Tras su lanzamiento en Febrero del año pasado en otras plataformas, por fin ha llegado a Xbox Bloodroots, desarrollado por la compañía indie Paper Cult. Además, lo ha hecho de la mejor manera posible, llegando de salida a Xbox Game Pass.
El título promete llevar a los jugadores a un extraño salvaje oeste plagado de violencia y corrupción, de la mano de una frenética jugabilidad arcade que recuerda mucho a Hotline Miami. ¿Cumple adecuadamente con ello? Quedaos a leer nuestro análisis de Bloodroots y lo descubriréis.
Hazles pagar
Todo juego con un gran ADN arcade, como es el caso de Bloodroots, vive o muere por su jugabilidad. Por supuesto, el estilo artístico, la banda sonora y otros aspectos también son muy importantes, pero incluso un suspenso en la mayoría de estos apartados podría perdonarse si la jugabilidad es buena, y desde luego, este es el caso de Bloodroots.
La propuesta de este juego es sencilla, se nos presentan una serie de niveles, no muy bastos en cuanto a extensión, en los que deberemos de eliminar a todos los enemigos. Para ello deberemos de valernos de las armas y objetos que encontremos por el escenario. Si recibimos un solo golpe de cualquier enemigo moriremos y volveremos de manera instantánea al inicio del nivel, por lo que un gran componente de la jugabilidad consiste en encontrar una estrategia adecuada mediante ensayo y error.
A simple vista, no parece muy diferente de lo que podríamos encontrar en títulos similares, como Hotline Miami, sin embargo, el título ofrece una gran cantidad de interesantes y divertidas incorporaciones a la fórmula, las cuales explicaremos a continuación.
El principal aspecto que llama la atención de Bloodroots es la increíble variedad y originalidad de la que hace gala en su sistema de armas. Prácticamente cualquier cosa que veamos en el escenario puede ser utilizada para empalar, apalear o destrozar a nuestros enemigos. Mesas, escaleras, sillas, zanahorias (sí, zanahorias), vallas e incluso miembros amputados de otros enemigos destrozados pueden ser empleados como armas de destrucción. Y por supuesto, armas en sí mismas. Espadas, trabucos, hachas, cañones, pistolas de energía… La lista es interminable. Mención especial a un escudo que recuerda en estética y funcionalidad al icónico escudo del Capitán América. No obstante más importante que la cantidad de armas en sí misma es el uso que el título hace de ellas.
No todas las armas tienen el mismo uso, esta es una característica muy importante que dota a los niveles del título de una enorme variedad y originalidad. Por ejemplo, mientras que un hacha simplemente te permite golpear de forma estática, los sables te lanzarán varios metros hacia adelante al golpear, permitiéndote salir disparado a lo largo del escenario mientras empalas a tus enemigos. Otros objetos, como los barriles que hay esparcidos por muchos escenarios, te permiten montarte en ellos y hacerlos rodar, arrollando a los enemigos con los que te cruces. Por otra parte, una escalera te permite poder hacer un amplio ataque en área a tu alrededor a la vez que se puede usar para acceder a partes altas de los escenarios.
Estos son solo unos pocos ejemplos de la originalidad de la que Bloodroots hace gala con sus armas, las cuales además sabe emplear de manera magistral en su diseño de niveles, algunos de los cuales están claramente diseñados específicamente para aprovechar las opciones de movilidad de algún arma concreta. Y lo mejor de todo es que, aun presentando una enorme cantidad de armas divertidas desde el primer nivel, el título sigue introduciendo nuevas e interesantes herramientas de manera regular durante toda su duración.
Hazles sufrir
Otro de los aspectos característicos de la jugabilidad de Bloodroots es la incorporación de plataformeo a su jugabilidad. Los niveles hacen gala de una verticalidad que añade mucho dinamismo a la acción. Para poder limpiar los niveles de enemigos, deberemos saltar entre diferentes alturas, ya sea apoyándonos entre diferentes plataformas o usando diversas herramientas, como escaleras o palos que podremos usar como pértigas para impulsarnos. Incluso hay algunos niveles puramente de plataformas, no obstante son muy pocos y en general menos pulidos que los niveles normales.
Estos dos elementos: la enorme variedad de armas y el plataformeo son los pilares en los que se asienta la jugabilidad del título, los cuales son empleados de manera conjunta en un diseño de niveles de una calidad enorme para crear unos niveles que derrochan originalidad y diversión a raudales. Si tuviéramos que decir cual es el punto más importante y destacable de Bloodroots, este sería sin duda la gran variedad de ideas originales que introduce en cada uno de sus niveles, manteniendo el juego fresco en todo momento.
No obstante, es importante aclarar que el juego no se limita a ser original. Si los controles no fueran precisos probablemente esas ideas se quedarían cortas. No hay por qué preocuparse, los controles de Bloodroots son precisos, intuitivos y responden de manera adecuada en la mayoría de casos. No obstante, a menudo puede ser difícil recoger el arma que deseamos si hay muchas amontonadas entre sí, lo cual entre el caos que se puede general en los niveles puede llevarnos a la muerte. Sin embargo, este problema no ha sido muy recurrente ni nos ha supuesto un detrimento en la diversión del título.
El juego también incluye algunos breves niveles extra, entre los principales, que proponen al jugador destruir un número concreto de muñecos de práctica en un tiempo límite. No son especialmente difíciles ni ricos de contenido, pero suponen un respiro bastante agradable entre tanto caos y muerte.
Por último queríamos mencionar los jefes del título. En este caso, aunque son pocos, todos ellos hacen gala, de nuevo, de una gran originalidad, presentando mecánicas totalmente diferentes entre sí y que encajan con su diseño y su personalidad dentro del juego.
La jugabilidad de Bloodroots es totalmente redonda. Ofrece una gran variedad de armas diferentes, unos controles precisos y un diseño de niveles magistral. Las únicas pegas que podría poner en este ámbito (y son pegas pequeñas) es que a veces puede ser difícil juzgar la profundidad en algunos saltos y la manera en que funcionan sus sombreros desbloqueables.
Véngate
Conforme avancemos en la trama de Bloodroots, desbloquearemos sombreros, que actúan de forma similar a las máscaras de Hotline Miami, dotándonos de algunas mejoras a elegir. Por ejemplo: un sombrero nos ofrece la posibilidad de saltar dos veces en el aire, en lugar de una, mientras que otro aumenta la cantidad de golpes que damos desarmados.
A simple vista suenan interesantes, añaden un componente estratégico a los niveles (ya que solo podemos elegir uno de ellos para todo el nivel) y nos proporciona una progresión conforme avanzamos el juego. El tema es que estos efectos extra solo funcionan cuando repetimos un nivel, no hacen absolutamente nada la primera vez que jugamos una zona. Aunque entendemos por qué los desarrolladores han decidido esto, para mantener la dificultad del juego intacta, pensamos que la ausencia de esta limitación habría dado una mayor variedad a los niveles, volviéndose aún más interesantes. Aún así, repetimos que esta es una pega pequeña entre toda la calidad de la jugabilidad del título.
Bloodroots también destaca en su diseño artístico. Entre áridos desiertos, nieve, montañas y otros escenarios más originales, el título hace gala de un salvaje oeste hermosamente colorido y vívido, que choca en un curioso contraste con la ultraviolencia que se muestra ante cualquier tipo de interacción entre personajes. Queríamos dedicar una mención especial al arte que se muestra al final de cada nivel, el cuál es divertido y sirve como un gran cierre para ilustrar a dónde hemos llegado en nuestro recorrido.
En cuanto a la historia, la trama de Bloodroots es bastante sencilla. Tras haber sido traicionados (y asesinados) por nuestra antigua banda, volveremos a la vida con el único propósito de vengarnos. Aunque la trama no es un aspecto clave en este título, ni por el que nadie debería decidir si jugarlo o no, hay que destacar que Paper Cult desarrolla algunas situaciones y diálogos muy divertidos e interesantes con esta base. A grandes rasgos, no es una gran trama, pero a menudo es divertida y no estorba en absoluto a la jugabilidad, que es el foco del título.
Sacrifícalos
La banda sonora de Bloodroots acompaña de una manera genial a la acción y la ambientación del título. Se han utilizado sonidos e instrumentos que recuerdan a los empleados en películas del oeste, añadiendo una vuelta de tuerca más moderna y bombástica en los momentos de acción, habiendo algunos temas que incluso recuerdan a los empleados en Hotline Miami. Como hemos mencionado en tantos aspectos de este juego, su música rebosa originalidad. Desde la soledad y tranquilidad de las montañas hasta el auténtico circo de sangre que puede llegar a suponer la acción del título, la banda sonora sabe acompañar de una manera maravillosa a los diferentes niveles y situaciones que nos presenta Bloodroots. Y para más muestra, aquí os dejamos uno de nuestros temas favoritos:
El apartado técnico es quizás donde más flojea Bloodroots. No nos malinterpretéis, Bloodroots luce genial en un televisor 4K usando una Xbox Series X. El juego presenta una enorme nitidez que hace resaltar aún más su bello diseño artístico y su colorida paleta de colores, todo esto mientras mantiene una tasa de 60 imágenes bastante constante.
No obstante, el mayor problema del que hace gala el título es una presencia continua de tearing. Este fenómeno no se reduce a momentos concretos, si no que en ocasiones habrá niveles enteros en los que experimentaremos cómo se parte la pantalla del juego continuamente. No es un problema que haya arruinado el juego para nosotros, ni muchísimo menos, pero sí que es molesto y resulta una pena que no hayan podido alcanzar una calidad tan redonda como en el resto de apartados. No sabemos si este problema está presente en Xbox Series S o Xbox One, pero no podemos evitar plantearnos si no hubiera sido mejor reducir un poco la resolución, que ya es bastante nítida de por sí, para poder ganar un poco más de rendimiento y eliminar este molesto problema.
Análisis de Bloodroots – Conclusiones
Bloodroots hace gala de una jugabilidad enormemente cuidada, rebosante de originalidad y variedad. Bajo una violenta historia de venganza, que presenta un sangriento contraste a su colorido diseño artístico, este título presenta diversión por los cuatro costados. Al principio de este análisis mencionamos que un juego de este estilo vive o muere por su jugabilidad, pudiéndose perdonar una cierta mediocridad en el estilo artístico o la banda sonora. Por suerte, Bloodroots derrocha calidad en todos estos aspectos.
A pesar de que algunos elementos de su jugabilidad, como el plataformeo, no están tan cuidados como el resto, y de algunas cuestiones técnicas que dejan que desear, es imposible no recomendar Bloodroots a cualquier amante de los juegos arcade o, simplemente, de los juegos de acción, sobretodo si tenemos en cuenta que este título está disponible en Xbox Game Pass, por lo que hay poco que perder por darle una oportunidad. Y si realmente acabáis disfrutando de Bloodroots a través del servicio tanto como nosotros lo hemos hecho, planteaos comprarlo. Bastantes detalles indican que el juego no ha sido precisamente un éxito de ventas y, sin duda, un título indie que derrocha tanta calidad en todos sus aspectos como este las merece.
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