En una época en la que las remasterizaciones tienen un valor especial, pueden ser especialmente llamativas cuando lo que se hace regresar es un juego con solera. Y es que cuanto más tiempo tiene el juego, mayor suele ser la renovación del mismo. Y entre esas remasterizaciones que han surgido, resulta especialmente interesante la que ha traido de vuelta dos éxitos de Pyro Studios. Para los más veteranos, os presentamos el análisis de Commandos 2 & Praetorians: HD Remaster.
Son dos remasterizaciones de dos clásicos que llegaron a principios de este milenio de la mano del estudio español Pyro Studios. Con una clara preferencia por la estrategia, Pyro Studios conquistó a todos con su primer juego de la saga Commandos. A partir de ahí, surgieron dos nuevas propuestas, entre las cuales se coló Praetorians. Un juego que cambiaba un poco de tercio, pero que seguía demostrando que la estrategia era algo que para este estudio no tenía secretos.
La llegada de estas dos joyas remasterizadas no requiere de mucha explicación, pues no intentan cambiar un ápice de lo que fueron aquellos juegos. El tiempo no ha pasado en balde y ajustar ciertas cosas para que estos juegos se vean más atractivos es lo que prima. Pero no vamos a encontrar un salto evolutivo como en otros clásicos de la estrategia que se han presentado últimamente.
Dos auténticas joyas de la estrategia están de regreso
Ajustes mínimos para su regreso
El principal trabajo que se ha realizado para presentar Commandos 2 HD Remaster y Praetorians: HD Remaster, es adaptarse a un par de aspectos. El primero, y más notable, es la relación de aspecto, pues no estamos en la época de las pantallas de 4:3 y no es plan lanzar el juego con unas bandas estáticas. Se ha optado por ampliar el escenario y recrearlo perfectamente en pantallas de 16:9, y resoluciones más actuales.
Y ahí podemos ver que han tenido que trabajar un poco más, adaptando algunos modelados a una resolución mayor. Lejos de intentar abarcar algo más complejo, lo que se ve es que sigue ofreciendo un entorno bidimensional, donde el uso de sprites permite dar cierta sensación de tridimensionalidad. Nada más lejos de ser así, un truco antiguo que en la era moderna no cuela del mismo modo, pero que en este tipo de juegos de estrategia puede no resultar tan mala solución.
En el caso de Commandos 2 puede notarse que se ha intentado trabajar en elementos concretos para mejorar su aspecto. Pero no se ha hecho lo mismo en todo por igual y en ocasiones, algunas estructuras parecen tan planas como lo son. Esto puede provocar un pequeño efecto disuasorio, de dejadez, porque el resultado es irregular. Evidentemente, para los más veteranos, y sobre todo lo que lo jugaron, es lo de menos, porque casi importa más el recuerdo de lo que supuso, que otra cosa.
En el caso de Praetorians el resultado es algo mejor, porque el juego ya gozaba de una mejor adaptación general y los escenarios son menos complicados. Lo más elaborado en esta ocasión, es que el trabajo se centraba en exponer tropas y batallones con batallas algo más movidas y con algo menos de sigilo.
Commandos marcó una época y definió un estilo propio en la estrategia
El escuadrón suicida
Commandos fue una de esas sagas que conquistó el mercado con una serie de mercenarios que se enfrentaron al Tercer Reich. Haciendo uso de diferentes clases y diferentes habilidades, los diferentes miembros debían de seguir una serie de pasos en escenarios que exponían misiones cual desafío. De este modo, tanto en el propio tutorial como en las 9 misiones de la campaña, la estrategia y el plan de acción es lo que hay que priorizar.
A partir de ahí, seguir el procedimiento y usar las habilidades con acierto para lograr alcanzar los objetivos marca un camino bastante prefijado. En cierto modo, las misiones parecen más puzzles que hay que resolver que un ejercicio de habilidad. La habilidad se requiere por el control que, a día de hoy, se nota desfasado. Y es que no será complicado que nos localicen, que cometamos un error y que tengamos que volver a empezar. Al menos, han puesto una opción de guardado rápido para que, cuando nosotros queramos, podamos marcar nuestro propio punto de control.
Para los que se lo hayan jugado, no hay duda de que revivirlo será una tarea más sencilla que para aquellos que lo tomen por primera vez. El juego va a suponer un importante desafío, donde ajenos al apartado técnico, sigue demostrando por qué esta saga fue uno de los baluartes de un género como la estrategia.
Siempre desafiante, siempre atento a los enemigos
Las legiones romanas
En el caso de Prateorians la cosa cambia un poco, pero no tanto como podría esperarse. Lejos de ser un juego que pueda apostar por un género RTS más dinámico, sigue manteniendo esa estrategia pausada. Y esto se debe a que en esta ocasión el control no se basa en el manejo de una unidad, o batallón con el mando, sino que se recurre al método del puntero.
Y aquí es donde el uso de un mando puede parecer algo complejo, pero es lo que hay en una adaptación a consola. Realmente no se puede decir que el esfuerzo que se ha hecho para que se pueda jugar sea en vano, pero la falta de agilidad del mando es uno de los aspectos más disuasorios que encontramos realmente en Praetorians. El juego se puede llegar a disfrutar, porque el estilo propio de gestionar una campaña, con objetivos marcados por narrativa es lo que impulsa este juego.
Pero es algo propio de este juego y que no se podía plantear cambiar, aunque por este acercamiento a otro tipo de RTS, el juego mantiene el mismo concepto que el otro juego bélico. La gestión es algo más compleja al poder manejar varias unidades de forma simultánea, pero el estilo de Pyro se mantuvo. Toma prestados algunos conceptos de creación y gestión de tropas, pero su elemento más distintivo es hacer frente a una campaña. Con ella, seguir de forma más estricta una serie de objetivos y tareas, ambientadas en la expansión del imperio romano nos lleva a Italia, la Galia y Egipto para diferentes escenarios narrados repletos de combates.
Gestionar las tropas y no perecer será, nuevamente, un objetivo desafiante en cada una de las 20 misiones que se ofrecen. Con diferentes grados de dificultad que establecen un balance en los combates, resulta un desafío demostrar nuestra valía como Gran General. Vivir esta aventura es algo que resultará, diferente. Este género siempre apuesta por plantear desafíos, pero siempre de una forma más laxa y menos guionizada. Otra pieza que hizo que Pyro Studios hiciese un juego que marcase una diferencia con el resto.
Un estilo más puro de estrategia en tiempo real, guiado por una narrativa muy intensa
Los años no pasan en balde
El esfuerzo es loable y la emoción de recordar aquellos años donde Pyro Studios hizo llegar estos juegos es importante para los gamers más veteranos. Hemos visto que salvando unos matices, los juegos son recreaciones exactas de lo que fueron. La mejor resolución, el mayor detalle de las unidades, o de algunos modelados concretos, no suponen un gran esfuerzo.
Y de hecho, no son juegos que si se enfrentan a sus equivalentes pasados disten como otras remasterizaciones que abordamos de continuo. La mayor parte de las veces nos encontramos con un producto que intenta ser más fiel que renovado. Y el tiempo no ha pasado en vano, porque aun intentando hacer que parezcan más fresco, no lo consiguen de verdad.
Para bien o para mal, ambos juegos se notan de otra época, tanto por su estética, como por su apartado sonoro. La banda sonora, las voces en castellano, están bien, pero se notan recursos limitados al recurrir a una o dos voces repetidas para muchos aspectos. Son cosas que dan carácter a este tipo de juegos que regresan para hacerse escuchar otra vez.
La adaptación a consolas es complicada cuando lo óptimo es un teclado y un ratón.
Es posible que nos encontremos con un anzuelo para comprobar si estos juegos, que marcaron distancias con otros juegos de su género, pueden regresar con otras propuestas. Tenemos el caso de Desperados III, que viene siendo un ejemplo de que algo nuevo siempre resultará más gratificante que algo añejo y que no se ha sabido renovar… siquiera en lo fácil, que es lo técnico.
No obstante, es una demostración de la estrategia de la vieja escuela, para bien y para mal. Y debemos quedarnos sobre todo con la parte buena, porque los años no pasan en balde nunca. Se notan anticuados, pero también son dos juegos que saben demostrar por qué han merecido el reconocimiento necesario para estar en 2020 como juegos que merece la pena jugar.