Road 96 hace muy bien aquello que juegos en los que obviamente se inspira no acabaron de tratar del todo bien. Esta aventura para un jugador nos propone un viaje de exilio, de dejar atrás nuestro tiránico país y buscar una vida nueva más allá del muro. Narrado de forma que cada aventura será «única», Road 96 generará nuestra historia según nuestras decisiones y las condiciones en las que nos encontremos, haciéndonos sentir que en todo momento tenemos un peso importante en la narrativa. Si queréis saber qué nos ha parecido, seguid leyendo el análisis de Road 96 en SomosXbox.
Más de una vida en la carretera
La narrativa de Road 96 me parece excelente, no por la complejidad de su trama, sino por la forma en la que se cuentan las historias de los protagonistas, que obviamente no somos nosotros. Como jugador, llevaremos a varios adolescentes que intentan cruzar la frontera de Petria, un país tiránico gobernado por un presidente que lleva años en el poder, ganándose el favor del pueblo gracias a unos medios que lavan su imagen y manipulan a consciencia.
La crítica social de Road 96 es enorme y hace bien todo aquello que en otro juego del estilo, como Life is Strange 2, resultaba forzado y demasiado artificial. Aquí simpatizamos con la lucha, tanto si es por la fuerza (con las Brigadas) como de forma democrática. Y es que Petria es uno de esos países donde existe la falsa sensación de democracia, con elecciones que pueden cambiar el destino del poder, pero sus cimientos están tan podridos y la gente tan manipulada que es imposible que eso suceda. ¿O sí que hay opción?
Nuestro papel como jugadores consiste en controlar a uno de los muchos adolescentes que han decidido que su país no tiene futuro y, con las elecciones a la vuelta de la esquina, es mejor huir al país vecino, un país separado por un muro. Al empezar el juego se nos preguntarán varias cuestiones relacionadas con nuestra forma de ser y sobre cómo actuaríamos en condiciones parecidas a las que se encuentra Petria, según nuestras respuestas, la historia se generará de una forma u otra.
Los personajes que conoceremos y sus tramas serán -más o menos- fijas. Ellos tienen sus motivos para escapar o hacer algo en Petria, pero nuestras acciones en ellos pueden cambiar su destino. Así pues, el jugador vivirá a través de sus ojos la historia de los demás personajes, un elenco pintoresco: una presentadora de noticias favorable al régimen, dos ladrones, un niño programador, una policia, un camionero, un taxista con muy mala baba y otra adolescente que emprende nuestro mismo camino.
Todos ellos tienen relevancia en la trama principal: el destino de Petria, pero sus historias también se desarrollan de forma paralela. Es por eso que podríamos dividir el juego en 3 tramas: la de cada uno de nuestros personajes que debe intentar escapar del país, las tramas individuales de los protagonistas y la del país de Petria.
Vive tu propia aventura
El hecho de que el juego genere procedimentalmente los escenarios según nuestras condiciones hace que este road trip sea muy diferente para cada jugador. Aun así, al llevar a cabo este estilo de narrativa hay veces que se producen fallos de coherencia, donde con un mismo adolescente hemos conocido a algún personaje y si al cabo de los días nos cruzamos con él no parece que nuestro anterior encuentro haya tenido alguna repercusión.
En ese sentido eso me hace pensar que las historias de los personajes son siempre las mismas, pero no él cómo accedemos a ellas o el orden. Aun así, la sensación de que estás tejiendo tu propia historia está presente.
En cuanto a la jugabilidad, Road 96 no es ninguna revolución y la mayoría de veces nos debemos limitar a seleccionar opciones de diálogo y resolver pequeños puzles, aunque lo más común es lo primero. Según nuestras interacciones y decisiones, nuestro adolescente irá influyendo en el mundo. Además, como el objetivo es el de llegar y pasar el muro cueste lo que cueste se le añade un componente de «supervivencia» (muy entre comillas) ya que tendremos que ir comiendo y descansando a menudo si no queremos desfallecer.
Otro elemento a tener en cuenta es el dinero. Si tenemos dinero podemos comer o pagarnos taxis/autobuses que nos desbloquean nuevas historias y nos hacen llegar antes al muro, cansándonos menos, si no tenemos dinero nos tocará hacer autostop o ir caminando por la carretera. Como adolescentes a la fuga, podéis imaginar que tenemos poco dinero, así que habrá que ganárselo de cualquier manera, ya sea moral o inmoral.
Más allá de eso, esta aventura en primera persona reside principalmente en su trama y sus personajes, ya que el gameplay lo podemos considerar básico y lo que más dolores de cabeza nos dará será la gestión de la salud y el dinero. En cuanto al flujo del juego, cada capítulo consta de un intento de escape con un adolescente, algo que transcurre a lo largo de varios días a través del verano de 1996, con final el 9 de septiembre de 1996. Es nuestro deber intentar escapar del país y, con ello, conocer y ayudar a los demás personajes, así como a Petria.
Al más puro estilo Life is Strange
Ya antes os comenté que todo el background político y social de Road 96 se trataba mucho mejor que en Life is Strange 2, pues otro punto en el que este título destaca bastante por encima es en la música. Con muy buenos temas en su banda sonora, Road 96 es toda una gozada. En cuanto al apartado técnico sí es cierto que se le notan más las costuras, sobre todo en la calidad de los gráficos, sus texturas, iluminación… Entiendo la decisión de diseño al estilo Firewatch, pero aun así podría ser mejor.
El rendimiento, eso sí, es de lo más estable en Xbox Series X, con 60fps inamovibles que se agradecen en un juego en primera persona. Road 96 nos llega con voces en inglés, pero completamente localizado al castellano, tanto en subtítulos como en otros textos ingame.
Una aventura única y vibrante
Road 96 me ha gustado mucho, tanto por el planteamiento en su trama como en la forma que tiene de tratar a los personajes secundarios, que acaban convirtiéndose en principales, haciendo que tú seas un espectador. Poder ver en esta especie de «tercera persona» como nuestros personajes tienen influencia en los demás y en el devenir de todo el país es un acierto por la forma en la que se realiza.
Si bien el gameplay no es nada del otro mundo, consigue ir variando de vez en cuando o introduciendo elementos temporales para que no te acabes cansando de lo mismo. Aun así, son varias las fases que he encontrado que me recordaban a otras, solo que con diferentes personajes. Supongo que es una de las pegas de esa generación procedural.
En cualquier caso, Road 96 es un juego muy interesante, con una historia que trata bien problemáticas de opresión y de injusticia social, poniendo en el espejo a países como Estados Unidos, Corea del Norte o la URRS en su día, algo que el estudio creador DigixArt ya supo hacer con 11-11 Memories Retold. Si estás buscando un juego narrativo de corte cinemático y que no dure más de 7-8 horas (en una sola partida), Road 96 os va a sorprender.