Call of Duty Black Ops 4 se estrena en Xbox One como una de las entregas de la saga que más ha dado que hablar por la introducción de algunas novedades, y la ausencia de campaña. Os explicamos en nuestro análisis cómo le han sentado estos cambios a esta nueva entrega que, no es tan revolucionaria como podría haberse pensado, pero que es uno de los mejores juegos de la saga de los últimos años. Este es nuestro análisis de Call of Duty Black Ops 4 en Xbox One.
Multijugador y pseudocampaña
Empezamos hablando del multijugador y la ausencia de campaña al uso. Digo al uso, porque en realidad Black Ops 4 sí que cuenta con narrativa, que además se encuentra desarrollada de forma bastante efectiva. Las campañas de la saga no suelen estar nada mal como prólogo para hacernos a las novedades de turno y de paso conocer un poco el lore que hay detrás de las partidas (en este caso de la subsaga Black Ops). Pero la realidad es que su peso con respecto al resto de modos está lejos de ser el mismo. Treyarch esta vez se ha olvidado de tratar de esconder eso, y lo ha hecho de la mejor manera posible, ya que no se ha renunciado a ese telón de fondo narrativo.
Black Ops 4 se encuentra ubicado cronológicamente antes de la tercera entrega de la saga. Y si entramos en el menú multijugador (Black Ops 4 se divide en multijugador, Blackout y zombis), contaremos con la posibilidad de jugar unas misiones especiales que sirven para presentarnos a cada uno de los especialistas y sus distintas habilidades. Pero entre tanto también podremos ver unas cinemáticas muy espectaculares y trabajadas, que nos meterán un poco más en contexto. El enfoque y el tono es el habitual en la saga. A algunos de estos especialistas ya los conocemos, pero también hay algunas caras y habilidades nuevas, introducidas precisamente para dar mayor sentido al juego más táctica hacia el que está orientado Black Ops 4.
Una vez jugado estas misiones y descubierto las diferentes cinemáticas, nos quedará la clásica ristra de modos de juegos, con algunos añadidos, que sirven para sacar mayor provecho a esa disposición más táctica que se le ha dado al juego, y que es donde más brilla Black Ops 4 (por lo menos si no tenemos en cuenta Blackout, del que hablaremos más adelante).
Control, por ejemplo, es uno de mis preferidos. En él deberemos luchar por el control de dos zonas del mapa a lo largo de varias rondas. Atacando y defendiendo. El juego aquí no es tan alocado, y la colocación o el aprovechamiento de las habilidades de cada especialista cobra mucha más importancia. Algo similar ocurre en Atraco, un modo en el que deberemos intentar conseguir unas bolsas de dinero, con las que hacernos con mejor equipo para las rondas sucesivas y contar con más posibilidades de éxito.
Ninguno de los modos nuevos son nada que no hayamos visto anteriormente en otros juegos, pero están bastante bien implementados dentro de la identidad de Black Ops, que de igual manera no pierde su frenético ritmo de juego. Pero si estas novedades no os terminan de convencer, siempre contáis con la posibilidad de jugar en los modos clásicos, que también cuentan con su correspondiente variante en extremo.
Además de los nuevos modos, las habilidades de los especialistas o algunas novedades (no tanto en los mapas, con cuatro de ellos reciclados de anteriores juegos) como un cambio en la mecánica de regeneración de salud, que ahora no es automática, le sientan bastante bien, renovando la experiencia para hacerla un punto más fresca y táctica. Pero los fans más acérrimos de Black Ops no tenéis de qué preocuparos, ya que la esencia sigue intacta en el multijugador.
Blackout
La saga Call of Duty estrena su propio battle royale en Call of Duty Black Ops 4. Y la verdad es que nos les ha salido nada mal, más allá de algunas asperezas que limar. Cosa que podrá hacerse mediante actualizaciones si el feedback recibido por Treyarch va en la misma dirección. El concepto es el de siempre, el que conocemos ya de otros juegos. Partidas con hasta 100 jugadores, en las que deberemos pelear de forma individual o por equipos para conseguir sobrevivir hasta el final, convirtiéndonos en el último jugador en pie y ganando así la partida. La gracia, en este caso, la encontramos en unir la jugabilidad clásica de Call of Duty, y más en concreto de Black Ops, con este modo de juego.
Si nos quedamos primero con lo bueno, Blackout es un battle royale frenético, con una jugabilidad muy ágil y un punto táctico que hace que cada acción cuente. Las comparaciones aquí, aunque odiosas, van a venir muy bien para explicar cómo es Blackout. Fortnite y PUBG son los dos claros referentes del género, y a ambos los tenemos en Xbox One. Dos juegos que entre sí son muy diferentes a pesar de estar basados en el mismo concepto. Blackout, por su parte, tiene aspectos que recuerdan a cada uno de ellos, pero es un juego que también sabe encontrar su propia identidad, y que aunque bebe de forma obvia de los otros dos, cuenta con las particularidades suficientes para convertirse en otro juego a tener en cuenta dentro del género.
Para vencer en estas partidas, será importante el equipo con el que logremos hacernos. Tenemos armaduras de hasta tres niveles, curas y todo tipo de armas. Mientras que otra de las peculiaridades de Blackout la encontramos en los gadgets y las ventajas. De los primeros tenemos de todo tipo, desde granadas de fragmentación y conmoción a un gancho para desplazarnos rápidamente, un dardo sensor o un coche dron para observar la posición de los enemigos sin exponernos. Las ventajas también son un elemento interesante. Son unos maletines que podemos encontrar y que nos ofrecen diferentes características temporales, como la de correr en silencio o movernos más rápidamente mientras vamos agachados.
También contamos con algunos vehículos con los que desplazarnos más rápidamente, incluidos helicópteros. Su papel no es tan crucial, debido a que el tamaño del mapa, que por cierto está creado a partir de mapas clásicos de la saga, no es muy grande. Esto propicia que las partidas sean todavía más rápidas y frenéticas, pero también un poco menos estratégicas que en otros juegos similares.
Blackout es muy divertido y tremendamente adictivo, a pesar de que hay algunos elementos que todavía deben mejorar. Estos tienen que ver en especial con el sistema de looteo y el time to kill. Aunque también son mejorables el sonido, a veces un tanto confuso, la sincronización del botón de acción para recoger cosas del suelo, recargar o realizar acciones. En cuanto al looteo, se ha optado por un sistema simplificado respecto a la versión de PC, pero que termina por resultar más engorroso, sobre todo cuando queremos cambiar de arma sin desprendernos de todos los accesorios. Hay que pulirlo un poco más.
Sobre la cantidad de daño que soportan los enemigos es algo de lo que también se ha hablado desde la beta. Lo cierto es que teniendo en cuenta la velocidad a la que se desarrollan las partidas, es comprensible que haya aumentado la vida de los jugadores respecto al multijugador. Pero también es cierto que entre armaduras, la rapidez con la que podemos curarnos, y las diferencias entre cada arma, es demasiado impredecible averiguar cuánto va a aguantarnos un enemigo antes de caer. Esto puede provocar situaciones un tanto confusas, que acaben con nuestra muerte. Quizás habría que realizar también algunos ajuste, relacionados sobre todo con las diferentes armaduras. Son cosas, las relacionadas con el equilibrio del juego, que habrá que ir desarrollando poco a poco, ahora que el feedback está completamente abierto.
Con todo ello, Blackout resulta un juego muy divertido y enormemente adictivo. No deja las sensaciones que nos ofrecen juegos como Fortnite o PUBG. En el caso del segundo, esa mayor profundidad táctica. En PUBG todo cuenta, y cualquier movimiento, desde decidir el momento exacto en el que disparar o elegir nuestra posición en alguno de los últimos círculos, puede ser crucial. Lo que conlleva que cuando perdemos, por lo general se nos quede la sensación de que deberíamos haber tomado otras decisiones. Fortnite no cuenta con un factor estratégico tan profundo (lo que no quiere decir que no lo tenga), pero en cambio cuenta con una curva de aprendizaje tan amplia como satisfactorio es progresar en ella tras cada partida que jugamos.
En Blackout, Treyarch no se ha preocupado tanto por mimar estos aspectos, porque es consciente de que sus puntos fuertes son otros. Obvio que existe un aspecto táctico en las partidas, dado en gran medida por la gran cantidad de gadgegts, las ventajas y la variedad de armas, y que hay espacio para el progreso conforme jugamos, aprendiendo el comportamiento de cada arma o la mejor forma de movernos a lo largo de la partida. Pero la sensación, casi siempre, es que la suerte a la hora de acabar con un enemigo o que otro no nos pille despistados, tiene un papel también muy fuerte.
Porque Blackout se preocupa sobre todo por ser una experiencia frenética y divertida, aunque sea también más arcade. Esto desde luego no es malo, y seguro que hay jugadores que prefieran algo así, o que sencillamente encuentren más apropiado un juego u otro para cada momento. Lo que quiere decir que Fortnite, PUBG y Blackout van a convivir y compartir comunidad, como hasta ahora habían hecho los dos primeros. Y, lo mejor, es que sirve para abrir un nuevo horizonte para un género que nos tiene a tantos jugadores encantados.
Zombis
En esta ocasión los zombis se dividen en tres mapas, con historias, personajes y más diferencias entre sí. Para equipararlo a los otros dos modos en los que está dividido Call of Duty Black Ops 4, se le ha dado una mayor profundidad mediante la creación de clases, algunas nuevas mecánicas, armas y el laboratorio, que nos permitirá crear pociones con las que ayudarnos en las partidas. Además podemos jugar de la forma clásica u optar por el modo Rush, que nos pondrá las cosas más complicadas, dándole al juego una velocidad todavía mayor, centrándose de forma más pura en los tiros.
En general, hablamos de un modo más cuidado (va recibiendo más mimo con cada entrega, pero el de WWII nos dejó algo más fríos) y profundo, que cuenta con muchísimas opciones que los aficionados agradecerán. En especial si hablamos de que también contamos con la posibilidad de editar múltiples elementos de las partidas. O dicho de otra forma: crear partidas personalizadas.
Cada uno de los tres mapas se basará en diferentes premisas y personajes, que nos guiarán a través de escenarios tan variados como un coliseo romano, el Titanic o Alcatraz. Esto también sirve para otorgarle bastante más variedad de la que estamos acostumbrados, ya que cada uno contará con diferentes dificultades y mecánicas para avanzar en la partida.
El funcionamiento es el mismo de siempre, con partidas únicas entre sí, en las que, ya juguemos de un modo u otro, el objetivo siempre es hacerlo lo mejor posible. Solo que ahora Treyarch se ha currado mucho más la fórmula. Aquello que comenzó como un nivel de bonificación, podría tratarse hoy en día de un juego completo por sí mismo. Al fin y al cabo, como ocurre con el modo multijugador y con Blackout. Call of duty Black Ops 4 son tres juegos dentro de uno. Juegos que comparten jugabilidad y muchas mecánicas, pero que son casi totalmente independientes entre sí, y que cuentan con alicientes para atraer a cualquier tipo de jugador que sea afín a la jugabilidad y gunplay propios de la saga.
Apartado técnico
El aspecto técnico, en cambio, nos vuelve a dejar algo más que desear. No es que encontremos nada que nos impida disfrutar completamente del juego. Y, de hecho, salvo por algunos problemas de lag y servidores que suponemos normales en estos primeros días tras el lanzamiento (hay que corregirlos, eso sí), el juego funciona con un rendimiento estupendo a 60 fps en Xbox One X. El problema, o más bien la carencia, en este caso, está en un motor gráfico que ya no da para mucho más. Se le han apretado las tuercas al máximo, y eso se deja notar en unos modelados, efectos y texturas que se vienen repitiendo ya demasiado en las últimas entregas. El aspecto en general es bueno, pero demasiado plano si lo comparamos con otros juegos del género.
Esto no quiere decir que en cuanto al acabado, Call of Duty Black Ops 4 no cuente con los valores propios de cualquier producción de su calibre, y de la saga. Con un correcto doblaje al español, o unas cinemáticas espectaculares en las misiones que podemos jugar con los diferentes operadores y que nos presentan esa especie de campaña. Pero es cierto que va tocando un lavado de cara, y que Activision no debe alargar mucho más la espera.
Conclusión
Call of Duty Black Ops 4 es todo lo que podíamos esperar de él. Un juego muy completo creado por y para los fans de la saga, pero también con esa pequeña apuesta de cada año intentando atraer a otros jugadores. Esta vez sin una campaña al uso, sí. Pero, ¿y qué? Treyarch ya no se molesta en esconder lo que es Call of Duty Black Ops 4 desde el mismo menú. La marca Call of Duty es esa jugabilidad ágil, y lo que tenemos cada año, una revisión de esta basada en una serie de modos de juego que pueden ser más o menos acertados. En esta ocasión podemos decir que el modo Blackout es un acierto, y que ese enfoque más táctico que se le ha querido dar al multijugador es muy leve, pero sí ayuda a reducir un poco el ritmo de juego y a acercarlo más a las tendencias actuales, con nuevas modos que le sientan muy bien. Mientras que, por su parte, el modo zombis vuelve a crecer, tanto en mecánicas como en cantidad de contenido, convirtiéndose en la propuesta más atractiva hasta la fecha con diferencia.
Una de las mayores dudas que me genera Black Ops 4 actualmente está en la forma en la que Treyarch va a dar continuidad al juego. Por el pase de temporada sabemos que se introducirán nuevos mapas y contenido para los modos multijugador y zombis, tal y como viene siendo habitual. Pero dada la naturaleza de Blackout, cualquier cambio debería de ser igual para todos los jugadores. Suponemos que se tirará por temas de personalización como los grafitis o los gestos.