Si hacemos memoria, largo tiempo atrás Logitech fue considerada una de las empresas más importantes en la construcción de accesorios y dispositivos para ordenadores que, dada su fama, pudo saltar con garantías a las consolas. Pero hace mucho tiempo que Logitech se había ausentado de este mercado, incluso, con la convicción de anunciar que no volvería a fabricar dispositivos para estas. No obstante, la llegada de Xbox One y Playstation 4 ha habilitado una oportunidad manifiesta para este fabricante que ha visto una oportunidad de tener el éxito que perdió hace años.
Con una ausencia mayúscula en las diferentes generaciones de Xbox, siendo un volante de gama baja la única aportación, sin éxito, para Xbox 360 y, siendo su aportación para las consolas de Playstation consecuencia del oportunismo de la compatibilidad de sus dispositivos para PC, citando al afamado Logitech G25 y el, menos reverenciado, Logitech G27, la necesidad de volantes en esta generación ha permitido lanzar dos productos, el Logitech G29 para las consolas de Sony y el Logitech G920 para PC y Xbox One, que en este análisis os presentamos.
Dos productos similares, prácticamente equivalentes, traen consigo un dispositivo que intenta ser competitivo para el escaso catálogo de volantes que hay en esta generación. Dada la exigencia de los fabricantes de consola de adaptarse a unas condiciones, la escasa propuesta existente ha permitido a Logitech a presentar su volante. Ante el, ahora extrañamente caro, Madcatz, los cuestionados Thrustmaster y el inaccesible Fanatec, el Logitech G920 resulta una propuesta aparentemente equilibrado en coste y calidades, e intenta evocar el respeto que esta empresa obtuvo hace tiempo con sus productos, siendo, ahora mismo, lo que intenta avalar este producto. ¿Habrá conseguido Logitech recuperar su calidad?¿Será un producto a la altura de lo que se recuerda de este fabricante?
Un volante completo
Uno de los aspectos que puede resultar más atractivo para los usuarios, es que el Logitech G920 es un volante que viene equipado con un pedal que muchos esperan, el embrague. A la hora de adquirir este producto se debe considerar que el shifter, conocido como el Driving Force Shifter, es un addon que permite obtener un mejor aprovechamiento del dispositivo añadiendo las marchas en H cual vehículo manual convencional.
Claro está, que al precio inicial, 399€ para el Logitech G920, habría que añadir 59.99€ adicionales para la adquisición del Driving Force Shifter, una compra que puede resultar más que interesante para los que quieran una experiencia completa. Hasta la fecha, si bien el Madcatz no ofrece opción de añadir nada, y cuenta solo con dos pedales, uno de los modelos de Thrustmaster, así como el Fanatec, cuentan con esta opción de añadir dicho addon, aunque su coste sea superior, en menor o mayor medida.
Es por esto, que cuando se adquiera el volante ha de tenerse claro que el Driving Force Shifter no es un contenido que viene incluido en el Logitech G920, no obstante, su adquisición no supone un gasto adicional extremadamente inaccesible. Cuando obtenemos ambos, obtenemos un dispositivo que permitirá acceder a una nueva experiencia, que, si bien puede resultar más cómoda para el jugador, también supone un incremento en la complejidad de la misma.
A la hora de adquirir el Logitech G920, en el embalaje se incluye el volante, los pedales, la fuente de alimentación y un pequeño dossier con escasa información, salvo la discreta guía para su anclaje, sin explicar en exceso como se organizan los cables, que hablaremos posteriormente. Del mismo modo, al acceder al contenido del Driving Force Shifter, encontramos el accesorio junto a un dossier equivalente. El embalaje es correcto, compactando las diferentes piezas creando un conjunto estable que permite su correcto transporte y que llegue al domicilio con la seguridad de estar obteniendo un producto sin defectos, aunque la consistencia del embalaje, una vez extraigamos por primera vez todo el conjunto, se muestre endeble y cueste volver a armarlo para poder guardar debidamente el dispositivo.
Cuero y metal para un diseño sólido
El Logitech G920 resulta un producto que intenta ensalzar la calidad de construcción de un fabricante que, si bien siempre ha estado acorde a los cánones de calidad, en esta ocasión se ha buscado fabricar un producto que se pueda catalogar entre la gama media alta sin otorgar duda alguna.
Iniciando este análisis por su diseño, si bien el Logitech G920 no cuenta con esos LEDs con los que cuenta el G29, su diseño es elegante y correcto. Una combinación de plásticos para el armazón, combinados con las piezas metálicas que otorgan una solidez importante, sin aportar excesivo peso, con un acabado en cuero cosido a mano y plásticos más suaves, no por ello, de menor calidad. Tras el volante, se esconden dos pequeñas levas de acero inoxidable bruñido, de un tamaño adecuado y una consistencia importantes, que se emplean con un pequeño contacto, en un corto recorrido en el que se puede escuchar el contacto que se espera. Los botones, debidamente ubicados, están bien ensamblados y tienen un tacto correcto, sobre todo, la cruceta. Ahora bien, existen dos botones inesperados, referidos al LSB y el RSB, los sticks, ubicados en el borde de la estructura central, de una forma osada, pues recubren el borde y se pueden alcanzar desde la parte trasera. Estos se muestran en un material diferente al de los botones de acción convencionales, igual que los botones ‘view’ y ‘menu’, en blanco y con un tacto mecánico, frente a los discretos botones de membrana.
En todo momento podemos comprobar que el volante goza de un aspecto interesante, bien construido y ensamblado, algo que importará mucho para comprobar que su rendimiento es adecuado. El nuevo sistema de anclaje, que se basa en el anterior, goza de un pequeño elemento que permite recoger los pernos con los que se ajusta la dureza de la sargenta que sujeta el volante, permitiendo recogerlos y dando un aspecto más adecuado y cuidado. A esto, hay que valorar aspectos que llegan desde la descripción del fabricante, los que aseguran un sistema de ventilación específico y un sistema de protección contra el calentamiento para asegurar el rendimiento de los dos motores de Force Feedback que incluye para que el funcionamiento del eje de dirección, construido en acero, sea suave y preciso a las fuerzas a las que se verá sometido.
Si nos fijamos en la pedalera, esta se construye sobre una base de plástico robusto y bien acabado, donde surgen tres pedales metálicos, de acero inoxidable bruñido, con complementos de goma antideslizante para los pies. Estos pedales están sujetos sobre pernos de termoplástico polioximetileno, lo que permite una dureza variable y una precisión a la detección del recorrido. La dureza o resistencia de los pedales es variable, obteniendo una dureza extrema en el pedal del freno, aportando, supuestamente, un mayor realismo, si bien, la resistencia a la presión del embrague y del acelerador son graduales, resulta menos evidente en el primero de los casos. Para una correcta sujeción, se mantiene el sistema de protuberancias en la parte anterior que permiten una sujeción óptima en moquetas y alfombras, si bien, para superficies como el parquet, puede que la goma no sea suficiente considerando la fuerza extrema que hay que emplear para el frenado.
Para el Driving Force Shifter, podemos asegurar que parece una especie de rejuvenecimiento del modelo dispuesto para los volantes anteriores, cambiando la placa que presenta este dispositivo a una gama de productos para el gaming de Logitech. Este addon presenta un diseño sólido, no obstante, sus engranajes ocupan una gran cantidad de espacio y el resultado es un objeto de plástico de escaso peso y consistencia. No es que de la sensación de que se vaya a romper, pero esta falta de peso ofrece un aspecto algo más débil. El recubrimiento de goma y la funda de cuero ofrecen un acabado interesante, no obstante, la resistencia al movimiento de la palanca es inexistente, algo que puede dar una sensación endeble al producto. Una fijación extrema, con tres puntos de anclaje, para un addon tan pequeño, parece abusivo, pero confiere estabilidad y reduce el riesgo de rotura.
Con todo esto, podemos asegurar que el Logitech G920 resulta un producto de calidad adecuada, sobre todo, a primera vista y teniendo un primer contacto. Sólido y bien construido, con materiales bien combinados para que no solo el rendimiento sea adecuado, también lo sea su tacto y las sensaciones que permite. Puede que uno de los elementos que se puede cuestionar sea el Driving Force Shifter, el cual, no parece verse comprometido por esa apariencia endeble, que puede ser principalmente por su ligereza y falta de resistencia al movimiento, que compensa con un recorrido corto y una sujeción firme.
Lo importante es comprobar que la calidad del producto parece adecuarse a su coste, que sin ser una broma, puede parecer que se compensa. Logitech quiere que sus productos mantengan la imagen que ganaron en el pasado, y en gran medida, el Logitech G920 puede verse como un producto de gama alta, si bien, existen productos más caros que superen en calidades, también los hay que no ofrecen las mismas garantías y acabados. Lejos de intentar complacer a los usuarios con mas addons, han añadido el que interesa, aunque puede que algunos vean como un problema el que no se puedan intercambiar el volante, para ofrecer una experiencia más personalizada a un alto coste.
Puesta a punto ordenada, pero compleja
Resulta evidente que todo esto tiene un “coste” que se aplicaría a todos aquellos usuarios que no dispongan de un playseat en el que dejar montado todo este tinglado de forma permanente. Como es mi caso, si bien me las he apañado para tener un entorno cómodo y adecuado para jugar con el volante, no deja de ser un montaje temporal que ha de ser montado y desmontado cada vez que deseo tomar parte en carreras en los mejores simuladores del mercado.
Claro que, Logitech ha dispuesto un sistema de montaje seguro, tal como ellos mismos anuncian, con el que el dispositivo se queda perfectamente fijado y, dado el número de addons que se han de conectar, dispone de un orden importante para que todo esté perfectamente cuadrado. Y es que el Logitech G920 esconde todas las clavijas en una cavidad inferior, anteriormente citada, en la que no solo se consigue disimular esta necesaria conexión, reflejándo un diseño más homogéneo y precioso, sino que permite ordenar todos los cables con una fórmula sencilla y bien meditada.
Bajo el volante se dispone una cavidad en el centro de la cual hay un organizador al que los cables accederan por unos surcos destinados a este efecto. Evitando así que los cables se pellizquen y se lien, dos de las conexiones se ubican en un lado y las otras dos en el otro. Conectaremos los pedales junto a la salida del USB en la parte izquierda de la cavidad, llevando los cables por la parte superior del organizador para sacarlos por los dos surcos derechos, mientras que el shifter y la fuente de alimentación harán lo propio a la inversa. De este modo, los cables no se enrollan, pese a entrecruzar sus trayectorias, y se mantienen ordenados y recogidos en todo momento.
Claro que, todo este procedimiento, que se debe realizar con cierta minuciosidad para evitar que los cables se salgan de esos surcos, requieren de un planteamiento organizado en el montaje y, como no, en el desmontaje, pues no deja de ser una pena tener que hacerlo, pero es obligatorio para mantener bien ordenado el dispositivo en la ubicación que cada uno haya reservado para este menester. Claro que, muchos querrán emplear la misma caja en la que vino el volante, cabe reseñar, que la ingeniería aplicada al efecto, no será tan fácilmente reproducible por nosotros, siendo incomprensible como el mismo recipiente en el que venía empaquetado, ahora no es suficiente para albergar estas piezas sin deformarse hasta parecer que algún día, acabará rompiéndose por las ‘costuras’.
Si contáis con un playseat, esto no será problema, no obstante, hay que agradecer a Logitech un trabajo tan fino y minucioso, cuidado al detalle, para llevar a cabo un montaje seguro, que por otro lado, robará un preciado tiempo. No es tan fácil como antes, no es como encender el mando y darle caña, no obstante, una vez conectemos el volante a la red y a la consola, todo comienza.
Seguimos sin conectar auriculares
A estas alturas hay un aspecto que ningún volante ha tenido en consideración, si bien, los primeros modelos podían escusarse en que su diseño y producción fueron previos a la adición de headsets, ya que el planteamiento inicial iba dirigido al uso de Kinect, en este caso ya ha pasado un tiempo y deberían haberlo tenido en cuenta.
Ya en la pasada generación este problema solo fue solventado por la propia Microsoft en su magnífico volante inalámbrico, el cual, si incluía una entrada para los auriculares, siendo además, la época en la que la clavija era tosca y de forma caprichosa. Ahora, que existen varios adaptadores y estos pueden acoplarse a los dispositivos de algún modo, con una simple entrada jack de 3.5mm, parecen reacios a dar cobertura a esta opción en un controlador que podría ser único.
Hay que considerar una cosa, se puede conectar un mando y usarlo como medio para conectar los auriculares y poder chatear con nuestros amigos o en el entorno de juego. Es un poco lioso, si bien, puede servirnos para navegar por las diferentes opciones, ya que el volante carece de sticks, y dada la inclusión de opciones para fotografiar entornos, puede no ser tan mala idea. No obstante, nadie puede negar que requerir de tener conectado un mando, incluso cuando tenemos el cable USB y no vayamos a gastar pilas, no parece estar acorde con el diseño cuidado y ordenado de este producto.
Nuevamente, la ausencia de una simple clavija y unos botones que permitan conectar los auriculares y hablar por ellos, supone una tara que, pese haberse notado en otros dispositivos y sugerido como opción, sigue sin ser resuelta.
Siente el asfalto
Cuando un usuario toma la decisión de interesarse por uno de estos dispositivos lo hace con el fin de obtener una experiencia más cercana a lo que es conducir un vehículo. Generalmente, la pugna por ofrecer esta experiencia lleva a los fabricantes a crear dispositivos con Force Feedback, una de las opciones que simula las fuerzas que se ejercen sobre el volante durante la conducción. No siempre se puede optar a esta opción, pero el Logitech G920 cuenta con un sistema contrastado que empleaban sus antecesores, un doble motor, que permite que las sensaciones transmitidas y la fuerza de las mismas, sea imponente.
Cierto es que en su adaptación a los juegos en PC, generalmente, se opta por una herramienta que permite regular todas las características que posteriormente serán reflejadas, siendo en consolas, como habitual, que estas estén predeterminadas en aquellos juegos compatibles. Con un lanzamiento reciente, la lista de juegos compatibles, realmente, es escasa, si bien, se asegura un correcto funcionamiento en la mayoría de juegos. No obstante, comprobando su rendimiento en juegos previos al lanzamiento del dispositivo, el resultado es irregular, si bien, Project CARS es la excepción, pues el equipo de desarrollo trabajó de forma conjunta para sacar adelante este volante.
Pero ponemos un ejemplo que, personalmente, me ha resultado sorprendente. A Forza Motorsport 5 le queda tan grande el volante como el que sea una entrega de esta licencia, denotando que la compatibilidad de la que presume es casualidad. Pese a que se detectan las diferentes funciones, la configuración estándar del dispositivo no ofrece, para nada, una sensación de mejoría frente a un mando, más bien, está mal gestionada. Meterse en el menú de configuración y buscar el equilibrio cuesta demasiado, no obstante, con la presencia de Forza Motorsport 6, casi es mejor obviar, de forma definitiva, que la quinta entrega ha visto la luz. En otros juegos, más arcade, su uso es relativamente satisfactorio, pues generalmente, las prestaciones de estos volantes de alta gama chocan con los requerimientos de manejo que los juegos requieren, obviando así, que resulta mucho más entretenido conducir con un mando por la rapidez de respuesta, que de forma precisa, como ofrece un volante.
Es por esto que tras probar el Logitech G920 en Project CARS, nos percatamos de que se trata de un dispositivo de altas prestaciones y sensaciones. Tomar el control de cualquier vehículo se convierte en algo más intuitivo, si bien, el grado de complejidad que permite, al dar opción de embrague y marcha en H, ofrecerá, todo lo que se busca de este volante. Si bien también hay un menú de configuración, este no es tanto para adecuar la jugabilidad como para modificar un buen funcionamiento a unos valores de mayor o menor intensidad, así como los parámetros que determinan el grado de sensibilidad del mismo. Jugando con esto, se puede obtener un resultado, que gracias a ese doble motor de Force Feedback, nos puede bien, sacar los hombros del sitio y acabar ambidiestros, o dar la información necesaria sin que resulte demasiado fácil de sostenerlo.
Las sensaciones globales son magníficas, aportar ese grado de dureza a una continua transmisión de información, que puede ser más o menos realista, pero sin duda, es eficaz y comprensible, permiten que en todo momento un juego que fue criticado por su ineficaz adaptación al mando, cobre sentido y se convierta en la experiencia que Project CARS merece, más bien, que es. Ahora este juego goza de sentido, ya que ante todas las posibles reacciones se actúa con presteza, así como celeridad y precisión, sin que esto resulte para nada, algo sencillo.
Centrándonos en esta experiencia, que dentro de la que se ofrece en consolas es la más exigente, comprendemos la elección de materiales realizada. El tacto del cuero del volante permite un agarre cómodo, seguro y sin deslizamientos indeseados. El corto recorrido de las frias levas metálicas, de gran tamaño, permiten un control preciso en el cambio, si bien, podían ser algo más largas, no supone ningún problema, pues, también tenemos como opción el shifter, el cual, ofrece una sensación agradable, aunque sigue siendo algo endeble. El recorrido entre las diferentes marchas es pequeño, si bien, la opción de meter la marcha atrás en contradictoria, pues no es una posición extra, más bien es meter sexta mientras presionamos la palanca hacia abajo. Según como le de al juego por interpretarlo, puede haber problemas. Del mismo modo, algún que otra vez se quedará en punto muerto o en la marcha que no deseamos, pero eso parece más una cuestión de entrenar bien, pues si metemos la marcha sin pisar el embrague, es lo que pasa. Es por tanto un reto, hacerlo bien y hacerlo rápido a un nivel como es la competición, exigirá lo mejor de nosotros.
Pasamos a los pedales, tres, diferentes, si bien, la pesada estructura y su accesorio para evitar deslizamiento, en superficies como moquetas y alfombras, ofrecen un tacto interesante, aunque la dureza del pedal del freno es exagerada. No conozco vehículo cuyo freno sea tan duro, pues si la dureza del acelerador es progresiva, en mayor grado que la del embrague, lo del pedal del freno es como intentar frenar con una naranja debajo del pedal. Llega un punto en el que resulta, casi imposible seguir empujando, y si no estamos en un playseat o en una silla bien fijada al suelo, podemos acabar desplazándonos hacia atrás, si bien, también podrían moverse los pedales. Cuestión de regularlo en la configuración, no obstante, queda un poco lejos de ser algo que no se deba poner en cuestión, una decisión que puede dar al traste con muchas curvas, lo que no es fruto de buen gusto.
Claro que los amantes de los juegos de conducción también tienen una baza a favor gracias a este dispositivo, por primera vez, un volante es compatible con algo más que la Xbox. El Logitech G920 no solo ofrece compatibilidad con Xbox One, también lo hace con PC, y eso si abre un catálogo de juegos más interesante para explotar su uso. Claro está, que es cuestión de tiempo que la aportación de títulos compense, quizás, un poco más la compra en la consola de Microsoft, pero siempre se puede optar por alguno de los simuladores más exigentes y mejor valorados del mercado, que residen en PC. Su funcionamiento en estos, bien citamos a rFactor, Race Room Experience o casi todos los clásicos, es más normal, si bien, todo esto dependerá de una serie de configuraciones básicas que, como normal, se heredan del pasado. Por establecer un contraste de su funcionamiento, algo que podría ser en parte necesario para poder sacar conclusiones, podemos asegurar que este se mantienen inalterado, las mismas buenas sensaciones llegan a nuestras manos con casi cualquier simulador de PC.
Un equilibrio complicado
En el fondo, los que están dispuestos a invertir esa cuantía de dinero por un dispositivo como un volante son personas que saben que quieren, por qué lo quieren y para qué lo quieren. Logitech ha preparado un dispositivo que no quiere vincular a los usuarios a tener que configurarlo por piezas, compras un volante, tienes un volante. Si bien puede ser mejorable, y destacamos para empezar la permanente ausencia de un conector para enchufar los auriculares, otra vez, no podemos negar que la relación calidad precio es adecuada para un producto que parece más ambicioso de lo que podría parecer.
Una buena construcción, sólida y con materiales que parece, serán duraderos, un rendimiento sobresaliente, con los escasos juegos que actualmente saben aprovechar su mecánica, que en PC son más numerosos, permiten que el Logitech G920 sea una alternativa interesante. De hecho, actualmente, dado el catálogo de dispositivos que hay, se convierte casi en una de las únicas alternativas viables, ante los problemas de la competencia de Thrustmaster y sus problemas, los volantes sin Force Feedback o los extremadamente costosos Fanatec. Un producto sencillo de adquirir, sencillo de usar y más que satisfactorio. Buenos materiales, buen acabado, pequeños matices que afectan más al uso o al accesorio, el shifter, que podría plantear ciertas cuestiones, no obstante, en conjunto, Logitech parece haber encontrado el mercado para recuperar lo que hace años consiguió con el Logitech G25.
Para aquellos interesados en la simulación o en la conducción exigente, el Logitech G920 parece una opción obvia, para los que solo quieren sustituir el mando para tener sensaciones más creíbles con juegos como Need for Speed, no es su producto. Es fácil de entender, un producto con esta calidad y precio no compensa para una experiencia superficial. Actualmente recluido a un juego, puede que dos, el futuro dirá si el catálogo de Xbox One permite disfrutar de un dispositivo tan interesante como el Logitech G920, un dispositivo que venía esperándose desde que vio la luz la primera Xbox.
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Lo bueno
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- Construcción, materiales, consistencia
- Los motores ejercen gran fuerza
- El tacto y sensaciones gracias al Force Feedback
- La composición del volante, el cuero y las levas metálicas
- Sistema de montaje sólido y seguro
- También es compatible con PC
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Lo malo
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- Pocos juegos para aprovecharlo
- La ausencia de la conexión de auriculares
- El shifter parece endeble
- La extraña dureza extrema del pedal del freno
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[clear]
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