Ha ido creciendo cierto resquemor entre los jugadores en cuanto a los shooters durante los últimos años respecto a su ambientación. Y es que tras una época dorada plagada de juegos basados en la Segunda Guerrra Mundial, la que ya hemos experimentado desde prácticamente todos los puntos de vista, se han ido abriendo paso las guerras futuristas. En cierto modo tiene hasta su lógica, las posibilidades técnicas han permitido crear, tanto visualmente como en el control, cada vez cosas más locas y momentos de acción totalmente frenéticos e intensos. Algo que sin duda casa más con ese futurismo, en el que a veces parece que hasta la propia vida del soldado que encarnamos pierda valor. Y no es para menos, viendo los cada vez más frecuentes personajes cibernéticos.
Sin embargo, me preguntaba al igual que tantos otros hace ya varios meses la razón por la que ninguna de las principales licencias se atrevía a volver a la Segunda Guerra Mundial bajo las posibilidades que brindaban las consolas actuales. Así, llegaron finalmente DICE y Electronic Arts, y nos dejaron a todos con la boca abierta tras mostrarnos el impresionante primer tráiler de Battlfield 1, que no solo iba a volver al pasado histórico, sino de hecho, a la Primera Guerra Mundial. Resulta curioso que este conflicto, a pesar de su impacto y magnitud, no haya sido apenas explorado dentro de los videojuegos. Supongo que dadas sus propias características, con un armamento, vehículos y escenarios bastante particulares, resultaba atrevido o arriesgado aventurarse a ello.
Pero dicen que en DICE gustan los retos, y el estudio, tras haber hecho todo tipo de juegos bélicos, se ha atrevido con ello trayéndonos un título que no solo recoge de un modo tremendamente fiel cualquier aspecto imaginable de la Gran Guerra, sino llevando la acción a un nuevo nivel de espectacularidad y crudeza. Después de varios días jugando tanto a su campaña como a su completo multijugador – parece que se han superado los problemas de conectividad – os traemos completo nuestro análisis de Battlefield 1.
Volando por la paz mundial
Con más de 65 millones de participantes, se trata de la peor guerra de la historia de la humanidad, por su altísimo nivel de violencia, crudeza y mortalidad. Unos datos escalofriantes que además se complementan con los niveles de pobreza que quedaron como secuelas directas y que más daño terminaron causando. La guerra que lo cambió todo y a la vez nada. Es como para presentarse ante este Battlefield 1 con cierto respeto. La campaña precisamente era uno de los elementos que más nos llamaba la atención, diría que a todos quienes lo esperábamos con ganas; incluso a pesar de saber con antelación que el mulijugador iba a ser el punto fuerte con mucha diferencia, y que en DICE, aunque habituados a resolver decentemente este tipo de cuestiones, no son los mejores en contar historias.
Por los vídeos presentados antes del lanzamiento del juego, ya intuíamos que esta vez íbamos a contar con una campaña con una carga emocional mayor, guiada por los tristes y cruentos sucesos históricos. La ocasión lo merecía y así ha sido. Tenemos una estructura dividida en 6 capítulos, 5 en realidad si no contamos el prólogo, unos minutos que sirven como presentación de lo que se nos viene encima; todo hay que decirlo, magistrales.
Cada episodio es independiente y nos cuentan historias separadas, con diferentes personajes que se encuentran en diferentes momentos y situaciones de una misma guerra. 5 puntos de vista que nos dan una visión periférica del conflicto. Cada uno de ellos se encuentra dividido en diferentes capítulos y nos durará entre una o dos horas, dependiendo de la dificultad que elijamos y el tiempo que nos tomemos para aquello de disfrutar del momento y buscar los coleccionables o superar los retos que se nos proponen. El códice resulta bastante interesante.
Por lo demás, todo en la campaña, salvo la ambientación, se siente muy Battlefield. El desarrollo de las misiones es bastante similar a lo que estamos acostumbrados, mezclando fases a vehículos y a pie con zonas de mayor acción y otras de infiltración, bastante bien resueltas (mejor que en Hardline, por ejemplo). El ritmo por lo tanto no será excesivamente intenso, pero sí ágil, y se irán entrelazando las situaciones de mayor acción con otras más pausadas, con escenarios relativamente abiertos en los que decidir el mejor modo de actuar. Todo sirve como excusa para ir poniendo ante nosotros situaciones en las que ir familiarizándonos con cada vehículo, arma y gadget. Mientras que la coherencia histórica, si obviamos aquello de acabar nosotros solos casi con un ejército de enemigos, hace el resto.
Aunque en última instancia todo este sistema, que como digo resulta tan conservador con respecto a la saga, se sustenta en una ambientación sublime, que se va mostrando en emotivas cinemáticas y en la espectacularidad de cada minuto de juego. A pesar de que las diferentes caras que vemos en cada episodio son las del sufrimiento, de un modo u otro, son unas sensaciones que se van difuminando una vez nos ponemos a reventar enemigos con una dudosa IA, que parece distanciarse del aprecio por la vida que nuestros propios personajes presentan en los vídeos. Terminamos echando en falta algo más de drama en el terreno jugable, algo que el vuelo de una paloma mensajera – ya descubriréis a lo que me refiero – definitivamente no aporta. Supongo que en DICE son conscientes de ello, y de ahí la gran cantidad de cinemáticas que van saltando cada poco tiempo. Falta en general algo de profundidad en las historias que se nos narran, que además se presentan algunos clichés del género. Aún así, se trata de una campaña muy disfrutable, principalmente gracias a la estupenda ambientación y al conflicto que trata. ¿Cuánto tendremos que esperar para volver a la Primera Guerra Mundial en una campaña?
La gran escala de la Gran Guerra
Podemos tomarnos la superación de la trama como una especie de modo de práctica para ir haciéndonos al juego, nuevas armas y vehículos, como es habitual; pero realmente, quizás por el esfuerzo puesto para la ocasión, apetece tomársela más como un preludio que nos pone en situación y que nos transporta a una época y un momento histórico al que no estamos acostumbrados ver en juegos. Será una vez puestos en situación cuando más vamos a disfrutar de una ambientación increíble, que nos va a mostrar en todo su esplendor la crudeza de la guerra más violenta de la historia. Estoy hablando del momento de meternos de lleno en el multijugador.
Battlefield 1 es perfectamente reconocible aquí también. A los modos de juego ya clásicos se unirán algunas novedades como Palomas de Guerra u Operaciones. Con respecto al primero, se trata de una incorporación bastante resultona. Dos equipos de 10 jugadores se enfrentarán entre sí en un escenario más reducido de lo habitual en el que irán apareciendo palomas mensajeras. Los equipos deberán luchar por alcanzar primero estas palomas. Una vez que un jugador esté en posesión de ella, deberá mantenerla un tiempo mientras «escribe un mensaje», que no es más que una excusa para dar a los rivales la oportunidad de acabar con él para robarsela. Si la consigue mantener durante este tiempo, la echará a volar, dando a los enemigos una última oportunidad de acabar con ella antes de que entregue el mensaje, lo cual no solo añadirá un punto al equipo mensajero, sino que desatará una lluvia de morteros sobre los rivales. El primer equipo que consiga enviar tres palomas se proclamará vencedor. Un sistema bastante rudimentario camuflado que resulta divertido y más arcade. Además, cada equipo puede repartir sus 10 integrantes en dos patrullas, lo que ofrece diferentes posibilidades tácticas.
El modo Operaciones que es otra de las novedades resulta algo más particular, y tiene toda la pinta de haber llegado a Battlefield para quedarse, por aportar algo diferente y divertido. Nos mete de lleno en momentos históricos concretos, en los que nos enfrentaremos a otro equipo por el control de varios objetivos. Tras una breve narración, se irán sucediendo diferentes rondas, en las que la partida se irá equilibrando con diferentes elementos como la presencia de un Coloso en función de lo que ocurra. Resulta divertido, hay vehículos y se forman buenas tanganas. La narración y pequeña cinemática ayuda a meterse más en la acción. Aún así, tras las primeras partidas quizás deje de ser una de las opciones favoritas, sobre todo porque las partidas se hacen excesivamente largas.
En el lado clásico nos encontramos con Conquista, Dominación, Asalto y TCT Equipo. Mientras que el último es por defecto el modo más competitivo, en los dos primeros prevalecerá el objetivo de capturar banderas, con la diferencia de que en uno contaremos con un escenario gigantesco y la presencia de vehículos de todo tipo, y en Dominación usaremos únicamente unidades de infantería. Con respecto a los vehículos, era otro de los puntos en lo que teníamos algunas dudas. Aunque ya se fueron despejando por lo visto en la beta, aún no nos fiábamos del todo de que estuviesen demasiado desequilibrados. Pero lo cierto es que las sensaciones son muy similares a las del resto de la saga. Tenemos vehículos muy poderosos, pero también muchos métodos para acabar con ellos, tanto a pie como a bordo de otros.
Respecto a la destrucción, otra de las señas de identidad, vuelve en Battlefield 1 con mucha más energía. ¿Acaso creíais que en la guerra más destructiva de la historia no ocurriría lo propio con el terreno? Todo es ahora mucho más aleatorio. El terreno va moldeándose conforme las explosiones van teniendo lugar, al igual que los edificios, desde los más grandes a los más pequeños, que van derruyéndose poco a poco, dejando de ser lugares cerrados por completo a hacer las veces de trincheras. Así, tal y como estamos acostumbrados, los primeros minutos de las partidas diferirán considerablemente de los finales, ya que si al principio teníamos muchos rincones en los que protegernos, hacia el final lo que nos quedará en cada punto de conquista será poco más que una explanada con un par de surcos en el suelo en los que ocultarnos mínimamente.
Mención especial merecen los Colosos, un concepto de lo más interesante, con una gran contundencia en el transcurso de las partidas, pero que se encuentra bastante bien medido. Primero identifiquémoslos, son los trenes de combate, las aeronaves o los acorazados, dependiendo del mapa al que nos enfrentemos. Será el equipo que vaya perdiendo, más o menos a mitad de la partida, quien los reciba para sí como un refuerzo que rápidamente hará efecto, y veremos como el equipo que iba por debajo comienza a remontar sus números. Cada uno de estos vehículos cuenta con varios puestos con una gran potencia de fuego, y lo mejor, bien resguardados. Aún así, se puede acabar con los Colosos; claro que deberemos de emplearnos a fondo con todos los medios, vehículos, misiles…
Y digo que el concepto funciona bastante bien a pesar de suponer una influencia imporantísima en favor de uno de los bandos, explico la razón. A mi parecer, uno de los puntos débiles de las gigantescas batallas de Battlefield, no solo de esta entrega, es la escasa influencia que a la larga nos da la sensación de tener en el resultado final, incluso en nuestras mejores partidas, dado el gran número de jugadores presentes. Algo que puede llegar a desmotivar a algunos jugadores tras unas cuantas rondas y una vez pasadas las ganas de dar guerra porque sí. Con los Colosos, esa sensación no llega a desaparecer, pero sí se amortigua consiguiendo que prácticamente no exista ninguna partida con un enorme desequilibrio. Por lo que el sencillo hecho de llegar hasta el final con relativas posibilidades de alzarnos con la victoria, hace que cada enfrentamiento se vuelva más intenso y divertido de lo que podría haber resultado sin estas enormes máquinas de guerra. Incluso aunque en el fondo sepamos que, ganar o perder, tan solo depende una mínima parte de nosotros. Que no se nos olvide que aquí no somos héroes, somos soldados, personas atrapadas en una guerra, en un momento histórico.
DICE también suele brillar en la recreación de mapas que no solo resultan visualmente muy satisfactorios, sino también a nivel jugable. Aquí de nuevo, conforme recorremos los 9 escenarios (más otro que llegará en diciembre), tan variados entre sí como las circunstancias del propio conflicto, nos iremos percatando de que en cada uno de ellos existen diferentes zonas bien diferenciadas, en las que se premian diferentes estilos de juego. Así, a pesar de lo que pudiese parecer, sobre todo al pensar en los vehículos o francotiradores, existe un buen equilibrio en las partidas. Por así decirlo, lo que se gana por un lado, si vas a bordo de un vehículo pesado o eres un francotirador, lo pierdes por otro, por ejemplo estos últimos en las medias distancias. Lo mismo ocurre con los caballos, otra de las novedades, que pueden resultar muy poderosos en la corta distancia, pero en las monturas también nos quedamos bastante vendidos. Al final, lo más importante, y también divertido, es formar una patrulla con amigos, ir pegaditos y coordinados, para ir afrontando cada situación de la batalla.
La guerra que nunca cambia
Por otro lado se han realizado algunos ajustes en el sistema de progreso con respecto a las anteriores entregas. Contamos con cuatro clases diferenciadas en su función y arsenal: médico, apoyo, explorador y asalto. Como su propio nombre indica el primero se encargará de sanar aliados, el segundo de soltar paquetes de munición y reparar vehículos, el francotirador de cubrir desde la distancia a sus compañeros, y el asalto de atacar desde la primera línea además de ser el más contundente contra los vehículos. Desbloquear nuevo armamento y dispositivos se hace algo lento, sobre todo al principio. Aún así, la profundidad del sistema no es tan grande, lo que se debe a las particularidades de la propia época, ya que no tiene sentido andar desbloqueando decenas de accesorios para estas armas. Y a pesar de ello la variedad de opciones es sorprendente. Nos iremos sirviendo de los créditos obtenidos al subir de nivel y los ya conocidos battlepacks.
La eterna tarea pendiente de DICE es la de los menús, que siguen siendo tan confusos y poco intuitivos como siempre, algo que de verdad me parece incomprensible a estas alturas. Como el hecho de que no podamos personalizar nuestra clase tranquilamente fuera de la batalla y tengamos que perder tiempo de la partida en ello. O unos menús que «secuestran» en demasiadas ocasiones, haciéndonos perder algunos minutos entre una cosa y otra.
Las sensaciones en el gunplay, al igual que en el resto del juego, también son fieles a la franquicia, algo que los aficionados agradecerán, ya que en este caso no es necesario cambiar lo que funciona correctamente. Es decir, olvidaos de tener super soldados capaces de realizar varias tareas en décimas de segundo. No obstante, las características del nuevo arsenal sí hacen que la experiencia varíe ligeramente. La habitual ausencia de mirillas avanzadas hace que acertar a larga distancia se haya convertido en un reto mayor pero más satisfactorio, exigiéndonos un mayor feeling con las físicas de proyectiles, ya presentes en la saga, pero que ahora han cobrado protagonismo. Al igual que las armas cuerpo a cuerpo, dada la mayor lentitud de algunos fusiles a la hora de encadenar disparos o recargar. Como veis la fidelidad histórica no solo se encuentra en la campaña o recreación de escenarios, sino también en el armamento. También se ha implementado la opción de realizar una carga con la bayoneta del rifle, que nos permite superar una distancia corta y peligrosa más rápido y acabar con algún enemigo que nos crucemos. Todo ello en cualquier caso se siente muy natural, y no pillará por sorpresa a nadie que haya jugado anteriormente a otras entregas.
La cruel belleza de la guerra
Donde quizás más ha evolucionado Battlefield 1 es en el apartado técnico. Con respecto a Battlefront no notaremos una mejoría tan amplia, pero sí con respecto a Battlefield 4 o Hardline. Y realmente se nota que las técnicas empleadas en cuanto a iluminación o efectos son más o menos similares, pero en general se percibe una mayor definición, y una resolución dinámica en el caso de Xbox One que da un resultado bastante positivo tanto en campaña como en multijugador. También una tasa de 60 frames muy estable.
El Frostbite continúa mejorando su puesta en escena paso a paso, y DICE cada vez consigue crear con él productos más redondos a nivel audiovisual. En este caso además apoyado en una ambientación tan contundente y bella, por su significado y crudeza, que hace ganar varios enteros a un trabajo técnico ya de por sí realmente bueno. Si decía antes que se echa en falta un punto más de dramatismo a lo largo de la campaña, también hay que reconocer que los momentos jugables en los que se alcanzan esos picos se deben principalmente a lo audiovisual, que nos presenta instantes realmente impactantes en cada capítulo. Sin olvidarnos de la espectacularidad del multijugador, sobre todo en Conquista en los momentos en los que las explosiones e impactos de grandes proyectiles se mezclan con el silbido de balas que pasan rozando nuestros cascos, el ruidoso sonido de motores de tanques y cazas que nos sobrevuelan, y una densa neblina o tormenta de arena – gracias al clima dinámico, que es de lo mejor que he visto en un juego – que nos rodea.
Las texturas, modelados y efectos están a un nivel notable, destacando sobre los demás el uso de la iluminación y el uso de ella, efectista pero muy resultón. Aunque una vez más, todo ello brilla más gracias al sobresaliente trabajo artístico realizado, que nos hace meternos de lleno en la Primera Guerra Mundial, y que además de su calidad, sorprende por lo poco acostumbrados que estamos a este escenario. A nivel sonoro Battlefield 1 es prácticamente perfecto, una banda sonora soberbia y efectos de todo tipo en cuanto a armas y vehículos extremadamente cuidados. A eso debemos sumarle las diferentes opciones que se ofrecen para disfrutar de ello, dependiendo del método de audio que usemos. Recordar también un muy correcto doblaje al castellano.
Conclusión
Llevamos muchos años jugando a Battlefield, muchos. Sin embargo, con Battlefield 1 nos queda cierta sensación diferente. Creo que no solo significa una vuelta al origen histórico, sino en cierto modo un replanteamiento de los cimientos de la saga: encarnizadas batallas masivas de las que somos partícipes como meros soldados, y en las que las máquinas y la gran escala se llevan el protagonismo. El prólogo de la campaña es la clave. Con cada intento representamos a un soldado diferente, una vida, un hombre poniendo su granito de arena. Tampoco hay un excesivo realismo, pero el mensaje es claro. Maldita guerra, pero maldita adictiva y divertida guerra. Frente a otros shooters que se olvidan del hombre a favor de una tecnología futurista, Battlefield 1 se va al pasado, a ese momento en el que las máquinas comienzan a aumentar de forma desmesurada su poder frente al soldado individual. DICE lleva la saga a un nuevo exponente desde el pasado histórico.
En los primeros días ha habido algunos problemas de conectividad y un ligero lag en algunas partidas, aunque parece que son problemas que leves que ya están solucionados. Battlefield 1 es uno de los mejores modos a nivel audiovisual – no solo en cuanto a videojuegos se refiere – de introducirse en un conflicto bélico de la magnitud de la Primera Guerra Mundial. No estamos hablando de un nivel de realismo extremo, pero sí de una gran fidelidad histórica y sobre todo de una ambientación muy contundente. Arrastra algunos pequeños fallos de entregas anteriores, pero si sois aficionados a la saga y albergáis un mínimo interés por su ambientación, Battlefield 1 es en todo su conjunto uno de los juegos imprescindible del año. Una pena que frente al cambio de políticas con algunos juegos que comienzan a ofrecer contenido adicional gratuito, como Halo 5 Guardians o Gears of War 4, aquí se siga apostando por el pase Premium. Pero bueno, hay casos bastante peores…