Hoy queremos que disfrutéis de nuestro análisis de The Sinking City para Xbox One. Uno de los juegos que los fans de Lovecraft, de la saga Sherlock Holmes y de las investigaciones bien hechas llevan tiempo esperando con ganas. The Siking City nos lleva a la ciudad inundada de Oakmont, a la que va a parar el detective privado Charles W. Reed para descubrir qué se esconde detrás de las inundaciones, los monstruos y la locura que asola el lugar. Aunque The Sinking City presente algunos fallos técnicos, lo cierto es que la jugabilidad es muy buena y supone un paso adelante respecto a lo que ya conocimos con Sherlock Holmes. Sin más, esperamos que nuestro análisis de The Sinking City para Xbox One os guste y os invite a comprarlo.
Frogwares y su propia forma de contar historias
The Sinking City continúa la estela de Call of Cthulhu y llega de manos de Frogwares, estudio europeo de Kiev, Ucrania. Creado en el año 2000, Frogwares es conocida por habernos traído, a lo largo de todos estos años, los juegos de investigaciones de Sherlock Holmes. De los que el último en ver la luz ha sido Sherlock Holmes: The Devil’s Daughter (2016). En total, un equipo de 80 artistas ha sido el encargado de que disfrutemos de estos peculiares títulos detectivescos, que han vendido más de 7 millones de copias en todo el mundo. Ahora Frogwares ha dado un paso al frente con The Sinking City; una propuesta mucho más vasta y diferente que sus predecesores.
El juego nos llega además distribuido por BigBen Interactive. Compañía francesa que ya se ha hecho un hueco en el mundillo de los juegos AA, con propuestas tan interesantes como Tennis World Tour, 2Dark o el juego que nos ocupa. Y esto no es todo, porque BigBen Interactive se prepara para traernos más fantasía en los próximos meses. Werewolf: The Apocalypse, de Cyanide Studios (Call of Cthulhu) o el nuevo RPG ambientado en el mundo de Vampire: The Masquerade, creado por Big Bad Wolf (The Council), son algunos de sus juegos futuros que más esperamos.
El Palacio de la Mente se mezcla con el terror cósmico
“Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos, pero no fue concebido que debiéramos llegar muy lejos”. La llamada de Cthulhu y otros relatos, H.P. Lovecraft.

Bienvenidos a Oakmont, cuna del horror cósmico de The Sinking City.
The Sinking City nos traslada a la ciudad de Oakmont, Massachusetts, Nueva Inglaterra, en pleno 1920. Y nos presenta a Charles W. Reed, un veterano de guerra atormentado por visiones, paranoias y síndrome de estrés postraumático, reconvertido en detective privado. Reed recibe el encargo de descubrir por qué Oakmont está sumida en semejante caos; por qué está totalmente inundada cual Venecia, por qué los monstruos pululan por las calles como si fuera algo normal y por qué la locura se está apoderando de la gente, provocando que cometan crímenes imperdonables. Recurriendo a sus habilidades detectivescas y paranormales, Reed no solo deberá descubrir qué se esconde detrás de todo aquello, sino también entender y desvelar los secretos más oscuros de sus habitantes. Todo mientras procura no perder la poca cordura que le queda.
Este nuevo título de Frogwares presenta elementos que los fans de Sherlock Holmes ya conoceréis, pero de una forma más evolucionada. The Sinking City es un juego en tercera persona de mundo abierto de investigaciones, acción y survival. Nuestra misión principal será descubrir qué le ha ocurrido a la ciudad de Oakmont, pero también tendremos misiones secundarias que podremos completar.
El principal eje en torno al que gira The Sinking City son las investigaciones; el sello personal de Frogwares. Los fans de la compañía reconoceréis todo lo que ofrece The Sinking City en este punto; vuelta del Palacio de la Mente incluida. Pero, si esta es la primera vez que os hacéis con un juego de este estilo en general y de Frogwares en particular, es muy probable que las investigaciones os llamen mucho la atención por su peculiar forma de resolverlas.
Las investigaciones siguen el mismo esquema. En primer lugar, tendremos que recabar pruebas en forma de objetos o datos que nos encontremos en una escena. Pero los datos no solo estarán en el mundo natural, sino también en el sobrenatural. Nada más comenzar nuestra aventura, Reed se define como un detective nada normal, que cuenta con capacidades que los demás no tienen. Y pronto descubriremos que se trata de dos habilidades muy útiles de cara a nuestras investigaciones: el Ojo de la Mente y la Retrocognición.

Reed no es un detective normal. Sus poderes le ayudarán a resolver los casos.
El Ojo de la Mente nos permitirá ver lo que no se puede ver. Es decir, acontecimientos del pasado que nos sean útiles para los casos, como momentos en los que se produjo el asesinato de una persona, conversaciones o huidas de personajes, entre otros. Con el Ojo de la Mente entraremos en una dimensión distinta, que nos presentará acontecimientos dispersos aunque unidos entre sí. Y será nuestra habilidad de Retrocognición la que nos permitirá unirlos, desde el primero hasta el último, para así obtener las Pruebas necesarias en los casos.
Una vez hayamos reunido todas estas Pruebas, tendremos que lograr que tengan sentido entre sí y se conviertan en Pistas que seguir. ¿Cómo lo hacemos? Pues sencillo: acudiendo al Palacio de la Mente. Allí uniremos dos o más pruebas que creamos tienen relación, para transformarlas en Pistas que nos permitan seguir el curso de las investigaciones. De estas Pistas unidas obtendremos deducciones, que nos llevarán a conclusiones. Y estas conclusiones serán realmente útiles para nuestros fines; ya sea obtener información o enfrentarnos a algún personaje.
Puede que esto os parezca un poco farragoso si es la primera vez que dais con un título de Frogwares. Pero os aseguramos que, en la práctica, es más sencillo de lo que puede parecer al leerlo. Y tenemos que decir que Frogwares hace un trabajo brillante con los casos, que son tan interesantes como exigentes. El estudio es especialista en obligarnos a que prestemos toda la atención en cada paso que damos y The Sinking City no es una excepción. Tendremos que fijarnos en cada documento que encontremos, en cada dato que recabemos y en cada personaje con el que hablemos. Porque de todos ellos podremos extraer información que podrá ser vital para nuestros casos.
Además, Frogwares no solo nos obliga a prestarle atención al juego, sino que lo hace de una forma muy dinámica e interesante. Consiguiendo que le hagamos caso a la historia no solo porque el juego lo exige, sino porque de verdad tengamos ganas de hacerlo. No estamos ante un juego de rol masivo, donde no nos apetezca leer los datos que encontremos, sino en The Sinking City. Un juego de investigaciones hecho para los más hardcore del subgénero, los que estén dispuestos a exprimirse el cerebro y los que quieran disfrutar de una historia lovecraftiana pura. Prueba de ello, además de todo lo anterior, es que Reed contará con una barra dedicada a la cordura. Barra que irá disminuyendo cuando nos enfrentemos con monstruos o usemos el Ojo de la Mente.

Tendremos que ingeniárnoslas con las pocas pistas que tengamos.
Las mecánicas del Palacio de la Mente solo estarán disponibles para las misiones principales, aunque también nos encontraremos con secundarias que ofrecen cierta variedad. Algunas serán las típicas de recadero, mientras que en otras tendremos que interactuar con ciertas personas o descubrir hechos concretos.
Las investigaciones se unen a la acción
The Sinking City no ofrece, a diferencia de la saga Sherlock Holmes, solo investigaciones. Porque Frogwares se aventura a introducir momentos de acción en forma de enfrentamientos con enemigos, ya sea con armas de fuego o armas blancas. Los combates de The Sinking City son survival puro; poca munición y pocos enemigos a la vez, pero con bastante aguante. Esto supone un paso adelante respecto a lo que hemos visto en otras aventuras lovecraftianas, que bien suelen girar únicamente en torno a las investigaciones (Call of Cthulhu), bien ofrecen survival sin enfrentamientos directos (Amnesia Collection) o bien se basan en la fórmula de los walking simulator (Narcosis). The Sinking City los supera en este sentido y con creces, porque los enfrentamientos con los enemigos aportan más variedad y dinamismo al título.
Los monstruos de The Sinking City no son algo misterioso- aunque sí inexplicable- porque se pasean por la ciudad libremente. Algo que nos ha recordado mucho a los encontronazos con las bestias de juegos como Silent Hill 2 o Silent Hill 3. Por desgracia, los combates no están todo lo pulidos que deberían. Son toscos y nuestro protagonista no se mueve con la fluidez que debería y su capacidad de reacción es algo limitada, en comparación con la de los enemigos. Todo eso, unido al hecho de que la munición que encontraremos será escasa, hará que los combates nos recuerden bastante a los de los citados survival horror, en vez de ser más fluidos que los que nos podemos encontrar hoy en día.
Nuestras habilidades para combatir y para investigar podrán mejorarse en el Árbol de Habilidades. Allí tendremos la posibilidad de invertir los puntos de experiencia que consigamos como mejor nos convenga, entre tres opciones: Combate, Vigor y Mente. En función de nuestros gustos como jugador y de cómo queramos enfocar el juego, tendremos la posibilidad de mejorar las habilidades de Reed en los enfrentamientos, la recuperación o la salud o bien mejorar elementos relacionados con la capacidad del inventario. Eso ya dependerá enteramente de nosotros.

Los combates no son todo lo precisos que deberían.
Además de encontrarnos munición y botiquines (bastante necesarios del modo Normal en adelante), también nos encontraremos con materiales para fabricarlos. Algo que nos vendrá de perlas. Cabe destacar que podréis elegir entre tres dificultades de los enfrentamientos, igual que para las investigaciones (Forastero, Detective y Maestro Detective). Si queréis lanzaros de cabeza a por The Sinking City en su versión más complicada, os animamos a que escojáis los combates en modo Difícil y las investigaciones en modo Maestro Detective; sin pistas marcadas, ni avisos para entrar al Palacio de la Mente. Mucho ánimo a los valientes que se atrevan.
Un mundo abierto muy amplio, pero vacío
The Sinking City también ofrece más opciones respecto a otros juegos del subgénero lovecraftiano en el mundo que ofrece, al ser abierto. El mapa está dividido en distritos bastante amplios. Distritos que tendremos que explorar no solo para encontrar materiales que nos sean útiles, sino también para cumplir con las misiones secundarias que se nos vayan abriendo.
Frogwares no solo nos reta en el campo de las investigaciones, sino también respecto a la exploración. Porque seremos nosotros los que tendremos que descubrir a qué punto tenemos que ir o dónde cumplir con ciertas misiones, sin más ayuda que las pocas pistas que encontremos. El estudio quiere que nos sumerjamos en las investigaciones puras y que usemos todas nuestras capacidades en todos los aspectos de los casos. Así que Frogwares nos invita muy amablemente a que “nos busquemos la vida”. Algo que, como jugadores y amantes del género, de los retos y de las compañías que confían en nuestro intelecto, no podemos más que agradecer.
A pesar de lo amplio que sea el mundo, tendremos puntos de viaje rápido divididos por los distritos. Lo que nos será de mucha utilidad para viajar entre zonas ya exploradas. Por otro lado, The Sinking City nos ofrece varias posibilidades jugables en cuanto a los desplazamientos. En algunas zonas tendremos que correr, en otras ir en barca de punto a punto y en otras incluso bucear.

Los viajes en lancha acortarán el camino.
Pese a esto, hemos encontrado que el mundo está algo vacío. Es cierto que es muy grande, pero está poco poblado y apenas podremos interactuar con los pocos habitantes que nos encontremos. Así que podrá ocurrir que los viajes de un punto a otro nos resulten algo pesados en ocasiones. Por otro lado, nos encontraremos con Zonas Infestadas, que estarán más plagadas de monstruos que lo habitual. Pero tendrán su recompensa en forma de materiales y munición, así que igual nos merece la pena correr el riesgo.
El juego llega con un menú bastante completo, en el que podremos consultar las misiones completadas y en curso, las informaciones que vayamos recabando del metaverso del juego o las habilidades, entre otros. Como detalle especial, cabe decir que podremos cambiarle el traje a nuestro protagonista. Encontraremos vestimentas tan chulas como una inspirada en los médicos de la Peste Negra, otra de mafioso y otra de pescador. Y, cómo no, la ropa que más nos ha gustado: el traje de Sherlock Holmes.
Que la claridad no os engañe; estamos ante un Lovecraft puro
Frogwares nos trae un juego lovecraftiano muy especial desde el punto de vista artístico. Lejos de recaer en el mundo oscuro, lluvioso y hasta tétrico que hemos encontrado en otras propuestas, nos ofrece un título con ciclos de día y noche y climas variados, que van desde momentos soleados hasta lluvias. Pero no por ello pierde la esencia del terror cósmico. La locura está presente en cada esquina y eso se acompaña con unas localizaciones decrépitas, descuidadas y a veces hasta asquerosas. El malestar de Oakmont es palpable en todas partes, así como la decadencia de Reed.
El estudio no ha tomado como base una sola obra de Lovecraft, sino varias. No estamos ante una nueva versión de Las montañas de la locura o una versión remodelada de La llamada de Cthulhu, sino ante una mezcla de distintos elementos que encajan muy bien con lo que Frogwares nos quiere contar. Además, el estudio ha querido apostar por unos monstruos visibles. Nada de un terror oculto, o sutil; aquí las bestias están por todos lados y dispuestas a atacarnos. Eso hará que Reed, siguiendo un poco la estela de James Sunderland o Heather Mason, no haga más que plantearse hasta qué punto está cuerdo o está volviéndose loco. Y nosotros lo sentiremos con él. Seremos partícipes de cómo los habitantes de Oakmont ven con total naturalidad que arañas inmensas, gatos mutados o monstruos que lanzan fuego estén por su ciudad. Mientras Reed cada vez es menos consciente de su propio estado mental.

El ambiente lovecraftiano está muy logrado.
La trama, que en principio parecerá sencilla, irá complicándose cada vez más. Oakmont es un lugar maldito, donde la gente pierde la cabeza por razones inexplicables. Los personajes que conozcamos tendrán su propia historia dentro de la historia y sus motivos para actuar. Serán bastante diferentes entre sí, ofreciéndonos incluso algunos de razas creadas en base al propio metaverso. Aquí tenemos que quitarnos el sombrero con Frogwares, porque ha decidido mantener la sociedad de 1920 tal cual era. Alejándose de lo políticamente correcto de la actualidad y ha optado por ofrecernos un mundo cruel, injusto, discriminatorio y fiel a la época.
Como suele ocurrir con juegos de este estilo, The Sinking City prioriza la historia y el metaverso frente a los elementos técnicos. Y tenemos que decir que el guión y el aura cultural que rodea el juego consiguen brillar. Los años 20 están muy bien plasmados en el juego; ya sea a través de los edificios, coches, barcos o incluso empleos típicos de la época. Por supuesto, lo que más destaca son las constantes referencias a Lovecraft. Conoceremos personajes que hablan Aklo (idioma ficticio que aparece en Los mitos de Cthulhu) o habrá referencias a El rey de amarillo, libro escrito en 1895 por Robert William Chambers, que inspiró el Necronomicón de Lovecraft. La música acompaña muy bien cada momento, con unos acordes que muestran una tensión constante. Así que nunca nos llegaremos a sentir realmente a salvo.
Aunque la ambientación esté bastante lograda, el diseño de personajes pone de manifiesto un apartado técnico algo limitado. Rápidamente nos acostumbraremos a encontrarnos con los mismos rostros en los secundarios, cuyo diseño no brillará especialmente. No solo en el diseño de personajes The Sinking City muestra sus carencias, sino también en el resto de su aspecto técnico. Será habitual que nos encontremos con un tearing bastante pronunciado y popping frecuente, haciendo que los personajes y edificios se generen cuando estén a poca distancia. Los dientes de sierra están bastante marcados en el diseño y no pasarán precisamente desapercibidos.
Conclusión: un juego elemental, mi querido Reed
«Encontré algo horrible en esa isla, algo viejo y oscuro y reptante. Y aún me atormenta«.
The Sinking City es todo lo que cualquier fan de las investigaciones quiere. Casos complejos, pocas pistas que seguir y una constante sensación de tener que utilizar nuestros recursos mentales, como jugadores, para resolver los casos. El metaverso lovecraftiano está bien logrado, con unos monstruos que nos acosarán y acabarán por volvernos locos. Es una pena que el apartado técnico y los combates presenten fallos de ejecución. Pero, pese a esto, The Sinking City es un paso más respecto a lo que Frogwares ha venido ofreciéndonos este tiempo. Y un digno sucesor de Sherlock Holmes. Esperamos que hayáis disfrutado de nuestro análisis de The Sinking City para Xbox One.