Una de las grandes estrategias de Xbox en los últimos años ha sido la adquisición de estudios para aumentar su catálogo de obras exclusivas. Si bien las compras más importantes y las que han acaparado casi todos los focos han sido las de Bethesda y Activision Blizzard King, otras han ido enfocadas a añadir al elenco de videojuegos de Xbox Game Studios un perfil de experiencia muy concreto. Ahí es donde entra Ninja Theory.
El estudio, con un enorme bagaje en las aventuras de acción centradas en la historia (Heavenly Sword, Enslaved o Devil May Cry les avalan), venía a cubrir un déficit que arrastra Xbox desde hace años. Tras el éxito de Hellblade: Senua’s Sacrifice como compañía independiente y la debacle de Bleeding Edge como primer título bajo el sello de XGS, ahora Ninja Theory se ha enfrentado durante más de un lustro a su obra más ambiciosa, la que debe darle el impulso definitivo al estrellato.
Su nombre es Senua’s Saga: Hellblade 2 y es la esperada secuela de un título que causó un impacto tremendo en 2017. Unos lo amaron, otros lo aborrecieron. A pesar de no ser para todo el mundo, ha dejado huella en la industria. Ahora, ya habiendo terminado el juego antes de su lanzamiento día uno en Game Pass, te contamos qué nos ha parecido en nuestro análisis de Senua’s Saga: Hellblade 2 para Xbox Series X.
Oscuridad interior y exterior
Antes de entrar en materia y hablar del juego en sí es necesario contar de qué va Hellblade 2 para ponerte en situación. Como bien sabrás si has jugado o conoces la primera entrega, Senua, la protagonista, padece de psicosis, lo que le hace escuchar voces en su cabeza que debaten constantemente sobre sus acciones y decisiones. Ninja Theory documentó profundamente la enfermedad con neurocientíficos y con pacientes reales de la misma, algo que ha vuelto a ocurrir en esta secuela para reflejarla de la forma más precisa.
El nuevo viaje de Senua se vuelve a localizar en la Islandia vikinga del siglo X, con una ambientación más cuidada que nunca gracias a la impresionante tecnología que ha empleado el estudio británico y al motor Unreal Engine 5. En esta ocasión Senua está decidida a luchar contra la oscuridad en su interior y también en el exterior y por ello su objetivo es salvar a las víctimas de los horrores de la tiranía. No entraremos en más detalles para evitar spoilers y para mantener las sorpresas que Ninja Theory ha diseñado con mimo en esta historia, pero sí te diremos que Senua llega a un nuevo territorio inexplorado por ella para hacer lo posible para salvar a gente que le es desconocida.
Un viaje en compañía
Las voces en su cabeza hacen que Senua nunca viaje sola. Nosotros como jugadores también experimentamos de primera mano la sensación de sufrir la psicosis que marca la vida de la guerrera, pero en esta ocasión el viaje de la protagonista no es tan solitario como lo fue en la primera entrega de la saga. A lo largo de la aventura Senua va conociendo a personajes que se unen a ella con un mismo objetivo en la cabeza. Esta adición no solo hace que los fragmentos con menos acción sean mucho más dinámicos, sino que también aporta un grado muy superior de profundidad en los propios personajes en sí,
La historia es más rica que nunca. Conocemos bien la psique de Senua, pero ahora también la escuchamos hablar con las personas que la rodean, vemos cómo sus voces luchan con su propio pensamiento y en ocasiones la guían para que acabe respondiendo o preguntando cosas que han surgido de ese debate interno. El elenco de secundarios es nutrido y aporta una enorme diversidad de matices argumentales que enriquecen la experiencia, pero la verdadera estrella sigue siendo Melina Juergens. La que actuaba como editora de vídeo en Ninja Theory se acabó convirtiendo casi de rebote en la actriz que da vida a Senua.
Ya en la primera entrega hizo un trabajo sensacional y en esta segunda parte se ha superado. Ha hecho el personaje completamente suyo y cada gesto, cada palabra y cada grito de sufrimiento nos hace sentir muchas cosas. Raro sería que no volviera a estar en todas las quinielas para hacerse con los premios a mejor interpretación del año en videojuegos a finales de la temporada. En absoluto queremos desmerecer al resto del reparto, pues todos ellos juegan un papel importante y, sumado a la increíble tecnología de expresiones faciales que ha empleado Ninja Theory, se sienten espectacularmente vivos. De verdad, la forma en que se expresan y se mueven sus facciones te va a impresionar. Pocas veces hemos visto algo igual.
Una experiencia cinematográfica
Senua’s Saga: Hellblade 2 sabe muy bien lo que quiere ser y se puede apreciar en cada milímetro del juego. La decisión de utilizar bandas negras cinematográficas arriba y abajo de la pantalla puede resultar difícil de entender para algunos, pero lo cierto es que se sustenta en mucho más. El juego cuenta con un grano poderoso y muy presente, utiliza transiciones elegantes y atractivas entre capítulo y capítulo haciendo uso también de una narración binaural que nos sumerge aún más en lo que quiere transmitir e incluso sus secciones de combate se sienten como una cinemática aunque no lo sean. En el mejor sentido posible.
Muchos se indignaron al conocer que Hellblade 2 llegaría bloqueado a 30 frames por segundo en un único modo gráfico en Xbox Series. Aunque lo más inteligente hubiera sido dejar al usuario escoger, y sin que sirva de precedente, voy a defender a Ninja Theory en esta ocasión. La naturaleza de Hellblade 2 no le hace “necesitar” los 60 fps aunque su combate sea uno de precisión. En la otra cara de la moneda, el estudio británico lo ha fiado todo a hacer relucir su apartado gráfico y tiene motivos más que de sobra para haberlo hecho. Hellblade 2 es, probablemente, el juego más potente a nivel visual que he visto en mi vida. Ya Alan Wake 2 me impresionó mucho el año pasado, pero creo que Ninja Theory ha dado varios pasos hacia adelante en este sentido.
Ya hemos comentado las expresiones faciales de los personajes, pero también las animaciones, los paisajes, las texturas de las piedras, los caminos, la tierra y el agua están a un nivel que pocas veces antes, si no ninguna, hemos visto. Hellblade 2 ofrece estampas que te van a dejar boquiabierto y lo mejor es que las ofrece cada dos por tres. El juego de iluminación, reflejos y sombras también juega un papel fundamental en un apartado gráfico que eleva la experiencia a otra dimensión. No podemos decir que lo más importante en un videojuego sea cómo se ve, pero en este caso los gráficos son un ingrediente vital a la hora de convertir a Hellblade 2 en una obra redonda en todos los aspectos.
Más de lo mismo, pero mejor
La jugabilidad suele ser un punto determinante a la hora de valorar un videojuego. Ni siquiera Senua’s Saga: Hellblade 2 escapa a ello. Sin embargo, el título de Ninja Theory se mueve por otros derroteros que hacen que todos los elementos sean igual de importantes. Por ejemplo, el ya mencionado apartado gráfico, su sonido envolvente cuidado hasta el último detalle (es obligatorio jugarlo con auriculares, por cierto) o la historia (atractiva de principio a fin, si bien sus picos emocionales no alcanzan las cotas de su predecesor) son aquí igual de importantes que cómo se siente a los mandos. Y eso que lo hace muy bien.
Las cosas que tenemos que hacer en Hellblade 2 cuando controlamos a Senua son, a grandes rasgos, las mismas que hacíamos en la primera entrega. El combate se vuelve a configurar siempre en un uno contra uno, pero la forma en que está dirigido el juego hace que se sienta natural e incluso se entremezcla con momentos más cinemáticos y menos jugables. Es realmente impresionante verlo y jugarlo. Tenemos un ataque rápido y otro más fuerte y lento; tenemos la opción de esquivar ataques y bloquearlos con la espada y, por supuesto, podemos volver a hacer uso del espejo para usar la concentración y ralentizar el tiempo para atacar varias veces de forma consecutiva sin ser atacados de vuelta.
No hay grandes cambios en este sentido, pero en mi opinión el juego tampoco los demandaba. El combate se siente pesado y crudo, mucho más que en la primera parte. Cada espadazo recibido se siente como propio, y eso que Ninja Theory ya no ha jugado la baza de la falsa muerte permanente que tanta conversación generó en el original. Por defecto la obra viene con una dificultad dinámica seleccionada, que se modifica y varía en función de tu rendimiento en los combates. Sinceramente, me parece una forma muy elegante e inteligente de no frustrar al jugador y permitirle centrarse en la historia, pero siempre ofreciendo un reto mayor si así lo requiere por sus habilidades.
Fuera de la acción, en Hellblade 2 contamos con grandes secciones de exploración. Como ya hemos explicado, ahora casi nunca son en solitario, lo que nos permite mantener conversaciones mientras disfrutamos de paisajes capturados de la Islandia real y perdernos por sus caminos secundarios en busca de los “coleccionables” (fragmentos de una historia que tuvo lugar en esa época y que vamos conociendo a medida que encontramos los postes que los contienen). En lo nuevo de Ninja Theory también hay puzles y son un viejo conocido para los amantes del primero.
Seguimos teniendo esos acertijos que nos invitan a encontrar formas concretas en una sección del escenario, lo que nos obliga a encontrar el lugar específico en el que, mirando al horizonte, encontremos lo que estamos buscando. No obstante, en esta ocasión Ninja Theory ha añadido nuevos elementos para enriquecer los puzles y hacerlos menos repetitivos. Tenemos algunos en los que cambiamos de “plano” y podemos explorar dos escenarios que van sufriendo modificaciones y otros tantos en los que no entraremos en detalle, pero que sin duda aportan variedad al conjunto. En definitiva, la experiencia jugable de Hellblade 2 se siente similar a la de la primera obra, pero también como una evolución natural en la buena dirección.
Conclusiones
Senua’s Saga: Hellblade 2 ha tardado más de un lustro en llegar. Durante mucho tiempo nos hemos preguntado que cómo Ninja Theory podía estar tardando tanto. Ahora ya lo sabemos. Si bien su nuevo videojuego no es largo (se completa en menos de diez horas), Hellblade 2 es una obra medida al milímetro y cuidada hasta el más mínimo detalle. Desde su apartado gráfico sin parangón hasta su sonido envolvente e inmersivo. Las actuaciones, con la de Melina Juergens a la cabeza, y una historia emocionante completan la experiencia. Los combates se sienten más viscerales que nunca, los puzles aportan el dinamismo y la variedad y hay otras secciones absolutamente espectaculares y épicas de las que no hablaremos para que las experimentes por ti mismo.
Lo que está claro es que Xbox tiene en Hellblade 2 un candidato a GOTY entre manos, y hacía mucho que la compañía de Redmond no podía decir algo así. Probablemente no sea un pensamiento unánime. Hay videojuegos que son de masas y disfrutables por todo el mundo; Hellblade 2 no lo es. Es una obra incómoda, diferente, atípica, pero también exactamente lo que le hacía falta al catálogo de Xbox: una aventura de acción en tercera persona con cámara al hombro en la que todo se sustenta en una historia y, especialmente, en el personaje que le da nombre: Senua.
¿Es mejor que la primera parte? Me caben pocas dudas de que en casi todos los apartados sí. Puede que sus picos de brillantez no sean tan altos como los del original, pero también hace gala de momentos de ingenio y un tratamiento cinematográfico como pocas veces se ha visto en el mundo de los videojuegos. Puede que Hellblade 2 no sea para todo el mundo, pero si es tu tipo de juego o te gustó la primera parte no hay forma humana de que esta no te encandile. En definitiva, una obra maestra.