En la masificada industria del videojuego cada día es más difícil hacerse un hueco entre las grandes compañías del sector. Pero cuando un título indie tan llamativo en lo visual como interesante en lo jugable asoma todo se detiene y las miradas se centran en su propuesta. Eso es lo que nos ocurrió desde el primer momento en que vimos Planet of Lana.
Planet of Lana es el primer videojuego del estudio sueco Wishfully, publicado por Thunderful Publishing y directamente a través de Xbox Game Pass para que todos los suscriptores del servicio de Microsoft puedan comprobar sin coste adicional qué es y queden encandilados por su increíble apartado estético. Nosotros ya lo hemos podido jugar y te contamos qué nos ha parecido en nuestro análisis de Planet of Lana para Xbox Series X, un juego que junta la belleza visual de Studio Ghibli con la propuesta jugable de reconocidos títulos indie como Limbo o Inside, pero con mayor profundidad.
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Mi amigo Mui
En Planet of Lana somos la chica que da nombre al juego, Lana, una joven que emprende un viaje en una misión de rescate. Aunque cree que tendrá que hacerlo sola, pronto se encuentra con Mui, una extraña pero adorable criatura que se unirá a ella y le ayudará a superar los obstáculos del camino, que no serán pocos. Y es que la paz del planeta en el que vive Lana se ha visto truncada por la llegada de implacables máquinas que se están llevando a las personas que habitan el lugar.
Wishfully define Planet of Lana como “una historia sobre un planeta vibrante y bello” y no sobre guerra. La ciencia ficción es solo el telón de fondo para una historia de amor y fraternidad que nos ha enamorado desde el primer momento. No cabe duda de que el estudio sueco ha querido poner el foco sobre la historia. A pesar de tratarse de un juego de puzles en dos dimensiones, Planet of Lana está repleto de cinemáticas que se desarrollan en esta misma perspectiva y que, en palabras de un idioma ficticio, sabe hacerse entender a las mil maravillas. Sin embargo, precisamente el pantallazo negro y tiempo de carga previo y posterior a cada cinemática (bastante frecuentes, por cierto) son el único punto flaco que hemos encontrado en esta deliciosa propuesta.
A sus órdenes, Lana
Como comentábamos anteriormente, Planet of Lana es un juego muy interesado en desarrollar su historia y centrarse en la narrativa, pero también es un fantástico título de puzles y resolución de acertijos. Los hay de dos tipos: en uno de ellos tenemos que encontrar la forma de avanzar en un escenario aparentemente sin salida; en el otro tenemos que escabullirnos sin ser vistos o hacerle el lío a enemigos para seguir yendo hacia adelante. La figura de Mui es absolutamente esencial en este sentido.
Como Lana podemos saltar, agarrar objetos para desplazarlos horizontalmente por el escenario y agacharnos, muy importante para escondernos en la hierba alta y evitar ser vistos por determinados enemigos. Sin embargo, la acción más fundamental de todas es la de dar sencillas órdenes a Mui. Podemos decirle que se quede quieto en un punto determinado o que vuelva a seguirnos de forma normal, pero también que interactúe con algunos objetos del escenario para abrirnos un nuevo camino.
También podemos acariciarle por si estabas sufriendo, aunque esta acción es puramente por nuestra satisfacción personal y no nos reportará beneficios jugables. Aunque la acción de decirle que se quede quieto puede parecer baladí sin conocer el funcionamiento del juego se trata de una de las más importantes. Y es que Mui puede activar dispositivos por su presencia, pero en ocasiones decirle que nos deje actuar a nosotros será clave no para la supervivencia de Lana, sino para la suya propia, con quien nuestra protagonista desarrolla un vínculo emocional muy especial.
Planet of Lana es un puzle de ensayo y error, como tantos otros representantes del género como los ya mencionados Limbo o Inside, ambos de Playdead. Aunque no pegue demasiado con su estética, morir es una parte habitual del proceso de progreso. Si no lo hacemos muchas veces no sabremos las siguientes opciones que debemos poner en práctica para resolver el acertijo que se nos presenta. También es un juego cuyos puzles tienen una única resolución. No busques soluciones creativas, solo hay una manera de hacerlo.
A pesar de que dicho así puede parecer negativo, Planet of Lana es más obvio que otros títulos del mismo género. Es cierto que nos hemos quedado atascados en un par de secciones a lo largo de las algo más de cuatro horas que nos ha llevado completar el juego, pero en líneas generales es un título accesible para todos los públicos. No deberás devanarte los sesos para conseguir progresar.
Un apartado estético sin igual
Planet of Lana no solo es bonito a rabiar, sino que también es extremadamente meritorio. Es el primer videojuego de Wishfully y aun así se han atrevido a hacer uno cuyo arte sea pintado a mano. Sí, todos los escenarios que veremos en el juego han sido dibujados y pintados a mano por un equipo artístico que, desde ya, merece un reconocimiento. Nos negamos a ver a Planet of Lana fuera de la disputa del Game Award a mejor apartado artístico cuando el presente año se aproxime a su final.
Las similitudes (y la influencia) con la obra de Playdead son patentes a lo largo del juego, pero Planet of Lana apuesta por algo radicalmente distinto en cuanto a su estética y su sonido. La elección artística y creativa de introducir un idioma inventado es tan adorable como funcional dentro del juego y a ello hay que añadirle una música preciosa y que genera momentos para el recuerdo. Lamentablemente no nos podemos detener en su emocional y emocionante historia, que va creciendo sin frenos hasta un final al que te recomendamos encarecidamente llegar. Esos tres pilares, música, diseño artístico e historia, por ellos solos, ya valen para “obligarte” a jugarlo.
Conclusiones
Planet of Lana es exactamente lo que prometía ser. Una fantástica aventura narrativa de puzles, divertida de jugar, no demasiado exigente en cuanto a la dificultad de los acertijos y bonita como ella sola. Wishfully se las ha apañado para que su primer juego sea un imprescindible del catálogo de Game Pass, al que llega de lanzamiento. Emotivo y emocionante, merece la pena dedicarle las poco más de cuatro horas que dura para disfrutar de uno de esos indies que dejarán huella en 2023.