Está siendo un gran año para los fans de la velocidad de Xbox, y eso que no ha visto la luz ningún juego de la franquicia Forza. No obstante, el género ha visto llegar muchas propuestas magníficas en los últimos meses donde ha habido diversidad de estilos. Y entre ellos, destaca Milestone, que ha aprovechado todo su trabajo de los últimos años para traernos una nueva entrega para los amantes del motociclismo y que os desgranamos en este análisis de RIDE 4.
Los italianos de Milestone han querido trabajar de forma periódica y sosegada en mejorar su propuesta sobre dos ruedas y han optado por evolucionar todo usando la saga MotoGP y RIDE para ello. En los últimos años hemos visto como el juego bajo la licencia deportiva ha ido mejorando sustancialmente y MotoGP 20 ha sido de lo mejor que ha visto la luz este año. La evolución no ha terminado ahí, pero han querido cambiar de aires para apostar por las motos callejeras de RIDE 4. ¿Qué nos vamos a encontrar?
Desde el principio, la calidad se impone en RIDE 4
A falta de cuatro ruedas…
A lo largo del año hemos visto prosperar muchas propuestas de velocidad, la mayoría vinculadas a la competición oficial, o extraoficial. Mayormente se han promulgado títulos de conducción sobre cuatro ruedas, es decir, con coches. Milestone siempre ha enfocado gran parte de sus esfuerzos en ofrecer juegos de motociclismo, porque también hay fans, y el mercado está abierto.
Aunque Milestone había conseguido un buen salto en RIDE 3, muchos acusaron a aquel juego de ser poco realista y demasiado sencillo. Una propuesta que apostó más por la cantidad que por la calidad de las sensaciones. Se podía ver la intención, pero posiblemente por no hacer un juego inaccesible se centraron mucho en satisfacer la curiosidad y ofrecer mucho pero superficialmente. De hecho, vieron como los juegos de TT Isle of Man eran referenciados con mayor frecuencia que su propia saga. Parecía extraño encontrarse con un juego muy limitado, pero que agradaba a los fans del motociclismo más que algo tan amplio y diverso como era RIDE 3.
La competición en toda su esencia, con un vehículo que siempre buscará retarnos
Lo cierto es que RIDE 3 no era mal juego para aquellos que veían mucho coche y poca moto. Pero no resultaba todo lo desafiante y gratificante como debiera. MotoGP ha ido mejorando y dando pistas de por dónde iba a ir el nuevo RIDE 4. Y no ha defraudado en absoluto, porque ahora veremos que es un juego que va a suponer un salto importante para la saga.
…buenas son dos
Aunque lo suyo podría ser exponer primero la propuesta en su oferta, nos vamos a decantar por priorizar uno de los elementos que hacen de RIDE 4 algo mucho más atractivo de lo habitual, su conducción. Cierto es que las motos tienen un riesgo cara a ofrecer una experiencia que sea divertida. En cuestiones de velocidad, los juegos de conducción, incluso simuladores, son divertidos por ser desafiantes. Pero las motos tienen un primer aspecto que puede ser desquiciante, que nos podemos caer.
Ahí entra en juego un aspecto interesante como es priorizar la velocidad y la diversión, o la exigencia, el desafío y la simulación. RIDE 4 ha optado por renovarse por completo e, incluso, superar con creces lo que aportaba a la conducción un juego como MotoGP 20. Mucho más maduro, con mucho más peso y con un grado de exigencia muy elevado, RIDE 4 no será un juego donde nadie pueda relajarse en una vuelta, tramo o curva. Claro que hay una configuración que permite regular todo para que no sea un Souls de la velocidad, pero si lo tuyo es el desafío, no podrás evitar eliminar las ayudas y meterte en plena simulación.
La cámara de casco (externa) transmite toda la esencia de este juego
El comportamiento de las motos es realmente magnífico y transmite constantemente información al jugador. Son dos ruedas, pero cada una juega un papel fundamental en la conducción. Con las físicas en simulación y retirando las ayudas, el juego se transforma por completo. Dentro de estas opciones de “ayudas a la conducción”, nos encontramos tres elementos que se pueden configurar durante la carrera, como son el EBS, el TCS y el AW. Son ayudas sencillas que permiten gestionar electrónicamente la frenada, la tracción y los caballitos, respectivamente.
Y con las pequeñas motos no habrá problemas para llevarlo todo a 0, pero en motos de competición la precisión requerida para evitar accidentes es máxima. Y es que podemos creer que se puede hacer de todo cuando nos ponemos a los mandos de una moto en un juego arcade. Y tirando de ayudas, o configurando las físicas en modo normal, el juego es accesible. Pero si buscamos un desafío está la configuración más extrema donde el jugador notará cada pequeña interacción con la pista.
El agarre se compromete, la gestión del freno es complicada cuando tenemos que pensar en freno delantero y freno trasero, los vaivenes se suceden y mantenerse en pie comienza a ser un auténtico desafío. Dar gas requiere delicadeza, la trazada puede abrirse, una pérdida de tracción nos hará perder tiempo y los rivales o el cronómetro no van a tener compasión si no hilamos fino. Y estas sensaciones se pueden advertir en prácticamente cada curva, cada vuelta, en cada circuito.
RIDE 4 ha mejorado mucho la experiencia y se transmite con precisión al jugador
Y como es de esperar, debemos considerar que los neumáticos son un factor determinante para poder correr. Tanto por la dureza del compuesto, como por la temperatura o el desgaste, la moto irá cambiando paulatinamente su comportamiento durante las carreras, más si son largas. Y es precisamente por esto que RIDE 4 se ha centrado en exponer un modo trayectoria que también ha buscado reinventarse y ser más atractivo.
De la calle a las Superbikes
RIDE se presentó en su momento como el Forza Motorsport o Gran Turismo de las dos ruedas. Un juego que sacaba pecho de catálogo de vehículos y circuitos para ofrecer muchos eventos. Eventos en los que se conseguía dinero y con el que se compraban más vehículos o se mejoraban. La base del competir y coleccionar de toda la vida.
Pero este tipo de métodos de gestión de un modo carrera, suelen pecar de ser dispersos y dejan demasiado al usuario. De este modo, podía ser habitual que nos encontrasemos con un montón de eventos desbloqueados y, solo cuando marcamos una pauta para ser completistas, encontramos un camino. Sino, podemos encontrarnos en una encrucijada sin saber qué paso dar a continuación.
En RIDE 4 han querido guionizar este concepto un poco más. Comenzando con una prueba cronometrada para tener acceso a las ligas juveniles, nos dirigirá a una de las tres regiones. Europa, Asia y América se ofrecen en sus diferentes divisiones donde competir en los circuitos y contra pilotos de esas localizaciones. De este modo, el jugador comienza centrándose en un área con un objetivo claro, conseguir el acceso a la liga mundial.
Guionizar la trayectoria proporciona una experiencia más grata, y con muchísimos eventos
Cada prueba que se ofrece puntúa en base a ser completada. Se dan unos puntos por conseguir el oro, otros por conseguir la plata y obviamente, el bronce no se queda fuera. De este modo estamos obligados a ir sumando puntos, consiguiendo copas y desbloqueando nuevos eventos. Y entre los tipos de evento encontramos aquellos en los que competimos contra otros rivales, es decir, carreras, pero también que ponen a prueba nuestras habilidades.
Superar un crono, adelantar a un número determinado de motoristas, son ejemplos de modos que son conocidos. Pero también encontramos una alternativa curiosa a lo que sería llevar la moto por una trazada marcada con conos. Se añade la necesidad de superar una velocidad en esos puntos, tal como algunos recordarán de la prueba de las clasificaciones del F1 2020. El mayor desafío será afrontar cada una de estas pruebas con una moto que no conozcamos, y al principio, en un circuito que no controlamos.
Y puede ser un desafío importante en algunos aspectos, porque el sistema de sanciones no pasa una. No será complicado que nos invaliden la vuelta, obligando a repetir desde el principio en un auténtico desafío para la paciencia. Si se opta por el control más complicado, y se quitan los flashbacks, pasará un poco lo mismo. Pero estas pruebas son lo que son, y repetirlas será una manera de entrenar nuestras habilidades, pues harán falta para competir con una IA realmente desafiante. Además, esta IA se nutrirá, como lo ha hecho MotoGP 20 de la red ANNA, que permite evolucionar su comportamiento. Así que será, una especie de actualización constante que nos pondrá las cosas más difíciles en el futuro.
Nos encontramos con un juego accesible, pero que puede llegar a cotas muy exigentes
Un mundo de carreras
Hemos citado que al comenzar se limita la participación en eventos de una u otra región. Pero cuando conseguimos el acceso a la liga mundial, todo se desbloquea para tener acceso a un elenco de pruebas mucho más elevado, incluyendo las ligas juveniles que no quedaban bloqueadas. Es aquí donde vemos que hay un sinfín de pruebas y volvemos a tener la sensación de dudas. Pero lo han concretado bien para que no haya tantas opciones abiertas de primeras.
Además, pese a que pueda parecer que la liga mundial es la culminación y que solo resta completarlas todas, hay un desafío por encima, clasificarse para las rondas oficiales de Superbikes y del Campeonato de Resistencia. De este modo, se mantiene un objetivo que se debe alcanzar, más allá de obtener todos los puntos que se ofrecen en el juego. Y para ello, diferentes categorías que se enfocan en diferentes ámbitos y competiciones, con muchas más carreras y requerimientos. De hecho, entre las aptitudes que se van mejorando, como es el nivel de piloto, también encontramos otros niveles de afinidad que nos permiten desbloquear eventos de fabricante.
Con la subida de nivel, el progreso de jugador irá desbloqueando todo tipo de eventos
Se cuenta con un buen catálogo de motos, pero sin duda, los amantes de este tipo de vehículo echarán en falta muchos modelos. Pese a que encontramos juegos con catálogos cada vez más grandes, se sigue repitiendo esta sensación en muchas ocasiones. De hecho, RIDE 4 cuenta de lanzamiento con algo menos de 200 motocicletas. Del mismo modo, a la hora de enumerar los circuitos, nos encontramos 30 entornos clasificados en tres regiones. Lo más llamativo de todo es que entre todos estos entornos, no encontramos ninguno ambientado en España, siendo un territorio donde hay muchos circuitos relacionados con el motociclismo. Ni Catalunya, ni Motorland, ni Valencia o Jerez, incluso, falta ese escenario ficticio ambientado en Canarias que había en RIDE 3. Se puede atender de forma clara que han priorizado la calidad, pero deja un sabor agridulce.
No obstante, viendo cómo se maneja el modo trayectoria, puede parecer suficiente. Al menos, cuando nos damos cuenta de cuántas carreras hay por disputar, cuantas pruebas y desafíos por superar y que cada una de las motos muestra un comportamiento bastante identificativo. Todo se suele resumir en las típicas estadísticas que nos ofrece cada moto, donde se clasifica su velocidad, aceleración, maniobrabilidad y potencia de frenado. Todo esto se resume en un indicador de rendimiento que sirve para catalogar las motos.
Obviamente, si vemos que no somos capaces de afrontar una carrera con la moto de serie, se pueden mejorar. En este apartado, hay muchos elementos comunes a las anteriores entregas, sobre todo cuando afecta al rendimiento. Pero por otro lado, también se puede ver que se han perdido algunos elementos que permitían personalizar la moto en un grado superior. Eso se debe a una opción que trataremos más adelante.
Aunque echemos en falta algunos circuitos, los que están son lucen espectaculares
De este modo, son numerosos los elementos que los usuarios tendrán que tener en cuenta para ir habilitando pruebas, para ir compitiendo y teniendo éxito, sumando puntos y optando a esa última categoría, para la que hay que echarle muchísimas horas de juego. Para los amantes de la conducción, no hay duda de que RIDE 4 es el juego que esta saga merecía.
Un paraíso para motoristas
El apartado técnico de RIDE siempre ha sido objeto de polémica, donde se podía ver un juego detallista, pero que no llegaba a convencer del todo. RIDE 4 es un nuevo paso en el motor gráfico de Milestone, y se ofrece con un resultado espectacular. Nuevamente es un espectacular escenario para el centro de la actividad, las motocicletas, si bien, parte de ese centro de atención está también en el piloto.
Los modelados de las motos son más precisos que nunca y el trabajo del estudio se ha centrado en la recreación precisa de los diferentes materiales para crear texturas mucho más realistas. De este modo podemos atender a un acabado realmente sobresaliente. Pero todo esto no cumplirá por completo con el objetivo de ofrecer un espectáculo visual mayúsculo. Se ha trabajado también en la iluminación para que se vea todo más natural.
El resultado es evidente, aunque pueda parecer que no con respecto a sus antecesores. Las motos se ven muy bien, aunque también se denota que han trabajado mucho en un número más limitado de modelos que lo que venía siendo habitual. Han cambiado su premisa de cantidad, por el de calidad también en este aspecto.
El modelado general de piloto y motocicleta están repletos de detalles
El modelado del piloto también ha sido mejorado, y es algo que se puede demostrar con la herramienta de personalización. Es ahí donde podemos ver que cuando se aplica un vinilo este no tapa el modelado, sino que se integra en él como un cambio de color, o como una textura. El grado de detalle y el trabajo realizado para recrear los materiales ofrece una demostración del buen trabajo realizado.
Pero además de las motos y los pilotos en los que se centra la acción, hay que atender a los escenarios. Podemos ver que, como es habitual, la construcción de los escenarios si refleja esa “irregularidad” en el cuidado del detalle. Lo que es la pista, y sus alrededores inmediatos, tienen un nivel de detalle mucho más elevado y preciso que lo que se esconde detrás de bambalinas. No obstante, es donde vamos a mirar constantemente, y se ha trabajado para conseguir una recreación muy realista de todos los elementos que encontramos.
Un mundo de velocidad
Tanto el asfalto, con diferentes tonos y aspectos según el circuito, el tramo o las condiciones metereológicas, como la zona circundante a la pista, lucen bien, habiendo gran cantidad de elementos y detalles. No se puede decir que más allá de las barreras todo es plano, también es una recreación exacta de cada entorno, si bien, la distancia de dibujado y otros factores que condicionan el rendimiento son los que hacen que se rebaje un poco la calidad del mismo en circuitos con un horizonte lejano. Pero si ponemos como ejemplo el circuito de Kanto, en Japón, nos damos cuenta de que el diseño general del juego es realmente sobresaliente.
Y es que no hay que atender tanto al frame, o a la fotografía, como al conjunto de la experiencia. Y es ahí donde encontramos que el equilibrio entre visual y rendimiento determina el acabado final. El juego rinde de forma bastante contundente, teniendo dos opciones en el caso de Xbox One X, que priorizan resolución o tasa de frames. Optando por la segunda opción, el juego se muestra fluido y consistente en su rendimiento. Y aun así, no deja de ser espectacular.
El juego se ve realista, gracias en parte al buen modelado y la iluminación.
Introducirse en la cámara de casco, aunque intentando evitar la que muestra una visera demasiado sucia para apreciar la velocidad, nos traslada a un entorno donde la velocidad es protagonista. El juego transmite bien esa sensación desde esta cámara y nos permite centrarnos en los detalles que saltan a la vista al no ver nuestro piloto y motocicleta. Es así como se puede atender, por ejemplo, a la iluminación del faro en carreras nocturnas. El barrido de la misma y cómo incide en el escenario u otros motoristas, permite comprobar que se ha trabajado mucho en la iluminación, como antesala de lo que llegará en el futuro.
Porque precisamente cuando la velocidad toma el control, las animaciones son la clave. Y en este apartado podemos encontrarnos con un juego que no ha desestimado ninguna para ofrecer una recreación muy fiel de lo que serían las carreras. Hemos hablado de lo que transmite, que es el punto donde RIDE 4 más destaca. Pero es algo que también podemos visualizar durante el gameplay o en las repeticiones.
Sería una descripción muy certera de cómo RIDE 4 se mantiene como un juego que luce muy bien, con detalles que puede dejarnos con la boca abierta. Las animaciones del piloto, mucho más precisas, completas y realistas, transmiten la sensación de cómo se traslada el peso de un lado al otro de la moto. Y es algo que se puede ver atendiendo a elementos móviles como la suspensión. Como se comprime la horquilla, como interactúa el neumático con los pianos, cómo el piloto cambia de marcha, o frena, completan un juego que denota un buen trabajo en optimización y calidad.
Sobre dos ruedas, las cosas no son tan sencillas para ir a toda velocidad
Pero no podemos negar que no todo es perfecto. Hay algunos efectos visuales que no parecen estar a la altura. De hecho, cuando estamos a cierta distancia, encontramos una especie de artefacto en los neumáticos de los otros pilotos, que puede llegar a resultar molesto. Del mismo modo encontramos un efecto extraño cuando se corre bajo la lluvia, con una estela un tanto falsa, aunque resulta espectacular ver como comienza a formarse cuando se alcanza cierta velocidad.
Ahora queda por saber qué harán con esa versión mejorada para Xbox Series X y Xbox Series S. Se puede ver que hay una buena base para que esas versiones mejoradas se conviertan en un nuevo referente. Ahora bien, es algo que no podemos analizar ahora.
Una experiencia totalmente personalizable
Hemos dejado para esta sección final una de las opciones que pueden resultar más agradables para los fans del motociclismo. Si conocen MotoGP 20 conocerán la herramienta de diseño de cascos. Es una opción muy interesante tanto para disfrutar en solitario, como para el multijugador.
Pero RIDE 4 ha querido ir más allá al no estar obligado a mostrar equipos oficiales. Y ha adecuado esta herramienta de diseño para ofrecer un pack completo que permite personalizar también el mono o la indumentaria, y la motocicleta. Se puede emplear esa misma herramienta de diseño para crear vuestros logos, emblemas y equiparlos en motos, cascos y trajes.
Aún habiendo una herramienta de personalización, hay un gran elenco de equipamiento para el motorista
Con un elenco de formas básicas enorme, incluyendo fabricantes y patrocinadores de diferentes marcas, podéis diseñar con todo lujo de detalles vuestro equipo de carreras. Tanto para motos de carretera, como para motos de competición, solo las largas sesiones de diseño podrán suponer un límite para que la experiencia sea totalmente personalizada. Evidentemente, no es una herramienta que vaya a satisfacer a todos, porque es bastante compleja y requiere de muchas horas para sacar diseños que queden bien. Pero ahí está.
Desafíos y pasión por partes iguales
RIDE 4 demuestra ser uno de los juegos de velocidad más interesantes de este año. Y no es un año cualquiera. Sabe transmitir la pasión por las motos, que no es que sea un sector tan amplio como los coches. Pero es un juego que es accesible para todos los que quieran competir, sabiendo que en esta ocasión, no se puede hacer el loco sobre estos vehículos.
Y ahí radica la gran virtud de RIDE, y más concretamente de RIDE 4, porque su motor de físicas permite transmitir con mayor eficacia lo que pasa en pista. Si te atreves al desafío completo, RIDE 4 es un juego que no perdona y que obliga a sacar lo mejor de cada uno para lograr el éxito. Y esto, en gran parte, es lo que hace especial a este juego.
Aunque pueda decepcionar en cantidad de contenidos, no lo hace en calidad y sensaciones
En el resto de aspectos, se ve que ha evolucionado en todo, sobre todo en lo técnico. Si anteriores entregas pecaban de priorizar la cantidad, en esta ocasión no ha sucedido lo mismo. Es un juego que rebosa calidad, y que ahora puede pecar de ser escaso en algunos contenidos. La misma sensación que se tiene cuando Forza Motorsport reduce o no amplía el número de coches que se ofrece, porque RIDE 4 no supera esas cifras en motos y circuitos con respecto a sus antecesores.
De hecho, hemos echado en falta muchos circuitos, sobre todo españoles, y algunas pistas ficticias que nos apasionaron en RIDE 3, como la ambientada en Canarias. Pero no es algo que no se pueda remediar en el futuro con contenidos, aunque la gestión de contenidos no es uno de los fuertes de Milestone, pero podría sumar nuevas motos y nuevos circuitos de forma gratuita. Con la promesa de mejoras para la próxima generación de consolas, no cabe duda de que RIDE 4 no ha dicho la última palabra, sabiendo que su aspecto será mejorado y posiblemente lo haga también su rendimiento.
Todo esto es algo que puede ignorarse una vez el usuario se mete en el mono y se pone el casco. Una vez se inicia la carrera, lo importante es llegar primero y para ello, RIDE 4 cumple con creces y podría decirse que supera muchas de las expectativas. Lo que transmite este juego es realmente especial y en torno a la licencia, se puede observar un juego que ha conseguido un grado de madurez importante.
RIDE 4 es pura pasión por el motociclismo y amor por la velocidad
El mayor obstáculo al que hace frente en RIDE 4 es su temática, pero si eres un apasionado de la velocidad, no puedes perderte esta propuesta. Es un juego realmente extenso que tiene un buen planteamiento en su modo trayectoria y además, resulta un constante desafío. En un año repleto de propuestas muy interesantes, no cabe duda de que RIDE 4 es una de las principales bazas por las que se puede optar para no perder comba y seguir compitiendo.