La saga Scribblenauts siempre ha sido sinónimo de creatividad y originalidad. Desde que saliera su primera entrega en Nintendo DS, ha permitido hacer volar nuestra imaginación y crear situaciones de todo tipo. El hecho de modificar el juego en tiempo real y añadir objetos y situaciones escribiendo lo que se nos pasa por la mente es un gran ejercicio para desarrollar nuestra creatividad, sobre todo para los más pequeños de la casa.
En esta ocasión, los desarrolladores de Scribblenauts Showdown han querido mantener esa fórmula de creación para superar los distintos niveles del juego, pero, además, han introducido una vertiente juego nueva que acerca el título a los party game. La lastima es que a pesar de ser entretenido y hacernos pasar un rato agradable en compañía de familia y amigos, ninguna de las dos vertientes acaba de ofrecer lo mejor de sí.
El límite está en tu imaginación
El modo de juego abierto es lo primero que se nos viene a la mente cuando hablamos de Scribblenauts ya que es el modo de juego clásico que hemos venido conociendo hasta entonces y donde el producto saca todo su potencial creativo para hacernos pensar en la manera de resolver sus alocadas situaciones.
A lo largo de ocho niveles tendremos que completar todos los puzles y retos que nos ofrecen las distintas misiones. Pero no podremos hacerlo solos, ahí es cuando nuestra imaginación entra en juego para crear todo tipo de objetos y cualidades en nuestro entorno. Ya sea una escopeta para acabar con enemigos, un tirachinas, comida, atuendos habilidades o características para modificarnos a nosotros o a los NPC del lugar, todo tiene cabida en este título gracias a su inmenso diccionario de hasta 35.000 palabras.
¿No puedes llegar hasta ese saliente? Crea una escalera o ponte a volar. ¿Un mono ninja? Por qué no. Todo vale en Scribblenauts Showdown. Su propuesta es ingeniosa, pero no dejamos de sentir poca variedad en sus situaciones, que tan solo nos puede llevar unas 4 o 5 horas completar este modo de juego. Tenemos la posibilidad de desbloquear nuevos objetos exclusivos con las estrellas conseguidas en cada nivel, pero no resulta aliciente de más para disfrutar mucho de nuevo sus niveles de juego.
Puede que se haya quedad a medio camino con su propuesta de juego libre, pero como comentábamos antes, la gran novedad de esta entrega de Scribblenauts es la inclusión de una nueva vertiente de juego que acerca la propuesta a los juegos familiares al estilo Mario Party que, sin brillar demasiado, ofrece un entretenimiento bastante digno.
Al igual que en su anterior modo de juego, la ambición de crear dos propuestas distintas dentro de un único juego, le ha pasado factura a su acabado final. Mientras algunas pruebas son lo suficiente originales como para picarnos con nuestro adversario y pasar un rato agradable, hay otras tantas que resultan aburridas.
La gracia de la propuesta es que podemos hacer uso de las posibilidades clásicas de Scribbleanuts para que nuestro ingenio juegue a nuestro favor. Si el minijuego trata de apilar objetos sin que caiga ninguno, pues piensa en algo plano y manejable. Si hay que hacer una carrera de obstáculos encima de montado en un animal, piensa en uno que vuele. Al final, se trata de no parar de bailar, moverte y machacar el mando para ser el ganador de las 25 pruebas distintas que conforman el juego. Un número bastante escaso para un juego de estas características, pero que mantendrá entretenidos a los más pequeños de la casa.
Si entramos en lo técnico, es un título sencillo y resultón que funciona todo lo bien que podríamos esperar en un juego de este estilo. Su apartado visual es entrañable y colorido, con graciosas animaciones. No faltará la opción de personalizar nuestro personaje con un montón de atuendos y prendas. Su banda sonora es de lo más alegre, igual de divertida que sus efectos sonoros. Poco más podemos añadir.
Scribblenauts Showdown dispara nuestra imaginación con situaciones alocadas, puzles y minijuegos al más puro estilo party game, y aunque la ambición de ofrecer diferentes propuestas siempre es admirable, en esta ocasión ambas facetas de juego se sienten a medio camino de ofrecer todo su potencial. Pese a ser limitado en algunos aspectos, es ideal para una tarde en familia o una quedada con amigos.