Ahora todo aficionado a los videojuegos sabe quién es Josef Fares. No en vano, el diseñador sueco-libanés consiguió el máximo reconocimiento de la industria en 2021 al hacerse con el premio GOTY (Game of the Year) en The Game Awards con su obra maestra, It Takes Two. Años atrás, no obstante, Fares ya había estado experimentando con sus originales ideas y propuestas cooperativas.
En ese sentido, ahora llega Brothers: A Tale of Two Sons Remake, el regreso mejorado de la opera prima de Josef Fares. El primer videojuego del ganador del GOTY antes de fundar su propio estudio y que le catapultó a la fama gracias a uno de los pioneros y más destacados indies narrativos de la época. Y es que Brothers, aunque parezca mentira, ya tiene más de diez años. Así las cosas, hoy te contamos qué nos ha parecido en nuestro análisis de Brothers: A Tale of Two Sons Remake.
Dos hermanos, un destino
Brothers nunca necesitó de palabras para entenderse. Y es que el juego original de Starbreeze Studios y cuyo remake ha elaborado el estudio italiano Avantgarden apenas pronuncia unas pocas a lo largo de sus tres horas de duración. Y si no conoces el árabe (los personajes hablan una variante ficticia del libanés) probablemente no te sirva para entender nada. Sin embargo, la obra de Josef Fares se explica por los gestos, las emociones y otros aspectos que trascienden el idioma.
La historia nos habla de dos hermanos, uno mayor y otro pequeño, que parten en busca de una cura milagrosa para su padre, que está muy enfermo. La urgencia es máxima y no pueden permitirse perderlo también a él tras haber perdido ya a su madre. Es por ello que deciden emprender un viaje a través de una bella pero peligrosa tierra repleta de obstáculos tanto terrenales como fantásticos que deberán superar haciendo valer su coordinación y trabajo en equipo.
El equivalente gamer a tocar el piano
Brothers: A Tale of Two Sons Remake tiene una de las mecánicas de juego más originales que hayamos visto nunca en un videojuego (heredada del original y respetada fielmente en esta revisión). Hablamos de su control con los dos sticks del mando. El izquierdo es para controlar al hermano mayor; el derecho, para controlar al menor. Y es que aunque pueda no parecerlo, Brothers es en origen un juego single player, si bien Avantgarden y 505 Games han añadido un modo cooperativo local para que pueda disfrutarse en compañía de un amigo o familiar como los otros dos juegos de Josef Fares (el ya mencionado It Takes Two y A Way Out).
Es realmente curioso que unos controles tan simples den lugar a situaciones tan diversas y creativas. Básicamente solo utilizamos los dos joysticks para mover a los personajes y los dos gatillos para interactuar con el entorno o entre ellos. Al jugarlo en solitario, el título requiere coordinación manual y mental. En ocasiones tendremos que girar el joystick izquierdo con un hermano presionando el gatillo al mismo tiempo mientras con el otro joystick estamos moviendo al hermano pequeño hacia otra zona diferente y realizando una acción distinta. El juego lo aplica de forma tan magistral que, aunque parezca complicado realizar dos acciones a la vez, se acaba superando satisfactoriamente.
El dinamismo de las situaciones es tremendo: tenemos saltos que hay que coordinar, objetos pesados que hay que coger entre los dos y maniobrar adecuadamente, palancas que accionar, puzles que resolver e incluso jefes a los que derrotar de las formas más ingeniosas. Brothers nunca deja de sorprender a la hora de aplicar nuevas situaciones con mecánicas tan simples. Es la mezcla perfecta entre el espíritu de ICO y el ingenio de la mejor Nintendo.
Como decíamos, ahora Brothers: A Tale of Two Sons Remake cuenta con un modo cooperativo local que permite que dos personas jueguen cada una con un hermano. Ahora bien, el propio juego indica que la experiencia original está pensada para ser disfrutada en solitario, por lo que algunos puzles podrían no funcionar tan bien como al resolverlos individualmente. Lo que está claro es que jugarlo en cooperativo simplificará la obra, aunque probablemente también te dará una mayor dosis de diversión.
Un remake a la altura
Hay dos cosas fundamentales que se le deben pedir a un remake: que se vea mejor que el juego original y que sea respetuoso con su legado. Brothers cumple los dos requisitos. Esta revisión está desarrollada en Unreal Engine 5 con todo lo que ello supone. No deja de ser un desarrollo indie como quien dice, pero la mejora con respecto al original es abismal. No es que el Brothers de 2013 se viera mal, pero era un título de bajo presupuesto con limitaciones técnicas evidentes. Brothers Remake soluciona muchos de esos problemas, dejando estampas increíblemente bonitas como las que puedes ver en las imágenes de este análisis.
En algunos momentos le sigue pesando el control del original con algunas imprecisiones, pero nada que afecte a la experiencia de juego. En lo visual todo ha mejorado: iluminación, texturas, expresiones faciales, etc. Algún mínimo error que hayamos podido tener muy probablemente se solucionará con el parche día uno que llegará en su lanzamiento mundial. Por lo demás, la música sigue siendo un deleite para los sentidos y complementa a la perfección una emotiva historia que se quedó grabada a fuego en los corazones de miles de personas.
Conclusiones
Hay una enorme evidencia con respecto a Brothers: A Tale of Two Sons Remake. El juego no tendrá el mismo impacto en quienes ya lo hubieran jugado previamente, incluso aunque las mejoras sean considerables. Si ese es tu caso, tal vez el modo cooperativo y su ajustado precio de lanzamiento (20 euros con un 20% de descuento durante los primeros días) sean sus mayores alicientes. Si nunca jugaste al original ya tardas en hacerlo con este fantástico remake, que trae de vuelta un indie histórico y legendario.
Brothers: A Tale of Two Sons Remake tiene todo lo bueno del original, es fiel hasta decir basta y mejora lo que tiene que mejorar y añade lo que tiene que añadir. Se trata de un producto perfecto para quienes busquen una experiencia distinta, increíblemente original y que no te lleve semanas completar. Era bueno en su momento y lo sigue siendo ahora. Imprescindible si nunca lo has jugado.