Divinity Original Sin 2, al igual que su predecesor, es un claro ejemplo de cómo echar la vista atrás y no olvidar el legado de los clásicos puede ser una gran idea para construir un juego moderno con la suficiente innovación y personalidad que requieren los lanzamientos de hoy en día.
Ante la palpable falta de originalidad que sacude a diversos títulos que se abrieron camino en el género por otros derroteros, Larian Studios ha demostrado tener una mano impecable para conservar parte del rol clásico de Baldur’s Gate o Neverwinter Nights como base de una propuesta fresca e innovadora. Con esta segunda entrega, el estudio belga consigue perfeccionar la fórmula que rebautizó la serie y firma uno de los máximos exponentes modernos de rol tradicional.
Un mágico mundo de fantasía
Una de las grandes virtudes de Divinity: Original Sin 2 respecto a su primera entrega es que, desde los primeros compases de la aventura, se nos presenta con una historia bastante más interesante y con mejor ritmo que la anterior. Una de las causas de que el anterior no convenciera del todo a muchos usuarios. La historia no es la más original, para nada, se apoya en clichés de fantasía como hace cualquiera, pero el gran logro reside en que se siga con interés y presente cierta intriga por seguir adelante.
Un detalle muy de agradecer poco visto en un juego de rol tradicional de estas características, es que todas las líneas de diálogo, por pequeño e insignificante que sea el personaje, están dobladas. Esto ayuda en gran medida a la inmersión dentro de la historia y resta fatiga a la hora de seguir todas las conversaciones, que no son pocas.
Volvemos a Rivellon miles de años después del primer juego. En esta ocasión, la trama gira entorno a la persecución de los hechiceros de la fuente a manos de la hermandad de maestres, que se encuentran sumidos en una lucha interna para designar un nuevo Divino. El poder mágico de la fuente atrae a bestias salvajes de un plano oscuro, los llamados Vacuos, que siembran el caos a su paso.
Nuestro viaje comienza en las bodegas de un navío rumbo a Fuerte Júbilo, bastión de los maestres. En esta isla prisión, los hechiceros son torturados, víctimas de los experimentos que tratan de buscar una solución permanente al problema de los vacuos. Pero esto no será hasta que hayamos determinado cual va a ser nuestro protagonista en este viaje.
Rol de papel y lápiz
A través de su menú de personalización de personaje, Original Sin 2 presenta una de las novedades más interesantes de su propuesta. Nuestra elección no solo repercutirá en el estilo de juego, sino también en la manera de afrontar la trama y sus conversaciones. Al contrario que la primera entrega, donde solo podíamos escoger personajes humanos, tendremos la ocasión de seleccionar cuatro razas distintas (humano, elfo, enano y reptil), además de sus variantes como “no muertos” en forma de esqueleto.
El sistema nos da la oportunidad de elegir a seis protagonistas creados especialmente para la historia del juego, lo que introduce los llamados Orígenes, añadiendo un trasfondo argumental a cada uno que determinarán parte de la experiencia de juego a lo largo de la historia principal y su misión personal. Por lo demás, podremos escoger igualmente la clase y las aptitudes de nuestro personaje con libertad, algunas clases cuentan con habilidades y características especiales por su naturaleza.
Ya sea uno de estos personajes principales o uno que hayamos moldeado nosotros mismos, veremos cómo se obtiene un valor añadido al transcurrir de la trama a la hora de hablar con diferentes personajes o seguidores gracias a las etiquetas de trasfondo de cada uno de ellos. Los acompañantes juegan un papel crucial y, como si de otro personaje se tratara, tomarán la palabra cuando lo vean oportuno. Mediante multitud de conversaciones podremos estrechar lazos y conocer sus inquietudes para reforzar la confianza y completar sus misiones personales.
Desde el primer minuto que nos ponemos a los mandos de Divinity: Original Sin 2 y nos adentramos en su propuesta de rol clásico, tenemos la sensación de estar dentro de una partida de rol tradicional de lápiz y papel en la que un “dungeon master” controla los acontecimientos. Cada situación nos devuelve un mar de posibles consecuencias imprevistas que pueden resultar muy bien o muy mal. Cualquier respuesta es válida y no hay una sola manera de hacer las cosas.
Tampoco hay que avanzar demasiado para poder ver el primer ejemplo. Fuerte Júbilo es la primera gran localización que encontramos en nuestra aventura y es que este emplazamiento ya nos presenta multitud de personajes secundarios y situaciones diferentes que, según nuestro estilo de juego y nuestras decisiones, nos llevarán a cumplir nuestro objetivo de una u otra manera. Es un juego que hay que abordar con paciencia hay que estar atento a las conversaciones y sus consecuencias para sacar todo el partido posible a la situación. Puede que no tengamos oportunidad de preguntar de nuevo.
Estamos ante rol tradicional, nadie nos va a llevar de la mano durante el juego. El mapa nos señala con una bandera los puntos y personajes interesantes, pero poco más nos va a enseñar un diario muy parco en palabras que hay que saber interpretar. Esta ambigüedad puede resultar algo incómoda para algunos jugadores menos acostumbrados a la absoluta libertad de acción.
Pero no todo va a ser hablar, faltaría más. Original Sin trajo a la serie un nuevo enfoque hacia la acción táctica en combates por turnos, pero sin las pausas tradicionales de este tipo de juegos. Siguiendo la aproximación JRPG de juegos como Final Fantasy X, encontramos un sistema de combate con una línea temporal donde se van sucediendo los turnos de cada participante. Cada turno contaremos con unos puntos de acción necesarios para movernos, atacar y usar algún hechizo o habilidad de personaje, aparte de otras acciones de carácter táctico como retrasar tu turno.
Es un sistema sencillo de entender, pero complejo de dominar que, en los primeros compases, puede resultar demasiado difícil y confuso para los neófitos. Los talentos y habilidades se han multiplicado respecto a la primera entrega, tenemos más variables que controlar para ser lo más eficientes posibles en el campo de batalla. Además, en esta entrega se le ha dado un mayor peso a la interacción con el escenario para crear un caos elemental que podremos aprovechar de manera táctica y combinar con otros poderes.
En su vertiente multijugador, se aumenta el número de jugadores de manera cooperativa respecto a la primera entrega, de dos a cuatro. A través de un sistema dinámico, los jugadores pueden entrar y salir de una misma partida en tiempo real, pudiendo jugar toda la campaña de forma cooperativa de manera online o de manera local gracias a su pantalla partida. Además, el juego ofrece un modo arena PVP donde medir la habilidad de nuestro equipo frente a otros jugadores.
Rica fantasía medieval
En materia visual, Divinity: Original Sin 2 apuesta de nuevo por la clásica perspectiva isométrica del rol tradicional. Ofrece una puesta en escena preciosista cargada de detalles y colorido que crea estampas realmente bellas.
La variedad de parajes y escenarios que podemos encontrar en su rico mundo no hace palidecer en ningún momento una factura técnica imponente que rinde de manera sobresaliente en Xbox One X. Es realmente bonito a la vista y funciona todo lo bien que podríamos esperar, incluso cuando la acción y los efectos en pantalla se salen de madre en sus largos combates.
Los chicos de Larian Studios han conseguido adaptar muy solventemente los menús y barras de acceso rápido al control de un mando. Aunque en ocasiones resulta algo engorroso tener que cambiar constantemente de sección para gestionar todos los inventarios y parámetros, el menú de acción radial agiliza enormemente la gestión de personajes.
La banda sonora y los efectos entran en juego justo cuando se los espera, acompañando la aventura con ese estilo tradicional que tanto nos gusta a los amantes del género. El doblaje, como comentamos, es todo un acierto y ayuda de sobremanera a la inmersión.
Conclusiones – Un clásico moderno
Divinity Original Sin 2 tiene todo lo necesario para convertirse en un clásico moderno, es uno de los máximos exponentes del rol tradicional que podemos encontrar hoy en día en el mercado. Si nos dejamos seducir por su historia, su rico sistema de conversaciones y sus complejos combates, quedaremos prendados de un título que ofrece un sinfín de horas de juego en las que descubrir todos los secretos de un mágico mundo de fantasía medieval.