Resulta bastante interesante como una licencia tan longeva puede reinventarse en estos tiempos. Y es que en este análisis de Dynasty Warriors Origins vamos a redescubrir una saga que parecía abocada a la intrascendencia, sin ignorar los jugadores que hoy día no tienen tantas alternativas en el género hack’n slash. Sabedores de que Dynasty Warriors es sinónimo de batallas multitudinarias, de acción a raudales y del emblema de Musou, los intentos de reinventarse no habían funcionado. Hasta ahora.
Buena cuenta de ese intento de renovarse fue Dynasty Warriors 9, cuya intención de abrir el mapa y las opciones de exploración no resultó tan fascinante como debiera. En parte, por la falta de un guión que se podía esperar y lo difuso de su amplia propuesta. Un mapa en el que era fácil perderse, incluso, hasta el punto de ser ignorado pese a todas las opciones que podían haberse albergado.
Encontramos una aventura de acción realmente apasionante en este análisis de Dynasty Warriors Origins
Pero ahora tenemos una apuesta radicalmente opuesta a la que se intentó en su predecesor. Planteado como un reinicio, Dynasty Warriors Origins es un intento de darle un valor añadido a un juego que, tras tantas entregas y sagas repetitivas, parecía haber perdido toda intención de volver a ser un referente de su propio género. En una era de combates pausados y extremadamente difíciles, la satisfacción de entablar combate con miles de enemigos que saltarán por los aires, sigue estando ahí para muchos.
Una historia, una novela, un argumento
Hasta la fecha, es bien sabido que los juegos de las sagas Warriors de Omega Force y Koei, son juegos vinculados a una novela histórica, Romance en los Tres Reinos, que trata la convulsa historia del imperio chino allá por el año 200 d.C. . Un periodo convulso, en el que la dinastía Han tuvo que hacer frente a una gran rebelión. Una rebelión que fue el inicio de una guerra de intereses con grandes figuras históricas que, gracias a la novela, se han endiosado.
Aprovechando ese carácter épico que se confirió a ciertos personajes, los juegos de esta saga, y de otras vinculadas a estas novelas, han deparado sendos juegos de acción y estrategia. Pero en lo relativo a Dynasty Warriors, parecía ser un elemento que únicamente servía para poder elegir dichos personajes, en forma de comandantes, estrategias, generales y líderes varios, para justificar un juego de acción muy sencillo. Podemos extraer de todos ellos la misma historia, narrada de una forma secundaria por que no tenía mayor trascendencia para el jugador.
El intento de darle peso al juego como algo más que una sucesión de batallas, no les salió del todo redondo. Cierto es que el mayor problema era la magnitud que tenía el juego sin demasiada explicación, con demasiados eventos en el mapa que pasaban desapercibidos, además de una continuidad técnica que no lució como debía. Y es ahí donde ahora se opta por hacer todo lo contrario. Dejando las magnitudes en ámbito de extensión, se han centrado en impulsar las magnitudes en ámbito de batalla, haciendo un cambio importante. Con una historia tan convulsa e interesante como fue aquel periodo de guerras y conflictos en China, el jugador debe sentirse realmente en el centro de la misma.
Algunas cosas no cambian, como son los planteamientos de batalla donde nos las veremos con muchos líderes icónicos de esta licencia
De ese modo se ha planteado un juego que nos traslada a los periodos previos de la famosa Rebelión de los Turbantes Amarillos, que normalmente era uno de los primeros escenarios en los que se desplegaba la acción. En esta ocasión, se opta por narrar desde la perspectiva de un soldado anónimo esos acontecimientos, siendo partícipes en primera plana del alzamiento de Zhang Jue con sus hermanos, contra la desidia del imperio Han. Sin saber bien de nuestro pasado, pronto empezaremos a conocer a los iconos de esta historia, centrándose la atención a las facciones encabezadas por Liu Bei, Cao Cao o Sun Jian, aunque en torno a esta historia se presentan otros tantos nombres relevantes que interferirán en los acontecimientos de la historia.
Pero puede que lo que más enganche al jugador, además de poder ver la historia que tantas veces nos han soltado como un complemento de la acción, es tener que tomar decisiones para conocer desde diferentes bandos los acontecimientos. No obstante, el primer misterio que hay que resolver es quién es el personaje misterioso que se convierte en el protagonista de todos los acontecimientos en los que participa. Y así, la experiencia se torna en algo más que un sencillo machacabotones que satisfizo a tantas generaciones de jugadores desde hace varias décadas.
Los héroes de siempre, nos acompañarán en una historia que debemos elegir nosotros
Una nueva perspectiva mucho más atractiva
A lo largo de los años parecía que la saga de Omega Force no conseguía adaptarse a las nuevas tecnologías. Y dado que se ha planteado un cambio tan severo en el planteamiento, no podía ser menos trabajar para dar un juego reconocible, pero mucho más atractivo. Una de las grandes virtudes de los nuevos hardwares es su potencia y en la premisa de hacer batallas multitudinarias, habían conseguido encontrar lo que buscaban. Aunque no podemos negar que el diseño del juego debe mantenerse en un nivel que pueda servir para relacionarlo con la longeva historia de esta saga, había que dar un impulso potente al apartado técnico.
Se ha intentado en muchas ocasiones, donde la mayor parte de los esfuerzos se han mantenido para ofrecer un mejor modelado de los principales iconos de esta saga. No obstante, siempre nos encontrábamos con los mismos escenarios y los mismos enemigos clónicos. Que muchos podríamos argumentar, de forma jocosa, que de este modo se mantiene el cliché de que todos los chinos nos parecen iguales. No obstante, una de las mayores críticas que recibían casi todos los juegos de las subsagas Dynasty o Samurai Warriors, era su apartado técnico. Hace muchos años un juego como Ninety Nine Nights, en su primer título exclusivo de Xbox 360, nos ofreció un espectáculo visual que no tuvo respuesta por el resto de juegos de esta índole.
La cosa ahora ha cambiado, y no solo se atiende una mejora sustancial en los modelados. Todo ha cobrado vida de una forma mucho más espectacular. Como si hubiesen pasado 10 años de su último juego, nos encontramos con una experiencia que entra por los ojos con muchísima fuerza. Sin perder ese punto de identidad que caracteriza esta saga, el cambio de perspectiva de la cámara, un poco más baja y centrada en el protagonista, así como los cambios de plano y la nitidez de todos los detalles del escenario, permiten disfrutar a un nuevo nivel. No será un referente, pero no hay ningún juego que ofrezca tantos elementos en pantalla que son parte de la acción. Y es que una de las obsesiones del estudio, desde tiempos inmemoriales, ha sido el crear un juego de batallas multitudinarias con más de 1000 guerreros en pantalla.
El número de guerreros saturan la pantalla y motivan una acción que no resulta tan simplona como acostumbraba
No nos dará por contabilizar los que podemos llegar a ver, pero se puede observar que en términos globales todo ha sufrido un impulso sobresaliente en el apartado técnico. Incluso los propios escenarios se pueden ver más detallados, ofreciendo además una gran variedad de biomas, propios del imperio chino. Aunque no hay 1000 diseños de soldados diferentes, en el fulgor de la batalla importa más que se integren de una forma adecuada para dar combates que nunca habíamos logrado ver en este nivel de detalle, calidad y rendimientos. Y es que, un aspecto que podía preocuparnos es que el juego fuese a pedales en determinados momentos. Nada más lejos de la realidad. Ofrece una configuración que prioriza calidad o rendimiento, donde incluso nos permite configurar el objetivo de frames, dando soporte a los 120Hz.
Los cambios son demasiado sutiles, de forma que una manera de garantizarnos la acción sin que el hardware se pierda, hablando de Xbox Series X, es configurarlo en modo rendimiento y 60fps y la experiencia es sólida en todo momento. Lo cierto es que, dentro de lo que cabe, el cambio a modo calidad, manteniendo 60fps, no parece ser nada destacable. De forma que, si queréis ver el juego a un nivel superior, quizás deberíais considerar aplicarle 30fps en el menú, siendo algo que hace más compleja la configuración de vuestra configuración gráfica preferida. Es algo que resulta confuso, y que puede resultar problemático si buscamos ver cómo ha evolucionado el juego gráficamente.
Aunque no hace falta, porque es más que notable el cambio sustancial que ha recibido el juego al conseguir localizar la acción desde una perspectiva diferente. El cambio visual más notable se puede ofrecer entre las secuencias pregrabadas, que son cinemáticas que usan en su mayoría el motor del juego, con otras secuencias que usan directamente el motor del juego por que tenemos que interactuar nosotros. Ya ahí vemos que si existe un cambio entre lo que debería haber sido al 100% de sus capacidades, y lo que se adapta al configurar el juego en un ajuste que priorice el rendimiento. Y lo cierto es que, tanto por el cambio de concepto, como por la evolución técnica, el juego se siente muy diferente y se escinde de esa versión clónica que venía ofreciendo la saga.
La acción pasa por secuencias y cambios de cámara que dejan ver que los modelados han evolucionado de forma notable
Pero si hay algo que no ha cambiado, es la magnífica y característica banda sonora del juego.Con ese estilo electrónico rockero machacón, combinado con algunas sintonías más tradicionales, el salto de calidad que ha sufrido Dynasty Warriors Origins es notable y de agradecer. Porque ya no solo es un juego satisfactorio para echar unas cuantas partidas con la acción más frenética, es un juego que impacta en la retina de forma espectacular.
Convertidos en un héroe anónimo
No cabe duda de que Dynasty Warriors se convirtió para muchos en ese juego donde elegíamos a un gran héroe de la historia de China para combatir a diestro y siniestro. Muchos de esos nombres, casi son más conocidos en occidente por los juegos que por la novela o la propia historia de China. No obstante, una decisión curiosa que parece haber servido para poder hacer este juego, es no usar ninguno de esos iconos como el principal protagonista. Seremos un héroe anónimo que sufre amnesia, que coincide en un primer instante con Guan Yu en un momento de crisis para el pueblo chino. Y aprovechando que hay que ir introduciendo todas las mecánicas del juego, el tutorial nos traslada a una primera misión en la que intentamos evitar que la represión de los soldados del emperador haga sufrir más a los aldeanos de la región del norte.
Y es ahí donde comienza una historia que tiene su primera etapa en ese acontecimiento, que sirve para conocer los primeros movimientos de combate, así como para cautivar a un Zhang Jue que verá en nuestros actos una chispa que hará surgir la Rebelión de los Turbantes Amarillos. Pero para nosotros, es el momento idóneo para darnos cuenta de que no se trata de un juego para atacar sin mesura. Aparece como un elemento importante el botón de defensa, e incluso el de esquiva. La relevancia no afecta tanto a los soldados rasos, sino a esos momentos en los que nos tenemos que enfrentar a los generales, comandantes o grandes guerreros. Son estos los que habilitan una especie de pequeño combate, donde podemos aplicar defensas y evasiones perfectas, que nos concede una bonificación en el combate.
Un héroe, muchos aliados, armas y batallas para un juego de pura acción que entretiene por muchas horas
A partir de ahí, la historia se expone en un total de 5 capítulos, donde los tres primeros pueden considerarse como un extenso tutorial de más de 10 horas, ya que muchas de las mecánicas se explican en base al contexto de la historia. Y es que, si esta saga se podía haber caracterizado por ofrecer unas mecánicas simples para luchar por doquier, hablamos de un juego que ha sabido evolucionar en algo más que los gráficos o cómo desplegar la historia. Ya en los anteriores juegos empezamos a ver esa implicación por añadir cartas, en forma de habilidades o consumibles, que en esta ocasión vuelven a surgir. Podemos equipar hasta 4 habilidades por cada arma, que requerirán de “valentía”, que se obtiene combatiendo.
A partir de ahí, iremos viendo cómo subiremos de nivel en cada una de las armas que se irán consiguiendo a lo largo de los combates, derrotando a ciertos generales. Cada una de las armas se siente distinta, y no solo por sus habilidades. Sus características pueden resultar determinantes según el estilo de juego que se prefiera. Aunque puede notarse que hay cierto incentivo a practicar con todas, ya que hay una serie de desafíos planteados durante la campaña que nos invitan a completar algunos objetivos con cada una. Y es que, al subir de nivel se irán desbloqueando varios árboles de habilidades, incluso, se podrá alcanzar la maestría con los artes de combate de cada una de las armas. Se puede ver que el juego tiene mucha variedad, y profundidad, que los sencillos juegos que los amantes de esta licencia disfrutábamos.
Incluso, una vez llegado el momento, comandaremos nuestras propias tropas. No penséis que se trata de un juego donde podemos dar órdenes complejas. Son soldados que podemos emplear para desplegar tácticas concretas dentro del combate. De hecho, la propia acción nos lleva a tener en cuenta la relación que tenemos con el resto de guerreros icónicos de la historia, ya que podemos combinar fuerzas en determinados momentos, desplegando un poder inusitado que puede decantar la balanza al tener un impacto directo en la moral de nuestras tropas. Se puede ir intuyendo que la variedad, y complejidad, de todas estas tácticas y opciones requieren de una larga explicación, para evitar saturarnos a las primeras de cambio.
Según subimos de nivel, se habilitan árboles de mejoras de habilidades para hacer frente a las cada vez más difíciles batallas
Aunque en la base el juego puede parecer más de lo mismo, lo cierto es que estamos viendo en este análisis de Dynasy Warriors Origins que el juego ofrece muchas connotaciones que lo hacen sentirse diferente. Y no solo es diferente, parece que han acertado en la gran mayoría de opciones, donde pueden resultar interesante dominar si nos exponemos a niveles de dificultad elevados o a combates que se complican.
Una reinvención o una revolución
Podríamos ver que muchos estudios buscan revolucionar sus propuestas con cambios radicales que no siempre cuajan un buen resultado. Venimos viendo que Omega Force ha buscado esa evolución, y en Dynasty Warriors 9 pudo intentarse aplicar de una forma revolucionaria. No cuajó del todo, dado que el cambio sustancial no encajaba para dar una propuesta con pocos cambios en los combates. Aunque ya sentaban las primeras bases para lo que han buscado ahora.
Una dinámica de combate que tiene las bases de los originales, pero adaptando ciertas mecánicas que pueden resultar agradables. Además, los combates son parte de algo mucho más interesante, como es seguir una historia en la que podemos tomar decisiones. Decisiones que determinarán líneas diferentes, según facción, incluso, un final especial de tomar ciertas decisiones correctas. Y es ahí donde el juego puede dar muchas horas, no solo por lo entretenido y adictivo de sus combates, sino también por conocer de primera mano todos los posibles acontecimientos que se dan según optemos en nuestros diálogos e interacciones. La campaña puede rondar las 40 horas si se hace un buen uso de los recursos para adaptar nuestro nivel y buscar mejorar nuestras aptitudes, pero no hace falta repetirla entera.
Las armas y la personalización son aspectos que no tienen un protagonismo especial. Algo que al jugador tradicional puede sentir como decepcionante
A partir de la primera vez que se supera la historia, en una opción disponible en la misma partida, encontramos la opción de rejugar batallas, así como tomar diferentes decisiones. Eso es algo que sucede tras casi 25 horas, lo que supone añadir unas cuantas horas más para completar cada historia. Del mismo modo, se puede intentar subir el nivel de dificultad, ya que el progreso de jugador, nivel de personaje, armas y maestrías, queda inmutable pese a ir hacia atrás en la historia.
Ahora bien, para los fieles a estos juegos, podemos atender a ciertos aspectos que pueden seguir dando valor a los predecesores. Al ser un juego que aboga por contar la historia desde la perspectiva de un héroe predeterminado, un guardián de la paz, no ofrece opción de elegir los habituales personajes para combatir. Más allá de determinados momentos, en los que podemos controlar a nuestros aliados en batallas que nos acompañen, no podemos elegir en el ingente catálogo de héroes que nos habíamos acostumbrados. Pasa lo mismo con otro elemento que en otros juegos suele dar para muchas batallas, poder elegir el arma.
Tenemos un catálogo concreto de 10 armas, que deberemos dominar y subir de nivel. Pero se abusa mucho de las armas de asta, faltando muchas de las icónicas armas que muchos seguramente solerías usar en los Dynasty Warriors anteriores. No se puede decir que sea un factor determinante para disuadir a los usuarios, porque los valores añadidos de esta experiencia son notables y, pese a todo, siempre podemos recuperar los anteriores y seguir combatiendo como acostumbrábamos.
El Musou que veníamos esperando desde hace tiempo
Aquellos que venimos disfrutando los diferentes juegos de esta franquicia, sin duda encontramos un juego renovado y muy atractivo. Porque lejos de ofrecer uno más, nos introducen de una forma muy interesante en una historia realmente atractiva con héroes realmente carismáticos. Pero gran parte de su atractivo, que puede llegar a más gente que los fans de esta saga, está en cómo plantea su acción y nos hace participar de ella.
Parte de su atractivo reside en la propia puesta en escena. Su apartado técnico ha dado un salto cualitativo importante, aunque mantiene ciertos elementos con esa calidad que parece caducada. Ahora bien, dado que ha habido una clara predisposición a mantener un rendimiento óptimo, gran parte de esas carencias pasan desapercibidas por quedar en un segundo plano de la acción. Una acción que satura la pantalla de soldados y de efectos visuales que, gracias a un rendimiento sólido, hacen sentir la acción tanto en la pantalla, como en el mando.
Contundente, espectacular y muy entretenido, la acción de esta saga renace tras una auténtica revolución que puede dar muchas futuras entregas nuevas
Y es que a la habitual propuesta de acción sencilla, se han añadido una serie de cambios al botoneo que resultan acertadas y extremadamente gratificantes. Bloqueos, esquivas y luchas contra jefes y comandantes, convierten este juego en algo menos rutinario. Adecentado de una gran historia, en la que somos protagonistas y determinamos el transcurso de la misma, se convierte en un placer mucho más terrenal de lo que los anteriores juegos habían conseguido.
Puede que haya aspectos que parecen reducir las características de este juego, por la falta de opciones de elegir personajes o armas, pero todo tiene un motivo coherente. Un motivo que permite ver que Dynasty Warriors Origins es un reinicio más que acertado y que vuelve a sentar las bases de un referente al género que tiene un futuro muy interesante de seguir por este camino. Pocos juegos encontraréis que tengan un equilibrio tan gratificante entre acción y narrativa en este momento.