El 2018 está a punto de llegar a su fin y, más allá de las grandes producciones que nos ha dejado en materia de videojuegos, también hemos podido disfrutar de magníficas obras que gozaban de un presupuesto más ajustado. Es el caso del título que hoy nos ocupa, Subnautica. La obra, desarrollada por Unknown Worlds, llegó a principios de año a PC y se convirtió en todo un éxito entre los amantes de la exploración y la gestión de recursos. Ahora, casi un año después, ha aterrizado en Xbox One con el objetivo de convertirse en uno de los grandes alicientes de este fin de año y también del comienzo del inminente 2019. Nosotros ya hemos podido probar la versión de la consola de Microsoft y estamos en disposición de contarte qué nos ha parecido.
Subnautica es un videojuego misterioso y apasionante. Lo es desde su mismísimo comienzo. Nuestra nave se ha estrellado en un planeta extraterrestre desconocido y, para nuestra desgracia, está compuesto en su gran mayoría por agua. Es por ello que nuestra misión será sumergirnos en las profundidades marinas e ir recolectando todo tipo de materiales para poder construir nuestra propia base, mejorar nuestras capacidades de buceo y también para poder explorar este sobrecogedor mundo en el que hemos ido a parar por suerte o por desgracia.
En el fondo marino encontrarás todo tipo de criaturas
Viaje a lo desconocido
Una de las grandes virtudes de la obra de los también desarrolladores de Natural Selection o Zen of Sudoku es su apartado visual. La belleza que nos aguarda en las profundidades marinas es uno de los elementos clave para sentir que estamos completamente perdidos y aislados de todo rastro de vida humana. Y es que a pesar de estar en un mundo repleto de agua con algunos islotes puntuales siempre hay nuevas cosas que descubrir en Subnautica. Es precisamente ese elemento misterioso e incluso terrorífico en ocasiones el que le aporta variedad y coherencia a un juego que, por otro lado, se mueve a caballo entre dos géneros muy comunes: la aventura y la gestión de recursos.
El mundo de Subnautica no es invariable. Existe un ciclo día/noche que modifica no solo el entorno en el que nos movemos, sino también nuestra forma de interactuar con él. Durante el día el sol penetra con fuerza en el agua e ilumina todo aquello que queramos alcanzar. Por la noche, no obstante, necesitaremos de una linterna o algún otro objeto que emita luz para poder explorar con comodidad los rincones más profundos y apartados. Para no hacer que la vertiente nocturna sea demasiado dura para los usuarios, Unknown Worlds Entertainment ha optado por hacer que el ciclo día/noche sea bastante breve, de modo que enseguida volverá a aparecer la luz solar para facilitar nuestras tareas exploratorias.
En Subnautica no hay dificultades como tal, pero sí diferentes modalidades de juego que nos permiten ajustar la aventura a lo que queremos nosotros. Podemos optar por Supervivencia, que es el modo más tradicional de enfrentarnos a la aventura, repleta de sorpresas ocultas. Sin embargo también tenemos a nuestra disposición el modo Libertad (que deshabilita las opciones de tener que comer y beber con asiduidad), el modo Hardore (que tiene muerte permanente y nos obliga a estar atentos a nuestro entorno más que nunca) y también goza de un modo Creativo, que nos permite diseñar y construir nuestros propios hábitats submarinos.
El mundo de Subnautica esconde todo tipo de secretos
Peligro en las profundidades
La zona en la que iniciamos la aventura ha mantenido una parte de nuestra nave estrellada, que es fundamental para progresar en el juego. Se trata de un Lifepod, un pequeño espacio seguro en el que podemos respirar tranquilamente, almacenar materiales y alimentos y también fabricar objetos y útiles que nos permitirán avanzar más lejos y con mayor velocidad, además de poder ampliar nuestra base. En los alrededores de nuestra zona segura encontraremos aguas poco profundas con animales herbívoros, plantas y algunos minerales que nos vendrán bien al comienzo, pero pronto nos hará falta (y también lo desearemos) irnos cada vez más lejos y más profundo, de modo que no solo necesitaremos nuevos materiales, sino que iremos descubriendo secretos que jamás hubiéramos imaginado.
No solo podemos nadar hacia las profundidades, sino que también podemos salir a la superficie. En las pequeñas islas que hay en este mundo también hay secretos que merece la pena descubrir, aunque explorar lugares en tierra firme no es tan emocionante ni satisfactorio como bajo el agua. En ambos casos, eso sí, podremos encontrarnos con diferentes tipos de amenazas, de modo que tener armas o herramientas con las que defendernos de los peligros es importante. La vida se consume rápidamente si somos heridos y necesitamos materiales médicos para poder curarnos, por lo que siempre merece la pena ir bien equipado para evitar disgustos. Eso sí, el combate tampoco es lo más pulido de Subnautica, que se luce a pleno rendimiento cuando navegamos y buceamos.
Llevarnos un susto con un depredador que habita en las profundidades marinas o morir de inanición o deshidratación es algo bastante común en Subnautica. No hay nada de qué preocuparse, pues el videojuego tampoco castiga con demasiada dureza la muerte: la pérdida de algunos recursos y reaparecer en el Lifepod es todo lo que te ocurrirá si pierdes la vida (y no estás en el modo con muerte permanente, claro). Al comienzo del juego es fácil morir, especialmente por la gran limitación de oxígeno que tenemos, que apenas nos permite descender unos cuantos metros sin sentir la necesidad de volver a la superficie cuanto antes para recobrar el aliento.
A pesar de ser mayormente acuático, Subnautica también nos permite salir a la superficie
Supervivencia vs exploración
Si algo se le puede achacar a Subnautica es que pasa demasiado tiempo hasta que nos sentimos “libres” de explorar su mundo tanto como queramos. Tenemos libertad de movimiento y acción desde el comienzo, pero dadas las limitaciones de nuestro personaje al comienzo de la aventura pasaremos las primeras horas de juego únicamente preocupándonos de mantenernos alimentados e hidratados, que no es poco. Sin embargo, el título no explota del todo hasta que tenemos cierta autonomía y suficiencia como para empezar a construir bases y vehículos, lo que nos aporta ese plus de movilidad y libertad en la que tan a gusto se desenvuelve Subnautica.
Es en este momento cuando dejas de sufrir por sobrevivir en un planeta hostil y te centras en explorar cada rincón. Y es que el gigantesco mapa del videojuego lo merece. Son casi dos kilómetros cuadrados (y algunas partes verdaderamente profundas) de secretos, peligros y lugares misteriosos que no dejan de llamar nuestra atención al tiempo que descubrimos detalles sobre el lore del mundo que ha creado Unknown Worlds. Lo mejor de Subnautica es su capacidad para seguir sorprendiéndonos con maravillosos hallazgos sin importar las decenas de horas que le hayamos dedicado. Siempre encontraremos algo nuevo y emocionante que explorar o descubrir.
Como decíamos, Subnautica luce verdaderamente bien gracias a un apartado visual muy trabajado y a un diseño de escenarios y entornos increíblemente brillante. Pero por si todo eso fuera poco, también contamos con mejoras visuales en Xbox One X, de modo que si tienes la versión superior de la consola de Microsoft disfrutarás de una aventura con una calidad gráfica (especialmente en materia de resolución y fluidez) superlativa. Sin embargo, esta es solo una de las muchas bondades que tiene Subnautica, un videojuego imprescindible para los amantes de la exploración y la gestión de recursos.