Viendo las pantallas podríamos pensar que estamos ante un clásico, uno de esos juegos como Super Mario Bros. 3, juegos que no pasan de moda y que, sobre todo hoy donde tenemos más y más juegos pero cada vez menos divertidos y originales, son del gusto de esa tendencia jugona que se siente orgullosa de formar parte de la ‘comunidad retro’.
Muchos son los juegos que, desde hace unos años, intentan imitar la estética retro. Eso si, siempre hay algo que los delata, ya sea la jugabilidad, la música, el menú, las opciones con los NPCs, algunos elementos que no nos cuadran en la época de los 8, 16 o 32 bits… siempre hay algo. Y aquí estamos, con el análisis de Shovel Knight, un juego que no es un intento de asemejarse a los juegos pixelados sino que es una declaración de amor al propio pixel, un homenaje a los grandes videojuegos de la época de NES y a la propia consola ya que podría salir, perfectamente, en la antiquísima Nintendo Entertainment System.
Nos encontramos en pleno 2015, con una consola de 400 eurazos de octava generación jugando a un juego de hace 25 años y pasándonoslo mejor que con las superproducciones millonarias que no son más que clones y que de diversión ofrecen más bien poco. Shovel Knight aterriza hoy en Xbox One tras su paso por PC, las nuevas plataformas de Nintendo y las de Sony. Por fin los jugadores de Xbox One pueden disfrutar de esta auténtica joya que emocionará a los nostálgicos, aumentará el ego de los retro-gamers y que todo el mundo debería probar para ver como (casi) cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos en el mundo de los videojuegos. Que se lo digan a Konami.
Sin más dilación, el Caballero de la Pala os espera en el análisis de Shovel Knight para Xbox One, además de unas ranitas muy estilizadas pero con mala leche.
El caballero de la brillante pala
Había una vez, unas tierras muy lejanas llamadas ‘El Reino’. Tierras donde no había rastro del mal ya que Shovel Knight y su fiel compañera, Shield Knight, patrullaban el Reino acabando con cualquier retazo de maldad. Shovel iba armado con una gran armadura, pese a su estatura más bien menuda, y una pala, mientras que Shield portaba un gigantesco escudo.
Todo era paz y risas hasta que un día la feliz pareja abrió un secreto terrible que moraba en una torre. Una temible bruja apareció y, con ella, Shield Knight desapareció mientras el mundo se repoblaba por criaturas malignas como muertos vivientes, dragones, escarabajos casi más grandes que nosotros y mocos, si, mocos.
Shovel Knight se deprimió, se compró una granja y, armadura puesta, eso siempre, empezó a cultivar la tierra hasta que un día sintió que debía volver a la carga y acabar con el mal.
Así de trillado es el argumento de Shovel Knight, excepto por el pequeño detalle de la pala. Sin embargo, la historia es un mero hilo conductor que deja paso a lo realmente importante, como en Ori and the Blind Forest, otra joya: la jugabilidad.
A palazo limpio
Shovel Knight es un juego sobrio, empezando desde el momento en que pulsamos el icono del juego para empezar a jugar. Sin esperas se nos muestra el logo del estudio Yatch Club Games y, acto seguido, el menú, calcado a los juegos de antaño y del que sólo notamos que es un producto actual por el apartado ‘logros’, presentado, también, como si de un juego añejo se tratara.
Creamos perfil, dotamos nuestra partida de nombre para encontrar nuestra ‘ranura’ de guardado, a lo Zelda II o cualquier otro juego de la época, y comenzamos a jugar.
Tras una breve introducción que nos ‘pone en situación’ comienza lo importante: el juego en si. Enseguida nos daremos cuenta que Shovel Knight es un juego que podría acompañar en el diccionario al término ‘simple’. Se juega con dos botones: saltar, golpear y, claro está, el stick o cruceta para movernos. No necesitamos más, nuestro único ‘combo’ será la posibilidad de golpear el suelo con la pala si al saltar pulsamos la dirección ‘abajo’ en la cruceta. Esto es algo que, además, utilizaremos a la fuerza ya que en el primer nivel habrá un par de sitios donde nos obligarán a hacerlo o no pasaremos.
El título de Yatch Club respeta el género hasta el punto de ofrecer una jugabilidad calcada a la que encontraríamos si cogemos nuestra Game Boy y nos ponemos a jugar a algún juego de este tipo. Lo más importante en Shovel Knight es este apartado. Tendremos que saltar cuando tengamos que saltar. Debemos apurar los salientes para no caer al vacío, debemos mantener las distancias con los enemigos si no queremos que el golpe nos ‘repela’ hacia atrás con la mala suerte de caer en un agujero. Tendremos que saltar encima de ellos para impulsarnos a la hora de llegar a algún saliente para coger un tesoro, etc.
Saltar, saltaremos mucho en Shovel Knight y, ¿sabéis qué otra cosa haremos mucho en el juego? Morir. Si. No es un juego difícil además, tiene una curva de aprendizaje de las mejores que he visto últimamente en un videojuego. Sin embargo hay algo a lo que no estamos acostumbrados y eso es el saltar en el momento justo, ni antes ni después, así como la tendencia a sobrevalorar a los enemigos, algo que no tendrá mucha importancia durante el juego pero que, al enfrentarnos con los bosses finales o los de mitad de algunos niveles nos pasará factura, seguro. Es precisamente aquí donde encontramos una de las mayores satisfacciones del juego, con estos ‘jefes’. No sólo nos harán pasar un buen rato mientras los diálogos salpican la pantalla sino que, además, nos harán sudar la gota gorda en alguna ocasión si queremos derrotarlos.
Hemos hablado del combate y las veces que moriremos pero, ¿qué es el ítem? Pues eso, amigos y amigas, es algo opcional (podremos pasarnos el juego sin usarlo) pero nos dará una serie de poderes y posibilidades muy, muy llamativas y que, seguramente, nos sacarán de un apuro en más de una ocasión. Como digo es opcional, podremos pasarnos el juego sin usar la varita pero, seguro, será más que recomendable el llevar más de una poción ya que, como he dicho, habrá algún que otro jefe que nos pondrá las cosas difíciles.
Por lo demás en lo chocante a la jugabilidad, habrá dinero, algo que podremos conseguir matando enemigos, picando piedra o abriendo cofres y que servirá para comprar algunas mejoras para nuestra arma o para la armadura, no es demasiado significativo pero está ahí. Además hay algo curioso inspiración directa de Dark Souls. Cuando nos maten perderemos parte de nuestro dinero. Éste se quedará ‘volando’ en pequeños sacos justo en el lugar de la muerte, sacos que podremos recoger de nuevo para recuperar el botín. Es un detalle curioso y otro ‘homenaje’ más en este juego.
Homenaje
Así podría definirse a la perfección el apartado audiovisual de Shovel Knight: homenaje al pixel y al midi. No estamos, como he dicho en los primeros párrafos, ante un juego que pretenda recrear la estética de hace 25 años sino que, directamente estamos ante un título que parece sacado de dicha época y puesto en las consolas actuales.
Es realmente impresionante ver como con tan poco se puede hacer tanto. No estamos ante virguerías como Hotline Miami 2, ni de lejos. El título de Damnation era pixelado, si, pero no podría haberse creado en las consolas que tratamos al comienzo del análisis. Shovel Knight, en cambio, nos ofrece una experiencia visual única en estos tiempos gracias a sus sprites, sus fondos, las animaciones, hasta las que nos impiden bajar de unas escaleras como haríamos hoy día, las ‘transparencias’ cuando sufrimos daño, todo está sacado de una época que muchos consideran mejor. Poco más hay que contar en este apartado gráfico, lo que hay es lo que ves. Sería tontería hablar de resolución, anti-aliasing, filtro anisotrópico o profundidad de campo y, la verdad, es agradable no tener que hacerlo, para variar.
En cuanto al apartado sonoro poco tenemos que hablar, salvo que es una maravilla compuesta por Jake Kaufman, quien tiene decenas de bandas sonoras en su haber, y un par de temas de Manami Matsumae, compositora de Mega Man. El juego, además de ser un homenaje al pixel, es una declaración de amor al MiDi, con temas muy inspirados que retumban con esos agudos tonos de dicha tecnología. La música, los efectos de sonido, los grititos y las risas, todo con ese formato nos devuelve a otra época y termina de redondear un producto casi perfecto.
Lo quieres, y lo sabes
Shovel Knight es un producto redondo dentro del género y el apartado visual en el que se encuadra. Es realmente facil recomendarlo, sobre todo a quienes disfrutan de los juegos digitales o son amantes de las plataformas. Es un juego donde tu instinto Wolfenstein 3D se pondrá a trabajar ya que habrá bastantes pasadizos secretos. La curva de dificultad es adecuada (aunque echamos en falta más dificultad durante la primera partida), la jugabilidad es precisa y la duración, unas 8-9 horas, no está mal. Además, tendremos una partida New Game + donde la dificultad aumentará, entre otras cosas, por lo que esa dificultad asequible que podemos achacarle en la primera partida se mitigará en la siguiente alargando, además, la experiencia.
Y me diréis, ¿y Battletoads? Si, las simpáticas y toca narices ranitas de RARE y Microsoft son el ‘elemento diferenciador’ en esta entrega para Xbox One. Sin embargo están ahí, vale la pena jugar su nivel pero nada más vamos a decir, por petición de la desarrolladora y porque creemos que tienen razón: se trata de un juego que ha pasado por un montón de plataformas y cuyo nuevo contenido puede ser el elemento que anime a volver a comprarlo y, sinceramente, no queremos chafar la sorpresa.
Divertido, precioso, rejugable, lleno de secretos, obra de arte. Así, en pocas palabras, podemos describir Shovel Knight. ¡Ah! por supuesto, Shovel Knight llega a Xbox One con textos en castellano.