Estamos acostumbrados a hablar de juegos de conducción tomando prestadas competiciones o vehículos de asfalto. Pero además, también hay alternativas interesantes como la que os proponemos con este análisis de Monster Jam Showdown. Uno de esos juegos de conducción que expone una competición exótica y que desde Europa nos resulta extraña o extravagante. No obstante, en muchas ocasiones pueden ofrecer experiencias muy diferentes y muy divertidas por ese aspecto.
Los protagonistas son esas bestias de 1500CV de potencia dejarían en evidencia a la mayoría de vehículos que habitualmente son protagonistas, dando cuenta de una experiencia de conducción diferente. Por la propia mecánica de los vehículos y saliéndose un poco de una representación realista, como suele ser con este tipo de licencias, la propuesta del estudio italiano busca abarcar diferentes perfiles de usuario que busquen diversión fuera de trazadas, tiempos de vuelta o propuestas arcade aleatorias.
Una experiencia directa, donde no solo nos debemos preocupar de la velocidad y los adelantamientos, sino que también debemos aceptar el desafío de saber hacer acrobacias con máquinas de varias toneladas. ¿No te parece interesante? Esto no ha terminado todavía, presta atención.
Desde los Estados Unidos, aplastando todo por su camino
Los Monster Truck son un tipo de vehículo que nos recuerda a una cultura muy especial, incluso añeja. No obstante, el sueño de cualquier niño puede ser poder conducir una de estas bestias motorizadas con grandes neumáticos que lo aplastan todo. Pero lejos de ser un espectáculo donde solamente aplastamos hileras de coches, algo que no prima en este juego, nos encontramos con un auténtico desafío de carreras y maniobras imposibles.
Y es que la Monster Jam no es una invención, sino una competición de exhibición que tiene tras de sí muchos adeptos y seguidores. En Estados Unidos son muy fans de los espectáculos asociados a motor, y desde la NASCAR, hasta la IndyCar, tenemos también estos vehículos que rivalizan, sobre todo, haciendo maniobras imposibles, cuyos nombres nos pueden recordar juegos del corte de skate o snowboard. Los backflips, wheelies y saltos gigantes son parte de una experiencia que no abandonará la premisa de toda competición de motor, que son las carreras.
Y es que Monster Jam Showdown nos traerá a casa toda la experiencia de esas espectaculares competiciones con sus icónicos vehículos que muchos conocen de la competición oficial. Y con ello, podemos enumerar un gran número de carreras, repartidas por diferentes modos de competir y muchos objetivos que, de forma directa, nos desafiarán para ir completando una colección bastante extensa de icónicos vehículos.
Existen muchos modos de juego, aunque puedan parecer comunes, los objetivos marcan cómo debemos conducir estas bestias sobre grandes ruedas
Una conducción diferente para un propósito común
Normalmente los juegos de conducción tienen diferentes propósitos, aunque lo normal sea intentar encontrar una experiencia entretenida y desafiante. Cuando cambiamos de un juego de conducción a otro, normalmente encontramos más elementos en común de lo que puede parecer. Ya sea en un entorno urbano, o un circuito, las carreras suelen ser elementos que definen todas estas experiencias. Algunos juegos, como puede ser el caso de los sandbox inspirados en Forza Horizon, nos encontramos alguna actividad que busca cambiar la rutina. Esa rutina es algo que, en cierto modo, se rompe cuando llevamos un vehículo de gran peso, grandes ruedas y mucha potencia.
Alguno puede pensar que, teniendo ruedas y un motor, un Monster Truck se conduce igual que cualquier vehículo. Pero nada más lejos de la realidad, pues en esta ocasión ambos sticks van a tener funciones semejantes y son vitales para controlar estas bestias. Caracterizadas por tener dos ejes direccionales, cada stick sirve para mover la dirección de cada eje. Con ello, hay que aprender ciertas bases de cómo funciona uno de estos bichos. No os preocupéis, porque antes de empezar la campaña, se explica debidamente el control con un tutorial en el que vosotros elegiréis cuando termina.
A partir de ahí, otro aspecto a tener en cuenta es que en el aire el control del vehículo también está en vuestras manos. Y es que, como si fuese un juego de Tony Hawk, podréis hacer determinados movimientos en el aire para, suavizar el aterrizaje, o realizar algún movimiento con el que ganar puntos. Eso sí, tened en cuenta las inercias y cuánto cuesta ejecutar estos movimientos de una forma controlada, que no siempre será así. De este modo, no solo gobernar el coche en curva puede ser un desafío, también cuando las gigantescas ruedas no tocan el suelo, puede ser una auténtica pasada.
Uno de los aspectos más llamativos es poder conducir controlando ambos ejes para hacer largos derrapes, donuts o ponerse a dos ruedas
En la diversidad reside la diversión
Una de las cosas que habitualmente solemos escuchar de los juegos de coches, es que son aburridos por que son siempre lo mismo. Cierto es que ese argumento resulta poco profundo dado todo lo que un juego de conducción suele ofrecer, realmente, pero en esta ocasión no sirve como excusa. Y es que, como hemos anticipado ligeramente, Monster Jam Showdown ofrece variedad dentro de lo limitado de esta licencia. Hay un total de 40 camiones para desbloquear, siendo algo que dependerá de superar pruebas, desafíos y conseguir subir de nivel o coleccionar trofeos.
Para ello, se disponen de un gran número de pruebas en hasta 10 modos de juego “diferentes”. Y el matiz llega porque básicamente hay dos conceptos que se pueden distinguir. Las carreras de velocidad y las pruebas de habilidad. Las carreras incluyen diferentes estilos, donde hay carreras normales, carreras contra un rival para adelantar al resto de coches lo más rápido posible o enfrentamientos directos. En este último caso, tenemos pruebas en las que hay que correr por un circuito que va cambiando de trazado contra un vehículo icónico como si fuese un duelo contra un jefe. Por otro lado, una especie de campeonato que enfrenta a dos vehículos por un tramo corto donde ir superando la eliminatoria en carreras mano a mano. Algo similar, en cierto modo, a las etapas super especiales de los rallies.
Si nos vamos a la otra alternativa, que es la que nos permite hacer maniobras extremas con estos vehículos, nos encontramos dos opciones. La que nos permite ser nosotros quienes pongamos nuestro grano de creatividad y habilidad, y la que nos marca los pasos que tenemos que hacer para poder sumar puntos. En cualquier caso, lo importante es ir concatenando movimientos que se puntúan para obtener una puntuación global que sirva para superar a los rivales.
El juego nos expone cuatro biomas dentro de los Estados Unidos, demostrando que la experiencia está encorsetada por la propia licencia
Sabiendo lo complicado de gestionar dos ejes directrices y una bestia que pesa mucho, tenemos que destacar que la jugabilidad es realmente directa y muy divertida. En las carreras, las características del vehículo hacen que las carreras tengan un extra de intensidad, donde saber deslizar el vehículo en curva es de vital importancia y puede suponer una ventaja importante. La dificultad de la IA no es exagerada, pero salir siempre atrás del todo y tener que superar estos vehículos tan grandes que pueden volcar tan fácilmente puede ser problemático.
En la otra cuestión principal, la de hacer acrobacias, puede que se deba emplear desde una perspectiva más lógica que fantasiosa. Eso le puede quitar algo de gracia, pero también le da ese toque realista que puede venirle bien. No hay lugar para maniobras imposibles y lo importante es concatenar movimientos para acumular el multiplicador para impulsar la puntuación de una forma eficiente. Para ello, resulta interesante tomar como ejemplo las pruebas en las que hay que hacer los movimientos exigidos para darnos cuenta de este concepto sin caer en ese impulso fantasioso que nos va a llevar a fracasar en el intento.
Existen muchos tipos de pruebas que van alternándose en el modo trayectoria en diferentes territorios que exponen diferentes escenarios y climas
Y todo esto sirve para ir logrando primeros puestos en todas las pruebas repartidas por hasta tres entornos que tienen muchos trazados diferentes. Con eso, se van consiguiendo medallas, para desbloquear más pruebas, incluso vehículos. Vehículos que pueden mejorarse para obtener bonificaciones y desafíos propios para obtener nuevos diseños, animaciones para personajes y más. Y si hace falta algo más, siempre se puede recurrir a las carreras multijugador, que intentan sustituir a los modos rápidos habituales en este tipo de juegos.
El mayor de los problemas es que, como podéis intuir, la cantidad que atesora este juego, puede acabar resultando monótona. Es divertido, se comen muchas horas disfrutando sin preguntar nada. Incluso, que habrá muchos contenidos futuros que llegarán como DLC. Llegarán 26 nuevos vehículos icónicos con un total de 140 pinturas que se pueden desbloquear superando los desafíos específicos de cada vehículo.
La espectacularidad de una exhibición competitiva
Uno de los primeros aspectos a destacar es que el juego ha sido de los primeros proyectos de Milestone en dar el salto a Unreal Engine 5. Aunque no debemos engañarnos por este cambio técnico. En esta ocasión, no se ha buscado tocar el techo técnico del motor, siquiera de los hardwares. Se ha buscado optimizar los recursos para garantizar un buen resultado sin comprometer en ningún caso el rendimiento. Y se agradece, por que todo esto llega de la mano de una tasa de 60fps sólidos como una roca.
El motor gráfico ofrece un resultado bastante resultón, sin llegar a ser referente en nada. Los escenarios están repletos de detalles, pero no buscando la excelencia. Pero se ha conseguido marcar una buena diversidad de biomas tomando como referencia el árido desierto del Valle de la Muerte, los frondosos bosques de Colorado, o las invernales montañas de Alaska. Cada uno tiene sus elementos diferenciales e incluso inclemencias climáticas para adecentar la acción de estas carreras.
El juego luce muy interesante, con un estilo muy particular, siendo un hito importante que con todo eso tenga un rendimiento sólido que no comprometa la jugabilidad
Los modelados de los vehículos son bastante detallados y variados. Desde vehículos clásicos al puro estilo Hot-Rod, autobuses escolares o unicornios, definen estos vehículos fuera del perfil serio que podría verse en otros títulos del género. Una de las cuestiones más llamativas del juego reside en una de las claves de esta experiencia. Estas carcasas de fibra de vidrio son frágiles cuando llegan los impactos y ahí es donde la destrucción forma parte de esta experiencia. Y es un elemento bastante destacado en pruebas que pueden llegar a niveles de destrucción masivos.
Si consideramos escenarios amplios y con muchos elementos, un buen número de vehículos de grandes dimensiones que derrapan y levantan polvo, nieve o arena, así como elementos destruibles distribuidos por el recorrido, el juego goza de un buen repertorio de recursos, pese a que no termine destacando en este apartado. Siquiera en el ámbito del sonido, donde los motores suenan poderosos pero redundantes y la música no ayuda a añadirle variedad en absoluto.
Y, obviamente, si hemos comenzado a notar cierta monotonía cuando llevamos horas jugando, no ayuda. Pero, con todo esto, la sencilla propuesta de conducción desenfadada y desenfrenada, no falla a una cita tan importante como la diversión. No puedo llegar a comprender cuanto limita realmente la licencia, por que no soy experto en Monster Jam. Pero si que da la sensación de que esta competición típicamente norteamericana no permite que pueda expandirse por otros países, continente y abarcar nuevos biomas.
Los escenarios tienen un elevado nivel de detalle, muchos elementos y variedad, con muchos efectos ambientales y fuegos artificiales
Del mismo modo, resulta curioso que no se haya planteado abarcar la opción de un creador de coches para diseñar uno propio. Viéndose limitado nuevamente a los que son oficiales, que incluso, vestirán al piloto por que es parte de la imagen de cada vehículo. Son cuestiones extrañas, que parecen estar sometidas a una licencia que, al ser oficial, no permite salirse de los límites que tiene.
Velocidad, saltos y destrucción
Aunque parezca mentira, esto no se trata de un juego que intenta aprovechar estos vehículos para salir de la monotonía de los juegos de carreras. Hablamos de una licencia deportiva que tiene en algunos territorios una gran base de fans. Del mismo modo, también tiene como problema que la licencia resulte exótica para otros mercados. No obstante, si te interesa salir de ese perfil encorsetado de juego de velocidad, puedes encontrar en Monster Jam Showdown un juego realmente interesante.
Y esto puede decirse sin ningún tipo de pudor, por que es un juego que trasciende lo habitual para ofrecer una experiencia directa, divertida y muy extensa. Hay un sinfín de pruebas y desafíos que superar, siendo un auténtico reto para esos completistas que buscan sacar el 100% del juego. Y más por cantidad, que por complejidad, ya que el juego tiene en su fundamento divertir, más que el de desafiar.
El único límite para Monster Jam Showdown lo ponen las ganas de divertirse con un juego que roza el arcade tradicional que solo los más diestros podrán dominar
Podríamos echar en falta más vehículos, o bien que no fuesen de pago muchos de ellos. Podríamos echar en falta una mayor versatilidad en los diferentes territorios expuestos, que pueden resultar escasos. Pero lo que no falla es que cada carrera resulta divertida a su peculiar manera y lo hace con un rendimiento sólido que no pone en compromiso la experiencia. Puede que se eche en falta una mayor capacidad de personalización.
No será una experiencia de conducción que sirva como referente técnico, pero si que podría tener un punto a favor en cuestión de ser un referente desenfadado y divertido. Pena que las licencias, cuando son oficiales, suelan ser el mayor de los límites que nos hacen soñar con que puedan trascender esas fronteras y poder exponer algo más extenso y diverso. Pero nuevamente, tenemos un producto que se ve limitado, siendo Milestone experto en intentar sacar el máximo provecho a licencias como Monster Jam, MotoGP o las Superbikes.