Hemos paseado por un mundo mágico y colorido para traeros el análisis de Super Lucky’s Tale en Xbox One X, el juego del estudio Playful que es, en realidad, la secuela de otro juego aparecido hace unos años (Lucky’s Tale) como novedad plataformera para Oculus Rift. El juego original, en su día, llamó la atención por recuperar las plataformas en 3D antes de que llegaran juegos como Yooka-Laylee o el propio Super Mario Odyssey, entre otros, pero no dejaba de ser un plataformas simpático, pero algo ramplón. Acompañadnos en el análisis de Super Lucky’s Tale para ver si esta entrega, convertida en un plataformas 3D mucho más convencional, merece, o no, vuestra atención.
El nuevo guardián
Super Lucky’s Tale es un juego que puede que os suene de hace unos años. Playful Corp., sus responsables, lanzaron a comienzos del 2016 Lucky’s Tale, un juego de plataformas en 3D para Oculus Rift. Esta entrega, Super Lucky’s Tale, se inspira en los clásicos de plataformas de 64 bits y es, en cierto modo, una agradable sorpresa. Lo primero que llama la atención es que Super Lucky’s Tale llega a precio reducido (unos 30€), lo que puede indicar que se trata de un juego menor. Sin embargo, no es así en absoluto.
Tras un abreve introducción que nos presenta las motivaciones del juego (las cuales olvidamos pronto), Playful nos suelta al mundo de juego. El objetivo final es conseguir recuperar a nuestra hermana y conseguir el Libro de las Eras, pero es algo que nos importa más bien poco en cuanto empecemos a coger lo que de verdad importa, los tréboles de cuatro hojas. Hay 99 en total que estarán repartidos entre los diferentes mundos que componen la aventura. Y aquí viene lo especial del juego.
Hay varios tipos de juegos de plataformas 3D. En unos, tenemos un objetivo final dentro del nivel, el cual tenemos que conseguir a toda costa. En otros tenemos un enorme mundo en el que se mezclan misiones secundarias y principales, pero no tenemos que salir del mundo para ir completando las misiones y consiguiendo los coleccionables. Super Lucky’s Tale es un juego de plataformas 3D híbrido que mezcla la magia de los clásicos, pero con un desarrollo original.
Sí, cada uno de los mundos es estando, está separado de los demás, y funciona como si fuese un HUD. Hay monedas, hay tréboles, secretos, personajes secundarios, diamantes e incluso perderemos vidas si nos caemos. En este especie de HUD »vivo», como podría ser el castillo de Super Mario 64, tendremos una serie de puertas que sólo se abrirán si tenemos el número adecuado de tréboles. Estos mundos son diferentes entre sí. Los hay en los que tenemos que ir del punto A al punto B sin detenernos, ya que no habrá ninguna distracción por el camino.
Otros mundos imitarán el desarrollo de un juego de plataformas en 2D, pero sin demasiado retro. Otros niveles serán puzles (extremadamente sencillos) y otros serán algo más complejos. Y es que, hay niveles más complejos en los que sí, tendremos que llegar al trébol final, pero entre medias podremos conseguir tréboles extra gracias a las misiones secundarias que algunos personajes pueden encargarnos. Un ejemplo es uno de los niveles del segundo mundo en el que tenemos que destruir siete máquinas.
Sin embargo, podemos pasar de ese objetivo y, sin limitación alguna de tiempo, irnos a conseguir los diamantes, vidas, monedas y tréboles extra. Además, en cada nivel también habrá una serie de letras (que forman el nombre L U C K Y) y que nos dará recompensas. Podremos repetir los niveles de cada mundo las veces que queramos si nos hemos dejado algo (lo sabremos ya que, en la puerta de cada mundo tendremos cuatro iconos que nos indicarán qué hemos conseguido y qué no.
El juego, sin embargo, no es un reto en ningún momento debido a unos jefes con patrones de ataque previsibles, unos secretos que no están demasiado ocultos (los mundos no son demasiado grandes y, por tanto, no hay sitios en los que esconder nada) y una cámara que nos juega malas pasadas. Y es que, supongo que herencia de la cámara del primer juego para realidad virtual, la cámara es fija, pese a ser un juego de plataformas en tres dimensiones. Fija, pero podremos cambiar entre tres posiciones (central, ladeada hacia la izquierda o hacia la derecha).
Y este sistema de cámara, lamentablemente, hace que fallemos algunos saltos que deberían ser facilísimos debido a que percibimos la plataforma en una posición en la que luego no está. Y es algo que no se entiende, ya que se trata de un mundo completamente modelado en tres dimensiones y podríamos, perfectamente, ser capaces de girar la cámara en 360º, pero se trata de una decisión que la compañía habrá tomado por alguna razón.
Un mundo de fábula
Si a nivel de mecánicas, lejos (afortunadamente) quedaron los tiempos de realidad virtual (aunque la cámara siga ese sendero), gráficamente podemos decir lo mismo. Hemos jugado en Xbox One X, la versión que va a 4K y 60 frames por segundo y, realmente, es un salto tremendo comparado con la de Xbox One. No por la resolución, 1080p en el caso de la anterior máquina de Microsoft, sino por el paso de 30 frames por segundo a 60.
El zorro se mueve a la perfección, no hemos notado caídas y todo luce de forma maravillosa. El mundo nos sumerge en un universo en el que el color es protagonista (sobre todo, el verde) y en el que el diseño de personajes es muy simpático. Todo está hecho para que el jugador se encandile con los pollitos que nacen y nos siguen, con los conejos que intentan comer zanahorias o con los mini-golems que, tranquilamente, pasan el rato frente a una hoguera.
El apartado visual es simpático y la música no se queda atrás, recordando a los clásicos del género de hace un par de décadas, con algunas melodías muy bien hiladas y con otras que, aunque resultan algo más machaconas, no dejan de tener gracia acompañando perfectamente nuestras acciones en pantalla. Algo destacable es el doblaje al castellano. Cuando ya habíamos dado por perdido cualquier intento de Microsoft por doblar los juegos a nuestro idioma, Super Lucky’s Tale nos sorprende con un doblaje que, en total, serán cuatro minutos de cinemática, pero que está bien medido y ejecutado. Se trata de una agradable sorpresa que demuestra a qué público va dirigido el videojuego.
Plataformas 3D de los que nunca sobran
Super Lucky’s Tale es un juego de esos que no pasarán a la historia, pero de los que nunca sobran en el catálogo de una consola. Es entretenido, aunque no muy largo, no supera los 30€ y es divertido y simpático. Es cierto que, a los pocos minutos, el juego cae en la repetición al no tener demasiados alicientes ni novedades (ni en cuanto a habilidades ni en variedad de niveles) que nos anime a conseguir más tréboles o ítems para desbloquear alguna habilidad nueva. Todo está al descubierto desde el comienzo de la aventura y se limita a saltar, doble salto, ataque giratorio y escarbar para ir bajo tierra.
Sin embargo, Super Lucky’s Tale no es un juego pensado para un público adulto o experimentado que busca un reto en cada salto. de eso se encarga una jugabilidad muy permisiva que permite que el zorro se mantenga en el aire siempre el tiempo suficiente como para no fallar en el aterrizaje. Playful ha ideado este juego para los pequeños de la casa y, como tal, es una iniciación perfecta a los juegos de plataformas. Sin ser nada complicado, la dificultad está bien medida, así como el sistema de vidas y lo permisivo que es con los tréboles (aunque hay 99, podremos superar la aventura con la mitad).
Se trata de un juego para que a los más pequeños de la casa les pique el gusanillo de este género que tan buenos ratos nos hizo pasa en el pasado con un montón de exponentes, algo que sólo Nintendo, y veremos si Sonic Forces, consigue mantener con buena salud. Y sí, se agradece muchísimo el paso del juego a las plataformas tradicionales ya que, aunque sigue teniendo algunos problemas debido a una cámara que parece anclada en la época de la realidad virtual, la experiencia con Super Lucky’s Tale es mucho mejor que la que algunos probamos a comienzos del año pasado.