Cuando supe que había en desarrollo un videojuego de rol musical en el que las canciones cambiaban en función de tus decisiones supe que Stray Gods debía estar sí o sí en mi radar. A medida que se iban descubriendo nuevos detalles sobre el título de Summerfall Studios más me iba interesante su propuesta, la cual considero que es la más original de todo el año.
Ahora al fin hemos podido jugar a Stray Gods: The Roleplaying Musical y hemos ratificado que tiene mucho de musical, pero no tanto de rol. Igualmente, la compañía australiana ha dado a luz un juego único y que merece la pena por muchas razones, aunque tiene muchas cosas que mejorar en futuros parches. Te contamos qué nos ha parecido el juego en nuestro análisis de Stray Gods para Xbox Series X.
Un reparto divino
Stray Gods comenzó a fraguar su popularidad en redes sociales gracias a los nombres que había logrado reunir en torno a su proyecto. Para empezar, el director del juego es David Gaider, conocido por ser el guionista principal y creador del universo Dragon Age, una de las grandes sagas de rol occidental modernas. Pero en el título de Summerfall tiene una importancia capital la música, de modo que era indispensable encontrar a un referente dentro de la industria. Su nombre es Austin Wintory, afamado compositor que ha trabajado en obras de la talla de Journey, Assassin’s Creed Syndicate o The Pathless, siempre obteniendo grandes alabanzas por sus composiciones.
Pero Gaider y Wintory no son todo lo que Stray Gods tiene que ofrecer a nivel de nombres reconocidos. El juego es una especie de visual novel con toma de decisiones, por lo que pasaremos mucho tiempo simplemente escuchando conversaciones. Es por ello que el reparto debía ser estelar. La protagonista, Grace, está interpretada por la premiada Laura Bailey (The Last of Us Parte II, Uncharted 4), pero también le acompañan Troy Baker (The Last of Us, BioShock Infinite), Janina Gavankar (Star Wars Battlefront 2), Abubakar Salim (Assassin’s Creed Origins), Khary Payton (The Walking Dead), Ashley Johnson (The Last of Us), Rahul Kohli (La maldición de Bly Manor) o Merle Dandridge (Half-Life 2, The Last of Us).
Sí, Summerfall ha hecho el esfuerzo de reunir a grandes talentos del mundo del videojuego (y también de la televisión y el cine) y, lo que es más llamativo, ha conseguido poner a muchos de ellos a interpretar piezas de teatro musical como seguramente nunca hubieran imaginado. Especialmente sorprendidos hemos quedado con la labor de Laura Bailey, que como siempre se lleva al personaje a su terreno, pero que también se desenvuelve a las mil maravillas en el terreno del cante.
Puede que no todas las voces sean las más espectaculares y la ejecución no sea perfecta, pero la idea es tan buena que solo podemos valorarla positivamente. Sin embargo, con lo que no hemos quedado tan satisfechos es con las propias composiciones. Si bien Wintory ha dado a luz canciones fantásticas, el hecho de que nuestras decisiones las modifiquen en el acto produce disonancias y cambios de registro melódicamente poco atractivos al oído. Es como si el juego se hubiera pensado con unas decisiones que dan la melodía perfecta y si no escoges esas decisiones no suena tan bien como debería, pero en líneas generales cumple a la perfección.
Decisiones, romances y giros de guion
Stray Gods nos pone en la piel de Grace, una joven perdida en la vida que encuentra su propósito sin buscarlo. Tras un hecho repentino, Grace se convierte en una musa, divinidad inspiradora de arte de la mitología griega. Y es que sí, el juego de Summerfall Studios lo apuesta todo a la mitología griega. A partir de ese momento, debemos buscar respuestas sobre cómo hemos llegado a convertirnos en musa si queremos evitar un fatídico destino. Para ello deberemos relacionarnos con dioses griegos, aquí llamados ídolos, como Apolo, Perséfone, Afrodita, Atenea y muchos más.
Sin embargo, Stray Gods no presenta a unos dioses inalcanzables, sino a unos muy mundanos y terrenales. Estos dioses griegos están perdidos y se esconden del mundo corriente para evitar meterse en problemas. Forman parte de un círculo muy cerrado y cada vez más pequeño en el que Grace se va metiendo de lleno hasta conocer todos sus entresijos. Nuestra protagonista, no obstante, no está sola ante los ídolos, pues su fiel amiga Freddie e integrante de la banda de música de la que ambas forman parte será también su compañera de fatigas.
Pasemos ahora a hablar de lo que ofrece Stray Gods centrándonos puramente en lo jugable. Cómo es su propuesta de juego, te estarás preguntando. Allá vamos. Anteriormente señalábamos que Stray Gods tiene más de visual novel que de juego de rol, y es cierto. El único elemento personalizable de Grace tiene lugar al principio del juego, cuando se nos da a elegir entre tres rasgos: agresividad, intelecto o empatía y cercanía a los amigos. El que elijamos abrirá opciones de diálogo exclusivas durante las conversaciones, mientras que las opciones de los otros dos rasgos quedarán bloqueadas. Esto aporta al juego un buen toque de rejugabilidad, además del hecho obvio de tomar otras decisiones dentro y fuera de las actuaciones musicales, que son donde suceden los momentos más importantes.
Grace tiene siete días para esclarecer su situación y exponerla ante el Coro, el gobierno de los ídolos por así decirlo. Por el camino ganará amistades y enemistades, solucionará problemas y se meterá en otros y, claro está, podrá tener un romance con múltiples personajes. ¿Con quién? Tú lo decides. El aire detectivesco que desprende el desarrollo de Stray Gods recuerda por momentos a The Wolf Among Us. Los giros de guion están a la vuelta de cada esquina y todo puede cambiar en un momento. Stray Gods es más contemplativo y tranquilo que el juego de Telltale, pero está igualmente bien escrito. Se nota mucho la mano de David Gaider.
No es oro todo lo que reluce
Hemos hablado de las cosas buenas, que no son pocas, que tiene Stray Gods. Lamentablemente el título de Summerfall Studios ha salido a la venta con problemas difícilmente justificables. Sin ir más lejos, al cargar nuestra partida esta se inició desde el mismísimo comienzo y perdimos el avance de tres horas de juego. Pudimos recuperarlo en aproximadamente una hora saltando los diálogos y tomando más o menos las mismas decisiones, pero sin duda es un error muy frustrante.
Más allá de este problema, el más grave con diferencia, Stray Gods tiene una de las peores mezclas de sonido que hemos visto nunca en un videojuego. Algunas voces están muy altas y otras, exageradamente bajas. Las canciones también suelen tener un volumen considerablemente más alto que los diálogos, de modo que estás obligado a ir regulando el sonido a cada momento. Los subtítulos están traducidos al español latino, pero no ha habido una localización al castellano de España. No es crítico, pero sí algo que deberías saber antes de hacerte con él. Y finalmente, también en materia de subtítulos, algunas líneas aparecen en inglés en lugar de en español y, en la recta final del juego (que nos ha durado unas 5 horas, sin contar el mencionado incidente), un par de canciones sufrieron de subtítulos desincronizados que dificultaban la toma de decisiones.
Conclusiones
Stray Gods cumple con su propósito: ofrece una historia excelentemente escrita que basa sus grandes momentos en las actuaciones musicales. Con un reparto estelar, el título de David Gaider brilla más en los diálogos que en las composiciones melódicas, pero sin lugar a dudas funciona. Tiene menos de juego de rol de lo que nos hubiera gustado y más de visual novel, pero también tiene un toque detectivesco que le sienta genial a la fórmula. ¿Su gran problema? Está repleto de errores técnicos, unos de mayor envergadura que otros, que empañan la experiencia. ¿Recomendable? Sí, pero teniendo en cuenta estos condicionantes.