Imaginemos una trama básica, donde un territorio exótico, habitado por un pueblo humilde, se ve sometido a los antojos de un dictador. Un pueblo mediterráneo, Medici, un paraíso rocoso y abrupto que se alza esbelto en la mitad del mar, cuyos habitantes se ven sometidos al capricho del General Di Ravello, es el escenario preparado para exponerse en Just Cause 3, un escenario preparado para recibir al agente más destructivo, Rico Rodriguez. Y es que Medici es el hogar de uno de sus amigos, Mario Frigo, quien lo iba a decir.
Just Cause 3 viene con la estela de su anterior entrega, que nos exponía a un escenario similar, pero con las desventajas de no tener tanta ambición. Y es que Avalanche Studios ha sabido imprimir una personalidad propia a una licencia que parecía acercarse a la interesante propuesta de los agentes secretos actuando como agentes libres, donde la destrucción sin límites cobra un significado especial para Just Cause 3. Las posibilidades que ofrece el título son infinitas, pero esto solo es una breve descripción que cualquiera puede conocer leyendo las características del juego o habiendo atendido la campaña previa a su lanzamiento.
Si frente a los superhéroes tenemos los antihéroes, Rico Rodriguez, sería la definición de Anti Agente Secreto, la antítesis de James Bond. Todo comienza a ser ambicioso, todo se cubre de objetivo para una destrucción asegurada, aunque el objetivo principal es liberar al pueblo de Medici, pues la amenaza que se cierne sobre el, va más allá de los caprichos de un dictador, pues su elección por este paraje tiene un plan mucho más ambicioso y peligroso. ¿Podremos detenerle?
Un Agente Secreto de los que no quedan
Rico Rodriguez, un agente secreto muy peculiar, si bien, como protagonista de la licencia Just Cause ha ido evolucionando de esa faceta alternativa de James Bond a algo totalmente diferente, mucho más radical. Si bien, las capacidades del agente son las de optar a tener un sin fín de recursos, no estamos bajo la ayuda de un gobierno que nos avale todos los caprichos, somos un nuevo activista enfrentándose junto al oprimido con los recursos más valiosos en cualquier guerrilla, el coraje.
Claro que, la vida de acción de Rico Rodriguez ha permitido conocer todo tipo de aliados, desde científicos, mercenarios o admiradores que nos quieren emular con más o menos suerte. En cierto modo, todo parece estar llevado a cabo para no ser el tópico llevado al videojuego, sino más bien, todo lo contrario. Un agente secreto que parece más un mercenario, a quien se le unen todo tipo de aliados y amigos pintorescos, como bien puede ser Mario Frigo, la doctora Dimah, o el caradura de Sheldon. Incluso, podríamos asumir que Just Cause 3 está pensado para ser una especie de parodia de lo que suelen ser estos agentes, incluso, cuando se presenta al dictador, el General Di Ravello, que más parece sacado de los juegos de Tropico que ser un villano con planes ambiciosos.
Rico Rodriguez, la antítesis de James Bond, el azote de dictadores
No obstante, en su poder parece haber un recurso que podría convertirlo en una amenaza para todo el mundo, el Bavarium. De este modo, Di Ravello ha construido grandes estructuras para la extracción y refinamiento de un material que, si cae en malas manos, es un arma muy poderosa. Obviamente, nuestro papel es evitar que pueda llevar a cabo sus planes, aunque no podemos olvidar nuestra tarea de liberar al pueblo. De este modo, dividimos nuestras actividades en las que transcurren a lo largo de la historia principal con aquellas que son, a priori, secundarias, aunque resultará importante equilibrar ambos progresos para poder hacer frente al siguiente.
Just Cause 3 ofrece un concepto estándar, si bien, rompe con la estética del héroe modélico, aprovecha más la imagen de ese ejecutor de la destrucción armado hasta los dientes. Abandonar tramas imposibles, giros extraños, una propuesta de acción clásica, en un paraíso insular, con diálogos hilarantes, que aportan cierta personalidad a un producto, más, estando doblados al castellano en una brillante realización, que aporta ese grado de humor que roza lo ridiculo en muchas ocasiones. Algunos clichés, algunas exageraciones, acción, destrucción y libertad, es lo que aporta el concepto de este juego.
Un paraíso infernal
Tomamos un conjunto de islas, con un toque mediterráneo, ubicamos una orografía que permitirá dar uso de uno de los aspectos más importantes del juego, el vuelo, y lo llenamos de pueblos, pequeñas ciudades, aldeas, complejos industriales y militares. Así es Medici bajo el General Di Ravello, así es el escenario que se encontrará Rico Rodriguez, que, tras su paso, quedará muy cambiado.
Medici es un conjunto de islas, donde podemos encontrar una isla principal y otras que la acompañan, en un escenario que, sin que haya cambios de ambiente, no se necesita, presentan una construcción muy bien representada, una ambientación que, para aquellos que vivan por esa zona del mundo, podrán ver construcciones comunes con la realidad. El que este escenario se ubique en el Mediterráneo, permite comprobar ciertos elementos que nos recordarán a esos paraísos del mar Egeo, esas islas con pequeñas poblaciones de casas simples. No es que haya una variedad de construcciones demasiado basta, la arquitectura es común, diferenciando únicamente, las zonas rurales, de las poblaciones y las construcciones del General Di Ravello, donde todos los elementos tienen el mismo aspecto. Esto ayuda a la identificación de las estructuras que debemos destruir, que no son todas las que, posiblemente, desearíamos ver en forma de escombros.
Pero Just Cause 3 es más que esas fases de acción donde debemos destruir para divertirnos, existe un mundo abierto extenso que debemos descubrir y liberar. En este aspecto, podemos asegurar que el juego goza de una vista colorida y espectacular. El escenario se abre paso a gran distancia, pudiendo observar desde muy lejos, la presencia de poblaciones o vehículos. Incluso, podemos disfrutar de una construcción muy bella, pues este paraje, en el que predomina la naturaleza, tiene algunos secretos de gran belleza bajo las rocas. La representación es extraordinaria, y gozando de una estética que sirve de insignia para la licencia, el color abruma a la vista en escenarios repletos de detalles. Un paisaje bello, espectacular, y que será un escenario incomparable para los desafíos y la acción que Just Cause 3 depara.
Claro que no todo son arboles, casas y grandes depósitos de combustible que explotarán en una bola de fuego, tenemos que hacer alusión a lo que depara en cuanto a diversidad. El diseño del juego, como hemos dicho, es muy particular, siendo continuista con lo aportado en Just Cause 2. Podemos reconocer vehículos que, en cierto modo, mantienen una estética común, si bien, la realización está muy mejorada y la diversidad de ellos, aunque parezca mentira, también se ha visto incrementada. Más vehículos, más opciones de transporte, y diseños que intentan ensalzar los valores de ambientación, si bien, lo que parece incentivar es una diversidad que también se ve reflejada en otros elementos, como son las armas. Armas que, despliegan una gran capacidad destructiva, base en el fundamento de Just Cause 3 y que pone de manifiesto algún aspecto que podría ser mejorable.
Como hemos adelantado, la capacidad de destrucción es relativa, pero representa uno de los aspectos más llamativos de Just Cause 3. Muchas de las estructuras se harán pedazos, para lo que hace falta ejecutar unas físicas que, de la mano del motor Physx, gozan de una espectacularidad sobresaliente. Acompañado de explosiones de todo tipo, las estructuras se desmoronan o salen por los aires formando un espectáculo que, en ocasiones, parece poco realista, pero que no puede negarse, aplica las físicas de un modo soberbio. Claro que, no siempre funciona bien, ya que en ocasiones las colisiones son extrañas, ver como un pequeño golpe con un coche del tráfico depara un vuelo que saca del mapa al vehículo que lleva la IA, o como este explota sin apenas haber recibido impacto, cuando queremos destruirlo, le cuesta.
Los tiempo de carga son elevados, y es que los malos tienen que esconderse de nosotros
Toda esta gestión de físicas y explosiones exponen un pequeño conflicto de intereses para con la experiencia, si bien, el rendimiento suele resentirse de forma notable en ocasiones, con bajadas de frames que, aunque pueda comprenderse, no es de agrado. Resulta curioso como, en otros aspectos donde la velocidad podría comprometer el rendimiento, no suele ocurrir. Los vuelos con el traje pueden alcanzar grandes velocidades, así como sucede con la conducción de deportivos o aviones. En estas ocasiones, salvo por alguna carga, el juego se mantiene estable y rinde de forma correcta, pero cuando la acción sobrepasa cierto límite, sobre todo, por la presencia de grandes explosiones que deparan el caos absoluto, el rendimiento decae.
Son taras, que no sabemos hasta que punto pueden ser subsanadas en un futuro cercano, no obstante, no suponen un impedimento para desarrollar la trepidante acción que Just Cause 3 depara, aunque en muchos momentos, peor que las bajadas de frames son los tiempos de carga, que, como toque repetir muchas veces un desafío o una misión, realmente, frustran. Hay que tomárselo con humor, pues sabemos que la espera merece la pena, la destrucción comenzará cuando acabe de cargar.
Diversión, Destrucción y Diversidad
Se podría decir que Just Cause 3 hace gala de una de esas reglas que implican tres términos con una misma inicial, siendo este caso el que representan las tres D que definirían Just Cause 3. Pocos se habrán resistido a probar Just Cause 2, de hecho, es uno de esos juegos que siempre han gozado de prestigio por ser, sobre todo, divertidos. Hacer uso de un extenso mapa, una libertad total para moverse y actuar, son elementos que antes que Just Cause, otros juegos como Mercenarios, introdujeron con gran acierto. Siendo Just Cause un heredero de aquella propuesta, su implicación con la diversión es evidente.
No es solo por exponerse una noble labor de liberar a un pueblo, descubrirlo gracias a la creación de un entorno enorme, que podremos recorrer de diversas formas, abre un mundo de posibilidades. La acción es simple, lejos de ser táctico o arraigarse a conceptos de rol complejos, la evolución del personaje es algo que invita a seguir jugando, pues la obtención de mejoras viene acorde a la consecución de desafíos, que otorgan piezas y con ellas, obtendremos mejoras. Los desafíos son esos modos de juego, que haciendo uso de diferentes medios y objetivos, exponen un reto que debemos superar. En base a un rango de puntuaciones o tiempos, según sea el objetivo, obtendremos piezas, y las mejoras, expuestas en diferentes ámbitos, serán desbloqueadas automáticamente al obtener un número determinado de ellas. De este modo, el jugador no elige, hay un orden y un criterio para superar el siguiente nivel, afectando a la conducción por tierra, aire, mar, al gancho, a las armas, bien sean cualquier tipo de arma de fuego o explosiva. Todo está catalogado y separado en secciones, para cada cual, hay desafíos concretos, con los que ganaremos piezas específicas y obtendremos las mejoras en el orden que Avalanche Studios ha determinado. Se simplifica para que el único objetivo sea jugar, de hecho, para que los desafíos no sean tanto una opción como algo que debemos superar.
Para obtener piezas necesitamos poner a prueba nuestras habilidades
No será fácil, pues alcanzar las 5 piezas que se otorgan como máximo por desafío es un reto que, en ocasiones, parece imposible o demasiado casual. En cierto modo, esto se debe a un aspecto que afecta al juego en general, sobre todo, con el viaje. La sensibilidad del control es contradictoria, si bien, podría ser un problema que afecta más a los vehículos que al sistema de control. En ocasiones, los giros son extremos, llevando al descontrol, en otras ocasiones, reacciona demasiado despacio, con lo que el impacto está asegurado. No se puede regular, y en caso de hacerlo, parece que siempre acabaría por comprometer uno u otro vehículo. Ponemos un ejemplo, las motos y los coches, ambos terrestres, donde las motos o no giran o se van para todos lados, pero en el caso de los coches, la norma es que no giren demasiado. Puede que, a la hora de definir la maniobrabilidad, no se haya calibrado demasiado bien. Ahora bien, a la hora de actuar, a pie, lo que más puede molestar es la falta de una opción en la que Rico Rodriguez corra de verdad. A paso trotero, o morcillero, se acercará a la acción, si queremos correr, usemos el gancho… aunque en ocasiones nos lleve donde no queramos y nos haga volvernos locos por un giro de cámara que no esperamos.
Just Cause 3 es divertido, como lo fueron sus antecesores, siguiendo una línea continuista, la evolución ha llegado en forma de una mayor destrucción, una destrucción que llega de diversas formas, y que afecta a gran parte del escenario. No deja de ser algo que, en parte, también sucedía en Just Cause 2, pero en esta ocasiones tenemos en nuestra mano un hardware más potente capaz de llevar la destrucción a nuevos límites. De hecho, no solo por la presencia de más opciones, bien por minas que impulsan objetos a gran velocidad para un impacto colosal, por el gancho y sus opciones. La destrucción es un elemento atractivo, puede que incluso sea protagonista, pues, no solo por conseguir grandes hazañas y espectaculares cadenas de demolición, resulta realmente llamativo como se ha ejecutado. Y entraríamos a descubrir la tercera baza de Just Cause 3, la diversidad, que implicada con la destrucción, es lo que sirve de santo y seña para una propuesta que es titánica.
Rico Rodriguez es legal, pero lo que es rápido, no es
Claro que hoy día existen juegos que han sorprendido con una propuesta más amplia, pero dentro de los juegos de acción como Just Cause 3 no lo es tanto. Un sandbox que amplía la experiencia con una gran cantidad de misiones, si bien, la historia puede no ser excesivamente larga, la necesidad de progreso y querer desbloquear tanto mejoras como armas varias, nos obligará a ir paso a paso, conquistando el mapa, haciendo desafíos, ayudando a los lugareños que se plantan en cualquier ubicación del escenario para solicitar nuestra ayuda. De este modo, la duración del juego es amplia, y es que son muchos los vehículos que meter en el garaje, muchas las armas y combinaciones que podemos desbloquear y complicados los desafíos para obtener el 100% de las mejoras. Un reto en toda regla, aunque, no deja de ser algo que solo preocupará a unos pocos, pues se puede avanzar sin problema sin llegar a tenerlo todo.
Un juego con gancho
Claro que, resulta espectacular como se dispone un arsenal completo, incluso vehículos de combate por tierra, mar y aire. Tecnología punta, aunque tanto armas como gadgets, son elementos atractivos que se ven eclipsados, básicamente, por un elemento que define Just Cause 3, el gancho, el cual, ha adquirido un valor adicional. Se podría decir que podemos contar con dos protagonistas, Rico Rodriguez y el gancho, que es omnipresente en la acción que deparará Just Cause 3. No solo por la movilidad, a las primeras de cambio será mejorado para poder enganchar varios objetos y permitir que se ejerza una presión que puede desplazar objetos de todo tipo, aunque con cierto límite.
Junto a los tres grupos de armas, a dos manos, dos armas a una mano y el arma especial, el gancho es uno de los elementos más atractivos para la acción que depara este juego. Disparar, lanzar granadas y esquivar los disparos es algo que cualquier juego de acción ofrece, pero el gancho se ha convertido en protagonista por lo que implica. Si bien, podemos usarlo para impulsarnos en el aire y abrir así el paracaídas para desplazarnos más distancia, si usamos la función de enganchar objetos, podremos retraer el cable que los une y desplazarlos, siendo, en ocasiones, una opción de arrasar con determinados elementos. ¿Qué ocurre si tomamos un barril explosivo y lo enganchamos a un gran depósito de combustible para hacer que choque? Llega la destrucción.
Claro que el gancho ofrece una opción interesante para la acción, si bien, su uso puede comprometer nuestra integridad. No podemos olvidar que, cual arma, hay que apuntar, mantener el botón presionado y buscar otra superficie a la que unir el cable. En ocasiones, la existencia de estructuras destruibles puede dar más de un disgusto, si bien, la puntería puede jugar malas pasadas, tal y como pasa con las armas. Un objeto que se interpone, un objeto en movimiento que no podemos atrapar, cogerle el punto a la puntería no será fácil, pero puede dar mucho juego para hacer cosas que ningún otro juego es capaz de ofrecer. De hecho, además de ayudar a destruir estructuras, también es un elemento que puede servirnos para otras cosas.
Con lo mal que se conduce, mejor ir volando
Pero si nos preocupa el calentamiento global, en Just Cause 3 no se promueve tanto el uso de los vehículos, pese a que con el gancho podemos “capturar” cualquiera. Con cierta habilidad, que hace falta, podremos engancharnos a un coche, moto, avión, helicoptero o barco, claro que, el manejo de estos no es todo lo satisfactorio que desearíamos, sobre todo, los terrestres. A la hora de desplazarse, si bien podemos hacerlo con viaje rápido una vez Sheldon se une a nuestras filas, el uso del gancho es de vital importancia. Una vez nos lancemos al aire y vayamos planeando en el paracaídas o con el traje, el gancho permitirá coger más impulso y proseguir con nuestro avance. Claro que, la separación entre islas puede ser un problema, obligando a usar una embarcación o vehículo volador.
Pero dentro de este aspecto, el de implicar al jugador a seguir jugando, se ha incluido una opción que, a falta de un modo multijugador, puede servir para picarse con los amigos, si bien, los marcadores están abiertos a toda la comunidad. De este modo, en todo momento estaremos expuestos a diferentes retos que implican registros que serán actualizados y permitirán entrar en una batalla alternativa, la de superar, con determinadas acciones, a nuestros amigos y el resto de los jugadores. Eliminar enemigos en rachas, explosiones, habilidades de conducción, duración de vuelos, altura de impulso con el gancho… son cuantiosos los retos que podemos encontrar. Es algo secundario, pero su presencia en pantalla, buscando superar nuestro registro o indicando que hemos sido superados, resulta muy atractivo. La fórmula que proponen es básica, para que solo nos preocupemos en jugar.
Evolución destructiva
Just Cause 3 es un juego atractivo, un viejo conocido que ha evolucionado en la línea que, podía asumirse que, esperaba la comunidad. Avalanche Studios ha sabido concretar las bases de una licencia que goza de una reputación peculiar, con un agente secreto con una personalidad muy especial, marcando una evidente diferencia con los típicos héroes. Descarado, despreocupado y decidido, que tiene una labor loable, peligrosa y atractiva para los amantes de la acción. El derrocador de tiranos por excelencia, Rico Rodriguez, llega a Medici para dar cuenta del General Di Ravello y sus planes.
Un escenario, un gancho, una misión, bases para una propuesta repleta de acción, desafíos y diversión, enfocado desde una perspectiva de libertad plena para llevar el caos a las filas del régimen y liberar a un pueblo que busca resistir. No se puede decir que ofrezca un guión extraordinario, pero para este tipo de propuestas, unos diálogos divertidos, la consecución de objetivos en misiones diversificadas por todo el mapa y fuegos de artificio, son las bases que requiere para ser atractivo. Una propuesta sencilla en su planteamiento, basada en la consecución de desafíos para obtener nuevos dispositivos y un buen número de lugares que hay que conquistar, para lo que debemos hacer uso de un recurso que es protagonista, la destrucción.
Resulta primario en su concepto, pero parecía un buen momento para dar cuenta de un paso más en lo que Just Cause ha venido proponiendo, con una tercera entrega madurada en algunos aspectos, mejorada en otros y muy directa, frente a la competencia. Un resultado espectacular, no exento de problemas, vinculados principalmente al rendimiento general, así como a conflictos con las físicas que dificultan la experiencia con algunos problemas poco propios de un producto que, en algunos aspectos, parece desmoronarse como el régimen de Di Ravello. Siendo el mayor de los problemas los tiempos de carga exagerados, el resto de aspectos pueden ser comprendidos como consecuencia de un planteamiento demasiado basto, pues no se puede negar que la cantidad de elementos en pantalla es elevado y su interacción con la onda expansiva puede suponer una sobrecarga importante. Es optimizable, veremos si para una futura actualización o un futuro juego.
A estas alturas, determinar cuán bueno es Just Cause 3 solo depende del objetivo que cada jugador quiera encontrarse en él. Resulta evidente que Just Cause 3 es una propuesta diversa, que ofrece una libertad total para hacer lo que venga en gana, si bien, se ha enfatizado la destrucción como principal factor. No es el único, la acción de Just Cause 3 mantiene la esencia de su antecesor, ofreciendo un sinfín de opciones que aportan dinamismo a la propuesta en cada momento. Conquistar los pueblos, destruir las estructuras, formar parte de secuencias de acción en forma de una historia trepidante, propia de las películas de acción de los 90. Todo está listo para hacer frente a una misión, liberar el pueblo de Medici, pues, Rico Rodriguez es el azote de los dictadores. Tiembla Di Ravello, ya estamos aquí.
Sky Fortress
La pequeña región insular mediterránea de Medici parece ser el centro de la acción de los ambiciosos planes de las grandes empresas, bien por el General Di Ravello, o en el caso de la nueva expansión de Just Cause 3, la Corporación eDEN. Y es que los chicos de Avalanche Studios han determinado que el Bavarium sea el elemento más importante del planeta, estando de forma exclusiva en este paraíso mediterráneo, donde Rico Rodriguez alargará sus vacaciones para seguir combatiendo todas las amenazas para la población de Medici.
En cierto modo, esta expansión surge de la nada y para aquellos que hayan acabado la historia principal de Just Cause 3 puede parecer hasta lógica la llegada de la corporación eDEN, aunque durante el transcurso de la historia principal, puede ser un tanto caótico. Aunque al derrocar a Di Ravello su ejército permanece, por mantener la actividad y la acción, la llegada de la Corporación con su gigantesca fortaleza aérea, abre nuevas posibilidades. No obstante, la oportuna llegada de eDEN, parece un tanto oportunista, ya que, todo gira en torno a una reiterada pugna por el control del Bavarium.
Pero de primeras, lo que puede resultar más importante es la inclusión de nuevas armas y, sobre todo, de un artefacto que permite que el traje aéreo tenga propulsión propia, aunque muchos estarán deseando de continuar destruyendo estructuras y disfrutar de la acción propuesta en Just Cause 3.
Lucha por el Bavarium
Sky Fortress nos expone un nuevo conflicto por la explotación del Bavarium, un recurso mineral que sirve como combustible, siendo un recurso muy valorado entre organizaciones poco pacíficas. Y es que al control del General Di Ravello llega la Corporación eDEN, con una gran fortaleza flotante y un ejército de drones. Puede pensarse que ante estas amenazas, Rico Rodriguez poco puede hacer, pero la realidad es que dado que es un hombre de infinitos recursos, no se acobardará ante semejante desafío.
Todo comienza con la aparición de una serie de drones, los cuales comienzan a destruir y a eliminar aldeanos. Algo que alerta a Sheldon, que llama a Rodriguez para seguir la pista que lleva a una serie de máquinas que pretenden excavar y extraer Bavarium. Primeras prospecciones que eDEN está realizando y que debemos detener ante su contundente y violenta llegada. Pero antes de eso, descubrimos un artefacto que nos ha dejado la doctora Dimah, un propulsor para poder aprovechar mejor nuestro traje volador. De este modo, la movilidad se incrementa, amen de ser la excusa perfecta para poder alcanzar la base de la nueva amenaza, una gran fortaleza aérea.
En cierto modo, el argumento que presenta esta expansión está relacionado por los pelos, ya que lo único que parece tener en común con Just Cause 3, es el Bavarium que tanto interesa. A nivel argumental, podemos decir que es muy pobre, evidenciando así, que el propósito de lanzar este contenido guarda una siniestra intención, y no parece ser divertir a los usuarios con más aventuras del poderoso Rodriguez.
Más acción, mismas carencias
Ha pasado un tiempo desde el lanzamiento de Just Cause 3 y podía preverse que a estas alturas, algunos problemas que se encontraron en el juego original, pudieran haber sido subsanados. Y es que la amplitud y espectacularidad del mapa sigue pasando factura al rendimiento del juego, algo más que notable cuando llega la acción y la velocidad del juego requiere de un mayor empuje. Es así como, lejos de haber intentado optimizar el rendimiento, se siguen sufriendo bajones de frames que pueden ser problemáticos a la hora de desarrollar la acción.
Y es que ahora, hablamos de llevar el combate a los aires, lo que puede suponer un contratiempo considerando la velocidad, condicionada por un rendimiento, pero más, por la gestión de la cámara, que en muchas ocasiones resulta confusa en su manejo, requiriéndose de una adaptación exigente. Y es que este artefacto incluye también armas, las cuales, solo disparan hacia delante, lo que en ocasiones puede ser problemático saber donde cae la parte delantera. No obstante, una vez cogido el truco y librándose de las posibles idas y venidas de la cámara, la acción propuesta es muy interesante, permitiendo gozar de momentos que harán recordar aquellos tiempos en los que Afterburner lideraba los salones recreativos.
Claro que en aquella época los juegos explotaban la diversión de una manera más sencilla, siendo esta opción de volar, un elemento que puede desvirtuar la acción propia del juego, ya que una vez adquirido, podemos regresar a las misiones de la historia principal o para liberar Medici con una ventaja mayúscula. Es aquí donde volverán los problemas de orientación, pues el suelo está más cerca y pegarse el guantazo es muy probable si queremos apurar hasta el último instante este accesorio que ha costado el precio de una expansión. Y es que este artefacto permite moverse con mucha libertad, permitiendo, con el freno, maniobrar de forma evasiva, lo que puede comprometer, en gran medida, la orientación del jugador. Se requerirá de pericia o paciencia, cada uno determinará cómo gobernará los cielos, pero no resulta nada intuitivo.
Esto puede causar la frustración justa, al igual que aspectos como el peculiar respawning de enemigos y la falta de efectividad de las armas, ya que hay que aguantar numerosos soldados que pueden aparecer, de repente, en nuestra espalda, donde los más duros, podrán combatir aguantando impactos explosivos y disparos a la cabeza. Claro que, todo esto es parte de una fórmula que Avalanche Studios ha preparado para dar cobertura a la más vibrante acción destructiva que podemos encontrar en un juego, siendo en parte, su sello de identificación.
Sobreexplotando una mina
Sky Fortress se presenta como una expansión de un juego, de por sí, muy extenso. Sin embargo, la extensión de este juego deriva de la amplitud del mapa y la gran libertad de acción, donde recuperar Medici es una prioridad, explorarla minuciosamente resulta tan amplio que roza el tedio en muchas ocasiones. Expandir la historia, lo que supone añadir tres simples misiones en un argumento pobre que se añade al original como una sanguijuela a la piel, parece más un cuestionable DLC que sirve para incluir nuevos contenidos y algunas actividades nuevas que solo expanden algo que era “demasiado” extenso. No obstante, viendo el precio de este contenido, parece más que apropiado la metáfora de la sanguijuela, pues pese a lo escaso de su aportación, su coste no es pequeño.
El matiz de demasiado puede emplearse también para la paciencia de los usuarios, que pueden notar que el producto se resiente en cierto modo. La frescura de Just Cause 3 parecía estar muy condicionada por algunas novedades que aplicadas al concepto de Just Cause 2 mantenían la gracia y la mejoraban, pero que, considerando que se han obviado problemas que afectan a la jugabilidad para incluir con calzador opciones para más de lo mismo. Puede ser hilar muy fino en un producto que, dada las horas que requiere para completarse hasta el más mínimo detalle, puede llevar al usuario a perder el interés.
Pero Just Cause 3 sigue siendo ese producto fiel a un estilo, que gusta por su exagerada predisposición a la destrucción y libertad de acción. Un producto que puede resultar atractivo para pasar ratos muertos, pero que puede haber sobrepasado el límite en una expansión que no aporta una historia demasiado interesante, que se puede ver como una excusa para meter contenidos, pero que redunda en una acción que no se renueva lo suficiente para suscitar más interés del que ya se tenía. Si todavía se tenía. Cual serie que se extiende más de lo que el argumento permite, Sky Fortress ofrece algún detalle curioso, pero no goza de la calidad para destacar, sobre todo, por problemas heredados que persisten y por lo escaso de su contenido, pudiendo poner en cuestión, que se defina como una expansión.
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+ Los combates aéreos tienen un punto
– En contra: Intrascendente y corto, en mi pueblo a esto lo llaman DLC[/toggle]
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