Mi historia con Like a Dragon (Yakuza) comenzó en 2017 cuando ni siquiera los juegos habían llegado a Xbox ni contaban con localización al castellano. 7 años después, estamos ante una saga con cierto nombre en todo el mundo, que goza con un buen ritmo de ventas y que encima llega tanto con doblaje en inglés como localización a varios idiomas, entre ellos el castellano.
La saga Yakuza necesitaba evolucionar, dejar atrás a las viejas glorias y adaptarse al futuro. Justamente eso es lo que comenzó a pasar en Yakuza: Like a Dragon, donde la saga cambió su típica jugabilidad beat em up por los turnos, la excusa jugable se encuentra en la mente de su nuevo protagonista, Ichiban Kasuga, quien se considera un gran fan de los juegos de rol japoneses y en su cabeza él quiere ser el héroe de la aventura, luchando contra malvados enemigos. Y es que, por si no os habíais dado cuenta ya, la saga Like a Dragon es una mezcla entre la historia más dura y emotiva que os podéis imaginar con las temáticas y tramas más locas posibles, porque al final, estamos ante un videojuego donde todo es posible.
Justamente es esa dualidad entre lo serio, humano y emotivo contra lo divertido, alocado y fantástico lo que ha encandilado a fans de la saga en todo el mundo. Like a Dragon: Infinite Wealth lleva eso al infinito, evolucionando la fórmula de Yakuza Like a Dragon al máximo exponente y presentando uno de los mejores juegos del género, así como una de las mejores entregas la saga. Si queréis saber los motivos, más os vale seguir leyendo el análisis de Like a Dragon: Infinite Wealth de SomosXbox.
Análisis de Like a Dragon: Infinite Wealth
La vida después de la Yakuza
Ante todo, Like a Dragon: Infinite Wealth es un juego con un fuerte componente narrativo, plagado de conversaciones y con largas cinemáticas. Dejé de contar las veces que se me atenuaba la pantalla mientras jugaba porque hacía unos cuantos minutos que no tocaba el mando. Quizás en ese sentido el juego peca de explicar demasiado las cosas o dar demasiadas vueltas para decirte «tienes que ir ahí». A ver, es un juego japonés, ya sabemos todos lo intensitos que son con los monólogos internos o los intensos debates entre miembros de un mismo grupo que piensan diferente. Pero aun así, veo venir a mucha gente a la que el inicio se le hará extremadamente pesado, y no la culparé.
Las dos grandes organizaciones de la Yakuza ya no existen: La Alianza Omi y el Clan Tojo se han disuelto conjuntamente, tal y como nos explicaron Yakuza: Like a Dragon y Like a Dragon: Gaiden. Esa disolución ha dejado a unos cuantos miles de personas de golpe sin trabajo y con un enorme manchurrón en su historial, por lo que tanto su libertad como sus opciones de trabajo son de lo más reducidas. De esa vicisitud se aprovechan nuevas mafias y clanes que están creciendo como nunca, ya que ante la imposibilidad de los Yakuza de reinsertarse en la sociedad, esta los empuja de vuelta al crimen.
Y ahí está el bueno de Ichiban, nuestro héroe intenta por todos los medios apartar a los Yakuza de volver a caer en el pozo, pero como suele ser normal, las cosas no acaban saliendo demasiado bien. Tras un tiempo, y al conocer a un inesperado aliado que está cumpliendo el que era su cometido original, Ichiban desembarca en un nuevo destino: Hawái. Su misión ahí es la de encontrar a una persona clave en su vida que se creía muerta, aunque como siempre, todo se complicará.
En esta entrega de Like a Dragon volveremos a contar con más de un personaje principal, en este caso será Kazuma Kiryu quien se unirá a la aventura de Ichiban en Hawái, para más adelante (sobre la mitad del juego) protagonizar su propia trama con su peculiar lista de objetivos. Soy consciente que el marketing del juego ha desvelado una condición muy importante de Kiryu, pero si habéis llegado a este análisis sin saber absolutamente nada tampoco quiero ser yo quien os la destripe.
El caso es, que la trama propia de Kiryu será -a grandes rasgos- un homenaje a su figura y contará con una especie de lista de cosas a completar, siendo la mayoría una especie de checklist del juego para completarlo al 100% pero también con un apartado dedicado a recordar elementos de todos los juegos protagonizados por el bueno de Kiryu, con detalles que nos harán saltar alguna que otra lágrima.
Ichiban, por su parte, deberá investigar la desaparición de una persona clave en la isla de Honolulú que la ha puesto patas arriba. Todas las organizaciones criminales parecen estar detrás de ella: La facción Yamai (liderada por un ex-Yakuza), los Barracuda (que reúnen criminales de todo el mundo y lidera el mismísimo Danny Trejo) y los Ganzhe (el equivalente isleño de una Triada China). Aunque todas esas bandas parecen tener un punto en común que ya descubriremos en la historia…
Si bien la trama de Infinite Wealth tiene algunas reminiscencias con temáticas de Yakuza 1, la historia es posiblemente la que más facciones, personajes y enfrentamientos inéditos presenta en toda la saga, junto al enorme mapa nuevo de Honolulú, estando también presentes Ijincho y Kamurocho. Teniendo en cuenta que estamos ante una saga a la que se le acusa constantemente de reciclar (algo que explica el elevado número de lanzamientos con los que cuentan), Infinite Wealth es su juego más ambicioso e innovador. De largo, además.
Por otro lado, es muy difícil entrar a hablar de la trama de Infinite Wealth sin entrar en spoilers, de hecho como comentaba antes, solo con ver uno de los primeros tráilers ya os coméis un spoiler importante de la trama. Así que tampoco es que pueda explicar demasiado. El resumen es que os vais a topar con una historia profunda como las que nos tiene acostumbrados la saga, centrada sobre todo en los personajes de Ichiban y Kiryu, uniendo sus destinos al principio para luego saber dar a cada uno el protagonismo por separado que merecen.
En cuanto al elenco de personajes, vuelven los que fueron clave en Like a Dragon, aunque cederán el protagonismo una vez avance un poco el juego a las nuevas incorporaciones de Hawái, encabezadas por Tomizawa y Chitose, quien acaban siendo igual de memorables que los anteriores. En cuanto a los personajes que vuelven, ya se daba por hecho que Saeko, Nanba y Adachi iban a hacer acto de presencia, también vuelven Zhao y Joongi Han e incluso se estrena Seonhee después de calar muchísimo a los fans.
Infinite Wealth es un juego emotivo, maduro y cuya trama nos tendrá al límite de nuestras emociones durante muchos momentos. Algo a alabar si tenemos en cuenta que, bajo mi punto de vista, es su variedad y calidad de contenido lo que de verdad lo hace destacar. Si vamos solo a por la trama del juego disfrutaremos de una enorme historia, pero también dejaremos atrás todo lo que eleva el juego a la excelencia. Así que, como consejo, intentad evitar en toda la medida posible los spoilers pero no os obcequéis con la trama, intentad también repartir vuestro tiempo entre lo principal y lo secundario.
Infinidad de cosas por hacer
Infinite Wealth se podría traducir en algo como «patrimonio infinito» y el juego cumple con creces esa descripción. Si consideramos que todo lo que ofrece Like a Dragon: Infinte Wealth es su patrimonio, estamos ante algo infinito o que casi se le acerca. No recuerdo un juego con tantísimas cosas por hacer y que todas ellas aportasen algo diferente y divertido. Ya no solo por las decenas y decenas de historias secundarias que siguen el estilo típico de la saga, también esos minijuegos que ayudan a mejorar nuestro personaje cambiando la jugabilidad por completo o directamente las sub-historias más elaboradas.
En Infinite Wealth vuelve lo que fue uno de mis highlights de Like a Dragon: los Sujimon. Como caricatura de los míticos Pokémon, los Sujimon son seres extraños en los que se convierten los maleantes a los que se enfrenta Kasuga. Esta vez toca ir a Hawái, lugar donde el Sol y la Luna también parecen atraer a todo tipo de Sujimon. La diferencia con la anterior entrega es que esta vez se ha integrado por completo la experiencia Pokémon en el juego: capturar Sujimon, Sujiparadas, batallas Sujimon, medallas, coliseo e incluso derrotar al Alto Palco.
Sí, como leéis. Las referencias no se quedan en meras anécdotas, todo el concepto Sujimon convierte a Ichiban en un entrenador, con sus propios Sujimon (con sus afinidades y debilidades), sus evoluciones, las peleas, etc. Literalmente, tenemos un juego de Pokémon dentro de nuestra entrega de Like a Dragon.
Otra trama secundaria importante que nos tendrá muchísimas horas ocupados es la de la Isla Dondoko. Esta isla es, directamente, otra parodia/homenaje a Animal Crossing. Ichiban llegará a una isla llena de basura y caída en desgracia, su misión será la de devolverla a sus días de gloria a base de limpiarla y construir. Con cada construcción se conseguirán unos atributos que servirán para atraer turistas. Las construcciones se crearán a base de recursos que conseguiremos destrozando la basura, recogiendo insectos o pescando, claro.
Los terrenos de la isla, que iremos desbloqueando a medida que limpiemos y nos ganemos estrellas (como las de los hoteles) servirán para poner ahí los edificios o elementos que fabrique Ichiban, por lo que a medida que vayamos creciendo más podremos crear, más turistas se podrán atender y más fama tendrá la isla. Os parecerá absurdo, pero tras más de 5 horas dedicadas a este minijuego tuve que obligarme a dejarlo de lado y seguir para avanzar en el análisis, porque si no, no llegaba. Así que sí, engancha.
A estos dos minijuegos principales, que cuentan con historia propia, también se le suman otros que no se quedan en mero entretenimiento momentáneo. Un ejemplo es el minijuego de app de citas, donde Ichiban deberá crear un perfil que interese para mantener conversaciones con desconocidos y luego saber qué decir para conseguir una cita en toda regla.
También está el homenaje a Crazy Taxi llamado Crazy Eats en el que Ichiban deberá ir en bici recogiendo comida y llevándola a los clientes mientras hace increíbles trucos; el minijuego de fotografiar a peculiares personajes desde un autobús turístico, los exámenes de la academia para mejorar los atributos de Ichiban, el incansable karaoke… La cantidad es impresionante.
En Like a Dragon: Infinite Wealth siempre habrá algo que hacer, algo divertido además. Y todo aporta algo a nuestro personaje de una forma u otra. Una vez más, me habría gustado dedicar más tiempo a todo el contenido secundario, pero el tiempo apremiaba. Ya sabéis, si queréis disfrutar de un juego como toca no os metáis en este mundillo.
A golpes por turnos
El cambio radical en el gameplay que sufrió la saga Yakuza con Like a Dragon hizo que costase un poco calar en los jugadores y, aunque el resultado final fue muy bueno, RGG cometió varios errores en su implementación. En Infinite Wealth lo que se busca principalmente es pulir esos errores y en gran parte se consigue. A ver, el concepto jugable es el mismo: nuestro equipo contra el equipo enemigo en batallas por turnos donde la agilidad determina cuando ataca cada personaje. Los personajes tendrán fortalezas y debilidades y ataques comunes o habilidades que consumirán puntos de magia. Estas habilidades dependerán del trabajo que tengan en ese momento los personajes.
El núcleo, tal y como os decía, se mantiene intacto. Lo que sí ha mejorado mucho es el dinamismo que ofrecen las batallas. Hay ataques que son de arrastre y que hacen que los enemigos atacados se vean desplazados, haciendo que si impactan contra elementos del escenario como paredes se hagan mayor daño o si lo hacen contra otro enemigo sufran daño ambos, otros que permiten romper la defensa de un enemigo que se protege…
Por otro lado, la cercanía entre personajes también potencia el ataque e incluso si lo pillamos por detrás. Si hay armas repartidas por el escenario también podremos agarrarlas y utilizarlas. Todo esto limitado por el rango de movimiento que tiene cada personaje. Es por eso que, pese a ser un juego por turnos, debemos estar muy atentos de todo aquello que nos rodea y poder utilizarlo a nuestro favor.
Otro elemento criticado era el uso excesivo de las mazmorras y lo repetitivas que resultaban. En Infinite Wealth están presentes en la historia principal, pero resultan menos abundantes y repetitivas que en la anterior entrega. Los subidones repentinos de dificultad también se han regulado un poco e incluso antes de fases complicadas se informa al jugador del nivel deseado y la calidad del equipo, para que luego no nos hagan sin avisar la de Majima y Saejima en Like a Dragon. Por otro lado, las batallas contra enemigos fáciles también se hacen más amenas ya que al empezarlas se nos avisa de poder utilizar la opción de combate rápido, derrotando de golpe a todos los enemigos.
Volviendo al tema del funcionamiento de los combates, un aspecto muy importante es el del trabajo de cada personaje. Algo así como su build. El trabajo, que si venís de Like a Dragon ya sabréis qué es, básicamente puede cambiar por completo la forma en la que jugamos con cada personaje. Cambiando de trabajo, los personajes recibirán nuevas estadísticas, incluyendo nuevas fortalezas y debilidades, así como habilidades propias. El progreso de cada trabajo es independiente del nivel del personaje y se puede levear por separado.
Puede que nos encariñemos con algún trabajo específico para Kasuga pero dependiendo de a quién nos enfrentemos quizás nos interesa ser más fuertes con cierto elemento. Lo mismo se aplica a todos sus acompañantes. Cada trabajo tendrá también armas propias que se pueden comprar o crear/desarrollar en los talleres de Hawái e Ijincho.
En cuanto a Kiryu, él también se pasa a los turnos. Mientras acompañe a Ichiban, podremos controlar sus ataques que gracias al trabajo de Dragón de Dojima le permite realizar 3 tipos de ataque distintos según su estilo de lucha: un ataque será potente, otro nos permitirá realizar dos y un último servirá para romper la defensa enemiga. También permite realizar las míticas acciones de calor si se encuentra cerca de algún objeto, adaptando más que notablemente el estilo de juego tradicional con las nuevas mecánicas.
Una vez comencemos con Kiryu por su cuenta, también veremos como Ichiban le ha afectado y ahora ve el mundo diferente. Una excusa para seguir manteniendo el combate por turnos, acompañado también de personajes que le ayudarán a sobrellevar la situación y completar sus tareas.
Al igual que con Ichiban, con Kiryu podremos desarrollar vínculos con los compañeros que nos otorgarán bonificaciones en combate, así como realizar toda la gestión de trabajos antes mencionada. Para aumentar estos vínculos podremos realizar actividades con los compañeros, pero lo más útil será al recorrer el mapa dar con lugares que permitan activar un diálogo donde ese personaje nos cuenta más sobre su vida.
Como si fuese un bingo, cada casilla de su ficha de personaje descubrirá cada rasgo que nos cuente, hasta que podamos hacer líneas y sumar más puntos de vínculo o rellenarlo por completo.
Gracias a los trabajos y a la cantidad de compañeros, la profundidad del gameplay se ve enormemente beneficiada. Algo que casa de maravilla con la profunda historia y la cantidad de contenido. El resultado como producto es algo que te interesa jugar, te divierte y no te resulta repetitivo.
¿Descansará por fin el Dragón?
En Like a Dragon Ishin! la gente de RGG empezó a trastear con el Unreal Engine, pero tanto para Gaiden como para esta entrega han vuelto al confiable Dragon Engine estrenado en 2016 y que demuestra una vez más que es un motor potente y versátil. Las cinemáticas son de hermosa factura, los modelados de los personajes tienen un enorme detalle y de noche el juego se luce muchísimo. Pero de día o cuando entran en juego elementos como el agua, arena o plantas, la verdad que el resultado baja el nivel.
En general, gráficamente Like a Dragon: Infinite Wealth es un juego muy notable, con puntos álgidos tremendos pero también con detalles que emborronan un poco el resultado. Aun así, es un juego que mientras jugamos rinde en todo momento a unos 60 frames por segundo que no recuerdo que jamás hayan sufrido caídas y en las cinemáticas pre-renderizadas la tasa pasa a 30. Todo ello con una calidad de imagen de lo más nítida.
En cuanto a la localización al castellano y tras arrugar un poco el morro con el resultado de Gaiden, en Infinite Wealth se vuelve a lograr un gran nivel, con comportamientos y expresiones totalmente adaptados que nos hacen encariñarnos todavía más con los personajes, casando con su personalidad y tomándose algunas licencias. De hecho, el resultado me recuerda muchísimo a la localización de Persona 5 Royal, y eso es muy loable.
La banda sonora sigue acompañando como siempre con el toque de RGG, con canciones que nos sabemos ya de memoria y otras que se estrenan. Como siempre, cumpliendo. El karaoke recopila grandes éxitos de estos últimos años e incluso se arriesga con un «Bakamitai 2», aunque en esta santa casa somos más de Machine Gun Kiss.
Finalmente, el juego llega con el doblaje original al japonés y la opción de jugarlo en inglés. Mi recomendación es que juguéis en la versión original, por el simple hecho de que en la original ya hay muchas voces en inglés mientras estamos en Hawái (recordad que es un estado de Estados Unidos) y jugando completamente en inglés quizás se pierde un poco ese contexto de choque cultural y de lengua que introduce también el juego. Tampoco soy muy fan de darle la voz de Kiryu a un Youtuber, aunque la decisión final la tomáis vosotros.
Conclusiones del análisis de Like a Dragon: Infinite Wealth
Pues habéis llegado al final, ¡felicidades! La verdad es que Infinite Wealth es un juego del que se puede hablar muchísimo, más incluso que la parrafada que os he soltado hoy aquí, y aun así seguro que nos quedaríamos cortos. El caso es que estamos ante un JRPG único, que hace tantísimas cosas que puede abrumar y distraernos por completo de lo que queremos hacer por lo bien que lo hace todo.
Infinite Wealth es un juego completísimo, casi infinito, con una historia que cierra los arcos de Gaiden y Yakuza Like a Dragon, además de despedir a la mayor figura de toda la saga, con un homenaje que de verdad le hace justicia y no solo a él, también a los jugadores que lo han acompañado en todas sus entregas. Infinite Wealth es emotivo, sabe cuando debe ser serio, sentar al jugador cara a cara y hablarle sinceramente. Ichiban sigue siendo un personaje maravilloso, un tío que si existiese en la vida real querrías que fuese tu amigo. Si bien su historia también tendrá su componente dramático, es su forma de ser y visión de la vida lo que siempre nos devolverá una sonrisa a la cara.
Para terminar el análisis, no me quiero olvidar del mayor punto negativo del juego, que encima es externo al juego en sí. Desconozco el origen de la decisión, pero dejar fuera del juego base el modo Nuevo Juego+ y venderlo como DLC con las ediciones más caras es una práctica que no se debe tolerar en la industria. En un juego como este, donde es más que obvio que mucha gente querrá rejugarlo conservando todo el nivel y habilidades, bloquear este modo a través de un pago es inaceptable.