En la nueva generación parece buscarse un nuevo modo de entretener a los usuarios. Lejos de seguir replicando las mismas experiencias en el mismo tipo de productos, nuevos géneros están llegando para dar más variedad al catálogo de las consolas. Pese a que la revolución multijugador llegó en la anterior generación, esta manera de explotar los juegos no salió de los típicos y tópicos modos multijugador clásicos, siendo el momento de diversificar este aspecto. En los últimos meses se han introducido, al fin, los MMO, no obstante, existen otros géneros multijugador que parecían reacios a llegar, hasta que Microsoft y Hi-Rez Studios se aliaron para traer Smite. Por primera vez, un MOBA llega a las consolas de Microsoft con fuerza, con una propuesta interesante.
A lo largo de la historia, diferentes culturas han dado a conocer mitologías varias y exóticas que basaban su creencia en la existencia de varios dioses. Las culturas politeístas depararon una gran variedad de dioses de diversa índole y con variados favores para cada cultura. Es precisamente esta la base que desde Hi-Rez Studios han empleado para trasladar a esos dioses a un campo de batalla, adaptando el rol y la historia de algunos de ellos, para convertirlos en alguna clase de luchador. Tomando como referencia culturas tan conocidas como la vikinga, romana, griega o egipcia, sin obviar otras que pueden resultar menos conocidas, como la maya, india o china, el elenco de personajes con los que cuenta Smite, es importante.
Ahora, pongámonos en situación, los diferentes dioses van a enfrentarse, para el entretenimiento de las personas. Una base interesante para dar cabida a una propuesta de acción, donde los dioses son los protagonistas de diferentes modos de juego, con diferentes objetivos y diferentes maneras de afrontar. Ahora bien, lo que puede resultar más interesante para esta propuesta es que no explota un género convencional, es el primer MOBA que llega a Xbox One, y no llega de cualquier modo, llega en forma de Free 2 Play, de modo que esta original propuesta busca llegar a todo aquel que desee tomar parte de una experiencia diferente. Un juego de acción, con ciertos toques de rol, basado en la explotación de modos de juego multijugador diversos, que gozará, pese a que pueda parecer lo contrario, con una profundidad interesante para una experiencia accesible para todos. Esto es lo que se puede intuir desde un principio, pero, ¿Merece la pena?
Una batalla entre dioses
Aunque no exista un argumento que justifique la propuesta de Smite, si hay una manera de interpretarlo, y es que podríamos intuir que los dioses han bajado a la tierra para dominar el mundo. Diferentes culturas, múltiples dioses y enfrentamientos encarnizados por dominar el mundo, podría ser un argumento que daría cabida a una aventura o un juego de acción, no obstante, en esta ocasión, en Smite parece que los dioses han bajado a la tierra para divertirse demostrando su poder para entretener a las masas. Podría ser una manera de atraer la atención de posibles seguidores, pero en vez de trabajar para una mitología concreta, lo hacen por su propia imagen.
Existen numerosas culturas en la historia de la humanidad, muchas de ellas, politeistas, es decir, que rendían culto a varios dioses. No nos sorprende en exceso, pues muchos de los protagonistas de este título son dioses muy conocidos, porque se han visto representados como superhéroes en cómics, se han hecho películas o porque la literatura los ha citado muchas veces. Difícil es obviar a Zeus, Ra, Thor, Poseidon, Anubis, Apollo… aunque no son los únicos, si bien, hay otras culturas que ofrecen una diversidad de dioses realmente apabullante, y por ello se han incluido en Smite, como son la cultura china, maya o india. Claro que sus dioses no son tan conocidos, no al nivel de las culturas que han tenido una mayor influencia en Europa, que posiblemente, para aquellos usuarios de los países donde las otras culturas han sido referencia, les será más familiar la figura de Ravana, Ao Kuang o Chaac. De este modo, hasta 67 dioses se encuentran disponibles actualmente, siendo un número que ha ido creciendo de forma constante desde que la primera versión de Smite aterrizase en PC hace unos años.
El trabajo realizado para este juego es ingente, si bien, cada dios tiene su historia, en base a esa historia, se ha procedido a clasificarlos dentro de una de las cinco clases que ofrece este juego. El trabajo realizado para acaparar un catálogo tan extenso de dioses y darles un objetivo para una propuesta tan directa como Smite, hace pensar que Hi-Rez Studios tenía muy claro su objetivo, no hay nada más poderoso que un dios, no hay nada más atractivo que ver a los dioses mostrando su poder, y es todavía más impresionante si lo demuestran frente a otros dioses. Solo pensar en esa posibilidad abriría las puertas del apocalipsis en la tierra, y por ello se han dirigido a una ubicación que parece estar entre el mundo de los dioses y la tierra, como si fuesen, los héroes del entretenimiento del limbo, en el más allá.
Por eso, Hi-Rez Studios ha planteado diferentes modos de juego donde los usuarios podrán encarnar a un determinado dios y hacer frente a diferentes objetivos. Tenemos la típica Arena, un recinto colosal, un coliseo, donde en equipos de 5 lucharán encarnizadamente para lograr que los soldados lleguen la base opuesta. No obstante, los enfrentamientos pueden ser localizados en pequeñas escaramuzas que enfrentarán a 3 o 5 dioses en campos de batalla con 1 o 3 carriles de avance, Justa y Conquista, respectivamente, donde los dioses deberán hacer frente a las defensas, en forma de torres y aves fenix, para derrotar al Titán de la base rival. Estos son los fundamentos principales que Smite ofrece, modos de juego muy diversos donde la estrategia a seguir es muy diferente.
Ahora bien, con el paso de las semanas se fueron introduciendo nuevos modos de juego, como es Siege, donde los modos de juego citados se combinan con una trama algo más complicada que incluye la invocación de grandes destructores, o el Asalto, donde el jugador no elige el dios que va a emplear y dependerá de la aleatoriedad. Del mismo modo, existe un evento alternativo, que se actualiza de forma aleatoria, donde las condiciones impuestas son mucho más concretas, tal como se puede llevar a cabo en las partidas privadas con el editor de partidas. De este modo, observamos que la propuesta de Smite es muy diversa en modos de juego, todo para conseguir entretener con una mecánica tan básica como profunda, donde tendremos como grandes protagonistas a un buen número de dioses.
Los dioses tienen mucho carisma
Cuando entramos en Smite, algo que puede hacerse de forma totalmente gratuita, observamos que existe catálogo de dioses muy diversos. Todos ellos, además, cuentan con una imagen personalizada adaptada al objetivo de Smite, la acción. El trabajo de diseño que Hi-Rez Studios ha hecho para este juego es impresionante, si bien, todos los dioses buscan mostrarse como lo que son, considerando además, que en Smite se han catalogado bajo 5 posibles clases, Guerreros, Asesinos, Guardianes, Cazadores y Magos. En base a esta clasificación, cada dios cuenta con un diseño que le permite acercarse a su rol de un modo que, si bien guarda esa majestuosidad, puede verse alterada gracias a diseños alternativos que pueden tener como referencia aspectos que no tienen nada que ver con la religión.
En todo caso, cada uno de los personajes luce espectacular, si bien, puede que a todos no guste como se ha trabajado uno u otro diseño, el resultado para cada uno es realmente sobresaliente. No es fácil atender este aspecto, y más, realizarlo debidamente para un juego cuyo objetivo parece tan desenfadado, cuyo único objetivo es divertir. Los dioses tienen un nivel de detalle importante, un trabajo de diseño profundo y un resultado magnífico. Colorido, detallado y bien elaborado, los modelados 3D de los dioses resultan realmente fascinantes, y si consideramos las skins, en ocasiones, resultan hilarantes.
Ahora bien, se trata de un juego cuya base no es la de ser espectacular, no obstante, logra cierta espectacularidad con una escasa propuesta con unos pocos mapas y con muchos elementos comunes entre ellos. En cierto modo, esta ambientación puede resultar rocambolesca, pero claro, estamos hablando de dioses. Y centrándonos en esto, ya hemos comentado que su diseño es algo que merece la pena destacar, porque lleva un trabajo de construcción interesante, aunque pueda parecer más o menos acertado, nadie puede negar la gran calidad de unos modelados que están trabajados a un nivel de detalle que, si nos acercamos, podremos valorar que es un producto para esta generación.
Claro que, sin que llegue a ser una referencia en el apartado técnico, no al menos por su realización, el objetivo es elaborar un producto atractivo y que rinda bien, Smite lo consigue con creces. No podemos decir que sea simple, claro que los escenarios son pequeños y no grandes mapas abiertos, pero es ahí donde se desarrollan las intensas batallas, con una gran cantidad de personajes y un sinfín de magias que saturarán de efectos visuales brillantes, explosivos, ígneos, acuáticos… ¡hasta hay ataques con corazoncitos! El derroche de imaginación para la realización de este juego, la acertada disposición de la técnica empleada para dar un producto que sin ser complejo luce de forma espectacular y carismática. Smite lo tiene todo, sobre todo, buen juicio para llevar a cabo una experiencia gratificante, pero sin descuidar algo importante. Entra por los ojos.
Un MOBA en consola
Los MOBA son juegos que buscan un entretenimiento más directo y desenfadado, sin necesidad de dar razones para continuar que no sea pasar un buen rato. Cuando los juegos parecen abocados a complejas tramas y sistemas de juego rebuscados, los MOBA surgieron como un género dirigido a un entretenimiento básico, como aquellos juegos arcade de las recreativas. Teniendo como referencia League of Legends, que parece ser la referencia de este género de corta vida, Smite ha logrado acaparar la atención con una propuesta ligeramente diferente, puede que más directa, pero que en todo caso, busca la diversión rápida y sencilla, teniendo algo que lo hace altamente atractivo.
La llegada de un MOBA a Xbox One es una gran sorpresa, si bien, lo es porque es el primero. En PC existen otros títulos, aunque no demasiados, siendo Smite un juego que está acaparando la atención por varios motivos, para empezar, como hemos dicho, su ambientación y diseño son una baza, pero también lo es la simple disposición de opciones y una acción directa para encandilar una vez se ha dado la oportunidad, que recordemos, no cuesta dinero.
Cuando nos adentramos en Smite nos damos cuenta que la propuesta no va a suponer una habilidad extrema para el jugador, si bien, puede que luego si lo requiera si queremos llegar al olimpo. No entendais este concepto como lo que no es, no hay una clasificación entre amigos, si no un sinfín de posibilidades para jugar con o contra ellos, incluyendo, ligas. Siendo este aspecto una de las últimas novedades que se han añadido a la versión de Xbox One, que está cada vez más cerca de la de PC, tenemos que tener en cuenta la gran pasión que ha suscitado este título y la adición de nuevas maneras de explotar cada partida y sacar un rendimiento extra es siempre un motivo para alegrarse.
Claro que lo importante es conocer los fundamentos básicos, que son así, muy básicos. De este modo nos olvidamos de combinaciones prefijadas para realizar combos. Tenemos un personaje que gobernamos desde una vista en tercera persona, nos hemos convertido en un dios, a partir de ahí, dominaremos todo el escenario y nos moveremos por el. Claro que, hay enemigos, a los que se puede atacar bien con el ataque básico o bien con una de las cuatro habilidades de que dispone cada uno de los dioses. Tres habilidades normales y una últimate que hará mucha ‘pupa’, aunque no siempre el fin es dañar directamente la salud del dios rival. Todo esto, con una guia que nos indica hacia donde está mirando nuestro personaje, nuestro dios, incluso, tenemos un localizador a lo largo de esta guía, para determinadas habilidades, en incluso en algunos personajes, ataques básicos, que nos indicará dónde caerá dicho poder.
El mecanismo de un sonajero podría ser más sencillo que jugar a Smite, no obstante, cuando vamos progresando en la partida nos damos cuenta de que no todo es tan fácil como pretendíamos. Tampoco es que haya que ser ingeniero o tener un master, pero la adquisición de experiencia, las subidas de nivel y la adquisición de oro que usar en la tienda para comprar items, harán que la progresión del personaje sea totalmente personalizada, centrando su potencial en lo que el usuario desee, desde la velocidad de movimiento hasta la de ataque, incrementar el daño específico que realiza el personaje, penetración contra armaduras específicas para el tipo de daño, protegernos de ese daño, incluso, potenciar la recuperación de vida o de maná. ¿He mencionado el mana? No lo había hecho antes, y es que no siempre podremos ejecutar nuestras habilidades, no solo porque no tengamos maná, cada una de ellas tendrá un período de espera hasta poder volver a ser ejecutada, salvo que se haga la excepción en alguna de las opciones de juego personalizado, como las que disponen de forma aleatoria en una de las pruebas PvP.
Podéis comprobar que la experiencia es básica, hasta que buscamos hacerla más compleja. No puede ser peor para la simplicidad, que añadir un elenco de hasta 67 dioses, en continuo aumento, donde cada cual, tendrá habilidades muy concretas y precisas, explotando a través de su clase de dios, un tipo de jugabilidad u otra. No es lo mismo un guerrero sanguinario que ataca sin cuartel, que un endeble pero letal asesino, un poderoso guardián, un preciso cazador o un mago, donde deberíamos diferenciar su función básica, pero eso es mejor descubrirlo en un juego que no os costará dinero obtener, pues, otra vez hay que decir, que es gratuito.
No todo es golpear o hechizar, pensemos un poco
Claro que podemos pensar que esto es una excusa barata, barata no, gratuita, que emplear para disfrutar de partidas llenas de acción sin cuartel para eliminar a otros jugadores. Pues es un error, por qué ahí está Smite ofreciendo no solo un modo PvP, también un modo cooperativo donde poder poner a prueba nuestras habilidades contra la IA, que dominará dioses, aunque con una habilidad que para el más torpe resultará fácil. Claro que en el fondo, si pensamos que una cosa u otra son lo mismo cambiando la naturaleza del rival, también estamos equivocados, pues dentro de la propuesta de Smite existen varios modos de juego, como Conquista, Justa, Siege, Asalto y Arena, obviamente esta última es la que veníamos pensando.
Como podéis intuir, la Arena no es más que un coliseo, recién remodelado, para que los dioses se ‘partan la jeta’, y en parte es así, aunque no es tan fácil. En cierto modo, lo que los dioses deben hacer, en grupos de 5, es proteger a los soldados que parten de su bando, esos que llaman minions, para destruir el portal ubicado al otro lado de la arena. En medio, una lucha encarnizada de dioses intentará evitar que sus soldados sean destruidos, haciendo uso de cualquier tipo de estrategia para conseguirlo. Ahora, me parece que he dicho estrategia. Efectivamente, resulta de vital importancia que los cinco dioses de cada bando sepan lo que hacen, pues sino, la derrota será estrepitosa. Claro que si la diversión se fundamenta en el simple hecho de enzarzarse en la batalla, este modo de juego es muy adecuado.
Con esto, no se puede decir que el resto de modos de juego no sean divertidos. Pero, el componente estratégico en todos ellos es más relevante. En cada caso, los dioses deben recorrer un camino en el que encontrarán torres defensivas, fenix defensivos y un gigante o coloso al otro lado, en la base rival. Progresar en este camino no es avanzar y destruir, requiere de paciencia, pues, si entramos a las bravas, sin escolta ni llamar, lo más probable es que la torre os elimine en cuestión de pocos segundos. Entonces, para evitar esto, cada cierto tiempo una pequeña tropa comandada por guerreros y seguida por arqueros, entra en el camino con el mismo objetivo. En el momento en el que estos entran en la zona defensiva de la torre, el fénix o el gigante, estos perderán de vista al dios, el cual, podrá atacar y destruirlos. Una vez se progresa, destruir el gigante de la base rival será lo que confiere la victoria definitiva. No es tarea fácil, os lo aseguro.
Con este concepto se mueven los otros modos de juego, donde se enfrentarán equipos de 3 en un único carril, la Justa, equipos de 5 en tres carriles, la Conquista o en un carril más grande sin que los usuarios puedan elegir el dios que portan, el Asalto. Por último, el modo Siege es algo más complejo. Habilitando 4 dioses en cada bando para avanzar por dos caminos separados por una gran jungla, deberán avanzar con un factor a favor (o en contra), que es, que cuando se elimina un determinado número de enemigos, surge un coloso que va a apoyarnos por alguna de las dos líneas. El protocolo es el mismo, pero tiene algunas cosas diferentes que hacen que la experiencia cambie, se haga más frenética.
Claro que, para acabar con este apartado, vamos a describir qué es eso de la jungla, que solo se ausenta en el modo Asalto. En los modos de juego de conquistar la base enemiga, existen una zonas fuera del camino principal, donde se pueden encontrar determinados campamentos que otorgan bendiciones temporales a los que consigan superar el reto impuesto en cada uno de ellos. Mana, velocidad de movimiento y ataque, daño, oro, experiencia… pero bueno, que también puede servir para tretar a algún dios despistado y atacar por la retaguardia. Puede parecer cobarde, pero cuando comience a huir despavorido, ¡veréis quien es más cobarde!.
No obstante, existen aspectos que no se pueden corregir, el primero, el comportamiento de los jugadores. Durante el extenso período de beta se ha podido comprobar que, bien por la ausencia de un matchmaking que sea preciso, bien porque hay jugadores que no comprenden la mecánica de estos juegos, descompensar una partida resulta muy sencillo. Claro que para jugar hace falta un número de jugadores concreto que no siempre estará disponible entre nuestros amigos, tener que jugar de forma libre con desconocidos solo abre la puerta a que cada uno vaya por su cuenta y el componente cooperativo quiebre. Pero es muy importante comprender que este juego siempre implica cooperación. Hay usuarios que entran en la partida con desconocidos y no consideran que personaje es requerido, eligiendo por motivos personales, si, pero descompensando todo el esquema. En muchas ocasiones, estos usuarios atacan sin mesura, son eliminados de forma directa y acaban por abandonar la partida, dejando expuesto a sus aliados a una derrota segura. Se puede luchar, siempre y cuando haya opciones de ganar entretiene, pero resulta sorprendente lo fácil que estas opciones desaparecen para mantener atados a una partida durante más de 15 minutos, sin opciones de hacer absolutamente nada. Eso ya, no divierte tanto.
Claro que Smite es una experiencia que ha evolucionado mucho, y más que lo hará, con nuevos dioses, con actualizaciones que incluyen nuevos modos de juego, con cambios que afectan al poder de dioses que se han visto potenciados en exceso. No se han relajado, han trabajado bien, se han implicado con el feedback de la comunidad y hemos obtenido un producto realmente sobresaliente, si bien, el comportamiento de algunos usuarios, que no quieren implicarse en todo lo que sea cooperar, pueden lastrar partidas puntuales. Si tenéis un grupo de amigos con quienes jugar periódicamente, estaréis bendecidos.
Diversidad, riqueza y diversión
No podemos negar que la religión es un elemento al que hay que conferir un gran respeto, sin entrar en conflictos del mundo real producidos por el choque de culturas, nuestros antepasados también se mostraban reacios a creer en otros dioses. Incluso, se planteaban luchas entre ellos que podían ser una fuente de como se ha planteado Smite. Ahora bien, lejos de enfrentar culturas, lo que realmente muestra Smite es una opción en la que estas se segregan para batallas en las que cada dios va un poco por libre. En cierto modo, el planteamiento puede recordar bastante al que suponen las olimpiadas, pese a representar a una facción, cada uno lucha por demostrar su valía como ente individual.
Siendo el primer MOBA puede parecer que todo resulta novedoso, si bien, los conceptos básicos que emplea en su ejecución hacen que el juego resulte familiar en todos los aspectos. Nadie puede negar que este juego aporta una riqueza importante a una experiencia de juego que es simple, directa y muy adictiva, con modalidades de juego bastante variadas en su progresión y con un catálogo de personajes importante, tanto por cantidad como por calidad. Llevar a cabo una tarea así debía ser un reto para Hi-Rez Studios, pues no resulta nada fácil conseguir que un concepto básico tenga tanta profundidad y carisma.
Smite se transforma en una alternativa de ocio casual, que puede ofrecer con garantías gran diversión, en una propuesta altamente compleja y profunda, dadas las numerosas opciones que requieren de una implicación por parte del jugador, es más, por parte de un grupo de jugadores que deben cooperar en muchas ocasiones para lograr tener éxito. Siendo una propuesta cooperativa y competitiva, el componente aliado se convierte en un factor de vital importancia si se quiere tener éxito, siendo notable en modos de juego de conquista. Pero claro, dentro de esta ‘advertencia’ deben considerarse todos los modos de juego, ya que, en el enfrentamiento se ha de considerar como el rival va a progresar en la construcción de su build de items, requiriendo para ello, ser diversos en la coordinación de aliados y la selección de una estrategia a seguir. Combinar daño mágico y físico, combinar miembros que atacan a distancia y cuerpo a cuerpo, plantear la escaramuza y pequeñas incursiones, atender a los aliados que escapan, vigilar los movimientos rivales. Todo es importante.
A partir de ahí, fuera de cada batalla, el jugador irá obteniendo favor, en cantidades pequeñas, con el que podrá adquirir nuevos dioses, subirá de nivel y obtendrá algunas recompensas. Al principio, contaremos con un elenco de 5 dioses que serán libres, uno de cada clase, a lo que hay que unir una serie de dioses que serán incluidos de forma aleatoria en la rotación libre, que pueden usarse para las partidas que se jueguen durante ese período. Del mismo modo, existe una moneda alternativa, que se puede ir obteniendo sin pagar, pero que se puede adquirir mediante micropagos. Esta moneda no supone una ventaja para el jugador, le permitirá acceder a contenidos varios, desde dioses, skins, y otros elementos disponibles que darán más personalidad al perfil de usuario. Son micropagos, pero estos no proporcionan ventaja alguna, todo un detalle que en otros Free2Play no sucede. Claro que, si no se tiene paciencia, se pueden adquirir todos los dioses, incluso los que van a llegar, adquiriendo por 29,99€ el Founder´s Pack de Smite, lo que no es obligatorio ni ventajoso, simplemente, es una opción más.
Del Olimpo a la tierra
Smite llega a Xbox One, un MOBA llega a la consola de Microsoft para considerar si este tipo de juegos puede tener el éxito que están acaparando en PC. Con una propuesta sencilla, Hi Rez Studios busca conquistar la comunidad haciendo uso de los dioses procedentes de varias culturas en un producto carismático, atractivo, directo, sencillo y muy divertido. Si el planteamiento puede interpretarse como una lucha de los dioses por dominar el mundo, no es tanto la busqueda de esta dominación, sino la demostración de cual de ellos es el mejor guardian de la humanidad, o simplemente, que ante la eternidad y la inmortalidad, había que buscar un pasatiempo que les mantuviese ocupados.
Ahora bien, este descubrimiento supone para los usuarios un modo de entretenimiento sobresaliente, por su propuesta sencilla y atractiva, por su variada propuesta repleta de personajes carismáticos que representan a dioses, dioses que se convertirán en diferentes clases para dar cuenta de otros dioses en diferentes planteamientos, batallas y escaramuzas. Visualmente atractivo, mantiene una espectacular propuesta de juego que si bien puede entretener desde un principio, encontrará en el respaldo de cada usuario una mayor implicación, pues desearemos ser más poderosos gracias al aprendizaje constante que este juego propone.
Disfrutar con los amigos en sus diferentes modos de juego no costará, si bien, alcanzar un grado de dios en la comunidad será altamente complicado, pues hay una gran competencia y la estrategia deberá ser adaptada a cada momento. Siendo una de las propuestas emergentes para convertirse en la plataforma de algunas competiciones profesionales, podemos asegurar que esto es consecuencia de que Smite es un producto serio, aunque no lo parezca. Como algo gratuito puede enganchar tanto es lo que más sorprende, pues en estos tiempos parece que hay que invertir mucho dinero para que los juegos nos entretengan por horas, incluso, hay que pagar un poco más para extender esta diversión.
Lejos de esto, Smite es accesible sin hacer pago alguno, ofreciendo la opción de pago como una opción que añadirá diseños y no ventajas. Un juego que divierte, que entretiene, que deslumbra, pero no es una experiencia plana, porque puede alcanzar niveles de complejidad y profundidad sorprendentes. Un acierto, pues lo que puede parecer un pasatiempos se puede transformar en algo pasional, Smite es un juego que sin llamar la atención tiene un planteamiento ambicioso y ha sabido realizarse con gran acierto.
Es gratis, es divertido, es profundo, es carismático, los dioses han conquistado Xbox One gracias a Smite.
[row_box class=»box_cols»]
[row_box class=»box_cols»]
[col type=»1_2″ class=»»]
Lo bueno
[arrow_list]
- Variado, simple, divertido, intenso y carismático
- El trabajo de diseño es espectacular
- El carisma de los personajes, la ambientación, la acción
- Diversos modos de juego que añaden profundidad a una experiencia básica
- Actualizaciones constantes, progreso continuo de la experiencia
- Es gratis, los pagos no confieren ventaja
[/arrow_list]
[/col]
[col type=»1_2″ class=»»]
Lo malo
[arrow_list]
- El comportamiento de algunos jugadores
- Todavía se notan las taras de los modos multijugador
- Algunos desequilibrios en los poderes y usos de los dioses
[/arrow_list]
[/col]
[clear]
[/row_box]