La serie de The Witcher de Netflix ha atravesado un sinfín de obstáculos: críticas de los fans por no ser fiel a la historia original, declaraciones fuera de tono de sus responsables, cambios de actores en el reparto o huelgas que han retrasado la producción de las temporadas. Sin embargo, hay un elemento que nunca puede faltar en el universo The Witcher y es la presencia de Geralt de Rivia, el brujo que protagoniza la saga creada por Andrzej Sapkowski y continuada magistralmente por CD Projekt en los videojuegos.
En ese sentido, y ante la inminente sustitución de Henry Cavill por Liam Hemsworth en el papel del Lobo Blanco, hoy queremos acercarte un análisis de la evolución del personaje de Geralt de Rivia en la serie de The Witcher. Aunque pueda haber alguna referencia a los libros o incluso a los videojuegos, en este artículo nos centraremos en los acontecimientos de la obra de Netflix para explicar cómo se moldea el carácter del brujo en la serie y si, a fin de cuentas, tienen sentido sus actos en función del mismo.
Geralt de Rivia, un personaje tridimensional que abraza la escala de grises
“Si me dan a elegir entre un mal y otro, prefiero no elegir en absoluto”. Esta mítica frase de Geralt en los libros es la definición perfecta del personaje. El brujo es un mutante y muchos lo tratan con desprecio y desdén. Geralt sabe que no tiene nada que ganar metiéndose en disputas ajenas y por ello siempre prefiere no tomar partido. Hasta que no le queda más remedio. Ese es precisamente el comienzo de la serie de Netflix, que nos muestra a un Geralt en Blaviken, trabajando en un contrato de monstruo. Allí se encuentra con Renfri, una mercenaria con un oscuro pasado con la que acaba intimando pero que, al mismo tiempo, tiene la intención de matar a un hechicero con el que el brujo tiene asuntos que tratar.
Eventualmente y en contra de sus propios principios, Geralt decide intervenir y detener el enfrentamiento, lo que le cuesta la vida a Renfri y sus secuaces y le hace ganarse el sobrenombre de “el carnicero de Blaviken” justo antes de salir apedreado por la muchedumbre. Este hecho refuerza el carácter sombrío y gélido de Geralt durante un buen periodo de tiempo, lo que le impide tratar con respeto a nuevas amistades como Jaskier, el trovador al que prácticamente solo tolera por interés económico.
El brujo se topa con su primera piedra en el camino de su insensibilidad cuando conoce a Yennefer de Vengerberg, una hechicera obsesionada con la idea de convertirse en madre (las brujas son incapaces de hacerlo) y capaz de todo, incluso de arrasar una ciudad y dejar morir a Jaskier por el camino, para lograrlo. Geralt, no obstante, se enamora perdidamente de ella desde el primer golpe de vista, llegando a formular un deseo a un genio para que entrelace sus destinos para siempre.
Geralt el protector
Todo cambio en la boda de Pavetta, hija de la reina Calanthe de Cintra, y a la que Geralt es invitado como acompañante de Jaskier, que acude en calidad de músico del evento. Sin embargo, ya allí la reina le pide a Geralt que esté atento a posibles complicaciones. Las complicaciones terminan siendo Duny, también conocido como Lord Erizo, un caballero hechizado que solo podrá desprenderse de su rostro de erizo al casarse. Pavetta está enamorada de él, pero Calanthe desaprueba la unión. Geralt se enfrenta a todo el mundo para salvaguardar el enlace y se le acaba recompensando. El brujo reclama la Ley de la Sorpresa y se la acaba llevando él: Pavetta está embarazada y su recompensa será el niño que está gestando.
No es hasta mucho más tarde, tras haberse vuelto a encontrar con Yennefer, cuando Geralt decide hacerse cargo del niño predestinado. Ciri y Geralt no logran reunirse el uno con el otro en mitad de una guerra que supone la primera internada de Nilfgaard en los Reinos del Norte. En mitad del caos, brujo y niña de la sorpresa se funden en un emotivo abrazo que da el pistoletazo de salida al nuevo Geralt. Ya en la segunda temporada el Lobo Blanco inicia su camino de padre y protector, lleva a Ciri a Kaer Morhen, la fortaleza de los brujos, y empieza a instruirla en las lecciones brujeriles junto a su mentor, Vesemir, y otros brujos del lugar.

Los obstáculos que encontrará por el camino durante toda la segunda temporada refuerzan el carácter protector de Geralt, que indudablemente ha tomado aprecio a la niña pese a sus reticencias iniciales. Hablamos del espíritu maligno que anida en el árbol de Kaer Morhen y que quiere hacerse con Ciri, de la triquiñuela de Yennefer para raptar a la niña y así poder recuperar sus poderes (y que, de paso, se carga su relación con la hechicera por la gracia de Netflix) o incluso tener que recurrir a la hechicera Triss Merigold para enseñarle cómo criar a una mujer en ciernes. El resultado, sea como fuere el trayecto, es un Geralt temeroso de perder a su ahijada y siempre atento a sus necesidades.
Geralt el confiado
Superadas las rencillas del pasado con Yennefer, el brujo vuelve a acudir a su amante para esconder a Ciri en la escuela de Aretusa, donde estará a salvo de sus perseguidores y aprenderá interesantes conceptos para su vida futura. Pese a su temor inicial, Geralt confía en Yennefer y también en alejarse de su protegida. Es entonces cuando emprende una búsqueda de Rience, el mayor peligro para sus seres queridos, dejando a la joven cintriana en manos de Yenn.
Con otros asuntos entre manos, Ciri se queda ahora con Jaskier mientras Geralt acompaña a Yennefer a un cónclave de magos en la isla de Thanned, donde se suceden los acontecimientos más trágicos de la serie hasta el momento. Allí se encuentran facciones de todo el Continente, pierden la vida hechiceros y Ciri acaba teletransportándose al desierto de Korath a través de la Torre de la Gaviota, Tor Lara, tras ser perseguida por Vilgefortz. Sin poder despedirse, Geralt acaba muy maltrecho, casi herido de muerte, y con la obligación de separarse también de Yennefer mientras sana en el bosque de Brokilón.
Geralt el vengativo
Aún renqueante pero sin tiempo que perder, Geralt de Rivia deja el bosque junto a Jaskier y la dríada Milva. Ahora el sentimiento ya no es de simple protección, sino que el brujo está resentido con todos aquellos que han hecho daño a su Ciri. Solo quiere encontrarla, pero también vengarse de quienes se interpongan en su camino. Unos autoritarios soldados nilfgaardianos que le hacían la vida imposible a una familia son los primeros en pagar los platos rotos, pero este es solo el comienzo del “nuevo” Geralt.

Nuevo en todos los sentidos, pues ha cambiado su modo de actuar, pero también de actor que lo interpretará a partir de la temporada 4. A partir de ese momento será responsabilidad de Liam Hemsworth y no de Henry Cavill aportar sus propios matices a un personaje que ha intentado ser lo más fiel posible al de las novelas, si bien la historia general no lo ha sido tanto.