Dada la implicación de Microsoft en la creación de una comunidad de jugadores aunada bajo el sello Xbox, la llegada de juegos de Xbox One a Windows 10 es un hecho. Tras lanzarse Rise of the Tomb Raider y confirmarse otros como Quantum Break, Killer Instinct, Forza Horizon 2 o Fable Legends, la llegada de Gears of War Ultimate Edition era una obviedad. Su llegada está vinculada al mismo propósito que cuando vio la luz por primera vez, como abanderado de una nueva plataforma, en aquel entonces, el afamado DirectX 10. En esta ocasión, llega de la mano de una plataforma concreta, Windows 10, siendo la que recibe en exclusiva la primera entrega de esta popular franquicia.
En el fondo, no es un juego que vayamos a descubrir, pues se trata del mismo juego que abarcó la acción en tercera persona y redefinió el género en base al uso de potentes coberturas y un sistema de juego característico. Gears of War Ultimate Edition es una versión remasterizada, por The Coalition, la empresa que se encuentra inmersa en el desarrollo de la siguiente entrega, Gears of War 4. Parece que el camino hasta esa nueva entrega pasa por recordar los éxitos pasados y esta edición remasterizada aterriza en los ordenadores, vía Windows 10, para mostrar el potencial de esta plataforma con un título que, al menos, tiene nombre.
Cuando tomamos el control de un juego que, dados sus requisitos limita mucho el acceso, más quizás que la tenencia del último sistema operativo de Microsoft, podemos intuir que el trabajo de optimización para estos sistemas se ha reducido bastante. Considerando la competencia, en una plataforma repleto de juegos que brillan con luz propia dado el interés que suscita el potencial de un sistema de hardwares abierto, tanta limitación limitará sin duda el público al que puede dirigirse. Es así, que iniciamos, nuevamente, la misma aventura repleta de acción, locust y un carismático protagonista, Marcus Fenix, con un equipo apto para esta nueva experiencia.
Exigencia máxima para un rendimiento ajustado
Una de las ventajas, que también puede considerarse un inconveniente, es el apartado de configuración gráfica en los PC. Siendo una baza para alentar la compra de consolas, pues allí el juego va como el desarrollador quiere, en los ordenadores el usuario se implica hasta el punto de ver comprometido el rendimiento bajo determinadas configuraciones optimistas. Es así, que usando un i7 6700k a 4.0Ghz, montado sobre una LEET Z-170 Claymore, con 16GB de memoria DDR 4 a 2800 y una Radeon R9 290 con 4Gb GDDR5, ejecutando el juego sobre un SSD Crucial MX200 de 500Gb, debemos optar, al menos, a disfrutar de él en una calidad alta, pues en este caso, la opción ultra no se encuentra.
Realizando el pertinente benchmark, opción disponible en el menú de opciones, observamos que el rendimiento en este entorno controlado de testeo se mantiene cerca de los 60fps, con un arranque dubitativo que hace reducir la media de frames a 56. No obstante, esto es un entorno controlado que apenas puede servir de prueba de fuego, así que iniciamos el juego para verificar el trabajo realizado para optimizar Gears of War en Windows 10 en Gears of War Ultimate Edition.
Desde un principio, observamos que el contraste del juego permite disfrutar de un acabado realmente asombroso. La nitidez de las secuencias es abrumadora, contundente, más tratándose de un producto que sobreescribe uno preexistente. Las luces resultan uno de los espectáculos más notables en este juego, aportando gran parte del brillante acabado final. Por cómo bañan las texturas y generan sombras dinámicas, el título goza de un acabado realmente llamativo, si bien lo más característico del juego es su ambientación. Una ambientación lúgubre, de sobra conocida entre los fans de la saga, se ve potenciada gracias a esta remasterización, que no obstante, no ofrece un rendimiento constante.
Y es que en muchas secuencias durante el juego, en transiciones que requieren carga, parecen no permitir mantener la tasa de frames con la suavidad debida. De hecho, esto podría ser algo común en muchos juegos que gestionan muchos elementos en esos puntos concretos, pero la realidad, es que esta situación tiende a expandirse en diferentes momentos de la acción, suponiendo un problema notable a la hora de disfrutar de la experiencia. Claro que, si permanecemos pausados, todo se reequilibra y el rendimiento vuelve a lanzarse. Existiendo una opción para bloquear la tasa de frames, parece normal hacer uso de ella, sobre todo, porque en ocasiones el rendimiento oscila de más, aunque se alcancen tasas que reflejan el rendimiento que debería tener de forma constante. Y es que se alcanzan tasas de frames donde la suavidad de movimiento resulta espectacular, incentivando en gran medida una acción que ha encumbrado a la licencia.
Un aspecto que resulta controvertido es valorar que este rendimiento pueda deberse a la exigencia de un producto novedoso, con un motor gráfico que esté por descubrir su potencial. Pero hablamos de una remasterización, cuyo funcionamiento en Xbox One se ajusta perfectamente a una optimización que permite jugarlo sin demasiados contratiempos. Que haciendo gala de un hardware potente se vean estos problemas parece más un mal trabajo de optimización frente a lo que debería ser un producto que pueda ser disfrutado por mucha gente, habiendo establecido límites exagerados desde los requisitos mínimos del sistema. Considerando que la configuración recomendada está vinculada a los 4k, hay que estar muy seguros de que nos sobra potencia por todos lados para obtener un rendimiento similar a la de otros juegos que pueden lucir mejor, pues son productos desarrollados desde un principio para estas tecnologías y hardwares.
Optimización en camino
Claro que como medio dedicado a las consolas, al menos hasta la fecha, todos estos aspectos que ahondan en configuraciones de detalles gráficos han sido siempre un aspecto que no nos venía a cuento. Pero ahora tenemos que mencionar que Gears of War Ultimate Collection para Windows 10 es un producto excesivamente exigente para los ordenadores de hoy día. Sin entrar a cuestionar los requisitos mínimos, estos supuestamente representan la configuración ideal para jugarlo, al menos, como en la versión de One. Sin embargo, existen muchas reticencias a esta afirmación, pues el resultado no lo refleja.
Pese a que con esta configuración se puede jugar de forma muy fluida, el resultado en general es pobre, donde tanto por la ausencia de la oclusión ambiental que hace gala en la versión de One, como por la iluminación, menos detallada, la ausencia de Antialiasing y unas texturas paupérrimas son la nota dominante de un juego que, requiere de gran rendimiento para ejecutar su acción de forma adecuada. El producto, en la más baja de las calidades, se ve empobrecido de forma notable, si bien, entre calvo y melenudo, existe una configuración que puede ser óptima para equilibrar rendimiento y calidad visual.
El principal problema es saber que el hardware de Xbox One no se corresponde directamente con el requerido en Windows 10, siendo este último algo más potente sobre el papel. Si el resultado es notablemente inferior, es de esperar que la exigencia para cualquier efecto visual añadido, que superaría la versión de Xbox One, requiera una configuración de hardware mucho más potente, y así es. Si bien, actualmente, el concepto de Recomendado es interpretado de diversas formas, la moda de los 4k y de las configuraciones ultra, pueden bien incluirse o ubicarse por encima, con una configuración exponencialmente superior. Ahora bien, Gears of War Ultimate Edition no tiene una configuración Ultra, sino una que es definida como Alta, lo que lleva a una posible malinterpretación que de al traste con el rendimiento esperado.
La realidad es que Gears of War: Ultimate Edition se ve poderoso, espectacular y bien acabado, no obstante, para alcanzar esa configuración parece exagerar los requisitos necesarios, más, comparándolo en muchos aspectos con otros juegos que hacen gala de gráficos ultra poderosos y detallados, dejando claro que el principal problema del juego, puede residir en una optimización escasa para estos hardwares. Un aviso para navegantes, y para las compañías que crean que con 15 días de trabajo, gracias a la implicación de DX12, se puede obtener un resultado que pueda competir con el exigente mercado de PC, donde el rendimiento es primordial y no puedes exigir para poco, un ordenador extremadamente potente.
Pero dejando lo meramente técnico, nos debemos centrar en lo que aporta Gears of War: Ultimate Edition como juego en Windows 10.
Locust por doquier
No cabe duda de que Gears of War se ha convertido en un referente en el género de acción en tercera persona. Pero no es algo que nos sorprenda, pues hoy día sigue siendo una de las mejores experiencias que se ha propuesto. Siendo el primero, goza del carisma de revivir la historia desde su origen, lo que, pese a que muchos conocemos todos los entresijos de lo que acontece, volver a luchar contra RAAM siempre es un placer. Y es que esta entrega inició una trilogía, a las puertas de conocer nuevos detalles de lo que llegará en un futuro con una cuarta entrega, nos damos cuenta de que no ha perdido un ápice de fuerza, contando además, con cinco misiones adicionales.
Recordando un poco la historia, la tierra se encuentra sumida en el caos por la invasión de una especie agresiva, los Locust. Pero la humanidad resiste, como puede, gracias a su ejército de soldados, donde Marcus Fenix es una leyenda. Una especie de antihéroe, que se gana el corazón de los jugadores con su actitud soberbia y sobrada, pero también, por sus acompañantes, desde el carismático Dom, pasando por el peculiar Cole. Claro que no es cuestión de poner héroes de leyenda, también lo es enfrentarse a uno de los villanos más recordados, RAAM. Revivir este juego, como hemos dicho, es siempre un placer.
El gameplay es potente, la acción frenética, y con un grado de exigencia vinculado a un nivel de dificultad elevado, lo pasaremos realmente mal. Pero para algo está la opción cooperativa a dos jugadores que permite disfrutar de esta gran aventura de acción con un amigo, siendo una de las bazas más interesantes que se dispuso en su momento y que hoy día sigue dando mucha diversión. Coger el lancer, golpear con la espalda sobre un bloque de hormigón derruido, aprovechar esa cobertura y clavar la recarga, siguen siendo aspectos que implican al jugador en cada momento para seguir segando vidas locust. La acción resulta tan frenética y entretenida que incluso en los niveles de dificultad más elevados mantendremos la intensidad para que el ritmo no decaiga, pidiendo más y más locust que matar.
Casi resulta intrascendente volver a vivir una aventura que goza de la simpatía de muchos usuarios, y si hay alguien que, por coincidencia, descubre esta licencia ahora, tiene todas las garantías de que la va a disfrutar como si fuese el lanzamiento original, pues pese al paso del tiempo, es un juego que no ha perdido absolutamente nada de fuerza. Puede que el sistema de coberturas y la acción de correr, con mantener pulsado siempre el mismo botón, sea mejor en otros títulos, sin embargo, uno se adapta rápido a esta dureza, incluso, parece formar parte del control de estos toscos protagonistas.
De hecho, una de las características que se aseguraba, llegó con esta remasterización, era cierta alteración del control para hacerlo más llevadero. Cierto es, que los recuerdos no fallan, y uno de los aspectos que más lastraba aquella maravillosa experiencia era el control, lo difícil que se hacía moverse cuando nos desplazábamos entre coberturas. En esta ocasión, sin que gocemos de una libertad de movimiento exagerada, pues hay que mantener cierto criterio, se puede orientar mejor la dirección del movimiento, si bien no puede perderse la esencia de la licencia cambiándolo de cualquier modo.
El resultado es un juego que se disfruta de forma sobresaliente, porque ya era grande cuando vio la luz, se hizo leyenda por su éxito y esto solo ratifica su posición en el catálogo de Xbox.
Ha sido grande y sigue siendo grande
Gears of War: Ultimate Edition llegó con la premisa de ofrecer una experiencia renovada a los usuarios de Xbox One y, gracias a la entidad, ha conseguido no defraudar. Pero no es cuestión de abordar únicamente la fabulosa historia y la acción en la campaña, también es hablar de uno de los multijugadores más jugados en la pasada generación de consolas, en Xbox 360. De hecho, una de las grandes bazas de esta edición de Gears of War, es que en este modo para disputar batallas multijugador, se hacía gala de un rendimiento encomiable, haciendo gala de un número importante de mapas y modos de juego.
Poco tiene que ver este aspecto con el que se inauguró por primera vez, añadiendo mucho contenido, mapas y, como hemos dicho, modos de juego. De hecho, se enumeran novedades como el Duelo por equipos, Rey de la Colina, y un modo de 2 vs 2, especialidad de la casa y sugerido por la comunidad. Si a eso le añadimos los modos de juego clásico, como la Zona de Guerra, Asesinato, Ejecución y Anexo, las horas de juego que se pueden derrochar en los 19 mapas que dispone, son eternas.
Y es que Gears of War parece incombustible, siendo Gears of War: Ultimate Collection más combustible para el fuego, ya que, la versión de Windows 10 presenta algunos contenidos exclusivos, como son 11 personajes de bonificación y diseños de armas exclusivos. Cierto que no es esto el aliciente para determinar si merece la pena, lo es una fabulosa experiencia que ha sido mejorada para optar a seguir jugando, o a recuperar la afinidad por un juego en el que muchos han pasado días enteros combatiendo.
El origen de una leyenda
Marcus Fenix se ha convertido en una insignia para Microsoft, de modo que resulta evidente que la llegada de Gears of War Ultimate Edition para Windows 10 se torna heróica. Como uno de los estandartes de la marca Xbox, tanto por su llegada inicial a la extinta plataforma Games for Windows, como a las diferentes consolas de Xbox, Marcus Fenix se convierte en una especie de Jefe Maestro, un icono, una leyenda. Su llegada a Windows 10 con la edición remasterizada parece una declaración de intenciones, pues dado su carácter parece promover el inicio de algo que esperamos, obtenga el resultado que buscan y no caiga en desgracia como Games for Windows.
Aunque pueda parecer un recurso fácil, pues no deja de ser una remasterización, la situación puede cambiar en un futuro próximo con los nuevos lanzamientos que llegarán a Xbox, partiendo de esta como una comunidad que engloba a Windows 10 y Xbox One. Pero no podemos obviar que Microsoft tiene que atender un problema, la aplicación de la tienda, así como la aplicación de Xbox, parecen no estar del todo integradas en una experiencia que no se vea limitada por requisitos mínimos prohibitivos y rendimientos impropios de hardwares que en otras plataformas son capaces de todo, con juegos actuales mejor optimizados.
Gears of War Ultimate Edition es una garantía de éxito, por la calidad que el producto tiene, por ser una referencia en el género. Sirve como un estandarte para iniciar un camino que esperemos, sea próspero, no obstante, dadas algunas circunstancias, podría haber limitado el salto que pretendía darse, por un pequeño paso que implica más cautela que optimismo. Es un paso muy ambicioso para el que todavía, parece, se requiere mucho trabajo y gran implicación.