Despiertas sobresaltado. Te falta el aire. Sientes que te ahogas. Es de noche. Miras al cielo. Pequeñas explosiones tienen lugar en la superficie de una luna. Es el primer día de tu aventura espacial.
Todos te saludan. Todos cuentan historias de héroes. De leyendas. De misterios espaciales. Antiguas reliquias cuentan historias de una civilización perdida. Te revelan una visión. Te palpitan las sienes. No sabes que ha pasado. Nuevo conocimiento fluye en tu memoria en un idioma olvidado. Es momento de comenzar tu viaje.
Subes a tu nave. Te pones el traje. Compruebas el diario. Despegas. Arriba. Más arriba. Estás en el espacio. Solo. El sol deslumbra tu mirada. No sabes por dónde empezar. Decenas de rumores esperan ser descubiertos. Comienza el viaje.
Pones rumbo a un planeta cercano. A lo lejos se ve azul. Tiene una luna en llamas. Aterrizas en uno de los polos. Bajas a la superficie. Apenas hay gravedad. Una torre se erige en el horizonte. Es imposible acceder desde la superficie. Desciendes por una escalera de caracol. Esta oscuro. En el centro. Un agujero negro. En los márgenes. Una ciudad olvidada.
Sigues descendiendo. Luces moradas guían tus pasos. Antiguos mensajes te dan la bienvenida. Te guían por el lugar. La física no funcionan igual. Los edificios están del revés. Todo se viene abajo. El tiempo apremia.
Exploras. Investigas. Aprendes. Algo sucede. Se acaba el tiempo. Una explosión. A lo lejos. El Sol. Ahora una supernova. Avanza. Deprisa. Más deprisa. Ya está aquí. Deslumbra. Quema.
Todo está negro. Aparece una extraña figura. Avanza. Comienzan a aparecer recuerdos. Uno detrás de otro. Todo está negro. Todo está negro. Todo está negro.
Despiertas sobresaltado. Te falta el aire. Sientes que te ahogas. Es de noche. Miras al cielo. Pequeñas explosiones tienen lugar en la superficie de una luna. Es el primer día de tu aventura espacial.
Descubriendo Outer Wilds
A cuento de qué esta introducción tan diferente, os estaréis preguntando. Pues porque Outer Wilds es una aventura espacial muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en el género. Simple.
Si has llegado hasta aquí te puedes hacer una idea de cual es la premisa principal de este juego. Nos encontramos en un sistema solar atrapado en un bucle temporal. Cada pocos minutos, alrededor de 20 o 30, el sol explota y se convierte en una supernova que acaba con todo y todos. ¿Nuestra misión? Impedirlo, pero no será tan sencillo.
No es tan sencillo porque: primero, da la impresión de que solo tú eres consciente de estar atrapado en un bucle temporal; segundo, no tienes ni la más remota idea de qué sucede o cómo detenerlo; tercero, cada vez que mueres regresas al punto de partida, y créeme que vas a morir bastantes veces. La muerte es una de las mecánicas principales del juego.
¿Cómo comenzamos la aventura entonces? Pues en primer lugar haciendo caso a la propia concepción del juego. Se trata de una aventura de exploración espacial. Así que lo primero que hay que hacer es hablar con todo el mundo de Lumbre, nuestro querido planeta natal. Así descubrimos historias y rumores de un grupo de valientes pilotos que un día surcaron el espacio para vivir aventuras por todo el sistema, pero de eso hace mucho tiempo y no se sabe muy bien donde está cada uno. Si es que todavía están vivos.
Lo especial de Outer Wilds es que su trama no es una sola historia lineal, sino pequeños fragmentos de narrativa escondidos en el espacio que se conectan entre sí para dar forma a todo un contexto narrativo que se descubre poco a poco con cada viaje. También es original en la forma de contar esas historias, porque no hay cinemáticas ni abundantes diálogos con NPCs, sino que, gracias a nuestros artefactos y nuestro ingenio, tendremos que descubrir los mensajes ocultos en el universo y descifrar el misterio que rodea el sistema solar.
Llamando a la tierra
En Outer Wilds no encontramos una aventura guiada que te lleva de la mano de punto a punto y te da las cosas mascaditas con un tutorial y ayudas, todo lo contrario. La única manera de guiarse es esta aventura narrativa de exploración espacial es gracias al diario de viaje de nuestra nave. Este concepto es al mismo tiempo una de sus grandes bazas y uno de los peros que muchos jugadores pueden encontrarse al iniciar la aventura. La falta de información y objetivos no es algo a lo que estemos acostumbrados en la mayoría de juegos modernos.
Este diario o registro de la nave es más bien como la pared de un detective que trata de dar con un sospechoso. Conforme vamos avanzando y descubriendo nuevas pistas, nueva información, comienzan a aparecer tarjetas en el tablón, rumores que investigar. Poco a poco se van conectando entre sí, formando una red, una historia que seguir. Ahí es donde está el secreto de la aventura.
¿Qué pasa? Que tampoco será fácil dar forma a la historia o entender qué es lo que quieren decirnos algunas pistas. Hay que tener cierto grado de perspicacia para saber a dónde apuntan algunas pistas y saber resolver algunos contratiempos con las herramientas que disponemos.
Una vez metido en harina, con un objetivo en mente es hora de dirigirse a los distintos planetas del sistema con nuestra nave. Encontrar el sitio indicado y comenzar a explorar o simplemente ir a la aventura y dejar que el azar decida donde ir. No es lo más indicado, pero seguramente descubras algo que no esperabas y te ayude a conectar algún punto de tu diario. Todo cuenta para ayudar a resolver el misterio del bucle temporal.
Como decía, no hay apenas personajes con los que hablar, salvo los exploradores que aguardan en rincones desconocidos del universo. Por lo que la mayor parte de la acción transcurre explorando ruinas olvidadas y lugares inhóspitos empapándonos de la cultura y el trasfondo narrativo de la civilización que habitaba el sistema mucho antes que nosotros. Para ello necesitaremos nuestra fiel herramienta de traducción y mucha paciencia para descubrir todos los mensajes ocultos del lugar.
Espacio desolador
No todo en la experiencia jugable de Outer Wilds es leer. Es una aventura y es exploración, aunque ello nos conduzca también encontrar la información necesaria para entender la historia. El propio viaje en sí es otra de las grandes claves narrativas y jugables del título desarrollado por Mobius Digital.
El trabajo del equipo de desarrollo a la hora de diseñar y dar vida al universo de Outer Wilds es encomiable. No solo es creíble este sistema de solar y su funcionamiento, si no que cada planeta cuenta con un diseño y un funcionamiento único que lo harán completamente diferente al resto y retan al jugador a adaptarse e improvisar a la hora de descubrir sus mecánicas y cómo resolver sus puzles.
Ya sea por fenómenos meteorológicos adversos o unas leyes físicas descontroladas, tenemos la sensación casi constante de no estar seguros en el espacio. Es ahí donde reside parte de la magia del juego, en la incertidumbre y el desconocimiento que nos apodera al descubrir que hay un planeta con un agujero en su interior donde las ciudades cuelgan bocabajo, que hay un planeta con grandes torbellinos que te elevan hasta el cielo o uno otro que parece enano, pero en su interior a la física cuántica se le va la olla y parece infinito.
Todo en el universo de Outer Wilds tiene algo de sorprenderte y no es difícil quedarse con la boca abierta al descubrir sus secretos. Algo realmente encomiable es comprobar como todo, aunque no lo parezca, está conectado entre sí y una cosa no tiene sentido sin la otra. En otras palabras, este universo se siente vivo e invita a ser descubierto.
Espíritu indie
Si te digo que todo el universo de Outer Wilds lo ha creado un estudio independiente de solo diez personas gracias a una campaña de financiación colectiva a través de la plataforma Fig, comprenderás por qué tiene tanto mérito este juego. Tras varios años en desarrollo en un concepto muy ambiciosos, al final pudo ver la luz junto a Annapurna Interactive como editora, responsables de grandes juegos como Ashen, What Remains of Edith Finch y el recién anunciado 12 Minutes.
La propuesta visual de esta producción me atrevería a decir que es de las más originales de los últimos años dentro del género. Saber unir perfectamente su ambientación espacial con los diferentes entornos de cada planeta y jugar con efectos visuales muy llamativos, requiere talento. Hubiese sido fácil recurrir a los estereotipos futuristas del género de ciencia ficción. Pero el diseño de Outer Wilds es rústico, casi primitivo, más salvaje y natural que futurístico.
A la hora de crear el diseño de cada planeta se nota que han reducido esfuerzos presentando solo ciertas zonas destacadas, para ahorrar trabajo en el resto de la superficie, que encontraremos despoblada. Podríamos decir que hay a veces un poco de falta de profundidad en los diseños, quedándose un poco simplones, pero en líneas generales, el acabado gráfico es sobresaliente.
En lo técnico es donde más palidece Outer Wilds. No es raro ver como la estabilidad del juego se resiente bastante a la hora de viajar con la nave o adentrarnos en zonas donde el baile de efectos y físicas en pantalla da rascones en el juego. Esto ocurre sobretodo en la Xbox One original, en Xbox One X la experiencia de juego es mucho más fluida, aunque tampoco se libra de errores.
Podemos encontrar algún pequeño bug por el camino o alguna física que no acaba de encajar y nos encontramos con medio árbol dentro de la nave, pero no se queda más que en lo anecdótico, ya que no interrumpe el progreso natural del juego. Al menos en nuestra experiencia.
La banda sonora y los efectos de sonido en general son otro gran acierto en el diseño de Outer Wilds. No solo por las piezas ambientales que acompañan la acción, sino por el ingenioso sistema de localización que nos permite guiarnos en el espacio gracias a las señales emitidas por los instrumentos del resto de viajeros, por ejemplo. No cuenta con ningún tipo de doblaje, por lo que solo encontraremos traducción de textos al español.
Conclusiones
En el género de las aventuras de exploración espacial contamos con grandes referentes como No Man’s Sky, pero mientras el juego de Hello Games centra su experiencia en la creación y gestión de recursos, Outer Wilds se presenta como una aventura de mucha más profundidad narrativa y mecánicas centradas en la exploración y resolución de puzles.
Outer Wilds es una de esas sorpresas que encuentras muy de vez en cuando y sorprende por la tremenda originalidad de su propuesta, algo que para nada dabas por sentado al adentrarte en él. Para mí, es uno de los grandes tapados del año, sin ningún lugar a dudas. Es una aventura fácil de recomendar por su ingeniosa propuesta y resultona ambientación, pero puede que pocos lleguen a dedicarle el esfuerzo necesario para entender el funcionamiento de su narrativa. Afortunadamente, los usuarios de la consola de Microsoft podemos disfrutarlo como parte del catálogo de juegos de Xbox Game Pass, así que no hay excusa para dejar pasar la experiencia de Outer Wilds.