, aunque eso sí, en momentos muy puntuales.
En cuanto al apartado sonoro, el título no cuenta con excesivos diálogos, aunque si se encuentra localizado al castellano en lo que a menús e interfaz del título se refiere. Además, el título cuenta con una banda sonora por momentos fantástica, siendo uno de los elementos más destacables del título y que mejor mantienen el tipo a lo largo de la aventura.
Conclusión
Balan Wonderworld es un título que trata de trasladarnos a ese género de plataformas más clásico que vimos en su día con la quinta y sexta generación de consolas. No obstante, con esta intención en mente, el título ofrece una experiencia difícilmente recomendable en los tiempos que corren.
A pesar de contar con elementos interesantes, como el uso de los disfraces y la variedad de situaciones que pueden provocar, estos también se ven empañados por la similitud que existe entre varios de ellos, provocando la sensación de que muchos de ellos están de relleno en la aventura, y con el único propósito de alargarla para aquellos que quieran completarla al 100%.
Además, a pesar de contar con un diseño artístico y una banda sonora destacables, el apartado gráfico da la sensación de poder haber ofrecido más de lo que lo ha hecho, dejando un sabor agridulce, por lo que el título de Square Enix se hace difícilmente recomendable más allá de a los más pequeños de la casa.