Starfield lleva años siendo uno de los juegos más esperados para los fans y razones no faltan, ya que se trata de la primera nueva IP de Bethesda en más de 25 años, un estudio que revolucionó el género de los juegos de rol con juegos como Fallout 3, Fallout 4 y la saga The Elder Scrolls, donde destaca el mítico The Elder Scrolls V: Skyrim como uno de los mejores juegos de la historia. Así pues, Starfield nace con muchísimo hype a sus espaldas, una expectación que muchas veces es difícil de contentar. ¿Lo conseguirá? Ya os podemos adelantar que sin duda estamos ante un juego que marcará época, pero para saber más, seguid leyendo el análisis de Starfield en SomosXbox.
Starfield sufrió en 2022 un retraso de lo más sonado, ya que su fecha inicial iba a ser la del 11 de noviembre de 2022. Tras muchos rumores que apuntaban a que la compañía no iba a ser capaz de alcanzar las cotas de calidad que buscaban, Bethesda decidió retrasar el juego a 2023, sin una fecha concreta. A principios de este año fue cuando conocimos que, finalmente, Starfield llegaría el 6 de septiembre de 2023 con la promesa de ser el juego con menos bugs de lanzamiento de Bethesda y una experiencia de lo más pulida. Esta decisión es algo que, sin duda, Bethesda ha podido tomar gracias al respaldo económico de Microsoft, quien adquirió el estudio en un sonado movimiento a finales de 2020.
Como ya hemos comentado, Starfield estará disponible el 6 de septiembre en exclusiva en Xbox Series X|S y PC, de lanzamiento en Xbox Game Pass. Además, os podéis hacer con su versión Premium que permite el acceso a partir del 1 de septiembre, así como contenido extra virtual y la primera expansión que se lance. Si queréis saber a qué hora se desbloquea exactamente el juego, tan solo tenéis que consultar la tabla que la propia Bethesda compartió.
Análisis de Starfield
La humanidad y su afán por explorar
Starfield nos pone a los mandos de nuestro propio personaje, el protagonista de una historia que nosotros seremos los encargados de narrar, ya que desde el primer momento podemos escoger todo lo que queramos de su aspecto, su pasado y sus rasgos principales, que pueden afiliarlo desde buen principio a una facción, definir sus creencias, planeta de origen… Después de algo menos de par de horas que sirven como introducción y que funcionan de forma lineal, el juego nos dice «aquí tenéis una nave, aquí tenéis una galaxia, haced lo que queráis». Y así es como se debe jugar Starfield, haciendo lo que nos dé la gana.
Nuestro protagonista (y lo que será el punto común para todos) es que forma parte de Constelación, un grupo pseudo-secreto encargado de explorar la Galaxia y encontrar sus secretos. La trama principal de Starfield girará en torno a esta facción y el descubrimiento que hace nuestro personaje al principio del juego, a partir de ahí comenzaremos a realizar misiones de exploración que desembarcarán en giros de guion que no vimos venir y una historia que, en general, nos ha sorprendido por su profundidad y por haber mantenido tan en secreto (y que por suerte no se han conseguido filtrar) todos sus giros, sorpresas y momentazos. Y nuestra intención es no contaros mucho más de la trama principal, ya que ha sido una gratísima sorpresa. Momentos donde religión, ciencia y existencialismo se cruzan para darnos una historia de lo más apasionante.
Pero lo que de verdad mueve Starfield y lo que lo convierte en un juego fuera de serie y un hito para el género de rol es su escala, la exploración y el universo (nunca mejor dicho) que se ha creado a su alrededor. Starfield nos permite explorar una cantidad obscena de sistemas, cada una con uno o varios planetas que, mientras no sean gigantes gaseosos o de hielo, podremos explorar, así como sus lunas.
¿Y cómo funciona la exploración? Pues, estos días hemos visto polémicas de lo más absurdas que desde luego no reflejan lo que ofrece Starfield. El juego de Bethesda nos permite viajar entre sistemas, una vez dentro de uno de ellos hay que seleccionar un planeta desde el mapa (o marcándolo in-game con el botón A mientras lo enfocamos con nuestra nave). Una vez llegamos al espacio aéreo de ese planeta podemos recorrerlo por si hubiese naves, astilleros o incluso si aparecen enemigos. Si queremos aterrizar debemos seleccionar el planeta (otra vez in-game o desde el menú) y nos aparecerá el mapa de dicho planeta.
Podremos aterrizar en cualquier lugar del planeta siempre que haya tierra firme y estas zonas se dividirán en biomas generados en base a las condiciones del sitio. Esos lugares donde aterricemos servirán para obtener recursos, explorar el planeta y sondearlo para registrar todos sus datos. Cabe destacar que los planetas serán en su gran mayoría terrenos bastos salvo pequeños puestos que iremos encontrando. En este sentido, el viaje rápido es algo esencial a utilizar, ya que estos terrenos que se generan tienen un tamaño enorme y si queremos volver a la nave después de explorar algo que nos llame la atención lo tendremos que utilizar si no queremos desandar lo andado.
El viaje rápido funciona en base a lo que descubrimos o que ya sabemos que existe. Por ejemplo, la mayoría de planetas tienen puntos fijos, consistentes en estructuras específicas que aparecen ya marcadas en el mapa y donde podremos aterrizar o viajar rápido a ellas. Luego, por cada punto del planeta donde hayamos aterrizado por nuestra cuenta también podremos viajar rápido y, una vez aterrizados, pasa lo mismo. Por cada zona del mapa local explorada podemos volver a viajar rápido, si no, tocará ir a patita.
Finalmente, también habrá grandes ciudades como Nueva Atlantis, Neón o Akila, pero también enormes puestos como Cidonia en Marte o en Titán, así a modo de resumen. Lo que debéis tener claro es, que de miles de planetas que podemos explorar, la gran mayoría son mundos desconocidos donde la humanidad tiene poca información, hay puestos sueltos y de tamaño reducido o simplemente no hay nada. Pero en aquellos mundos colonizados, las ciudades y los grandes puestos os tendrán atados durante horas.
Para poneros un ejemplo, en Cidonia estuvimos haciendo toda una trama secundaria que tenía que ver con los mineros que están trabajando en la roca. Esa misión nos lleva a un punto donde nos hacemos pasar por un trabajador de los encargados de esos mineros para poder suministrarles mejor equipo. Leyendo sus solicitudes, vemos también que hay una donde piden más días de vacaciones. Si la aceptamos, en otra misión que realizamos mucho más tarde y que simplemente consiste en realizar evaluaciones psicológicas de parte de una psicóloga que prefiere pasar más tiempo en el bar que trabajando, daremos con una de un trabajador que está muy contento, ya que recientemente le han dado más días de vacaciones. Para que os hagáis una idea de la profundidad de las misiones secundarias y como van teniendo relevancia entre ellas.
Y es que ahí está la gracia de Starfield, en llegar a una luna o planeta que no conoces, que en ella descubras personas, facciones e historias propias y que empiecen a brotar misiones secundarias de lo más profundas que acaben impactando en las vidas de todos los que están ahí. Starfield nos permite meternos de lleno en las historias de cada lugar donde encontremos a más humanos, pero también que nos enfrasquemos en una «soledad iluminadora» investigando sistemas recónditos, planetas donde sólo hay recursos que escanear y simplemente vivir una historia de investigador en el espacio.
¿Amigos o enemigos?
Por otro lado tenemos las facciones que conforman el universo de Starfield. Como ya habréis leído a partir de todo el material que ha salido estos meses sobre el background del juego, Starfield se desarrolla muchos años después de que la humanidad hiciese su primer gran viaje entre estrellas e incluso se asentase fuera de la Tierra. Sin desvelaros muchos detalles de la trama, en Starfield nos encontraremos con dos facciones principales: las UC y el Colectivo Freestar. Los primeros cuentan con una estética militar y «moderna», mientras que los segundos evocan en todo momento ese estilo de Rangers en el espacio o cowboys espaciales. Estas facciones mantuvieron una cruda guerra interestelar en el pasado reciente, pudiendo ver muchas de sus secuelas en el juego. Actualmente reina la paz entre ellas, con la promesa de no volver a enfrentarse por el bien de la propia humanidad.
Además de estas facciones también tendremos la Casa Va’ruun, un grupo dedicado a adorar a un Dios llamado la Gran Serpiente, que también participó en la guerra y cuya aura de misticismo esconde muchísimos secretos. También tendremos a los piratas espaciales, reunidos bajo la bandera de la Flota Carmesí. Si eso os parece poco, también habrá megacorporaciones asociadas a esas facciones y que luchan entre ellas, rebeldes espaciales, independentistas y un largo etcétera.
En nuestro viaje a lo largo y ancho de la galaxia podremos asociarnos a muchas de esas facciones, sobre todo a las principales. Asociarnos tendrá un gran impacto dentro del juego, ya que por ejemplo, empezar en las filas de las UC y avanzar en su línea de misiones desvelará un gran secreto para la trama y nos otorgará la ciudadanía, pudiendo comprar casas en Nueva Atlantis, por ejemplo. Asociarnos con los piratas de la Flota Carmesí hará que no nos ataquen en el espacio y, en general, cualquier afiliación a una facción desbloquea caminos y conversaciones nuevas.
Cada facción, sus misiones y los descubrimientos realizan aportaciones vitales a la experiencia de juego ya que además de contar con historias de lo más interesantes, ahondan en el lore, personajes y aportan muchísimo aire fresco respecto a la experiencia de juego principal.
Aunque solos, lo que se dice solos, nunca estaremos, ya que a nuestra aventura se sumarán varios miembros de Constelación como VASCO, Sarah Morgan, Sam Coe, Andreja o Barrett, así como otros personajes secundarios que reclutaremos a cambio de pagarles o que irán llegando a nuestra nave a partir de ciertas misiones. Por ejemplo, un piloto que rescatamos de un abordaje y al que le ofrecemos que se una a nuestra empresa.
Todo este elenco de personajes secundarios tendrá también su propia historia y un medidor oculto de afinidad con nosotros. Estando a nuestro lado en las misiones, según como actuemos o respondamos a conversaciones la afinidad irá aumentando o disminuyendo dependiendo de nuestros actos y la personalidad del acompañante. Si la afinidad aumenta se irán desbloqueando conversaciones que desarrollan sus historias. Si no los llevamos con nosotros en combate, podemos decidir qué hacer con ellos. Desde asignarlos a nuestra nave a asignarlos a los puestos que hayamos creado por nuestra cuenta en los diferentes planetas o lunas.
Porque sí, no lo habíamos mencionado hasta ahora, pero como viene siendo tradición en los juegos de Bethesda, podemos crear asentamientos utilizando los recursos que hemos recogido de los planetas y, a partir de ahí, comenzar a construir para extraer recursos a mansalva o simplemente crear nuestra propia mini ciudad. Como los personajes que nos acompañan tienen ciertas virtudes, hay algunos de ellos que al asignarlos a puestos potencian la producción de recursos, por ejemplo, otros que nos son de utilidad en la nave por su experiencia en armas…
Vamos, que no estaremos solos y que nuestros compañeros, pese a no contar con un sistema de afinidad o unas historias profundas al nivel de Mass Effect 2, tienen un buen desarrollo. También podremos entablar un romance con cualquiera de ellos. Aunque sí que es verdad que quizás habría estado bien reducir el elenco y centrarse en un grupo más reducido pero con mayor impacto.
Volviendo a la personalización y la construcción, si ya lo de los puestos es de lo más elaborado, mejor no sepáis las horas (sí, horas) que nos hemos tirado construyendo nuestra nave en Starfield. Sí, se pueden comprar de nuevas y a medida que invertimos puntos en ciertas habilidades (luego profundizamos más en esto) podemos conseguir naves y piezas de una clase superior, pero ya en la clase inicial hemos jugado a ser ingenieros aeroespaciales y hacer verdaderas locuras.
La personalización de la nave nos permite incluir a cambio de dinero los módulos que queramos, siempre que respetemos normas básicas como que la exclusa de atraque debe estar en la parte más exterior de la nave, debemos tener como mínimo un reactor, un motor y una plataforma de aterrizaje, también «patas» para reposar la nave una vez aterrizada en base a su masa… Estas normas aparecerán cuando las incumplamos, avisando que no podemos realizar los cambios aplicados si no la tenemos en cuenta, así que estad tranquilos.
La forma de funcionar de la modificación de las naves es módulo a módulo, tanto de los que ya tenemos en la nave que nos dan al principio como los que podemos añadir. Si añadimos cabinas de investigación o de armas tendremos acceso directo a ordenadores o mesas de trabajo que nos permitirán realizar mejoras y desarrollos de proyectos (una vez más, luego profundizamos en esto), si añadimos una cabina de tripulación tendremos literas donde descansar, a más motores más velocidad y manejo pero más consumo de energía, lo mismo con las armas, lo que obliga buscar un reactor que proporcione mucha energía.
Si nos quedamos con poco espacio en nuestra bodega de carga, habrá que comprar ampliaciones o directamente muelles de almacenamiento, sacrificando la masa de la nave y afectando a su movilidad, lo que implicará buscar motores más potentes…
El desarrollo de la nave permite hacer lo que nos dé la gana, siempre que tengamos presente lo que queremos. Si queremos ser ligeros y ofensivos podemos prescindir del almacenamiento y cabinas extra, yendo al grano a una nave ágil y con muchas armas, podemos buscar algo equilibrado o directamente hacernos un carguero si nos apetece. Si jugar con esto acaba agobiando y no queréis comeros la cabeza, también podéis comprar naves directamente. Ah, y los módulos, armas, motores y demás dependen del planeta donde aterricemos (aunque hay muchos que se mantienen) o incluso de la empresa que regente el astillero espacial donde atraquemos.
Habilidades, desarrollo y profundidad
Hemos hablado de nuestro personaje y cómo funciona la exploración, pero ¿qué hacemos con los recursos que tenemos al explorar? ¿Cómo podemos adaptar nuestro estilo de juego al personaje? Pues la respuesta la encontraréis en estas líneas. Primero, sobre la gestión de recursos, la forma en la que funciona Starfield es parecida a lo que estamos acostumbrados en juegos del estilo. Deberemos explotar los recursos de los planetas (ya sea a lo grande en puestos o con nuestro láser minero) y luego asegurarnos de almacenarlos, si es posible en nuestra nave.
A partir de ahí, si queremos construir diferentes partes de un asentamiento pues consumiremos ciertos recursos según el elemento que queramos crear. Si queremos que un puesto funcione bien, tendremos que asignar a uno de nuestros compañeros que tenga buena mano en puestos para conseguir mayor rendimiento.
Lo mismo con otras opciones de desarrollo, como son las armas, el equipo o los proyectos de desarrollo. Para simplificar la explicación, una vez recogidos los recursos debemos ir a un puesto de investigación y allí desarrollar el proyecto que nos permita luego crear los elementos mencionados anteriormente en las diferentes mesas de trabajo. Para desarrollar proyectos en los puestos de investigación también dependemos de las habilidades de nuestro personaje, por lo que si queremos que pueda crear nuevas modificaciones de armas habrá que invertir un punto de habilidad en la que permite al personaje crearlas.
Las habilidades también tienen una profundidad increíble, ya que por cada una que desbloqueemos, tendremos 5 mejoras correspondientes a la habilidad. Y sí, podéis conseguirlas y mejorarlas todas al máximo, ya que no hay límite de nivel en Starfield. Aunque nuestra recomendación es que prioricéis la que más se ajustan a vuestro estilo de juego en vez de intentar ser un Jack of All Trades. En nuestro caso, hemos potenciado las habilidades dedicadas a la tecnología e investigación porque nuestra forma de jugar ha sido la de explorar todo lo que podamos, crear puestos y mejorar la nave.
Al final, la clave reside en personalizar la experiencia a nuestro estilo, pero claro, una vez lo dominemos siempre podemos probar cosas nuevas.
Volviendo a la gestión de recursos, una cosa a tener en cuenta es que como buen juego de Rol, Starfield tiene límite de almacenamiento tanto para nuestro personaje como para nuestra nave. El de nuestro personaje depende de su constitución y de las habilidades de carga de peso que hayamos desbloqueado, pero el de la nave depende totalmente de cómo la hayamos creado o comprado. Así pues, si seguís la senda del explorador, lo más normal es que desde el primer minuto tengáis que gestionar los recursos, traspasándolos a la nave, comprando módulos de almacenamiento o incluso comprando naves nuevas que son más cargueros que otra cosa.
La explotación de recursos también protagonizará algunas misiones secundarias que nos solicitarán transportar cierta cantidad de material o incluso extraerlo por nuestra cuenta y entregarlo. Aunque siempre hay atajos inteligentes que descubriréis…
También podremos gestionar el inventario de nuestros compañeros. Hablando con ellos les podremos dar equipo que nosotros no queramos y que se lo equipen, potenciando así su protección o daño. También les podemos dar recursos y demás elementos que hagan que sobrepasemos nuestro límite de carga y así poder viajar rápido, ya que si estamos sobrecargados podéis decir adiós al viaje rápido y eso, cuando hablamos de caminatas de 5-10 minutos por el planeta es algo duro.
De batallas en el espacio y tiroteos en tierra
Bueno, hemos hablado largo y tendido sobre muchas cosas, sobre todo centradas en la exploración, ¿pero qué tal el combate, la navegación y las peleas en el espacio? Pues no seáis impacientes.
Starfield ofrece un amplio abanico de armas que van desde fusiles, pistolas, revólveres, escopetas, ametralladoras automáticas, rifles de energía… Estas armas las podemos recoger de nuestros enemigos o comprarlas en las diferentes tiendas de cualquier ciudad o asentamiento que exploremos. A partir de ahí, también es nuestro trabajo personalizarlas para añadir modificaciones en el cañón, la mirilla, el cargador, el tipo de disparo y un largo etcétera, todo ello influyendo en el daño que hace y su valor.
A medida que hemos avanzado en el juego, más que armas nuevas lo que hemos visto son versiones más potentes de dichas armas, aun así, el catálogo es abrumador. En cuanto a la acción, la verdad que Starfield como shooter funciona muy bien, principalmente en primera persona y es que los enfrentamientos con la cámara en la vista en tercera persona no nos han acabado de convencer.
Profundizando más sobre esto, la vista en primera persona acaba casando mucho mejor con el combate en Starfield, quizás por nuestra preferencia o por las sensaciones al jugar. Es difícil explicarlo, pero en tercera persona se siente muy diferente y no nos acaba de gustar, además de esa forma es mucho más inmersivo. Por otro lado, la cámara en tercera persona resultará mucho más útil en la exploración de los planetas o mientras estamos en asentamientos y ciudades. Aunque eso, repetimos, son gustos muy personales.
En primera persona los combates resultan frenéticos y estratégicos, con enemigos que irán a por todo contra nosotros. Dependiendo de su nivel y equipo y el nuestro los combates resultarán más o menos difíciles. Pocas veces hemos acabado muriendo, ya que si somos conscientes de nuestro nivel y el del enemigo es muy fácil saber si sale a cuenta enfrentarnos o huir. En este sentido, la gran mayoría de enemigos del juego son humanos, con unas pocas excepciones en forma de animales alienígenas y los temidos Horromorfos, que tienen toda una trama secundaria para ellos.
El comportamiento de las armas también varía mucho según cada tipo de arma y las modificaciones que lleve y hasta que no encontremos con las que nos sentimos cómodos seguramente acumulemos decenas de armas en nuestro inventario. Acompañando a las armas tenemos los objetos arrojadizos como granadas y minas, siendo los primeros muy útiles en combates contra muchos enemigos y las segundas sirviendo si jugamos de forma sigilosa tendiendo trampas al enemigo.
Dependiendo también del tipo de daño que suframos nos trataremos con distintas ayudas. Desde el botiquín básico a otras más avanzadas y con efectos secundarios que aumentan ciertas capacidades del personaje. También tenemos objetos de ayuda que sirven para curarnos de heridas importantes como quemaduras, exposición a elementos radioactivos, roturas de huesos y demás. Por lo que también tendremos que hacer una buena gestión de nuestro botiquín.
Y ahora toca hablar de las batallas espaciales, que aunque no son muy frecuentes sí que aparecen de forma aleatoria al explorar los sistemas o durante las misiones. La forma de funcionar depende de cómo hayamos personalizado nuestra nave, de normal tendremos 3 armas principales (las que queramos), un escudo que nos protege enormemente del fuego enemigo, el motor que nos permite movernos con velocidad y el reactor que es el que genera la energía que debemos repartir entre los sistemas.
Así pues, si mientras exploramos el espacio queremos potenciar la energía de los motores, cuando veamos naves enemigas quizás queremos pasar esa energía a las armas para que podamos realizar más disparos y al escudo para potenciar nuestra defensa.
Jugablemente también se pueden realizar en primera o tercera persona, donde los botones LT, RT e Y están asociados a cada una de las 3 armas y cada disparo consume cierta energía. Según la que tengamos asignada a las armas podremos disparar más con esa misma arma o esperar a que se recargue. El movimiento de la nave se realiza con el stick derecho, mientras que con el izquierdo indicamos la velocidad de la nave. Si queremos girar más fácilmente debemos ir a una velocidad media, aunque si nos están fijando los enemigos debemos activar los propulsores para huir rápidamente.
Entre las muchas habilidades que encontramos en Starfield, una de ellas permite apuntar con detalle a las naves enemigas con un sistema que a los fans de Fallout seguro les suena. Una vez utilizamos ese apuntado podemos seleccionar partes específicas de la nave enemiga. Por ejemplo, si apuntamos al motor gravitacional evitaremos que hagan un salto a otro sistema, podemos debilitar sus escudos para que no se regeneren, sus armas para que no disparen o incluso a los motores para que no se muevan y podamos abordar la nave.
Y es que sí, podemos cumplir nuestro sueño de pirata espacial e ir abordando naves, robar sus recursos e incluso robar la propia nave para añadirla a nuestro elenco de naves. De ello depende nuestro nivel de habilidad con dichas naves y el que tiene la que queramos agenciarnos, claro.
Se puede decir que el gameplay de Starfield no inventa nada, pero sí que cumple con todo lo que presenta. Los tiroteos resultan entretenidos y el gunplay está al día, con un movimiento ágil del personaje y buen comportamiento de las armas. En cuanto al combate en el espacio, el estilo es muy parecido a otros juegos del género, haciendo especial énfasis en la gestión de la energía y como el juego permite ir priorizando los diferentes sistemas de la nave según la situación. Al igual que con las armas, según el tipo de nave que tengamos, los combates en el espacio también cambiarán jugablemente, notándose mucho la movilidad de la nave, su peso, velocidad, energía y el daño de las armas.
Una verdadera experiencia de nueva generación
Mucho se ha hablado y escrito sobre el apartado gráfico de Starfield. La verdad es que el resultado final es impresionante, sobre todo en entornos y materiales, cojeando más en los modelados humanos y las expresiones faciales, que sí que se pueden considerar bastante desfasados. Por lo demás, Starfield es técnicamente sobresaliente, con muy buen juego de luces, una resolución cristalina y efectos visuales.
La escala del juego es casi infinita, con una cantidad de sistemas que acaba dando como resultado miles de planetas y lunas donde se puede aterrizar, explorar y con algo que hacer en ellos. La verdad es que nos da un tremendo dolor de cabeza pensar en todo el sistema que monta el esqueleto del juego y cómo todo ha conseguido funcionar.
En cuanto al rendimiento, el juego se ejecuta a 30 frames por segundo que, sinceramente, no molestan. Ya que la resolución y calidad que muestra la imagen de Starfield está entre lo mejor que podéis jugar en Xbox, con la excepción de los comentados modelados humanos. Aunque la mayoría del tiempo se mantienen estables, sí que hemos notado bajones al explorar grandes espacios abiertos en los planetas y en algunas zonas de las grandes ciudades. En bases cerradas o en el espacio, esas caídas desaparecen.
Otro tema que ha protagonizado multitud de noticias y rumores son los bugs. ¿Es Starfield un juego sin bugs? Desde luego que no. Sería muy iluso pensar lo contrario. ¿Es Starfield el juego más pulido que ha lanzado Bethesda? Sí, y de lejos. Lo que os queremos decir es que obviamente va a haber bugs en Starfield, la mayoría de ellos visuales y que no afectan al gameplay. Eso no quita que en las casi 100 horas que lo hemos jugado hemos llegado a ver naves girar de la nada a lo Interstellar, un almacén de nuestra nave cambiando de posición a una rara, enemigos que se quedan atrapados en rocas…
Pero, desde luego, si tenemos en cuenta la escala y magnitud de Starfield, el nivel al que se ha pulido su contenido es admirable. Si se hubiese lanzado el juego en su fecha original el pasado 2022, quizás hubiésemos tenido otro caso como Cyberpunk, así que no se puede negar que este retraso en su lanzamiento le ha sentado de maravilla.
Starfield llega a nuestras Xbox y PC localizado y doblado al español de España, con un trabajo que ha implicado grabar más de 3 millones de líneas, con un muy buen resultado en los personajes principales. En cuanto a los NPC’s, lo normal será escuchar voces que nos suenen ya anteriormente, con actores doblando a más de un personaje. Pero claro, si tenemos en cuenta que podemos interactuar con cualquiera de los miles de personajes que pueblan Starfield pues se acaba entendiendo. A mejorar, eso sí, está la sincronización labial. Muchas veces escucharemos a personajes hablar mientras sus labios están completamente cerrados, siendo esto un error al adaptar la sincronización labial original con el doblaje al español.
Por su parte, la banda sonora es otro aspecto a destacar, con un tema principal cuyas notas escucharemos casi constantemente en el juego, acompañando de maravilla nuestra aventura y variando dinámicamente según si exploramos, descubrimos algo nuevo o entramos en conflicto. También las ciudades más importantes tendrán sus propios temas, ambientando de maravilla cada lugar.
Finalmente, toca hablar de la parte negativa del apartado técnico, que reside principalmente en los tiempos de carga. Starfield tiene una pantalla de carga inicial de unos cuantos segundos, la más duradera de cada sesión de juego. Una vez pasamos de esa pantalla de carga tendremos varias según los mapas. Por ejemplo, para pasar del espacio aéreo de un planeta a otro tendremos una carga rápida, otra para cuando aterricemos, otra para cuando viajemos entre los sistemas.
Luego, dentro de las ciudades o asentamientos también tendremos pantallas de carga rápidas si pasamos a zonas específicas de mayor tamaño. Quizás la ciudad donde más molesta es en Neón, donde encontramos un gran nivel de detalle en las calles, pero entre cada zona e incluso tiendas tendremos una carga. Rápida, eso sí, pero no deja de ser una carga.
En general, estas pantallas de carga in-game duran muy pocos segundos, pero acaban cortando un poco el ritmo, sobre todo al explorar las ciudades como hemos comentado.
Análisis de Starfield – Conclusiones
Y llega el momento de resumir todo lo que os hemos contado, que no ha sido poco, y montar unas conclusiones. Como podéis ver, Starfield es un juego completísimo, con una cantidad de contenido abismal y un detalle en su lore tremendo. La trama principal ha sido una grata sorpresa, mientras que la esencia del juego reside en el viaje que emprenda por su cuenta el jugador y vaya completando las misiones según le aparezcan.
Las historias de las diferentes facciones, las de nuestros personajes, cada ciudad, lo que esconden los asentamientos, las naves a la deriva que nos encontramos, las estaciones abandonadas… Starfield está repleto de cosas que hacer, que explorar y en todo momento consigue cumplir ese sueño que teníamos desde la primera vez que lo vimos: vivir nuestra aventura espacial tal y como nos apetezca, una historia de exploración y descubrimiento plagada de secretos.
Si bien no estamos ante un juego perfecto, Starfield se le acerca. Hace muchas -muchísimas- cosas y la gran mayoría de ellas excelentemente. La cantidad de horas que nos proporciona asusta incluso y es que tras casi 100 horas de juego, todavía nos quedan multitud de planetas por explorar e historias por vivir, más con el modo Nueva Partida+, que le da un nuevo valor de lo más interesante para seguir jugando.
Cuesta encontrarle pegas a Starfield y aquellas que mencionamos la verdad es que no empañan el resultado final. Starfield es uno de los mejores juegos del año (que no es poco en este fantástico 2023) y uno de los mejores juegos de la historia de Xbox. Bethesda ha creado un juego que marcará época y que servirá de ejemplo para el resto de estudios que se animen a emprender su propio viaje en el espacio.