Durante mucho tiempo pareció que la franquicia Crash Bandicoot había pasado a mejor vida, pero afortunadamente Activision decidió hace unos años devolver el lustre que nunca debió perder. En 2017 fue el turno de Crash Bandicoot N. Sane Trilogy, que nos acercaba la trilogía original desarrollada por Naughty Dog con mejor aspecto que nunca, y en verano de 2019, hace poco más de un año, era la hora de Crash Team Racing Nitro-Fueled, el juego de karts que marcó a una generación y que regresó por la puerta grande. Ahora Activision se ha atrevido con algo mucho más ambicioso: una nueva entrega numerada de la saga del marsupial anaranjado. Nosotros ya lo hemos jugado y ahora te acercamos nuestro análisis de Crash Bandicoot 4: It’s About Time para Xbox One.
Más alocado que nunca
La serie Crash Bandicoot siempre se caracterizó por ofrecer niveles de una enorme variedad de situaciones, lo que permite que la aventura principal nunca se vuelva repetitiva. Los chicos de Toys for Bob (responsables de esta entrega y también del exitoso y aclamado Spyro Reignited Trilogy) han apostado por una inusitada diversidad de niveles, obstáculos, enemigos, batallas contra jefes, vehículos y elementos que varían nuestra forma de desplazarnos por los mapas. Evidentemente no hablaremos más de la cuenta para no destripar todas las sorpresas que nos aguardan en Crash Bandicoot 4: It’s About Time, pero sí describiremos algunas de ellas para que te hagas una idea.
Para ponernos en contexto, Crash Bandicoot 4 nos invita a tomar el control de Crash o de su hermana Coco (podemos cambiar entre ambos personajes indistintamente sin que la experiencia de juego se vea alterada) en una aventura marcada por los malévolos planes del Doctor Neo Cortex y N. Tropy. Estos consisten en alterar el espacio-tiempo creando grietas temporales, a fin, una vez más, de obtener el control total del universo. La misión de Crash y Coco será conseguir cuatro máscaras cuánticas que nos permitirán volver a estabilizar el cosmos y, de paso, nos darán poderes espectaculares.
La primera que nos encontraremos, por ejemplo, nos dará la capacidad de interactuar con el entorno de manera que unas plataformas u objetos aparecerán y otros desaparecerán. De nuestra habilidad dependerá que esto juegue a nuestro favor o no. No revelaremos los poderes del resto de máscaras para que las descubras por ti mismo, pero te aseguramos que la diversión está garantizada con ellas. No faltan tampoco las fases de los niveles en las que tenemos que huir de un objeto gigante que nos persigue a toda velocidad, aquellas en las que nos montamos en motos acuáticas u otros vehículos para ir sorteando obstáculos o los increíbles niveles N. Verted, que han sido desarrollados por Beenox (Crash Team Racing Nitro-Fueled) y que no solo son divertidísimos (y frustrantes en ocasiones), sino que también ponen a prueba nuestro ingenio.
Otro de los puntos que aporta gran variedad al conjunto es la posibilidad de controlar a otros personajes a lo largo de la aventura y otras modalidades de juego. Pondremos el ejemplo de Tawna, un clásico personaje de la saga que regresa para mostrarse en todo su esplendor. Los niveles en los que jugamos con ella son excelentes porque sus habilidades con completamente distintas a las de Crash y Coco. Tawna puede hacer uso de un gancho para desplazarse hacia puntos lejanos, eliminar a enemigos a distancia y también goza de la capacidad de saltar entre paredes que estén en paralelo. Sus apariciones son una de las grandes noticias de la obra de Toys for Bob.
Espíritu clásico
¿Es difícil Crash Bandicoot 4: It’s About Time? Esa es, probablemente, la pregunta que se harán muchos de los fans de los Crash clásicos. Si bien es cierto que el nivel de dificultad solo era verdaderamente desafiante en algunos niveles de la primera entrega de la franquicia, la trilogía original siempre tuvo ese punto de reto. Toys for Bob ha vuelto a apostar por ello. Para empezar existen dos modos de dificultad: una de ellas es la dificultad Clásica, en la que tendremos vidas limitadas y en caso de perderlas todas deberemos volver a empezar el nivel desde cero; la otra es Moderna y en esta no tenemos vidas limitadas y cada vez que muramos iremos a parar al punto de control más cercano. En este caso contaremos con un contador de muertes para que disfrutemos viéndolo aumentar.
Más allá de eso, los niveles en Crash Bandicoot 4 son considerablemente más largos que los que veíamos en las entregas originales, de modo que es más probable morir muchas veces. No soy precisamente un experto en el género plataformas, pero sí es cierto que he muerto bastante jugando a It’s About Time. Y aun así es increíblemente divertido todas y cada una de las veces. El espíritu clásico de la obra de Toys for Bob también se aprecia en la cantidad de cosas que tenemos para hacer y que harán las delicias de los fans más entregados, aquellos que siempre buscan completarlo todo al cien por cien.
Para empezar, en cada nivel podemos conseguir seis gemas. Las cuatro primeras las conseguiremos por haber roto el 40, 60, 80 y 100% de las cajas del nivel. La quinta se nos otorgará si hemos completado la pantalla muriendo como mucho tres veces. La sexta corresponde a una gema oculta en el nivel que deberemos encontrar. Si las conseguimos todas desbloquearemos una skin para Crash o Coco, lo cual no afecta a la experiencia de juego pero sí ofrece un enorme aliciente para el tipo de jugador que comentábamos. Además de ello, también tenemos cintas de salto al pasado (que conseguiremos si las encontramos en los niveles y si hemos llegado a ese punto sin morir ni una vez), que desbloquean niveles de desafío en los que Cortex pone a prueba a Crash y Coco en el pasado de ambos personajes.
Crash para todos
Toys for Bob es consciente de que los juegos de plataformas clásicos siempre tuvieron ese componente de jugarlos en compañía y ha querido mantener esa característica intacta en Crash Bandicoot 4: It’s About Time. Durante la aventura principal tenemos la posibilidad de activar la opción Pasa el mando. Esta en concreto consiste en irse pasando el mando entre dos jugadores a cada punto de control o tras cada muerte. Una vez se complete el nivel, el juego nos mostrará los resultados y nos dirá quién ha obtenido una mejor puntuación. Sin embargo, la otra gran modalidad cooperativa del título la encontramos al margen de la historia principal.
Se trata del modo Batallas, que está pensado para entre dos y cuatro jugadores y que ofrecerá momentos de mucha diversión. Podemos escoger entre Contrarreloj (modo también disponible en la aventura para un jugador) y Romper cajas. El objetivo es irse pasando el mando entre los distintos participantes cuando le toque a cada uno e ir avanzando entre los puntos de control del mapa para ver, una vez más, quién obtiene la puntuación más alta o quién ha logrado el mejor tiempo.
Tiempos modernos
Estamos en 2020 y Crash Bandicoot tenía que adaptarse a los tiempos que corren. Ya lo hizo en N. Sane Trilogy y Nitro-Fueled y lo ha vuelto a hacer ahora. En ese sentido, visualmente Crash Bandicoot 4: It’s About Time está muy en la línea de lo visto en los dos trabajos previos de Vicarious Visions y Beenox, respectivamente. No apreciamos cambios significativos a este respecto, pero lo cierto es que tampoco los necesita porque luce estupendamente bien. Los personajes, los escenarios, los efectos, los colores. Todo raya a un gran nivel. No se queda atrás un apartado sonoro protagonizado por un magnífico doblaje al castellano (que ofrece carisma a unos personajes que dan vida a una historia simple, pero efectiva) y en el que también destaca una banda sonora con temas muy recordables y simpáticos, aunque lejos de la “memorabilidad” de los más legendarios de la franquicia.
No ha corrido la misma suerte el aparado jugable. Si bien los saltos, giros, planchazos y demás movimientos siguen siendo tan efectivos como siempre, la verdad es que la perspectiva sigue jugando malas pasadas. No han sido pocas las veces que hemos muerto de formas absurdas por “culpa” de no saber dónde íbamos a caer. Y eso que el juego cuenta con un círculo amarillo que marca la posición en la que va a aterrizar nuestro personaje. Su funcionamiento no siempre es tan preciso como nos hubiera gustado y, en realidad, es uno de los pocos peros que se le puede poner a una obra por otro lado fantástica.