La guerra cambia, los soldados no. Infinity Ward, padre del galardonado Modern Warfare, vuelve con fuerzas renovadas para traernos un nuevo episodio de la aclamada saga bélica Call of Duty.
Lejos de apostar por una vuelta a las raíces, IW se adelanta a nuestros tiempos una vez más y nos transporta a un macroescenario de ciencia ficción para combatir en imposibles parajes interplanetarios con ayuda de la más avanzada tecnología armamentística, el valor de nuestros hermanos de armas y alguna que otra unidad mecanizada, semper fi.
Como no podía ser de otra manera, respondemos a la llamada del deber con nuestro análisis de Call of Duty: Infinite Warfare.
«El Sol, la Luna y las estrellas habrían desaparecido hace mucho tiempo… Si hubieran estado al alcance del ser humano depredador.»
– Havelock Ellis
Ad astra per aspera
En el futuro, debido a la escasez de materias primas necesarias para la supervivencia en el planeta Tierra, la raza humana extiende sus brazos más allá de la atmósfera para sobrevivir.
Numerosas colonias en los diferentes planetas de la vía láctea prometían un nuevo comienzo, pero con la nueva frontera surgió un movimiento, desvinculado de nuestro asteroide natal.
El Frente de Defensa Colonial -SDF-, emergió formando su propio ejercito e instaurando nuevas reglas ligadas a sus ambiciones de poder. Mediante sangre y violencia, tomaron el control de las colonias y usaron su flota para sabotear las rutas de suministros dirigidas a la Tierra. Sus enloquecidas elucubraciones pasaban por erradicar todo lo nacido en nuestro planeta.
En Call of Duty: Infinite Warfare, viajaremos hacia las estrellas a través de las dificultades para enfrentarnos al Frente de Defensa Colonial antes de que se movilicen para arrebatarnos nuestro hogar.
Mars aeternum
El comandante del equipo de operaciones navales SCAR 1 de la Tierra, Nick Reyes, se convertirá en nuestro alter ego como capitán en funciones del crucero Retribution.
La nave de batalla Retribution será nuestro punto de partida a la hora de comenzar cada operación. Podremos acceder a diferentes alas en las que personalizar nuestro equipamiento, recabar información sobre los integrantes de la cúpula de poder del Frente de Defensa Colonial y el hangar, donde se encuentran tanto vehículos de transporte como nuestro caza de combate Jackal -totalmente personalizable-. También tendremos acceso al puente de mando, donde hacer uso del mapa galáctico para decidir el próximo objetivo, y con ello, el consecuente plan y despliegue de tropas. Al final de cada operación llevada a cabo con éxito, volveremos a la Retribution para dar el siguiente paso.
En total, la campaña de Call of Duty: Infinite Warfare está conformada por un total de 31 misiones. 22 misiones principales, 5 misiones de Ataque con Jackal y 4 misiones de Asalto Naval. Para este análisis, la totalidad de las misiones han sido superadas en el modo de dificultad Veterano.
En las operaciones Ataque con Jackal, nos enfrentaremos a enjambres de cazas enemigos clase Spectre, cortadores A-Jack, cruceros de batalla y varios de los mejores pilotos o Ases del SDF.
Armado con ametralladoras de alto calibre, armas de energía, misiles y una endiablada maniobrabilidad, nuestro Jackal podrá fijar a las naves enemigas, usar contramedidas y echar mano de sus propulsores para escapar de los localizadores o acechar a los Spectre en vertiginosos, a la par que tediosos, combates espaciales.
En Asalto Naval, nos infiltraremos en gigantescos acorazados del Frente de Defensa Colonial para inhabilitarlos, acabar con blancos clave en su interior o robar prototipos de armas o vehículos enemigos. El uso del sigilo suele primar en este tipo de operaciones.
En cuanto a las misiones principales, se nos presentan y finalizan con impresionantes escenas CGI de una calidad abrumadora, al igual que la calidad del doblaje y la sincronización labial, que son una auténtica maravilla. Aunque no tan impresionantes son las texturas y efectos que nos brinda la enésima revisión del IW Engine, motor gráfico algo oxidado para los tiempos que corren. Tampoco la banda sonora destaca como en anteriores entregas, pasando bastante desapercibida a lo largo del juego como los plasticosos efectos de sonido de las armas, excepto en algunos modelos basados en munición de energía. Sin embargo, el ritmo palomitero al que nos tiene acostumbrados Call of Duty consigue a medias que no nos acabemos de centrar en este tipo de carencias.
Explosiones, situaciones imposibles, láseres, saltos por las paredes, granadas gravitatorias, mechas de todo tipo, actos heroicos y sacrificios.
Los sacrificios que tienen que hacer los hombres y mujeres tanto de la Retribution como del planeta azul, forman la constante en la que se basa la campaña de Infinite Warfare. Tendremos que luchar sobre planetas de diferentes terrenos y adversidades climatológicas, en estaciones espaciales, navíos de combate enemigos y el espacio profundo para poner fin al régimen de terror impuesto por Salen Kotch -Kit Harington, mundialmente conocido por su participación en la serie Juego de Tronos-, el despiadado almirante a los mandos de la Olympus Mons, el buque insignia de la armada del Frente de Defensa Colonial.
Aunque lo de despiadado se queda sobre el papel, porque una vez más, IW no sabe sacar provecho de su villano -véase el caso de Kevin Spacey como Jonathan Irons en Advanced Warfare- y el papel de Harington se reduce a un par de caras de pocos amigos y alguna que otra frase lapidaria.
La historia principal de Call of Duty: Infinite Warfare me ha resultado algo monótona aunque satisfactoria al fin y al cabo, ya que el intenso ritmo que marca la acción, te hace olvidar que tienes que enfrentarte otra vez a esos cazas, pulsar otra vez la X para abrir una puerta, recorrer otro pasillo scriptado o atravesar una pared con una carga de demolición para abatir a 4 enemigos a cámara lenta. La historia, aunque precipitada, no está mal ejecutada y consta de momentos y personajes memorables.
Cuando terminemos la campaña se nos dará acceso a otro modo de dificultad, Especialista. Este modo contaremos con HUD reducido, la regeneración de vida se verá interrumpida, por lo que tendremos que inyectarnos nanoestimulantes que se encuentran esparcidos en cada nivel y que usaremos para curar nuestras heridas o huesos rotos. Además, nuestro casco sufrirá daños durante los combates y tendremos que encontrar reemplazos antes de que nos acaben abatiendo de un tiro a la cabeza. La ayuda de apuntado también estará deshabilitada, aunque eso ya lo tendríais que haber hecho vosotros antes de empezar la campaña por primera vez.
Una vez completemos la campaña en el modo Especialista podremos probar un nuevo escalón de dificultad en el que solamente tendremos una vida. Si nos matan, comenzaremos desde el principio.
A través de los ojos de Nick Reyes, de sus compañeros y las personas bajo su mando, podremos ver los estragos causados por el SDF, luchar contra ello y elegir qué es lo más importante, no dejar a nadie atrás o cumplir con la misión.
Zombis en Spaceland
Bienvenidos a Spaceland, un parque temático dedicado al espacio y ubicado en algún lugar de los 80, del que os costará salir con vida. Debido a una especie de rito satánico perpetrado por un director de lo más rarito, cuatro amigos son abducidos por la pantalla de un cine de mala muerte y acaban dentro de una verdadera pesadilla llena de neones, clásicos pasados de moda, chascarrillos acordes a las estereotipadas personalidades de sus personajes y zombis, muchos zombis.
En esta nueva fórmula del famoso modo Zombis, que lleva siendo un éxito desde Call of Duty: World at War, se repiten conceptos conocidos por todos los fans de la saga. Devuelve la electricidad al parque, pon tablones en las ventanas, abre puertas para acceder a otras zonas y encuentra armas de lo más variopintas. Potenciadores, desafíos y las nuevas cartas de destino y fortuna te ayudarán a completar las macabras escenas de esta particular película.
Monta en terroríficas atracciones y lucha a muerte contra agresivas hordas de zombis de todos los tamaños y colores, ayuda a tus amigos y si mueres, no te preocupes, tendrás a tu disposición un completo salón recreativo con minijuegos y algunas de las joyas más antiguas de Activision para matar el tiempo y conseguir los tickets suficientes para volver con tus compañeros a la acción.
Un completo modo y estética divertidísimos para hacer el gamba con los colegas. No hay nada igual que hacer explotar a payasos zombis al ritmo de la canción del coche fantástico, hasta la cara de Michael Hasselhoff aparece por ahí.
Mientras esperamos a que nuevos mapas sean añadidos a través de su correspondiente DLC… ¿Seréis capaces de escapar de Spaceland?
Morir no es una deshonra
Nos adentramos por fin en el modo más demandado de Call of Duty, el multijugador. En este apartado, nos recibe el jefe de una facción de mercenarios que nos brindará diversas misiones o desafíos junto con nuestro primer módulo de combate, un exotraje con capacidades y habilidades únicas que nos serán de gran ayuda en la batalla por la supremacía.
Con un total de 6 a escoger y mediante un vídeo al más puro estilo Rainbow Six Siege para presentarlos en acción, estos módulos contarán con hasta 3 habilidades diferentes a elegir y 3 rasgos, elementos conectados al traje que nos ofrecerán distintas vías de actuación en el campo de batalla. Por si fuera poco, nos dejarán personalizar el casco y la armadura del torso.
Al avanzar, podremos elegir entre más facciones mercenarias con sus correspondientes misiones que nos darán acceso a varias armas exclusivas.
Como de costumbre, contaremos con 10 slots o clases para organizar y personalizar nuestro armamento, podremos elegir las armas que usaremos, sus accesorios, granadas, algunos nuevos gadgets y los perks de toda la vida. El sistema de progresión del armamento tampoco cambia, nuestras herramientas subirán de nivel con su uso y podremos desbloquear decenas de componentes estéticos para darles un toque más personal. Con el soldado pasa lo mismo, 50 niveles y 10 prestigios que iremos alcanzando tras nuestras belicosas hazañas.
Desde Activision nos han querido vender un intrínseco sistema de crafteo de armas que simplemente consiste en comprar variaciones de las originales, con algún cambio en sus estadísticas, a través de «piezas» que nos darán al acabar según que retos. Nada del otro mundo. También tenemos al intendente, donde podremos adquirir mediante llaves, -que conseguiremos de manera parecida a las piezas- unos paquetes de suministros que nos otorgarán 3 cartas al azar de diferente rareza y que pueden contener camuflajes, armas o emblemas especiales.
Con 12 mapas en su haber, el diseño de estos es, en mi opinión, de lo peor que se ha visto en la longeva saga de disparos en primera persona. Ratoneras sin personalidad, a las que le sumamos desmesuradas rachas de bajas y un palpable desequilibrio entre las diferentes armas.
Aunque compacto y fluido, el multiplayer de Call of Duty: Infinite Warfare no es más que un intento desesperado por rescatar las mejores sensaciones de Modern Warfare -bendito el día que pueda comprarse el remaster por separado- con elementos copiados mezclados de otros shooters más recientes de corte similar. Un espectáculo poco menos esperpéntico que Black Ops III, lleno de muñecos saltarines, haces de luz, robots a cuatro patas y pistolitas de goma. Nula -o incorrecta, tal vez- innovación y un futuro que se presenta bastante oscuro para una saga que lleva en progresiva decadencia no pocos años. Call of Duty sigue muriendo, pero eh, según Salen Kotch, no es ninguna deshonra.
En cuanto a los modos de juegos, los encontraremos repartidos en 4 ramas diferentes:
Estándar
- Duelo por Equipos
- Contra Todos
- Dominio
- Buscar y Destruir
- Punto Caliente
- Baja Confirmada
- Primera Línea
- Defensor
Extremo -HUD reducido, poca salud y fuego amigo activo-
- Duelo por Equipos
- Dominio
- Buscar y Destruir
- Defensor
Especial
- Juego de Armas
- Foso
- Guerra Terrestre
Competición
- Enlace
- Punto Caliente
- Tomar la Bandera
- Buscar y Destruir
- Defensor
Semper fidelis
Call of Duty: Infinite Warfare ofrece bastante contenido, mantiene intacta su jugabilidad base y sus 60 imágenes por segundo -aunque con alguna que otra caída de frames-, cuenta con una campaña a la altura de lo que nos tiene acostumbrados, que además, ofrece nuevos e interesantes añadidos y su renovado modo zombis es muy divertido. La mala noticia es que Infinite Warfare, flojea en su apartado más importante, el online. El rumbo hacía futuros distópicos no acaba de sentarle demasiado bien a esta faceta de la saga, mermando así su capacidad para asombrar o reenganchar a su público más añejo.
Pero no parece que las ventas de este nuevo Call of Duty vayan a resentirse demasiado, dada su amplia base de quinceañeros -y no tan quinceañeros- que se mantienen siempre fieles al título de Activision, independientemente de lo que les endosen, mientras tengan un Nuketown o cualquier correcalles de alto contraste visual. Si buscas un FPS con una campaña decente y un modo más distendido para disfrutar con amigos, tal vez este sea tu juego, pero si lo que quieres es disfrutar de un online algo «diferente», quizás puedas encontrar lo que buscas en Battlefield 1, Titanfall 2 -este también cuenta con muñecos saltarines y haces de luz, pero llegaron antes- e incluso Overwatch. Aunque para gustos, los colores.