Llega el momento de analizar uno de los juegos más esperados del año. No son pocos los fans de la saga Resident Evil, tanto antiguos como aquellos que han descubierto la saga tras Resident Evil VII y los remakes de la segunda y tercera entrega, por lo que no es de extrañar que el 7 de mayo esté marcado en los calendarios de muchos jugadores. En SomosXbox hemos podido jugar (y sufrir) jugando a Resident Evil Village, así que os cuento de primera mano qué es lo que me ha parecido en el análisis de Resident Evil Village para Xbox Series X.
Lo primero que debo comentar es que pese a tratarse de una saga tremendamente longeva, el único juego que debes tener en cuenta si quieres disfrutar de Resident Evil Village es justamente la anterior entrega, Resident Evil VII. Con Resident Evil VII, Capcom decidió comenzar una nueva saga, una especie de soft reboot en el que ciertos nombres seguían apareciendo, pero las motivaciones y personajes principales eran otros. Village es una secuela directa de Resident Evil VII e incluso ampliará ciertos acontecimientos del anterior juego, solventando algunas dudas.
La historia de un padre coraje
Resident Evil Village vuelve a contar con Ethan Winters como protagonista, ya que tras los sucesos en la hacienda de los Baker, los Winters se mudan a un nuevo país, huyendo de miradas indiscretas y bajo el manto de un amigo. El juego comienza mostrándonos una cena entre la pareja, que sigue sin superar unos traumáticos sucesos acontecidos hace ya 3 años. Los Winters habían tenido recientemente una hija, Rose, a la que su padre va a acostar para cenar tranquilamente con su mujer.
La calma tarda poco en romperse, ya que Chris Redfield irrumpe secuestrando a Rose, presentando multitud de interrogantes al jugador. Todavía convalecientes por lo sucedido, nos debemos equipar con nuestra linterna y hacer frente a una profunda oscuridad, que solo rompen unas tímidas luces de casas que parecen abandonadas. El crujir de las estructuras de madera, de la hierba al soplar el viento y el ruido de los animales nos helará la sangre, pero hay que seguir.
Por supuesto, todo ese camino de sufrimiento era la excusa inicial para llevarnos al pueblo, una villa fría y sombría, en la que parece que el tiempo no ha pasado desde hace demasiadas décadas. En esa villa es donde el jugador deberá sobrevivir a unos enemigos muy semejantes al concepto que tenemos de hombres lobo. Armados con lo que encontremos, la villa será un lugar hostil debido a esas terroríficas criaturas, aunque todavía no hemos llegado a lo peor.
La villa está comandada por Madre Miranda y sus 4 jerarcas. La existencia de estos jerarcas es útil tanto de forma narrativa como jugable, ya que cada uno supondrá una fase diferente de juego, con características jugables distintas (dentro del género de terror y supervivencia) y con unos personajes que tienen sus propios intereses y tramas.
Lady Dimitrescu será la primera jerarca con la que nos topemos. Durante su fase conoceremos su historia, los motivos por los que quiere atrapar a Ethan y quiénes son las chicas que la acompañan en un castillo en el que sólo hay mujeres. Lady Dimitrescu se ganó el favor de internet tras su primera aparición, pero tan solo es uno de los 4 jerarcas del juego. Por otro lado, contamos con Donna Beneviento, otra jerarca peculiar cuya historia está ligada con las muñecas y las alucinaciones. Salvatore Moreau es el menos «humano» de los jerarcas, ya que su apariencia es semejante a la de un pez y su fase nos provocará un asco especial, la verdad.
Por último, Karl Heisenberg será el jerarca más misterioso y con las intenciones más ocultas, por lo que cuanto menos os contemos de él, mejor para vosotros.
Es difícil hablar de la trama de Resident Evil Village sin entrar en territorio de spoilers, pero os puedo comentar que el juego cuenta 4 historias diferentes, una por cada jerarca, con la historia de Madre Miranda como nexo de unión entre cada uno de ellos. Cada trama presentará a un personaje que se aleja del estilo humano que tenían los Baker en Resident Evil VII, ya que de entrada, cada jerarca nos recuerda a un ser típico de obras de terror: Lady Dimitrescu recuerda a los vampiros, Beneviento a las muñecas de trapo, Heisenberg a Frankenstein y Moreau a las sirenas.
Lo que aportan cada uno de los 4 jerarcas son historias interesantes y personajes bien definidos que los convierten en algunos de los mejores villanos que he podido ver en la saga Resident Evil. La pega la encuentro en la que sería la villana principal, ya que tras desarrollar 4 buenas historias que dejan un buen sabor de boca, la historia de Madre Miranda, sus objetivos y la forma de conseguirlos son… absurdos.
Podría decir que la historia va de más a menos, con un pico muy bueno justo antes de que descarrile toda la trama de Madre Miranda y destacando las experiencias variadas que ofrecen cada uno de los jerarcas. Por su parte, Ethan no deja de ser el reflejo del jugador, aunque sí es verdad que en Village cuenta con más carisma que en Resident Evil VII, con momentos de lo más impactantes.
Finalmente, pese a que la historia del villano principal no me haya convencido demasiado, hay que reconocer que Resident Evil Village se atreve a tomar ciertos caminos arriesgados e incluso a estrechar ciertos lazos con la primera entrega de la saga que sorprenderán a los jugadores. También amplía algunos sucesos de Resident Evil VII, por lo que ambos juegos se pueden considerar como un producto completo y ligado.
El horror en primera persona
Tras hablar de la trama toca comentar la jugabilidad, destacando que tras el éxito con Resident Evil VII, Capcom ha decidido mantener este estilo en primera persona para la nueva saga, mientras que en los remakes se mantiene la cámara en tercera persona. En Resident Evil Village nos encontramos metidos de lleno en el juego gracias a la ambientación sublime y a la ayuda de la cámara en primera persona, que es una herramienta de lo más útil para mejorar este aspecto.
Si en la anterior entrega nos topábamos con una casa de lo más angosta, en Village al principio pensaremos que los escenarios serán más abiertos, ya que el nexo de unión entre la zona de cada jerarca será la propia villa por la que tendremos que hacer bastante backtracking para recorrer sus diferentes calles y casas mientras vamos desbloqueando llaves y objetos que nos permiten avanzar, pero la realidad es que cada zona específica estará más cerrada y nos hará sufrir con cada giro en las esquinas.
Más allá de lo que es el juego en primera persona y el gunplay, que se sigue sintiendo algo tosco, hay que reconocer la habilidad de Capcom por hacer cada fase de jerarca distinta, con un estilo de gameplay que, pese a estar dentro del mismo molde, se adentra en diferentes vertientes del género survival horror. En el Castillo de Dimitrescu nos encontraremos con un escenario enorme, pero conectado por angostos pasillos y con grandes galerías. Deberemos recoger diferentes llaves y objetos que nos permitan avanzar por nuevas zonas, todo mientras evitamos a unos enemigos que no se pueden vencer, algo como lo que RE2 proponía en la comisaría de Raccoon City.
En la terrorífica casa de Beneviento nos topamos con una aproximación de lo más parecida a lo que quería ser Silent Hills, con un entorno oscuro, solamente ayudados por una linterna y unos llantos de un feto que nos harán aparecer flashbacks de guerra. La parte más terrorífica de todo el juego, debido a la ausencia de armas (y la sensación de indefensión que provoca), así como el toparnos con un escenario tan pequeño y cerrado.
La fase de Moreau será más lineal y más orientada a la confrontación directa con el jefe, mientras que la parte de Heisenberg nos trasladará a una enorme fábrica con distintos pisos, donde habrá que ir recorriendo poco a poco cada zona para obtener los moldes necesarios para forjar los elementos que nos permiten avanzar.
Cada zona tendrá sus enemigos propios, a los que derrotaremos siguiendo diferentes estrategias. Eso sí, la sensación de terror se va diluyendo a medida que vamos avanzando en el juego, ya que tras el Castillo de Dimitrescu y la casa de Beneviento las otras dos zonas se orientan más a la acción, aunque nos seguiremos llevando nuestros sustos.
Por su parte, cada batalla de jefe será única y tendremos que estudiar a los enemigos, ver sus puntos débiles y saber cómo atacarlos. Por otro lado, El Duque será un personaje secundario que ayudará a Ethan proporcionando material que podemos comprar, ya sean objetos útiles o armas. También podemos vender coleccionables y recompensas que encontremos para conseguir dinero y obtener los objetos de la tienda de El Duque.
Llegando a la nueva generación
Resident Evil Village rinde sorprendentemente bien en la pasada generación, con un resultado muy vistoso en Xbox One S y X, donde las mayores pegas las encontramos en los tiempos de carga y las texturas, mientras que la iluminación es algo sobresaliente. En la nueva generación de consolas, sobre todo en Xbox Series X, contaremos con una resolución de 4K y unos 60 fps casi en todo momento, todo mientras tenemos activado el trazado de rayos, que favorece a un comportamiento todavía más realista de la iluminación.
La nueva generación de consolas también se beneficia de unos tiempos de carga reducidos, algo que sí que nos puede sacar de quicio en Xbox One, así como de una distancia de dibujado, resolución y texturas que cojean bastante en la pasada generación. Obviamente, como he comentado, pese a tener una muy buena iluminación en la pasada generación, la inclusión del ray tracing en la versión de Resident Evil Village de nueva generación ayuda a que el aspecto sea todavía más real, con una iluminación sobresaliente.
Otro aspecto a destacar lo encontramos en el audio, algo tremendamente importante en un juego de terror. Los gritos, crujidos de la madera, viento y demás sonarán en nuestra cabeza (si jugamos con cascos) y nos permitirá localizar a los enemigos para que no nos pillen por sorpresa, también ayudará a que nos asustemos más, claro. Pero el trabajo en el aspecto sonoro de Capcom es encomiable y sin duda, mezclado con los geniales gráficos, diseño y cámara en primera persona ayuda a la inmersión total.
Análisis de Resident Evil Village – Conclusión
Resident Evil Village es un gran juego al que en lo visual y jugable se le puede reprochar poca cosa. Quizás la mayor pega la encontramos en una historia que se viene abajo en cierto punto, con demasiados giros en la trama principal que si los piensas en frío se acaban perdiendo todo el sentido. Por su parte, las 4 experiencias distintas que ofrecen los jerarcas son memorables y se diferencian de maravilla, yendo acorde a cada personaje, tanto por apariencia como por comportamiento.
En lo jugable quizás he echado de menos algún que otro puzzle más, o que al menos los que están presentes fuesen algo más difíciles. Por lo demás, Resident Evil Village me ha asustado, me lo ha hecho pasar mal, me ha enamorado con escenas visualmente fotorrealistas y me ha sorprendido con unos villanos de los que no esperaba demasiado y me han gustado todos, salvo la villana principal, claro.
Resident Evil VII comenzó un nuevo camino y una nueva saga para una IP que parecía más perdida que nunca, Resident Evil Village mejora lo visto y lo expande, con una entrega arriesgada y ambiciosa. Veremos de qué es capaz Capcom con lo que esté por venir.