El 29 de diciembre de 1999 desembarcaba en Dreamcast la obra magna de Yu Suzuki, aclamado desarrollador vinculado a la compañía japonesa SEGA. Un revolucionario título que dividió tanto a crítica como a jugadores debido a su innovador y peculiar estilo. SEGA-AM2, bajo el mando de Suzuki, fue el equipo encargado de dar vida a esta emocionante aventura y casi 20 años después han sido los británicos de d3t los elegidos para traerla de vuelta a nuestras consolas de nueva generación. Para los antiguos alumnos del dojo Hazuki y para los nuevos iniciados, os traemos el análisis de Shenmue I & II.
Año 1986, Yokosuka, Japón.
Un visitante inesperado lleva el caos a la vida antes pacífica de Ryo Hazuki, un joven de 18 años.
Se trata de un misterioso hombre vestido con ropas tradicionales chinas que irrumpe en el dojo de la residencia Hazuki en compañía de dos hombres de negro.
Iwao Hazuki, padre de nuestro protagonista, intenta medirse en combate contra el temible intruso. Ryo intercede al ver en desventaja a su padre, pero no es rival para el extraño. Su estilo de lucha no se parece a nada que haya visto antes y su fuerza es abrumadora.
«¿Dónde está el espejo?» Exige el desconocido.
Tras amenazar con dar muerte a su hijo, Iwao no tiene más remedio que revelar el escondite de la reliquia.
Una vez el hombre obtiene lo que había venido a buscar, se vuelve hacia el padre nuevamente.
«¿No has olvidado a Sunming Zhao, verdad?» Lo que parece ser una referencia a crímenes que Iwao cometió en el pasado y de los cuales Ryo no tiene constancia.
Hazuki calla y su enemigo le asesta el golpe de gracia.
Ryo corre hacía su padre para socorrerle, pero ya es demasiado tarde. «Lan Di…» susurra antes de morir, mientras los extraños abandonan el dojo.
¿Cuan importante es ese espejo por el que vino Lan Di? ¿Quién es y qué conexión tenía con su padre?
Jurando vengarse, Ryo emprenderá un largo viaje en busca de respuestas.
Shenmue
Tras esta introducción, un extenso mundo 3D se abre ante nosotros. Basado en mecánicas de exploración e investigación, necesitaremos revisar de manera exhaustiva decenas de propiedades -siendo capaces de interactuar con el 90% del mobiliario- y cada uno de los rincones de los barrios de Yokosuka para encontrar multitud de objetos, herramientas y pistas que nos guíen hasta el paradero de Lan Di, ayudarnos a despejar las incógnitas sobre su misteriosa figura, comprender la mística naturaleza del artefacto que fue sustraído de la residencia Hazuki y al mismo tiempo, obtener respuestas sobre el pasado del progenitor de Ryo.
Para ir deshilando la aventura, tendremos que hablar con cantidad de personajes mientras pululamos por el detallado mundo que nos ofrece Shenmue, tomar decisiones y recabar toda la información posible sobre los trágicos sucesos acontecidos aquel día en el dojo familiar mientras somos absorbidos por la excelentemente recreada atmósfera del Japón de mediados de los 80.
Aún contando con un sistema lineal de avance con respecto a la trama principal, Shenmue es un título que otorga libertad y que invita a perderse en él. No tendremos objetivos específicos visibles ni mapa al uso. Contaremos con la ayuda de un reloj-brújula que se mostrará de manera constante en pantalla y con un cuaderno de anotaciones en el que se irán apuntando las pistas que recabemos al hablar con los lugareños o tras momentos decisivos que se desarrollen en el transcurso de la historia. Para guiarnos por los barrios encontraremos puntos de información con el socorrido «usted está aquí» y que nos mostrarán las calles y salidas. Lo demás corre a cuenta de nuestro sentido de la orientación.
El pasar del tiempo será un factor importante, ya que el transcurso de las horas y por lo tanto, los días, influirán en nuestro recorrido. Por ejemplo, habrá personajes con los que necesitemos hablar que solo estarán disponibles para interactuar con ellos a una hora en concreto. Dad por hecho que gozaremos de ciclo día-noche, cambios en la climatología y el paso de las estaciones. Dad por hecho también que no podremos «avanzar» el tiempo a nuestro antojo, la única manera de hacer pasar algunas horas es hacer que Ryo descanse en una cama por la noche, lo que hará que nuestro personaje se pegue un buen madrugón y retome su aventura en las primeras horas de la mañana.
Para amenizar este viaje de venganza y aparcar momentáneamente el drama, tendremos la opción de participar en varios minijuegos, usar máquinas expendedoras, proveernos de bolsas de patatas, participar en side-quests, echar unas partidas a clásicos como Outrun o Space Harrier en salones recreativos, encontrar trabajo y dejarnos los Yenes intentando conseguir el moñeco de Ugandan Knuckles en las máquinas de bolas y que pase a formar parte de nuestro inventario de coleccionables, que no son pocos.
A continuación os hablaré sobre el apartado del combate, denominado por sus creadores como Free Battle Mode.
Concebido en sus primeros compases como un Virtua Fighter RPG, Shenmue se convierte en una especie de beat ‘em up y bebe directamente del estilo de lucha de la famosa saga de peleas. Ryo está adiestrado en artes marciales, más concretamente en Jiu-jitsu y tendrá a su disposición una extendida lista de golpes y combos cuyos reales movimientos están basados directamente en el motor de Virtua Fighter. A lo largo de la aventura, Ryo podrá ganar maestría y mejorar la eficacia de estas habilidades de lucha ya sea entrenando o poniéndolas a pruebas contra todo tipo de maleantes que intenten interponerse en su camino hacía la venganza. También podrá aprender nuevas técnicas a lo largo de la historia ya sea adquiriéndolas a través de otras personas o de antiguas tablillas escondidas por el mundo.
En las peleas y en algunos compases del juego estará presente el famoso sistema de Quick Time Events, el cual cuenta con no pocos detractores a día de hoy, pero en los días de Shenmue, fue de lo más pionero. Cómo ya sabéis, los QTE se basan normalmente en apretar una combinación de botones, en un orden concreto y en un momento predeterminado de la acción que hacen avanzar esta de manera satisfactoria. Errar la serie suele infringir algún tipo de penalización al jugador, ya sea no transformar un golpe, recibirlo sin posibilidad de defenderse o directamente, morir.
Shenmue II
Dos años después de la primera entrega, Suzuki-San volvía a deleitarnos con la segunda parte de esta peculiar historia de potente narrativa y profunda inmersión. Después de reunir pistas en Japón y de recibir una misteriosa carta a nombre de su padre, Ryo emprende un viaje a China, más concretamente a Hong Kong.
Shenmue II nos daba la posibilidad de aprovechar nuestra anterior partida y traer con nosotros todo lo aprendido en el primer Shenmue, técnicas, dinero y objetos del inventario. Dándonos la oportunidad de sumar nuevas habilidades a las ya conocidas y abriendo aún más el abanico de opciones para sacar provecho del nuevo mundo que se abría ante nosotros. Un mapa más grande, más carga de elementos en pantalla, más opciones jugables, nuevos personajes con los que interactuar, un desarrollo más crudo de la historia y algunos extras de menor peso pero que en conjunto engrandecían esta entrega más allá de su primera versión.
Algunas de las características más demandadas y que finalmente vieron la luz en Shenmue II, fueron la posibilidad de hacer avanzar el tiempo, acabando con el tedio de las continuadas esperas para seguir la historia principal o misiones secundarias y así aumentar el ritmo del juego, o la posibilidad de comprar mapas para orientarnos de una manera menos exigente por Hong Kong. Los sistemas de combate y Quick Time Events también fueron pulidos para ofrecer mayor fluidez y complejidad en pos de una mejor experiencia.
La estructura de Shenmue II es idéntica a la de su predecesor, continuaremos buscando pistas, relacionándonos con los diferentes personajes que encontraremos a nuestro paso y avanzaremos sin descanso para consumar nuestra venganza. Nuevas revelaciones, un nuevo mundo a explorar, la misma potencia narrativa, libertad e inmersión que nos brindaba el primer Shenmue pero con mejor aspecto y algunas características renovadas. Ah, y tenemos una cámara de fotos. Para hacer fotos. Y ver luego las fotos que hemos hecho.
Remasterización
No diga remasterización, diga relanzamiento.
En estos nuevos tiempos que corren en los que cada día es más normal ver como antiguos juegos pasan por el quirófano y se ponen guapos para esta, nuestra generación, Shenmue I & II pierden una oportunidad de oro. Nuestros amigos de Design Develop Deliver Technology -d3t- nos han traído un port de Dreamcast sin necesidad de levantarse de la cama. Texturas HD -que podemos deshabilitar y no notar apenas diferencia-, efecto bloom, un control obsoleto que no consiguen adaptar de manera óptima a nuestro mando y unas maravillosas cinemáticas en formato 4:3 acompañadas de audio enlatado a menos bitrate que un cassette de «El Cabrero» de los que aún quedan en las gasolineras, no mejoran el hecho de no incluir un mísero extra o subtítulos en castellano. Y vamos a perdonarle algunos bugs y caídas de framerate que imagino solucionarán mediante algún parche. Al menos los tiempos de carga se han visto drásticamente reducidos y podemos disfrutar del doblaje original en japonés, cosa que se agradece. Con Shenmue III cociéndose a fuego lento, un buen lavado de imagen para estos juegos hubiera supuesto una bonita aproximación para los jugadores menos relacionados con la obra de Yu Suzuki de cara a su próxima entrega.
No estamos en 1999, no te veo dejando la pachanga al Fortnite para ponerte con un videojuego DENSO, LENTO y en COMPLETO INGLÉS que en su día fue una obra de arte, que hoy en día sigue siendo una obra de arte, un adelantado a su tiempo y el espejo donde se han mirado muchísimos juegos desde entonces, pero que no tiene cabida en 2018. A menos que seas fan y el efecto nostalgia sea poderoso en ti, Shenmue I & II son títulos con los que hay que tener mucha paciencia, tiempo libre y ganas de disfrutar de una preciosa historia. Si eres de los que nunca lo has probado, quieres darle un tiento -que deberías- y disfrutar de una de las mejores obras de todos los tiempos, solo te recomiendo una cosa, tómate tu tiempo.