Llega una nueva remasterización a Xbox One, una remasterización que parte del reinicio de una de esas licencias clásicas que no pudo esquivar la polémica cuando vio la luz. Resulta complicado llevar a cabo el reinicio de una licencia con éxito, más cuando se toca una de la categoría de Devil May Cry e implicando a Dante, su protagonista. Siendo uno de los iconos de una saga y un género, la renovación de la saga por parte de Ninja Theory no dejó indiferente a nadie. Dante sigue siendo el protagonista, pero un Dante muy desconocido, precoz e irresponsable.
Todo se remonta a un período anterior a la saga conocida, aunque su vínculo es testimonial, donde Dante apenas ha superado la adolescencia siendo consciente de unos poderes que desconoce su procedencia. La sociedad está inmersa en el dominio tiránico de un demonio que mantiene engañados a los ciudadanos mediante el control mental que sus productos ejercen sobre ellos. Una ciudad sometida a vigilancia continua y que guarda sus esperanzas en un grupo rebelde que se hace llamar La Orden. Mientras Dante se encuentra disfrutando de su juventud, la guerra entre el bien y el mal mantiene su pulso, aunque el bien parece estar obligado a ocultarse ante el poder maligno.
Dante se muestra despreocupado e irresponsable,una versión muy diferente y polémica
Ninja Theory hizo un trabajo encomiable creando una nueva estética, creando un nuevo patrón que sirve para ambientar el juego en un estilo muy diferente. Puede que por esto el juego tuviese una ambigua aceptación, no obstante, el resultado obtenido es realmente sobresaliente. Un estilo underground para una nueva aventura que daba a conocer a un Dante muy poco convencional, plasmado con una combinación de estilo, grafismos y diseños que, acompañados por una banda sonora electrónica muy potente. Todo esto se combinaban con la acción propia de esta licencia en un nuevo episodio que parecía querer redirigir la saga.
Sin dejarse llevar por el estilo romántico de sus predecesores, DmC rompió todos los esquemas y trajo consigo un título fresco, apoyado en una historia que había que descubrir nuevamente y que sirvió para aportar cierto componente épico a la situación, al origen de una leyenda como es Dante. Cuesta encontrarse con esta nueva situación, no obstante, la combinación de elementos permitirá adentrarse y volver a sentirse protagonista, ya que, con el avance, Dante se muestra más carismático y comienza a vislumbrarse el personaje que conocíamos de sus anteriores títulos, secuelas en efecto.
Una historia de Angeles y Demonios
Para comprender este cambio, deberíamos de tener en cuenta que Ninja Theory estableció un nuevo proyecto que reiniciaba la saga y nos trasladaba a los orígenes de la historia. Aunque su vinculo es inexistente, no podemos obviar a los protagonistas y, con un planteamiento muy diferente, presentar todos los miembros de una historia que se conocía como un rumor. Hablamos del origen de Dante, hijo del amor que surgió entre un demonio y un angel, un amor prohibido entre bandos enfrentados, que derivó en algo que se conoce como Nefilim, una especie de poderoso híbrido entre ambos bandos que se encuentran en guerra.
El poder de la historia reside en una historia de amores imposibles, que siempre otorga una fuerza especial a cualquier argumento, siendo además Dante, el resultado de ese amor. No obstante, también tenemos que considerar a Vergil, su hermano gemelo, aunque resulta más importante mencionar a Mundus, el demonio y enemigo principal cuyo origen añade más mordiente a la necesidad de actuar contra él. Y es que Mundus y el padre de Dante, Sparda, se hermanaron para sublevarse en el infierno, tras el éxito, el amor prohibido que surgió entre Sparda y Eva provocó las iras de Mundus que la ejecutó a ella y le desterró a él. Pese a todo, los hijos estaban fuera de su alcance y, dada su naturaleza, son los únicos capaces de hacer frente a su poder.
Un amor prohibido, una historia de desencuentro y una descendencia para la venganza
Resulta evidente que en todo se ha construido para la ocasión, en cierto modo, se buscaba reiniciar algo legendario, ya que Devil May Cry ha sido una insignia dentro de un género y parte de una revolución en la historia de los videojuegos. Tomando fragmentos básicos, se ha construido una historia modificada para la ocasión, que buscaba una razón para enfocar la historia en un momento muy concreto de la vida de Dante, cuando conoce su origen, cuando se hace consciente de su naturaleza. Pero ahí está su hermano, más responsable y consciente de la situación de la sociedad, que busca incitar a Mundus y que recurre a Dante en un momento clave para dar su golpe.
Y es que el poder de Mundus ha perdurado por demasiados años, más de 9000 años son los que se llevan enfrentando el cielo y el infierno, una guerra escenificada en la tierra, donde quien gobierna, lleva las riendas de la humanidad. Con esto, nos vemos atrapados en una sociedad decadente perfectamente representada por una ambientación oscura y macabra, donde el poder mental de Mundus, a través del control mental de las personas, le permite mantener su poder y ser amo y señor.
La transformación de Dante es sobrecogedora
Es un momento clave, más que otros momentos típicos que acuñan tópicos de acción donde se combinan fases con enemigos finales muy poderosos. En esta ocasión, esta mecánica no cambia por completo, pero parece añadir mucho más, en parte, por tener que explicarlo todo, añadiendo importantes aspectos de la historia, descripciones varias que sirven, para poner bases en una nuevas historia, que suena a vieja, pero le añade intensidad y una nueva personalidad que ayudará a mantener el interés desde el principio hasta el final.
Una sociedad decadente
La ambientación del título es un elemento a tener en cuenta, de hecho, es la base de este reinicio, aunque la pieza fundamental sea querer relanzar la historia desde su base. Claro que, y pese a la polémica inicial, el objetivo era marcar un diseño muy desenfadado y radical, con un toque demoniaco muy peculiar, que en cierto modo puede traer gratos recuerdos de otros títulos, pero cuyo diseño ha sido muy profundo para alcanzar un resultado realmente fresco. Obviamente, la dinámica del juego es un elemento que hay que tener en cuenta para que este diseño funcione, y el conjunto, resulta soberbio.
Entrar a formar parte de la historia es conocer el entorno, una sociedad dominada por una bebibda, además de otros medios, que ejerce un control sobre la acomodada y conformista humanidad. El nuevo Dante se ha adaptado a esta con una personalidad pasota y despreocupada, consciente de ser algo especial, aunque sin saber porqué. Una actitud que puede ser resultado de tener que haber lidiado contra demonios en el limbo, incentivando su lado más violento e irresponsable, haciendo de esto una diversión que finalmente, ha condicionado su actitud. Una sociedad que se mantiene bajo el yugo del poder de Mundus, aunque en ella, encontramos una organización, La Orden, liderada por Vergil, que intenta mostrar al mundo la realidad y no el sueño en el que viven.
Con ciertos toques de V de Vendetta, Vergil se reivindica y ataca las fuerzas de Mundus en la tierra con el fin de desestabilizar y romper el embrujo que mantiene a las personas en el sueño idílico que se ha creado bajo el poder mental. Todo esto, esconde una verdad siniestra, con una sociedad en ruinas, representada en una ciudad que mantiene algunos toques de diseño romántico, pero está empapada de la impronta siniestra generada para dar una ambientación mucho más desenfadada y oscura.
Una bebida y los medios de información controlan una sociedad conformista y decadente
Obviamente, el juego se apoya en esta última estética para el desarrollo de la acción, una ambientación siniestra, con ciertos toques que pueden recordar en ocasiones a sus predecesores, con algún guiño y dosis de acción frenética que combinada con una banda sonora brutal, de Noisia y Combichrist, permiten dar mucha personalidad a un producto que bien la requería ante el riesgo que se asumía al presentarse como un reinicio de la saga, un reinicio que dista mucho del estilo que había definido la licencia.
Un estilo muy marcado y, relativamente, profundo, que permite introducirnos en una aventura de acción al puro estilo de los primeros, donde la combinación de movimientos serán la base de la acción, que para esta ocasión, ha mejorado su rendimiento gracias a la aportación de los nuevos hardwares.
Más frames, más frenetismo
La llegada de DmC Definitive Edition es una llegada sorprendente, si bien, no es el título más querido, aunque en cierto modo, hizo méritos suficientes para convertirse en un título que fuese respetado por su carisma. No se puede decir que lo tuviese fácil y el anuncio de la llegada de este a la nueva generación desató ciertas críticas, si bien, no es un juego que lleve mucho tiempo en el mercado y, cabe la posibilidad, de que retomar toda la saga, hubiese sido aceptada en mayor grado.
No obstante, haciendo frente a las nuevas premisas para los juegos de acción, puede que DmC sea el título más apropiado, pues uno de los aspectos introducidos para esta ocasión, hablamos de la resolución, así como del impresionante rendimiento a 60fps, se puede disfrutar mucho más gracias al estilo marcado por este último título. Dada su estética y como se llevó a cabo la acción en su momento, el trabajo resultante ofrece una experiencia que podía haber sido uno de los fundamentos que podía haber atraído a más usuarios en su momento, pero los límites técnicos que se describieron no lo permitían.
Ahora, con una puesta a punto y alcanzando este rendimiento, el resultado obtenido es simplemente magistral. Esta estética, retocada para alcanzar una mayor resolución que permite disfrutar de una mayor calidad visual, está perfectamente complementada con una fluidez que, dada la acción, puede llegar a sorprender y a recuperar la adicción por este tipo de juegos que, dada su presunta propuesta superficial en la acción, podría ser recuperada para la causa, la diversión. Pero DmC no es un juego donde avanzar no tiene más sentido que destruir y matar, tiene una historia que, dados los protagonistas, tiene sentido y permitirá gozar con uno de los héroes legendarios de la industria del videojuego, Dante.
Una estética moderna ensalzada con una fluidez sorprendente
No podemos decir que el juego sea nuevo, en absoluto, el trabajo que se ha llevado a cabo se podría definir como un lavado de cara en toda regla. La mayor resolución, algo que ya se trabajó en la edición de PC, resulta evidente en las consolas, con un trabajo interesante para hacer posible que esta mayor resolución no se vea afectada por el desfase de las texturas. El resultado en este aspecto es notable, el trabajo ha dado sus frutos, aunque no hubiera estado de más que se hubiesen tocado otros elementos, como son las estructuras, que mantienen su antigua construcción y pueden limitar, un poco, la brillante propuesta de Ninja Theory.
En líneas generales, se puede notar que algunas estructuras están desfasadas, sobre todo en las secuencias, donde más se suele trabajar el detalle. No obstante, a lo largo de estas disfrutamos de otros aspectos que si estuvieron bien trabajados, como fue la expresividad de los personajes a lo largo de las interesantes explicaciones y diálogos. En cierto modo, la nueva personalidad de Dante daba juego a una interpretación más realista y, no sólo por él, lo han conseguido con un elenco de personajes que, salvo excepción, se expresan tanto por su voz, como por su rostro.
Un aspecto importante, sobre todo dada la tendencia de los últimos lanzamientos, es que el juego se encuentra tanto traducido, como doblado, y para mejorarlo, el doblaje incluído es destacable. Puede que no sea digno de premios, pero sin duda es esos doblajes que no desentona por una falta de interpretación, más bien lo contrario, con voces adecuadas, sobre todo para los protagonistas de la historia, no tener que estar pendiente de subtítulos y poder disfrutar de la puesta en escena de este título es muy interesante.
No obstante, no podemos negar que en varios aspectos se puede notar que el juego no está construido para la ocasión y que simplemente se ha adaptado. Algunas escenas se muestran bastante vacías, sobre todo, cuando tratamos aspectos como la iluminación o la oclusión ambiental resultante. En este aspecto, es donde más se nota que la remasterización se ha aplicado a incrementar la resolución, con un trabajo de maquillaje, pero no de construcción. En cierto modo, es lo normal, pero si que se hubiese agradecido algo más que justificase el salto.
En cierto modo, introducir algunos de estos efectos de postprocesado podría haber puesto en jaque uno de los elementos que pueden marcar la diferencia en DmC, los 60fps. En cierto modo, y obviando lo que acontece en otros juegos, la tasa de frames permite una fluidez soberbia en todo momento, en un juego que aboga por la velocidad en la acción. Dado el frenetismo de los combates, su aspecto es realmente soberbio ante esta nueva aportación que mejora un producto que, en su momento, ya fue realmente espectacular.
La velocidad es el máximo exponente de la acción
En cierto modo, el juego sorprendió, fue osado y temerario, pues el riesgo que se asumió al cambiarlo todo era muy grande. No se puede obviar este riesgo, pero en cierto modo, aunque para gustos colores, la nueva aportación a la saga es sobresaliente. Se introdujo una nueva estética para combinarla con una mecánica de juego conocida, ahora, mejorada para lucir mejor de lo que ya había hecho, ahondando en la experiencia de un juego de acción de los que ya no se hacen.
Poderes combinados, destrucción masiva
Devil May Cry fue uno de los juegos que revolucionó el género de la acción a principios de este milenio. Mucho ha llovido, generaciones han pasado, pero las mecánicas fundamentales de este título se han mantenido, aunque, la introducción de nuevas armas y poderes, permitan profundizar en las opciones de progreso del jugador.
Ninja Theory es una empresa que ha dado grandes juegos de acción, sobre todo, por el apartado que toca al jugador, la experiencia de juego y su dinámica. La base del funcionamiento es sencilla, un buen número de enemigos, una combinación de botones y la consecución de combos que, en este caso, se valorará cual examen para determinar el rango de acción que hemos alcanzado. Valorándose en base a una nota, según consigamos encadenar golpes, iremos subiendo puntos que irán representados, además, en una nota global que va desde la D hasta la triple S, siendo esta la matricula de honor. Llegar a esta calificación exigirá al jugador una gran destreza, no obstante, sin llegar, el sistema de combate se goza, porque decir que se disfruta es quedarse corto.
Añadir velocidad a 60fps se notará y se agradecerá en el modo Turbo
Ahora bien, Dante es un tipo con recursos, muchos recursos, de hecho, resulta curioso que en la época de los juegos de rol, donde muchas veces tendremos que descartar algún arma para llevar otra, DmC permite hacer frente a todos los enemigos con todas las armas que Dante dispone, desde las famosas Ebony y Ivory, pasando por la nueva Rebellion, pero además, contaremos con un arsenal de armas llegadas del averno y el cielo, como son Arbiter y Osiris, las guadañas, el guantalete Erix o el shuriken Aquila, que deberemos seleccionarlos con la cruceta una vez adquiridos, al igual que ocurre con las armas de fuego, que podremos alternar entre la pareja de pistolas con otras armas como la recortada, Revenant, o la explosiva Kablooey. A partir de ahí, equiparse y combinar botones, mantener los combos y ejecutar brillantes movimientos que, con el mejor de los postureos, ofrecen una acción y un espectáculo brillante, como poco. Además, uno de los aspectos nuevos introducidos en DmC: Definitive Edition, es la inclusión de un modo apuntado manual, que supone un verdadero desafío para todos los amantes de la dificultad extrema.
En el fondo, esta variedad no está tan dirigida a ser empleadas en todo momento de forma azarosa, sino que sirve para hacer frente a los enemigos, en base a su dificultad y preparación. Y es que habrá armas que sean inócuas para algunos demonios, demonios que sabrán defenderse de estas, aunque siempre hay alguna opción para poder derrotarlos. De hecho, las primeras pantallas sirven para ir haciéndose con estas armas y conociendo las diferentes combinaciones disponibles, una especie de tutorial que integrado a los primeros pasos de la historia, no supone una pérdida de tiempo. Aun así, a lo largo del juego iremos haciendo frente a muchos más enemigos, cada cual, constituirá una amenaza y nuestra forma de pelear deberá variar.
Ahora bien, esto no sirve más que para rascar la superficie del potencial de cada una, incluso del potencial del propio Dante, pues, contaremos con un sistema de mejoras, establecido bajo la premisa de canjear esos puntos que vamos recopilando en cada combate, instalando habilidades y ataques varios, que tienen diferentes niveles, y de este modo, ser cada vez más letales. Claro que, las fuerzas de Mundus nos van a exigir progresar, por ello, adaptarse a todos los recursos y emplear cierta cabeza debe sustituir el botoneo sin sentido, que también divierte y puede ser útil para avanzar, aunque no con una calificación que nos haga ser el alumno aventajado de Sparda.
De hecho, cabe considerar que la mecánica de juego, en esencia, es clásica. Avanzar por fases delimitadas por pasillos, que nos conducirán, tras combatir contra un sinfín de enemigos variados, al boss de turno. Enfretarse al boss parece más una evaluación que otra cosa, donde solo conseguiremos vencer si hemos aprendido bien cómo hacer frente a cada situación y cómo afrontarla. Al fin y al cabo, el postureo de Dante también puede servirnos para lucirnos nosotros, aunque con los enemigos poderosos, es más cuestión de evadir y saber cuando o donde golpear. De hecho, podríamos resaltar un aspecto controvertido como herencia de esta jugabilidad clásica, el cambio de cámara que suele darse en algunos puntos, que, al no ser algo habitual, puede desorientar en algún que otro momento, recibiendo un golpe y fastidiando un combo acumulado.
No es tan simple como dar a los botones, se valorará la precisión y eficacia de nuestros golpes
Como hemos dicho, DmC no propone acción a base de martillear el mando, y en la evolución del personaje seremos testigos de como Dante es capaz de ejecutar un sinfín de poderosos ataques con una combinación de botones más exigente que casual. No se trata de repetir secuencias de dos botones, también se exigen pausas y, en ciertos ataques, combinaciones de movimientos o una sincronización precisa para las contras. Ahora bien, este planteamiento resulta bastante sencillo de comprender, divertido de ejecutar y dará para un sinfín de combates.
Pero esta remasterización incluye nuevas opciones de juego, que añadidas a las típicas que suelen llegar de juegos de Capcom, como el modo de dificultad más alto, se ha añadido el modo Must Style donde la precisión y las combinaciones en el momento adecuado, son más importantes, ya que los enemigos no van a sufrir daño si no se ejecuta una combinación de golpes de alta valoración. Del mismo modo, el Modo Turbo es el modo de juego pensado para este juego, añadiendo hasta un 20% de velocidad adicional a la acción, por si no os parecía suficiente. En cierto modo, este modo de juego añade dificultad, más que por la salud de los enemigos o su fuerza, por el uso correcto de técnicas y combinaciones que nos darían una calificación alta y una capacidad destructiva sobrehumana. Claro que si os parece poco, existe una opción, el Modo Hardcore, que puede ser aplicada a cada una de las dificultades, añadiendo un punto adicional en la dificultad a cada una de ellas. ¿Os parece poco?
Claro que DmC: Definitive Edition, es un título que incluye en su haber los contenidos adicionales que se complementaron con el juego original. Hablamos del DLC, “La Caida de Vergil”, un suceso que acontece previo al desarrollo de esta historia que añade unas pocas horas de juego más, empleando para la acción al hermano, el cual no tiene tanto carisma y ofrece una experiencia diferente ante el poderío de su hermano.
Del escepticismo al deseo
Con todo esto, lo que podría ser un viejo conocido que nos hace una visita, se convierte en un total desconocido que estaremos deseosos de conocer. DmC: Definitive Edition se muestra renovado, fresco, frenético y apasionante, no sólo porque la historia es realmente atractiva, sino porque la acción si parece ser un salto de nueva generación, gracias a la recuperación de las bases que asentaron a un género en el éxito. Esa mezcla de sentimientos, tener la sensación de que se ha jugado antes, pero que nos sorprende a cada paso que damos, es una de las insignias de este DmC.
Entre tanto juego “multidisciplinar”, DmC: Definitive Edition se reivindica como el juego de acción que puede hacer frente a cualquiera. Puede parecer fácil con Dante de nuestro lado, pero es mucho más importante tener en cuenta su rendimiento, una remasterización con cabeza de uno de los títulos más impactantes de los últimos años. DmC: Definitive Edition es una nueva oportunidad de alcanzar algunos hitos que no pudieron alcanzarse, de dar una nueva oportunidad a ese completo desconocido que resulta ser Dante, de dar a conocer una historia desde una perspectiva más cercana, y obviando lo que se hizo con Anakin Skywalker, observar como un niñato despreocupado se hace cargo de su destino cuando conoce su naturaleza y es consciente su origen. En una batalla épica contra el mal, observaremos pantalla a pantalla como el personaje evoluciona, como la historia gana profundidad y como somos partícipes de ella con un sistema de combate más profundo de lo que parece, en la que daremos cuenta de hordas de enemigos.
El renacimiento de Dante cobra más sentido que nunca
DmC Definitive Edition es una referencia al pasado, con un importante progreso que se ha renovado y ampliado, con el fin de aunar un concepto con los deseos de los usuarios que han permitido complementar nuevas experiencias en base a la dificultad, añadiendo contenidos varios, que se solapan con una historia que resulta vibrante y especial, por lo que trata y cómo lo trata. Una ambientación fantástica, potenciada, mejorada y que deja los tópicos de aquellos fantásticos juegos que dieron a conocer una saga y a uno de los principales héroes del mundo de los videojuegos. No abundan juegos como este, aunque ahora, y de hecho, ha incrementado el interés por recuperar aquellos juegos de acción que son insignia del pasado.
Cualquier remasterización puede ser cuestionable, no obstante, muchos, entre los que me incluyo, desearíamos recuperar aquellas primeras entregas que vieron la luz, hace ya demasiado tiempo, pero DmC trajo consigo una revolución a la saga que, aunque tardó en ser aceptada, gracias a su carisma, se ganó el respeto de todos. Aceptar una nueva historia siempre es ilusionante, los cambios establecidos parecen motivar una acción que destaca por su frenetismo, y que llega a ser un reto exigente para los que buscan desafíos de verdad. En todo momento, DmC es intensidad, es pasión, no sólo por haber incluido una mayor resolución y, sobre todo, una tasa de frames que lo hacen real, es que Devil May Cry es la auténtica definición de acción.