Hoy os traemos el análisis de Death’s Door, pero consideramos que antes de sumergirnos en él, es necesario dar crédito a quienes lo han hecho posible. Y es que Devolver Digital es una de esas compañías que tienen un don, una magia o un toque divino que les permite descubrir joyas en el mundo de los videojuegos. Durante el E3 pudimos darle un rápido vistazo a una de esas joyas que al principio pudo pasar desapercibida ante los ojos de muchos, debido a la gran cantidad de juegos que vimos durante las presentaciones, pero que en lo personal me pareció un juego lleno de mimo y digno de la línea de Devolver Digital.
Este publisher nos ha ido mostrando a lo largo de los años joya tras joya de los videojuegos, entre los que podemos encontrar, por ejemplo a Hotline Miami, que nos transportaba a los ochenta con una orgía de sangre y violencia. Podemos pasar también por la frenética acción de Shadow Warrior, los enrevesados puzzles lógicos de The Talos Principle, el ballet de balas de My Friend Pedro o el más reciente The Messenger.
Todos y cada uno de estos títulos rebosan de diversión y personalidad, algo que en mi opinión, cada vez cuesta más encontrar en el sector. Es por eso que me complace decir que el juego que vamos a analizar hoy cumple a la perfección con todas estas características dignas de una entrega con personalidad y llena de mimo. Sin más preámbulo, damos comienzo al análisis de Death’s Door, un juego de acción y aventura desarrollado por Acid Nerve y publicado por Devolver Digital.
Análisis de Death’s Door – Xbox Series X
Un plumífero amigo
La historia de Death’s Door comienza con nuestro protagonista llegando a su puesto de trabajo en la oficina de los Segadores de Almas. Nada más llegar se nos encomienda ir en la búsqueda de un alma que segar, una tarea que inicialmente parece sencilla pero nada más lejos de la realidad, ya que justo cuando estábamos a punto de conseguirla, las cosas se tuercen y nos vemos sumergidos en una misión aún más ardua.
Sin entrar en spoilers, os podemos comentar que la historia de Death’s Door es muy buena, su narración, aún tomándose su tiempo para desarrollarla, está llena de detalles y guiños a los que hay que prestarles atención, los cuales nos permitirán descubrir las relaciones entre los personajes que pululan por el mundo.
Y es que el mundo de Death’s Door es la otra cara de la moneda de la historia, ya que, si por un lado tenemos una historia y personajes interesantes, el mundo en le que se desarrollan sus aventuras debe de ser igual de atractivo, y como adivinaréis, lo es. Cada zona del mapeado rebosa personalidad única y permite que todo cobre sentido, que cada uno de los personajes y las zonas del juego se sientan conectados a la historia y no desentonen ni un segundo, manteniendo en todo momento el mimo por ellos.
Encontraremos una amplia cantidad de enemigos con un diseño visual muy original, así como personajes con mucha personalidad como Caravasija, que en ocasiones nos recordará a Solaire de Astora, de Dark Souls.
Golpear y rodar, golpear y rodar
La jugabilidad de Death’s Door al comienzo puede parecer sencilla, golpear, rodar para esquivar los ataques y de vez en cuando disparar con el arco, pero en realidad estamos solo viendo la punta del iceberg. En cuanto nos ponemos en los mandos, se nota a la perfección la influencia jugable de dos sagas: The Legend of Zelda para la exploración y Dark Souls en el combate.
Como he comentado anteriormente, la exploración bebe de las aguas de The Legend of Zelda, puesto que, conforme recorremos el mundo, iremos dando uso de nuevos artilugios, armas y elementos del escenario para ir desbloqueando nuevas zonas, que inicialmente estaban inaccesibles. Como por ejemplo, en los primeros compases podremos usar las flechas de nuestro arco para lanzarlas a calderos de fuego y que estas se prendan, para así quemar telarañas.
Poco a poco, y conforme vayamos explorando este amplio mundo interconectado, iremos obteniendo nuevas armas, como un paraguas o habilidades como poder lanzar bolas de fuego. La obtención de algunas de ellas es bastante peculiar y sorprendente. Esto también favorece a la exploración, ya que el escenario se encuentra repleto de puzzles y de secretos.
Pero de nada sirve disponer de un arsenal de armas sin un combate a la altura, y es que, el combate de Death’s Door cumple a la perfección. Si nos paramos a ver el sistema de combate desde un alto nivel, podemos caer en el error de identificarlo como golpear, rodar y repetir, pero nada más lejos de la realidad. Bajo esta premisa nos encontramos con un juego preciso con un timing en ocasiones exigente, ya sea por el tipo de lucha o por el número de contrincantes.
Y es en este punto donde vemos relucir la influencia de Dark Souls, dado a que el juego no da tiempo a dudar, y en pocos segundos, un combate que tenías dominado, se puede volver en tu contra. En el combate dispondremos de una barra de vida dividida en impactos que podremos recibir y otra barra para el uso de las habilidades.
Para recuperar vitalidad, primero deberemos encontrar semillas por el escenario, las cuales podremos plantar en maceteros repartidos por el mismo. Una vez plantada la semilla, crecer una planta, la cual nos recuperara toda la salud perdida y se marchitará. Por otro lado, el uso de habilidades se recarga por cada golpe realizado a un enemigo, permitiéndonos así poder realizar un uso más intensivo de las habilidades que podremos seleccionar en cualquier momento con una pulsación en la cruceta.
Cada vez que nuestro personaje muera, reaparecerá en la última puerta de mundo utilizada, pero eso no es todo, ya que cada enemigo derrotado, a excepción de los jefes, reaparecerá, así como las plantas que estaban marchitas habrán vuelto a florecer y se mantendrán los atajos del mundo desbloqueados.
La estructura del mundo también nos recordará a los Souls, en este caso, más concretamente a Demon’s Souls, ya que encontraremos un amplio mundo interconectado por medio de puertas con un nexo común de descanso que es La Sala de las Puertas, donde también se encuentra la oficina de los segadores. En ella podremos gastar las almas obtenidas durante el combate en mejoras para nuestro plumífero amigo, que se dividen en fuerza, destreza, celeridad y magia.
Plumas con estilazo
El aspecto grafico de Death’s Door es magnífico, cada personaje y escenario están llenos de mimo y de detalles que hacen que el juego sea un regalo para la vista. Cada zona del mundo rebosa personalidad propia, como por ejemplo La Sala de las Puertas, que se muestra completamente en escala de grises, excepto para objetos clave y para las armas de nuestro protagonista. Pero eso no es todo, ya que el resto de zonas que componen el mundo están al mismo nivel.
El juego hace un magnífico uso de la iluminación en tiempo real, así como la selección de color para cada situación, que permite plasmar una potencia visual e impactante en muchas situaciones y todo ello acompañado de llamativos efectos de partículas en ejemplos como hojas y plumas, que hacen que el juego luzca de manera soberbia a 4K en nuestras Xbox Series X.
En el apartado sonoro nos encontramos ante un juego narrado por medio de diálogos sin voces y que todo el peso musical recae en la banda sonora, en los efectos sonoros del entorno y los del combate.
La banda sonora se compone por 50 piezas musicales que están medidas al milímetro con cada situación, mostrándonos piezas de piano para zonas bucólicas y la rudeza de la percusión en zonas de intenso combate. Una mención especial a esto último, y es que, por ejemplo, en una de las zonas del juego nos encontramos una serie de plataformas que se mueven de manera sincronizada por todo el nivel.
Si prestamos atención, oiremos que el impacto del desplazamiento de las plataformas coincide con la percusión de la banda sonora y es tal el nivel de detalle que tiene el juego que al pausar la partida, veremos que la música continúa, pero el escenario se detiene y es a la hora de reanudar la partida cuando nos podemos percatar que todas las plataformas se vuelven a sincronizan para ir al ritmo de la banda sonora.
Todo esto hace que en el aspecto audiovisual sobrepase cualquier expectativa para un juego creado por 8 desarrolladores.
Conclusión
Death’s Door es una de las sorpresas del año, un juego que rebosa calidad y personalidad por cada una de sus plumas, que ha sabido muy bien rendir homenaje a los juegos en los que se inspira y que ha conseguido llegar más allá, sorprendiendo a los jugadores con una aventura y jugabilidad sólida, divertida y adictiva. Con un apartado audiovisual espectacular, una banda sonora bastante amplia de 50 temas y que se postula como uno de los juegos del año.