Si lo que queremos es evadirnos por un momento de nuestros quehaceres diarios y sumergirnos en un mundo post-apocalíptico de corte futurista, desolado e implacable, que no tenga piedad por nosotros, desde luego Elex es una opción a tener muy en cuenta. El nuevo lanzamiento de Piranha Bytes, padres de los clásicos Gothic y Risen, es todo lo que podríamos esperar viniendo de las veteranas manos de este estudio alemán. Un juego complejo, con una libertad jugable sin límites y una profundidad RPG de las que pocas veces vemos, pero que, al mismo tiempo, arrastra los viejos fantasmas que acompañan a los títulos de este estudio. Un montón de desequilibrios y problemas técnicos que empañan una experiencia que sobre el papel tenía todos los elementos para triunfar.
ELEX podría tener soporte para Xbox One X, y muestra su gameplay a 4K y 60fps
Elex es un juego de luces y sombras, desde el mismo momento en el que iniciamos nuestra aventura en las tierras de Mágalan sentimos un sabor agridulce por sus inicios irregulares. Se nos presenta una vasta puesta escena que nos sitúa en la acción del título, pero luego la aventura comienza de manera atropellada y sin épica para presentarnos a Jax, nuestro protagonista, alto mando de los Albos (los malos de la película), traicionado a manos de sus camaradas y dado por muerto. Es un comienzo poco original, que se va desarrollando en una narrativa muy lenta a la que le cuesta arrancar y no aporta demasiada emoción al conjunto del juego.
En resumen, se nos presenta un telón de fondo con mucho potencial. La caída de un cometa destruyó el viejo mundo y trajo consigo el Elex, un nuevo elemento que lo cambió todo. Ahora la humanidad se agrupa en facciones, cada una con su sistema político y social. Los Berserker viven de manera primitiva, reniegan de la tecnología, usan armas cuerpo a cuerpo y la magia. Los Clérigos, al contrario, aprovechan el Elex para vivir en una sociedad altamente tecnológica, con armas laser y equipo futurista. Los Proscritos viven al margen de las normas, en un libre albedrío anarquista donde se sustentan de la chatarra. En el punto opuesto están los Albos, una facción paramilitar con equipamiento de primera que consume Elex como una droga, lo que les confiere capacidades extraordinarias, pero de igual manera, lo usan para convertir en mutantes a sus enemigos. Su ambición amenaza por conquistar por la fuerza todo el territorio.
La libertad de actuar y la sensación de estar en un mundo persistente en el que puedes afectar a la vida de sus habitantes es lo que mejor sabe transmitir Elex. Nuestros actos tendrán consecuencias directas en el comportamiento del resto de habitantes hacia nosotros. Podremos ser respetado por nuestros actos o convertirnos en un proscrito sin remordimientos. Su desarrollo, aunque genérico y por momentos falto de interés, nunca es sencillo y se ramifica en distas situaciones y acontecimientos en los que podremos mediar con libertad.
Armas de todo tipo y libertad de acción. ¿Qué podría salir mal?
Este rico telón de fondo que nos presenta el juego va a ser el encargado de que en nuestro progreso y desarrollo jugable no solo podamos utilizar armas y equipo de todo tipo, desde espadas y armas cuerpo a cuerpo, granadas, armas laser, arcos… en fín, todo un arsenal retro-futurista que nos permitirá adaptarnos a nuestra forma de jugar. Pero como decíamos en el apartado anterior, Elex tiene ideas fantásticas sobre el papel, pero que no logra llevar a cabo de la manera esperada al juego.
El sistema de combate con armas cuerpo a cuerpo del juego es tosco y ortopédico, muy frustrante por momentos. Trata de emular lo visto en juegos como The Witcher 3 y Dark Souls pero de manera desacertada. Lidiar con los enemigos es muy tedioso la mayor parte de las ocasiones pese a tener distintos tipos de golpe, bloqueos, movimiento de esquivar, combos, ejecuciones y hasta un jetpack que nos sirve para atacar en el aire, aparte de para explorar, claro. Contra un solo enemigo puede que haya posibilidades, pero cuando se juntan unos cuentos al mismo tiempo es desesperante porque el sistema de fijación de enemigos tampoco es de gran ayuda en esta situación. Con las armas a distancia la cosa no es muy distinta.
Si al propio sistema de combate le añadimos una inteligencia artificial poco realista nos encontramos con compañeros que ni se inmutan mientras a nosotros nos destroza un pollo mutante, o enemigos que pasan de no percibir tu presencia a 10 metros, pero que cuando te ven, pueden perseguirte por medio mapa sin pestañear. El balanceo de los mismos enemigos también parece algo trastocado.
La única solución que nos queda para hacer frente a esta situación es progresar en el desarrollo de nuestro personaje, para ello Elex diferencia dos ramas. Por un lado, con los puntos de experiencia obtenidos en nuestra subida de nivel podremos mejorar las capacidades básicas de nuestro protagonista, es decir: Fuerza, Destreza, Inteligencia, etc. Aparte, tendremos que acudir a los maestros e instructores de cada ciudad para que nos enseñen habilidades especiales con las que orientar a nuestro personaje en el estilo de juego que más nos guste. La pena es que tan solo podremos aliarnos con una única facción, lo que nos impedirá aprender el resto de talentos y el acceso a las armas y equipos especiales de cada una.
Sin duda, lo mejor que podemos sacar de Elex es su profundidad jugable y complejidad rolera. En este aspecto lo tenemos casi todo. Es duro, castiga los errores a la hora de gastar nuestros atributos. Es complicado progresar, así que valoraremos cada mejora que nos pueda hacer sobrevivir en un contexto tan desolador. Para ello, podremos, entre otras cosas, elaborar nosotros mismos provisiones y equipo con su sistema de creación. Hay que pensar muy bien el siguiente paso en el desarrollo de nuestro personaje y no ir gastando recursos a lo loco a la hora de subir de nivel y aprender habilidades en los instructores.
La interfaz de usuario tampoco nos pondrá las cosas fáciles para conocer el funcionamiento del conjunto del juego. Aunque su estética no es que sea mala, su diseño conceptual es un poco arcaico, con menús poco explicativos y desplegables sin fin. Será más un engorro que una ayuda durante los primeros compases del juego. Acabaremos aprendiendo a jugar por lógica pura y dura.
Elex, como buen RPG que se precie, está cargado de misiones y contenido, pero no brillan especialmente por su originalidad. Salvo alguna excepción, suelen ser los típicos encargos y diseños genéricos de la mayoría de juegos de rol. Como decíamos antes, lo bueno que tiene es que permite actuar con libertad. Ofrece siempre un abanico de posibilidades que podremos escoger para solucionar la situación. Ya sea a través de la violencia o haciendo entrar en razón a alguien con nuestras dotes dialécticas, aunque es algo que no podremos hacer hasta bien avanzada la aventura. Pese a sus enormes posibilidades, da la sensación de que, durante los primeros compases, el juego te lleva por donde quiera que vayas, impidiéndote innovar en exceso. Ni tenemos la capacidad de luchar contra la mayoría de enemigos, ni las habilidades para resolver la situación de otra manera diferente a la que se nos manda desde un principio.
Bosques, desiertos, mega-estructuras y montañas heladas
Al final del día, cuando has aprendido a sobrellevar todos esos peros que hemos dicho, te fascina el enorme mundo de Elex, sus contrastes y sus diseños, porque aun siendo un juego visualmente normalito, sin grandes alardes, es un juego con buen gusto y con una correcta traducción al español. Podría tener mejores diseños faciales y animaciones, sí, podría moverse a mayor tasa de imágenes o venir doblado, entre otras muchas cosas, pero te das cuenta de que su problema va más allá de su estética. Son todos esos desajustes y desequilibrios en el combate y la experiencia general los que acaban dejando un sabor agridulce en un juego que tiene de todo para ofrecer una de las experiencias más ricas y profundas en el terreno RPG del momento.
Su enrome mundo repleto de contenido y sus posibilidades, podrían tener pegados a los mandos hasta 50 horas de juego a los usuarios más veteranos que decidan adentrarse en Elex, conociendo el historial y los juegos de Piranha Bites. Para el resto, es un juego difícil de recomendar ahora mismo. Veremos si con futuros ajustes se solventan varios de los problemas que comentamos en este texto que hacen de Elex una experiencia algo decepcionante.