Gracias al regreso de sagas como Age of Empires o Age of Mythology, incluso con la llegada de Ara: History Untold, la estrategia parece estar en buena forma. Y es ahí donde encajaría un juego creado por Microids que os acercaremos en este análisis de Empires of the Ants. Un juego que hace tiempo apareció como si fuese una demo técnica de Unreal Engine 5, pero que se ha convertido en una fascinante propuesta que introduce una experiencia que hará las delicias de los amantes de la estrategia.
Y es que, si os parece una idea atractiva gestionar unidades militares y enfrentarlas en el campo de batalla, puede ser interesante plantear un concepto similar en torno a legiones mucho más numerosas. Los insectos. De este modo, atendemos una propuesta original, diferente y visualmente espectacular que puede considerarse un buen juego de acceso para los que busquen iniciarse en este género.
Con este análisis de Empire of the Ants descubriremos un juego innovador que busca reinventar un concepto
Y es que vemos propuestas que se siguen cortando por el mismo patrón que siempre, con pequeños retoques, cambios de nombre y diseño pero que apuntan a la misma dirección. El género de la estrategia puede diversificarse, entre los que priorizan la gestión de recursos, así como los que quieren que esos recursos sean dirigidos a escaramuzas. Desde el primer aspecto, hasta el último, Microids ha querido ofrecer una perspectiva muy diferente de cómo puede llegar a ser un juego de estrategia.
Una belleza muy natural
Uno de los aspectos por los que muchos fijamos nuestra mirada en Empires of the Ants, fue su apartado gráfico. Viendo el auge de Unreal Engine 5, los entornos naturales siempre han sido un elemento que nunca se había visto tan bien como lo que ha logrado este motor gráfico. Y aprovechando de esta espectacularidad, el juego aboga por este tipo de entornos que jamás hemos visto a este nivel de detalle. Y si bien sabemos que este motor da lo mejor de sí mismo en los PC de alta gama, hay que atender su acabado y rendimiento en Xbox Series X.
El juego se ofrece en una única configuración visual, que ajusta los gráficos para ofrecer un espectáculo que pocos igualan en consola. Cierto es que, tras probar la demo en Steam, el juego se nota algo más difuso, menos nítido y con algunos ajustes visuales, dirigidos a ofrecer un rendimiento óptimo. Y el objetivo, se ha logrado ejecutar, aunque con una tasa de frames de 30fps. No nos llevemos las manos a la cabeza por pensar que hay un juego que no es AAA y que va a 30fps, porque en este género la fluidez tampoco es determinante para disfrutar de la jugabilidad sin problema.
El resultado, óptimo en todos los sentidos, ofreciendo un espectáculo visual de gran riqueza visual. Una belleza natural gracias a Unreal Engine 5 donde se desarrollan las diferentes fases, combinando elementos que encontraríamos en la naturaleza con un nivel de detalle extraordinario. Y es que, todo parece tan real como la vida misma, es como viajar a esos entornos con un matiz importante, las dimensiones.
Técnicamente es un juego sublime, sabiendo que hay ajustes visuales para que el rendimiento pueda ser estable a 30fps, que no deslucen el resultado
Dado que somos una hormiga, todo se ve gigante. La percepción está muy lograda, tal como ya pudimos disfrutar en un juego como Grounded. Pero en esta ocasión, lejos de ofrecer un gran espectáculo con un diseño artístico más caricaturesco, la recreación de los escenarios y de las protagonistas de esta aventura, buscan el máximo realismo. Y lo consiguen con una ejecución muy lograda, aunque no será por tener que haberse esforzado en diseñar nada. Lo han tenido fácil para recrear esos bosques y esas zonas que, dada la escala a la que jugamos, convierte cada parcela escueta en una extensión enorme.
Pero lo más interesante de todo es poder evaluar la sensación que transmite este entorno. A nivel de construcción, podemos ver que hay un buen número de elementos visuales representados en pantalla, con una buena distancia de dibujado y un trabajo encomiable en las texturas. Incluso, podríamos decir que es de esos juegos que lleva el nivel de detalle a lo enfermizo, por que cada pequeña partícula se convierte en un objeto que la propia protagonista tendrá que escalar. Comprobamos que no parece verse limitado en detalle por usar este motor gráfico, pero quizás, donde puede darse un toque extra a esta fabulosa puesta en escena, está en el trabajo realizado en iluminación.
Una iluminación que busca recrear los escenarios como debe hacerse, de forma muy natural. Y resultaría redundante, pero es totalmente acertado hablar de la iluminación en este ámbito, donde podemos distinguir tonalidades, sombras bien definidas y que denotan el dinamismo propio de un bosque. Incluso, podemos llegar a ver cómo la luz solar puede atravesar el duro, pero pequeño cuerpo de nuestra hormiga.
Y es esa hormiga la que se encargará de guiarnos a través de una aventura, que combinará diferentes niveles y nos expondrá a diferentes situaciones donde deberemos ser estrategas, así como heroínas responsables de la supervivencia de las colonias de hormigas que buscan llegar al final del mundo conocido.
Fases de estrategia y otras en las que parece más un juego de plataformas e infiltración, hacen de esta historia algo menos monótono
Una hormiga para salvar a millones
Empire of the Ants se presenta como un juego en el que manejaremos a una hormiga que tendrá diferentes objetivos a lo largo de diferentes escenarios. A lo largo de estos escenarios se nos va introduciendo en una maravillosa experiencia en la que tomaremos el control de esa hormiga que debe ayudar a su colonia, y otras colonias de la Federación, a ciertos objetivos.
Desde una perspectiva que se nos hace peculiar, estas hormigas viven como si de los imperios en guerra se tratara. Se expone el entorno como algo diverso, peligroso e incluso se aboga por ese concepto de comunidad que sirve para dar sentido a las misiones. Comenzaremos por nuestra colonia, pero las circunstancias nos llevará a colonias vecinas para ayudarlas en diferentes fases y situaciones. Lo más curioso, es que nos permiten ahondar en una consciencia comunitaria, la cual también parece querer prepararse para cumplir un sueño que suena ambicioso. Llegar más allá de donde nunca se ha llegado. Descubrir que hay más allá de lo que denominan, el final del mundo.
Pero dentro de todo este concepto que nos pone en materia, se nos ofrece una propuesta que aboga por escenarios en forma de desafío. Básicamente, podemos definirlo como un juego de estrategia en tiempo real. Un juego que sigue abogando por un concepto de gestión de recursos, además de gestionar tropas, con las que ir logrando objetivos muy concretos. Lejos de afrontar este tipo de propuestas con esas habituales cámaras isométricas que no dejarían ver el maravilloso escenario que hemos descrito, usa una cámara en órbita que nos sirve para atender todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Seremos una hormiga que comandará ejércitos y ayudará a la Federación a cumplir su objetivo para poder sobrevivir
Y esto, además, permite que también se puedan plantear fases, o etapas de la aventura, en la que se nos expone una especie de juego de plataformas y exploración, donde encontrar recursos o superar determinadas pruebas. Por ejemplo, tendremos que explorar sin ser detectados los recursos del enemigo, localizando tropas y nidos para futuras escaramuzas. Incluso, otro tipo de actividades, más inocuas, pero que sirven para dinamizar la experiencia y que no resulte demasiado monótona.
Y es que, la mayor parte de la experiencia nos insta a ser comandantes de una o varias legiones de hormigas, de hasta tres clases diferentes con sus habilidades, fortalezas y debilidades, en una especie de fundamento similar al piedra-papel-tijera. Es decir, que una unidad es fuerte contra otra unidad, cerrando un círculo que tendremos que aprender para que, cuando toque mandar una tropa al combate, acertemos con la que más fuerza ejecutará en combate. A eso, algunas unidades extra, que, como refuerzos, pueden decantar una batalla a favor o en contra, sabiendo que hay muchos tipos de insectos viviendo en este entorno natural, que pueden interferir en el conflicto real que enfrenta a hormigas y termitas. Y es que, básicamente, ahí reside la esencia de las escaramuzas que nos llevará a cumplir objetivos varios en escenarios bastante diversos.
Y, como hemos comentado, lejos de apuntar con un puntero en un mapa visto desde arriba, manejaremos nuestra hormiga de forma convencional, jugando con la selección de tropas y el apuntado a objetivos para ordenar determinadas acciones. Recoger recursos, liberar nidos, gestionar esos recursos para mejorar opciones, tropas, defensas o poderes, permite ahondar en las mecánicas básicas que todos los juegos de estrategia suelen ahondar. De hecho, en una búsqueda de un juego interesante para abordar por primera vez este género, Empire of the Ants puede ser una propuesta que no os dejará indiferente.
Diferente, inmersivo y accesible
Precisamente hemos evaluado cómo este juego podría ser un título distinto que permitiese asentar los conocimientos que los juegos más profundos requieren para ser un as de la estrategia. Y lo cierto es que el juego es maravilloso en su planteamiento, con una perspectiva diferente, se hace sentir intuitivo e inmersivo. En otras ocasiones nos maravillan las opciones que ofrecen, o la profundidad de la gestión. Pero aquí lo cierto es que lo mismo que lo hace interesante para los que no tengan experiencia en el género, puede ser un lastre para los que busquen una estrategia minuciosa.
No obstante, no os dejéis engañar por la escasez de recursos, unidades o alternativas que se ofrecen. Porque muchas veces el desafío que supone planificar una escaramuza puede simplificarse al tener muchos recursos de los que partir. Cierto que lo complicado es poder alcanzar esa excelencia, pero cuando no hay muchas opciones y se va con lo justo, la gestión de cada elemento es vital. La perspectiva centrada en la hormiga protagonista de esta aventura, abre la puerta a una experiencia más inmersiva, donde realmente tenemos una sensación de estar comandando tropas de hormigas. Ya sean guerreras, escupidoras u obreras, cada una tiene su fin y es capaz de enfrentarse a una de ellas, siendo la contrapartida que debemos tener en cuenta para con esa estrategia basada en el piedra-papel-tijera.
Desde una perspectiva diferente, tendremos que gestionar tropas desde una posición cómoda seleccionando tropas y dirigiéndolas contra enemigos o a puntos del mapa
Pero a eso, considerar los recursos, en forma de madera o alimento, que debemos ir consiguiendo para habilitar poderes, que conferirá ventajas temporales, para mejorar las unidades y poder enfrentar desafíos más complicados o para tener ciertas ventajas estratégicas fundamentales. Deberemos ir construyendo y avanzando, conquistando nuevos nidos en los que ir asignando nuevas tropas de hormigas, o de otras especies que funcionarán como apoyo ejecutando ciertas funciones. Como hemos dicho, resulta básico, sencillo, pero no por ello menos desafiante.
La curva de dificultad parece bien equilibrada, si bien, en ese equilibrio, dada la ausencia de recursos de forma masiva y el requerimiento de gestión exhaustiva en determinadas ocasiones, nos puede llevar al fracaso instantáneo si nos pilla por sorpresa. Pero, salvo cuando hay límite de tiempo, la gestión puede hacerse tan pausada como se desee, sabiendo que algunas mejoras nos permiten ir recogiendo recursos a un ritmo mucho más pausado que si buscamos tenerlos desde el propio escenario.
También puede resultar algo confuso el control, sobre todo por las dimensiones del territorio con respecto a nuestra heroica unidad. Cuidado con dar la vuelta a algún objeto, pues la dirección es absoluta y si os ponéis boca abajo en una hoja, tenéis que cambiar la dirección que tenéis marcada. Del mismo modo, el salto y sobre todo el correr, os exigirá paciencia y mucha precisión si no queréis acabar en la boca de alguna araña o, lo más probable, en el agua y acabar muriendo.
La grandeza, en su identidad
En muchas ocasiones, hablar de un género nos obliga a exponernos a referencias de todo tipo. Y en esta ocasión, hablar de un RTS nos obliga a poner de manifiesto los juegos habituales. Pero hemos visto que este juego no aborda el género del mismo modo que el resto. Tenemos un juego que, lejos de buscar meternos en ambiente con una música épica para comandar legiones de unidades diversas en entornos bélicos, hablamos de una bella propuesta natural con una excelente banda sonora al piano.
Es una experiencia que, pese a que pueda tener momentos tensos, no deja de ser bastante relajante. Y de hecho, ya sea como parte de la historia o del ámbito multijugador, que viene a replicar el mismo tipo de iniciativa, Empire of the Ants es un juego que marca su territorio siendo muy diferente. Y por esto, pese a que luego no sea un juego que ofrezca muchas opciones, unidades, biomas o modos de juego, su aventura nos envolverá durante decenas de horas, dependiendo de nuestra pericia.
No siempre hay que gestionar tropas, a veces hay que hacer la labor de espía y no será fácil por las cuestiones del control a esta escala
Podemos pensar que le falta contenido, que resulta escueto y que tiene potencial para hacerse más complejo. Pero ahí entraríamos en un conflicto que resulta complicado de resolver. Y es que, a veces, lo sencillo se hace complicado y, para alguien que entra en el género, puede encontrar más pasión en una propuesta con 4-5 unidades, que en una que hay que desarrollar un complejo árbol de habilidades para poder crear 3 unidades de cada tipo con diferentes características. Si abordamos la acción de este juego, veréis que más no significa mejor en todos los casos.
Ahora bien, si hay algo que tengo muy claro es que el juego es relajado. De hecho, parece que todo transmite esa necesidad de tomarlo con calma y puede que eso también condiciona la duración del juego. Hay que tomarse las cosas con calma, ya que a una hormiga le cuesta mucho tiempo recorrer distancias muy pequeñas.
Comandar el ejército más grande del mundo
Lo cierto es que, en todos los aspectos, este análisis de Empire of the Ants ha demostrado que el juego no solo deslumbra por su fascinante apartado gráfico. Que sea un entorno natural, que todos podemos reconocer, lo hace todavía más especial. Que se haya recurrido a algo como las hormigas, lo hace cercano y ameno, además de interesante y fascinante. Una oda a la naturaleza desde la perspectiva de un insecto tan apacible, aunque con una clara connotación de que, si lo desearan, podrían conquistar la tierra.
Pero bastante vamos a tener con poder lidiar con todas esas fases, que nos tendrán enganchados por decenas de horas para superarlas con todos los objetivos, desbloqueando todas las entradas del códice o explorando objetos cotidianos cual coleccionable. Todo tiene cierto sentido y le otorga cierto dinamismo a una propuesta de estrategia poco usual. Un dinamismo patente en la propia aventura, que busca también en diferentes fases con diferentes fines, que no sea una experiencia monótona. Pero hemos visto que los ritmos y la ausencia de diversidad en algunos aspectos, puede deparar una sensación así en las misiones principales.
Una propuesta natural, diferente, inmersiva y apasionante, que conquista por la vista y nos mantiene enganchados hasta vislumbrar el Final del Mundo
En definitiva, Microid ha creado una joya del género, que puede ser disfrutado por igual por veteranos como por primerizos. Una aventura que, además, cuenta con esa gracia narrativa que nos implica en una misión donde recorreremos fases como una hormiga mientras nos introducimos en esa comunidad y hacemos nuestras sus necesidades. Una combinación de elementos confluyen en esta propuesta, que lejos de ser un juego inaccesible de estrategia, se puede convertir en un juego que enganche a muchos nuevos jugadores. Su manera de exponer la propuesta, es sencillamente sobresaliente.
Y es que, no cuesta querer hacer posible ese sueño de descubrir que hay más allá. Porque cada rincón se nota bello, cada escaramuza se entiende como una necesidad y la propia jugabilidad imprime el grado justo de pasión, calma y tensión, mientras disfrutamos de lo que parecía una demo técnica, y se ha convertido en una experiencia muy inmersiva y especial. Es una historia de superación en todos los sentidos y solo hace falta querer ser parte de ella.